26-J: Todos han perdido, menos Marruecos La irrupción de Podemos a principios de 2014 transformó el panorama político español hasta el punto de que las elecciones generales del 20-D de 2015, convocadas tras cuatro años de recortes económicos y sociales, supusieron el principio del fin del bipartidismo. Por una parte el Partido Popular (PP), en el poder desde el 2011, perdió su mayoría absoluta mientras que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el otro gran partido tradicional en España, vio peligrar su posición como líder de la oposición. Podemos, obtuvo así 69 de 350 escaños, un resultado histórico para un partido de izquierdas con menos de dos años de vida. No obstante, los resultados de las elecciones de diciembre pusieron de manifiesto la falta de compromiso de los partidos políticos con la sociedad, la división de la izquierda, la manipulación de los medios de comunicación sobre la opinión pública (en concreto, “El País” y “El Mundo”1) y la incapacidad de los principales líderes políticos para llegar a un acuerdo, lo cual desembocó en la convocatoria de nuevas elecciones tan solo seis meses después del 20-D. Y para los nuevos comicios, Podemos se unió a Izquierda Unida (IU), el histórico aliado del Frente Polisario y su máximo defensor en España, lo cual, unido al tradicional apoyo de la izquierda a la independencia del Sahara, dotó de una mayor fuerza a la causa saharaui dentro de la formación nacida de la coalición de izquierdas, Unidos Podemos. La práctica totalidad de las encuestas y sondeos preelectorales no sólo pronosticaban una mejora de los resultados de Unidos Podemos frente al 20-D, sino que auguraban un posible “sorpasso” al PSOE, esto es, la caída de los socialistas a la tercera fuerza más votada del país fomentada por los casos de corrupción, los conflictos internos y una campaña electoral centrada en no asumir responsabilidades. Los resultados de la noche electoral dejaron boquiabiertos al conjunto de la sociedad española. Ni analistas, expertos, periodistas o politólogos lograron predecir un reparto de escaños que contradecía todas las encuestas y sondeos llevados a cabo hasta el momento. Estas mismas encuestas colocaban a Unidos Podemos no sólo como segunda fuerza política con hasta 96 escaños, sino como alternativa real de Gobierno al no ser suficiente la unión de los partidos de derechas para llegar al poder. ¿Qué ha ocurrido para que los pronósticos distaran tanto de los resultados finales? Resulta extraño que Unidos Podemos, con la fuerza que había adquirido en los últimos meses, sumado a la unión con otros partidos de izquierdas, al descontento de la población con las políticas del PP y con la ridícula actuación del PSOE, haya perdido más de un millón de votos y haya permanecido como tercera fuerza política. Así, el PSOE sólo ha perdido cinco escaños, manteniéndose en segunda posición, mientras que el PP ha aumentado su victoria con catorce escaños más que en las pasadas elecciones. Y por si ello fuera poco, las “El País” y “El Mundo” son, según el Estudio General de Medios del año 2016, los dos periódicos generalistas de tirada nacional más leídos de España, lo cual supone una influencia sobre la población especialmente considerable. 1 [1] acusaciones de “pucherazo” han salpicado las elecciones2. ¿Qué habría ocurrido de haber llegado Unidos Podemos al poder? Existe un tema al que ni los medios de comunicación españoles ni los analistas y expertos políticos han tocado durante la campaña electoral: la posición de España respecto a la cuestión saharaui. Ya indicábamos que Podemos se unió al mayor aliado del Frente Polisario, IU, conformando así Unidos Podemos. De haberse cumplido las encuestas, y asumiendo que Unidos Podemos se hubiera configurado como partido de Gobierno, no es descabellado afirmar que el nuevo ejecutivo hubiera adoptado políticas y medidas radicalmente opuestas a las realizadas hasta el momento por los dos grandes partidos del bipartidismo. Ello se apoya no sólo en las declaraciones a favor del Frente Polisario y de la independencia del Sahara vertidas por líderes y miembros de los partidos que componen Unidos Podemos, sino en el programa electoral de la formación. Así, el punto 48 del documento, titulado “Cambiar España: 50 pasos para gobernar juntos” afirma lo siguiente: ‘Nos comprometemos con la libre determinación del Sahara Occidental’. Y por si fuera poco, los dirigentes de Unidos Podemos, han mostrado públicamente su apoyo al Frente Polisario y al que fue su máximo representante, Mohamed Abdelaziz, en una de sus múltiples visitas a Madrid3. Por lo tanto, la noche electoral se vivió con temor en ambas orillas del Mediterráneo: en el norte (España), los partidos políticos esperaban con recelo y aprensión unos resultados electorales que podían suponer una gran pérdida de apoyo ciudadano y, por ende, de escaños; en el sur (Marruecos), se temía la posible pérdida de los apoyos institucionales a la posición del Gobierno marroquí frente a la cuestión saharaui, esto es, la solución al conflicto pasa por dotar de una mayor autonomía al Sahara y no una independencia unilateral tal y como defiende Podemos y sus confluencias. Así, los resultados de las elecciones confirmaron los temores de los partidos políticos en la orilla norte, mientras que en la orilla sur se celebraron como una gran victoria. Al-Andalusí 2 Las dudas respecto a la legalidad de los resultados han cristalizado en una petición ciudadana a la Junta Electoral Central para que realice una auditoría sobre las elecciones del 26-J. Esta es la solicitud, acompañada de los enlaces a las noticias que la sustentan: https://www.change.org/p/junta-electoral-central-auditor%C3%ADa-de-las-elecciones-generales-del-26j 3 «Pablo Iglesias: “La población española es prosaharaui y sus gobernantes son pronegocio”» http://espacioseuropeos.com/2014/11/pablo-iglesias-la-poblacion-espanola-es-prosaharaui-y-susgobernantes-son-pronegocio/ «Garzón acusa a España y a Occidente de “mirar hacia otro lado” ante el “genocidio de Marruecos” en el Sáhara» http://www.publico.es/politica/garzon-acusa-espana-y-occidente.html [2]