0. PLAN DIRECTOR DE LAS FORTIFICACIONES DE LA CIUDAD

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 0. PLAN DIRECTOR DE LAS FORTIFICACIONES DE LA CIUDAD DE BADAJOZ Grabado de Badajoz, Israel Silvestre el Joven, datado entre 1625‐1675 Plan Director de las Fortificaciones de la Ciudad de Badajoz PLAN DIRECTOR DE LAS FORTIFICACIONES DE LA CIUDAD DE BADAJOZ Badajoz, 12 de Junio de 1739. D. Ignacio de Salas Todos los derechos sobre los documentos históricos de cualquier tipo (planos, mapas, manuscritos, obras impresas, etc) incluidos en el presente estudio pertenecen a las instituciones en las que se conservan. Los permisos de reproducción de los diferentes documentos obtenidos por los autores están limitados a su investigación. Cualquier otro uso, reproducción o difusión de estos documentos por parte del Ayuntamiento de Badajoz deberá de contar con la autorización expresa de las instituciones propietarias de dichos documentos. Equipo redactor: Daniel Jiménez ∙ Julián Prieto ∙ Jorge López ∙ Jaime Olivera ∙ Javier Gómez de la Peña
Colaboradores_ Manuela A. Rodríguez Díaz ∙ Cristina Cruz Cánovas ∙ Lucía Gómez Rodríguez ∙ Magdalena Merchán Geniz ∙ José Manuel Barragán Ramos ∙ Luna García Longoria ∙ Ángel Luis Gómez Pérez ∙ Carlos Olivera Quintanilla ∙ Francisco Javier Olivera Lledó ∙ Nacho Jiménez Ferrera ∙ Juan Arroyo Muñoz ∙ María de los Ángeles Aparicio Benavides ∙ Begoña Prieto Galeano ∙ Ignacio Prieto Galeano Topografía y fotogrametría_ José M. Soriano Adame ∙ ACRE ∙ AMR Levantamientos Estudio y Documentación histórica Alcazaba_ TERA: José M. Márquez Gallardo; Nuria Sánchez Capote; Milagros Fernández Algaba y Montserrat Girón Abumalham. Arqueólogos Estudio y documentación histórica Fortificación Abaluartada_ Carlos Sánchez Rubio ∙ Álvaro Meléndez Teodoro ∙ Juan Altieri Sánchez FUNDAMENTOS LAS FORTIFICACIONES DE BADAJOZ INTRODUCCIÓN La historia de las fortificaciones de la ciudad de Badajoz abarca un larguísimo periodo de tiempo desde la etapa fundacional en época islámica hasta pasado siglo. Durante este tiempo las fortificaciones de la ciudad han sido sometidas a proyectos, modificaciones, reparaciones, demoliciones…, llegando hasta nuestros días dos grandes recintos defensivos perfectamente reconocibles, tanto por su fisonomía, como por su arquitectura y su concepción formal y constructiva: la Alcazaba y el sistema defensivo abaluartado que se empezó a construir en el siglo XVII en parte sobre el trazado de la antigua cerca medieval. Ambos constituyen, junto con otros elementos como fuertes, revellines, glacis, lunetas, defensas terreras y atalayas el sistema defensivo de la ciudad y por lo tanto comparten la misma historia. Pero, una vez que la defensa militar de una ciudad no tiene objeto, ¿qué pasa con sus murallas? Desde un punto de vista de la lógica urbana, en favor del crecimiento, la continuidad de la ciudad, las conexiones…, quizás su eliminación fuese la opción más plausible. Esto ha ocurrido en muchas ciudades que han hecho desaparecer sus murallas en aras de la rabiosa modernidad que ilumina Europa en el siglo XIX, fruto de la revolución industrial y científica. Así, París, Viena, pero también Sevilla o Madrid, ciudades ilustradas, derriban sus murallas para convertir la plaza en la ciudad más moderna del mundo en su época1. Sin embargo, otras ciudades, ya sea porque la modernidad y por tanto la apertura y permeabilidad de la ciudad llegara más tarde, por cuestiones sociales, de distribución de la población o, simplemente, por razones económicas ‐derribar una muralla, elemento diseñado y construido precisamente para resistir y no ser derribado fácilmente, es costoso‐, mantuvieron sus cercas defensivas más o menos integradas en su desarrollo urbanístico. Así, las murallas defensivas pasan a entenderse como un cinturón que constriñe la ciudad y no permite su crecimiento, a la vez que segrega sus barrios, los nuevos y los heredados. Mediado el s. XIX el Estado español incluso apoyó estos derribos de las estructuras defensivas de las ciudades, dado que mantener en pie tanto patrimonio era inviable. La modernización de las ciudades españolas tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIX, bajo la tutela de un plan nacional de estudio e intervención regulado por la Real Orden de 25 de julio de 1846 y sucesivas, esencialmente con la adenda de 1859 que permite, literalmente, que se derribe o abandone la muralla de ciertas localidades, aunque no los castillos. A la renovación de redes de infraestructura y a la creación de nuevos espacios públicos les siguió la sustitución de buena parte del caserío, según un modelo ideal de ciudad moderna. El Estado intentó regular estos cambios mediante planes globales de intervención, instando a los ayuntamientos a la creación de Planos Geométricos donde poder analizar el trazado urbano en su conjunto. En Extremadura esta medida no afectó a Badajoz porque el ejército siguió considerando la ciudad como una plaza fuerte desde el punto de vista estratégico. En España los derribos efectivos de las fortificaciones para la construcción de ensanches comenzaron a mediados del siglo XIX. En 1831 Burgos fue la primera ciudad española que destruyó su muralla seguida de Barcelona apenas diez años después. La ciudad condal incluso hizo desaparecer su ciudadela. A Badajoz la apertura de las murallas no llegó hasta 1933 cuando el ejército cede la muralla al Ayuntamiento de Badajoz. En poco tiempo se abren tres brechas. Una en dirección a San Roque, en el Baluarte de la Trinidad, ya que se consolidaba este nuevo barrio; otra en la actual avenida de Colón y la última para construir la avenida de Huelva. Estas dos últimas se debían a los proyectos de ensanches de la ciudad. En esta perspectiva de modernización de las ciudades y con los ejemplos europeos y nacionales ya acometidos, no es sencillo, en la época, valorar un elemento, las murallas, por otra parte en estado muy precario dado su abandono desde su obsolescencia una vez acabadas las guerras de asedio. Esto no pretende justificar la destrucción de los más de 900 m de muralla que finalmente se derribaron (además de la desfiguración de sus estructuras de defensa, fosos, revellines, etc.), pero sí encuadrar en la situación temporal, social y política dichos derribos, por otra parte, dado el secular aislamiento de la ciudad, muy reducidos. Aun así algunas personalidades de la ciudad expresaron de manera clarividente la importancia de las murallas tanto en la comprensión histórica de la ciudad como en su configuración urbana y, esencialmente, en su identidad, en la memoria colectiva de los ciudadanos, el geniusloci. Además de los episodios más o menos folletinescos en la defensa de la torre de Espantaperros por parte de Julio Cienfuegos, en 1935 el pintor Adelardo Covarsí, en esas fechas delegado provincial de Bellas Artes, denunció los derribos en la muralla abaluartada, pero no logró pararlos. Treinta años después, otro delegado provincial de Bellas Artes, Manuel Terrón Albarrán, también se opuso casi en solitario a los nuevos derribos de los años 60, que, entre otras, provocaron la desaparición del baluarte de San José, situado donde actualmente está la Delegación del Gobierno. 1
Esa fue la orden de Napoleón al barón Haussmann, que diseña, a costa de la ciudad medieval, la luz del París que conocemos: DULAURE, J.‐A., Histoirephysique, civile et morale de Paris depuis les premierstempshistoriquesjusqu'à nos jours, Paris, 1829 2 Fundamentos Plan Director de las Fortificaciones de la Ciudad de Badajoz Las Murallas de París: Vincent van Gogh. Acuarela ypastel, París, verano de 1887 Colección privada, Londres Derribo de edificaciones anexas a la muralla de Ávila, 1981. Fotografía de Javier Lumbreras INTRODUCCIÓN LA MURALLA COMO MONUMENTO Portadoras de un mensaje espiritual del pasado, las obras monumentales de cada pueblo son actualmente testimonio vivo de sus tradiciones seculares. La Humanidad, que cada día toma conciencia de la unidad de los valores humanos, las considera como un patrimonio común y, pensando en las generaciones futuras, se reconoce solidariamente responsable de su conservación. Carta de Venecia. Prólogo de la Carta Internacional sobre la Conservación y Restauración de los Monumentos y los Sitios. 1964 Por definición, monumento (del latín monumentum, recuerdo) es toda obra, preferentemente arquitectónica, con algún valor artístico, histórico o social para el grupo donde se erigió. Inicialmente el término se aplicaba exclusivamente a las edificaciones o hitos erigidos en memoria de un personaje o de un acontecimiento relevante, herencia semántica del término romano. Sin embargo su uso ha ido extendiéndose y ha llegado a comprender cualquier construcción histórica enclavada en un núcleo urbano o aislada en el medio rural, incluso se habla de monumentos naturales, haciendo extensivo el concepto de monumento cultural al ámbito de la protección de la naturaleza, aplicándolo a aquellos destacados hitos naturales que, además de recordados, merecen ser protegidos La primera referencia de monumento histórico de que se tiene constancia fue en Francia hacia 17902y su uso fue generalizándose, académica y técnicamente, en los países europeos al abordar las distintas tareas de restauración y rehabilitación de las obras de la antigüedad. Jurídicamente, el concepto de monumento se introdujo de manera paulatina en los distintos países a finales del siglo XIX, primero por apelaciones genéricas a la condición monumental; más tarde con la asignación en los presupuestos de partidas para su mantenimiento y con el nombramiento de comisiones de expertos y personal de la administración a su cuidado; luego por la aprobación de inventarios, registros y colecciones de elementos, y, finalmente, con la promulgación de leyes propias de protección y declaración de los monumentos nacionales (1887 en Francia; 1906 en Estados Unidos;1909 en Italia)3. A lo largo de la primera mitad del siglo XX la mayoría de los países occidentales aprobó leyes de defensa y conservación de sus respectivos patrimonios y desde finales del siglo XX, y tras la regulación de la normativa internacional en materia de patrimonio histórico, el concepto de monumento se ha extendido a lugares o hechos naturales de especial valor y a obras de interés científico, técnico o social. Los monumentos de concepción más clásica (fortalezas, santuarios o palacios), son asimilados habitualmente como símbolo de una ciudad o país, sirviendo en numerosas ocasiones como elemento de identificación geográfica. Aloïs Riegl en su libro El culto moderno a los monumentos explica que el valor histórico de los monumentos radica en su contradicción: por una parte, son objeto de reconocimiento por provenir y sobrevivir a una época pasada, quizá muy remota, pero, a la vez, este carácter implica un cuidado mayor a otras construcciones, por lo que son tratados de forma especial4. Así, dejando a un lado los monumentos intencionados, aquellos que son construidos con el ánimo de serlo, un edificio se transforma en monumento, monumento no intencionado, cuando pierde su uso o, aun cuando estando en uso, por ejemplo en el caso de los Palacios Reales o las Catedrales, estos trascienden a esa estricta funcionalidad para convertirse, tanto por su arte como por su historia, en referentes urbanos, sociales y de identidad. Sus valores, pues, son esencialmente rememorativos, tanto por su valor artístico (excelencia en su materialidad, su capacidad de emocionar, su intelectualidad o sus adquisiciones sociales), como por su valor histórico (tiempo y referencias) como por su valor inmaterial relacionado con la memoria colectiva de un territorio. En la ciudad de Badajoz, El Alcázar y Torre de Espantaperros y Recinto de Badajoz5 fueron declarados Monumento Histórico‐Artístico en la Gaceta de 4 de Julio de 1931 y Bien de Interés Cultural en 1985. Pese a esto, Badajoz mitifica el progreso y lo hace en detrimento de las murallas, adoptando en los años 60 una posición irreconciliable con su historia, que favorece la degradación de su casco urbano y la demolición de parte de sus murallas. En 1940 el amurallamiento es completo y está en buen estado. Por contraste en 1970 las murallas han dejado de ser algo emblemático de la ciudad, y sus restos, aunque abundantes, se hallan escondidos entre las edificaciones que han invadido los glacis (…) Es alcalde don Ricardo Carapeto Burgos hasta el 9 de enero de 1961, sustituyéndole don Emilio García Martín el 1861. El 14 de diciembre de 1960 don Francisco Vaca Morales, arquitecto, recibe el nombramiento de “Conservador de los Monumentos Municipales”. El 6 de marzo de 1964 se transforma la Delegación de Instrucción Pública del Ayuntamiento en Comisión de Cultura, Información y turismo. El 28 de febrero de 1964 se crea la comisión local de Monumentos. Por desgracia se estrenó demoliendo el Baluarte de San Juan. El 21 de diciembre de 1962 se contrató al señor don Gabriel Riesco Fernández para que redactara un nuevo Plan de Ordenación Urbana de Badajoz. El 27 de diciembre de 1963 el Pleno Municipal conoce que se ha recibido el Plan de Ordenación, conocido como Plan Riesco, que sustituiría al Plan Cort.(…) El eje central, aproximadamente Norte‐Sur, que señala casi una simetría de la ciudad, partiendo de la Alcazaba en la afluencia del río Rivillas al río Gaudiana, bajando al sur por la calle San Juan, Plaza de España, Calle del Obispo San Juan de Ribera, Plaza de Minayo, Dragones de Hernán Cortés hasta estrellarse contra el Baluarte de San Juan, donde se establecía entonces el cuartel de La Bomba, se mostraba como eje necesario del desarrollo armónico de la ciudad, para poder continuar su marcha hasta empalmar con el camino o carretera de Valverde.6 2
En 1790, Aubin‐Louis Millin hablo por vez primera de monumenthistoriqueen la Asamblea Nacional Constituyente, con ocasión de la demolición de la Basti 3
La Ley de Antigüedades deEstados Unidos(TheAntiquitiesAct) de 1906 se denomina oficialmente AnActforthePreservation of American Antiquities. La italiana, Legge de 20 giugno 1909, nº 364 che stabilisce e fissa norme per l'inalienabilitàdelleantichità e delle belle arti, publicadaa en la GazzettaUfficiale nº 150 del 28 de junio de 1909. 4
RIEGL, Aloïs: El culto moderno a los monumentos : caracteres y origen; traducción de Ana Pérez López, Ed. Visor, La balsa de la Medusa, Madrid, 1987 5
Este fue el curioso (y erróneo) texto recogido en la Gaceta, antecesor del BOE (N. de los AA.) 6
FRAILE CASARES, Carlos Cándido: Desarrollo intramuros de la ciudad de Badajoz: 1939‐1979, tesis doctoral defendida en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla en 1991 4 Fundamentos Plan Director de las Fortificaciones de la Ciudad de Badajoz INTRODUCCIÓN Urbanización y ensanche de Badajoz. Numeración de las manzanas. Badajoz. Archivo Histórico Municipal, ca. 1960 PERTINENCIA DEL PLAN DIRECTOR Hoy resurge, todo vuelve, un renovado interés y respeto, también curiosidad, por el patrimonio. Acuciado por el activo del turismo, pero también por la difusión cultural y la cercanía e inmediatez de los medios y el aumento del nivel cultural general, una nueva conciencia social crece atenta a la recuperación de la historia de los lugares que habita y, por tanto, a la recuperación también de su identidad. En este sentido, la Dirección General de Arquitectura, Vivienda y Suelo del Ministerio de Fomento, así como la Consejería de Turismo y Cultura de la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Badajoz, en acción combinada de sus concejalías de Promoción y Turismo, Economía, Urbanismo, Medio Ambiente y Mantenimiento de Patrimonio Histórico, unidos a los programas europeos de fondos de desarrollo FEDER y de Cooperación Transfronteriza POPTEC, articulan un conjunto de actuaciones dentro del programa de Rehabilitación del Patrimonio. Este Plan Director pretende plantear dichas actuaciones con un sentido global, que permita a los diferentes presupuestos y actuaciones programadas en el tiempo coordinarse y participar de un criterio global y coherente en la intervención sobre las estructuras defensivas de la ciudad. Estas fortificaciones de Badajoz, dado el carácter frontero y estratégico de la ciudad, más allá del hecho físico de sus cerros y ríos, llanos y oteros, definen la identidad de su territorio. Su ser urbano, definitorio de su morfología y crecimiento, tanto social como edificatorio, de ahí la importancia de un Plan que permita coordinar las actuaciones sobre los recintos defensivos aún en pie y sobre los vestigios que pudieran aparecer, de manera que dichas intervenciones tengan el ánimo común de permitir la adecuada lectura del, ahora sí, monumento. EL ESTADO DE LA CUESTIÓN Nos encontramos en la ciudad con un estado desigual de las Fortificaciones, tanto a nivel de conservación como de normativa y gestión del monumento. Los diferentes Planes Urbanísticos de la ciudad no propusieron una idea‐fuerza sobre los recintos amurallados hasta la vigente revisión del Plan Municipal. Pese a que en su avance, publicado en el año 2000, apenas se refería a los recintos amurallados en relación a la estructura general de espacios libres, el documento definitivo contó con una poderosa herramienta, el Plan Especial y el Catálogo. La Justificación de este Plan Especial viene de la necesidad de ajustar a la escala de una estructura urbana específica las normativas y ordenanzas del resto de la ciudad, independientemente de aquella que se desprende de las leyes y normativas de protección histórico‐artística y ambiental. La ejecución de este documento también viene de la necesidad de marcar los procesos y formas de actuación que ayuden a la rehabilitación de un Centro Histórico degradado y muy abandonado, y a ser posible, que evite la grave pérdida de la identidad de una ciudad en sus orígenes. No existe una fórmula para la protección de los Centros Históricos, lo habitual es, que éstos mueran por el envejecimiento de las estructuras sociales, económicas y materiales que lo conforman, y a veces, por un uso abusivo en un solo sentido como el terciario. El caso de Badajoz podemos encuadrarlo mejor en la primera apreciación lo cual, ha supuesto el abandono y/o ruina progresiva de su estructura y caserío. Para conseguir la conservación del Casco Antiguo es necesario que la Administración haga un esfuerzo importante, y que las distintas fuerzas activas aúnen su esfuerzo en los barrios históricos, donde sus edificios y espacios públicos forman un conjunto arquitectónico. Se podrán sustituir algunos elementos, pero el conjunto debe permanecer. Dentro de las medidas proteccionistas, no puede ser un castigo para la propiedad de un inmueble de interés, su protección y conservación, sino, que los órganos creados para canalizar las correspondientes ayudas técnicas y económicas han de ser una realidad más efectiva. Tampoco tiene sentido que en el siglo XXI apostemos por formas, estilos y arquitecturas agotadas, y es inmoral e ilícito por su falta de sinceridad, la simulación arquitectónica, por tanto, este Plan Especial de lo que trata, es de proteger una historia urbana y arquitectónica como un libro abierto que nos ayude a avanzar hacia un futuro, incluso desde un punto de vista económico, reconociendo que hay estructuras antiguas que aún pueden acumular nuevas formas de vida. Creemos, que el observar la arquitectura de un lugar como TIEMPO ACUMULADO, es más importante y más enriquecedor si cabe, que la lección que pueda darnos aisladamente un buen y nuevo edificio. Por tanto, no queremos que todo sea un exceso de proteccionismo que pueda producir una arquitectura confusa basada en el mal uso de materiales y símbolos y que en muchas ocasiones justifica incluso la destrucción del patrimonio, sino más bien todo girará sobre cual han de ser los nuevos métodos y proyectos tanto sobre los elementos protegidos como los no protegidos. El Plan Especial no tendrá más remedio que marcar unas pautas de actuación para la nueva arquitectura, el resto será la adecuada aplicación de los contenidos del CATÁLOGO. Independientemente del valor urbano‐
arquitectónico, es de vital importancia el desarrollar en este Plan aquellos temas que puedan revitalizar y producir un atractivo por la vuelta de la actividad residencial. Tenemos que conseguir, tras detectar la enfermedad, aplicar los revulsivos que en materia de equipamientos y calidad medio‐ambiental, produzcan el atractivo y confort deseado por una población. De la Memoria del Plan Especial de Ordenación, Protección y Actuación del Centro Histórico.
Son claras, pues, las intenciones y fortalezas del soporte urbanístico en relación con la herencia urbana y, específicamente, con las fortificaciones de la ciudad. Sin duda siguen vigentes los fundamentos de la Declaración de Ámsterdam en cuanto al Patrimonio Arquitectónico, donde la comprensión extensiva de los monumentos y herencias permite su relación más abierta y propositiva con la ciudad. La Declaración de Amsterdam (1975) cristaliza un momento importante de la evolución del pensamiento europeo en el ámbito de la conservación del patrimonio arquitectónico. Lo que sorprende en esta evolución es la ampliación de esta noción. Limitada al monumento, sitio o conjunto de interés preferente, la noción de patrimonio arquitectónico abarca hoy todos los conjuntos construidos se presentan como una entidad, no solamente por la coherencia de su estilo, sino también por la huella de la historia de los grupos humanos que allí han vivido durante generaciones. El Congreso de Amsterdam ha confirmado esa tendencia a abolir toda segregación jerárquica entre los conjuntos de mayor interés artístico y los de menor interés. La conservación del patrimonio arquitectónico entra así de pleno derecho en el marco de una política global y democrática del medioambiente. Por otra parte, se manifiesta claramente que la exigencia de esta conservación es 6 Fundamentos Plan Director de las Fortificaciones de la Ciudad de Badajoz INTRODUCCIÓN Entornos territorial y urbano. Plan Director de las Fortificaciones de Badajoz. una exigencia vital, porque está motivada por una necesidad profundamente humana: vivir en un universo que siga siendo familiar, a la vez que integrador del cambio deseable e inevitable. La calidad de un ambiente tan apreciada por los extraños o el aire de familia tan querido para los autóctonos son términos abstractos que, sin embargo, traducen una realidad profundamente enraizada en el tiempo: la acumulación de estratos, depositados por muchas generaciones, de una existencia marcada por un cierto grado de continuidad. Ignorar la necesidad de respetar el equilibrio de los agrupamientos y asentamientos humanos formados a lo largo de los años, es abrir el camino al desequilibrio síquico de los individuos y a los traumatismos sociales. En palabras del Secretario General del Consejo de Europa en la fecha, Georg Kanh‐Ackermann, nuestra época, tan rica en desconciertos, a menudo impuestos por los que no piensan más que en términos de rendimiento y provecho, nos proporciona pruebas cotidianas de este peligro. En consecuencia, la conservación del carácter de los conjuntos históricos es indisociable de una política social del hábitat, es decir, de una política que tiene en cuenta los derechos de los residentes tradicionales económicamente débiles en un lugar de vida familiar saneado y mejorado. Citemos a este propósito la Resolución 598 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, relativa a los aspectos sociales de la salvaguardia del patrimonio arquitectónico. El coste de una política de esta índole puede ser, en opinión de algunos, desproporcionado en relación con los medios de que disponen los poderes públicos. Es por ello que conviene, cuando se emprenden obras de interés colectivo (como la preservación de un ambiente construido de calidad o reconocido como tal), determinar cuidadosamente cuáles son las partes que incumben, respectivamente, a los recursos privados y a las finanzas públicas. Además, e independientemente de la fuente de financiación, la conservación del patrimonio arquitectónico, concebida, como debe ser, en la escala de una operación de rehabilitación urbana, no cuesta necesariamente más cara que la construcción o la reconstrucción tras la demolición de conjuntos inmobiliarios modernos provistos de las infraestructuras necesarias7. También asumimos, en esta situación local actual de tensa espera, donde ya algunas actuaciones serias han comenzado, especialmente en la Alcazaba de la ciudad, los seis puntos esenciales de la declaración: 1. El reconocimiento de la importancia del patrimonio arquitectónico europeo, como factor integrador de la comunidad de historia y destino 2. El concepto extensivo de patrimonio arquitectónico, más allá de los monumentos de valor excepcional. 3. La consideración de la conservación del patrimonio arquitectónico, como un objetivo principal de la planificación urbana y la ordenación del territorio. 4. El concepto de conservación integrada, desde el punto de vista social, de forma que dicha conservación sea realizada sin modificación importante de la composición social de los residentes, y de manera tal, que todas las capas sociales se beneficien de una operación financiada con fondos públicos. 5. El reforzamiento o aparición de medidas legislativas, administrativas y financieras. 6. La importancia de las medidas de participación pública: Ayuntamiento y ciudadanos. En este paisaje llega este Plan Director que pretende articular y consolidar esta preocupación, y ocupación, por el Patrimonio de esta ciudad. Conociendo, informando y planteando las directrices de actuación, como corresponde a este documento, pero también concienciando a la sociedad, Administración, población, no ya de la importancia, sino de la necesidad de respetar y recuperar este patrimonio identitario de Badajoz. 7
KANH‐ACKERMANN, Georg, Secretario General del Consejo de Europa. Prefacio a la Declaración de Amsterdam, 25 de Octubre de 1975 8 Fundamentos Plan Director de las Fortificaciones de la Ciudad de Badajoz Badajoz, caminos históricos . MARTÍNEZ, Rodolfo: Proyecto de Ensanche y Reforma Interior de Badajoz, 1932‐1936. El Badajoz que pudo ser, con los fosos del sistema abaluartado preservados y ajardinados (incluso el Baluarte de San Juan y el Fuerte de Pardaleras), Incluyendo el sistema equipamientos de la ciudad INTRODUCCIÓN OBJETIVOS DEL PLAN DIRECTOR Sería necesario entender un día que falta en nuestras ciudades: lugares silenciosos, espaciosos y vastos, dedicados a la meditación, provistos de altas y largas galerías para evitar la intemperie o el sol demasiado ardiente, donde no penetre rumor alguno de coches ni de gritos, y donde, por sutil urbanidad, se prohíba incluso que el sacerdote rece en voz alta: ¡edificios y jardines que expresen en conjunto el carácter de sublime de la reflexión y de la vida retirada! Nuestros deseos serían vernos a nosotros mismos traducidos en las piedras y en las plantas, pasearnos por el interior de nosotros mismos, cuando paseáramos de un lado a otro por esas galerías y jardines. "La Gaya Ciencia" de Nietzsche. Las murallas ya no tienen sentido, se perdió la función para lo que fueron construidas. Las guerras de asedio, la masa frente a la balística, el cerco y la resistencia, son prácticas de otro tiempo. ¿Con qué sentido, pues, mantenerlas? ¿Qué encaje tienen estas potentes estructuras en la ciudad contemporánea? ¿Vale la pena el esfuerzo intelectual, espacial, económico, que exige su mantenimiento? Mantener y poner en valor las fortificaciones de la ciudad parte de dos premisas fundamentales: ‐ El entendimiento de las murallas de la ciudad como monumento, como generador de identidad, como activo cultural. ‐ La incorporación de las murallas, sus volúmenes y sus espacios, sus vacíos, a la estructura urbana de la ciudad, como un nuevo espacio público disponible. Para ello, los objetivos del Plan Director pasan por un conjunto de acciones básicas, que implican unos registros de contorno, entorno, límite y línea: 1‐ Recuperar la fortificación. La línea En principio, una obviedad. Recuperar la fortificación en sí y los elementos auxiliares que existen, especialmente aquellos en riesgo de perderse por patologías o falta de mantenimiento. Reparar y limpiar, pero también iluminar, consolidar y prever futuros problemas. También rastrear, descubrir y poner en valor vestigios y estructuras ocultas por el crecimiento de la ciudad, por elementos distorsionantes o por actuaciones erróneas. 2‐ Recuperar el trasdós. El entorno. Recuperar el trasdós implica recuperar los entornos de la fortificación y sus estructuras, para permitir la correcta lectura del elemento defensivo. Así, poner en valor, donde sea posible, fosos, revellines, tenazas, traveses, caminos cubiertos, poternas, portillos, desagües, corachas, barrios extramuros, líneas y fuertes terreros…, sus cotas, su sección, permitirá una adecuada lectura histórica y arquitectónica de la potencia del monumento, así como una comprensión intensa sobre la percepción de la ciudad desde el punto de vista del atacante. El patrimonio ajardinado que existe en los vacíos de los fosos de la muralla abaluartada y en el recinto de la Alcazaba se pone también así en valor, concienciando de su protección y uso a partir de su registro y defensa. 3‐ Recuperar el intradós. El contorno. El trazado del intradós de la fortificación coincide con el encuentro de ésta con la ciudad heredada y actual. Este espacio era continuamente revisado y rediseñado por la ingeniería militar, actualizándose continuamente con las mejoras balísticas y defensivas, así como para mantener el orden urbanístico intramuros. Recuperar la ronda interior permitirá entender la muralla desde el punto de vista del defensor, del ciudadano, a la vez que proporcionará a la ciudad un paseo urbano, un recorrido de emociones entre la historia, el paisaje y el futuro de esta ciudad. 4‐ Recuperar el territorio. El límite. Se hace especial incidencia también en los caminos históricos que llegan, y salen, de la ciudad y que generan sus puertas, hechos singulares en la fortificación. Poner en valor estos trazados nos situará ante diatribas estimulantes donde lanzar nuevos retos de reconversión y comprensión urbana: Ciudad‐Ciudad (intramuros‐
extramuros), Ciudad‐Naturaleza (el hecho físico y el hecho urbano), Recinto‐Accidentes (la Alcazaba y el río, los fuertes y los cerros, etc.). Esta memoria acumulada y recuperada nos ayudará a completar la ciudad, su comprensión histórica hasta nuestros días y las claves de su futuro. 10 Fundamentos Plan Director de las Fortificaciones de la Ciudad de Badajoz Le Corbusier en la Acrópolis de Atenas, Septiembre de 1911 INTRODUCCIÓN METODOLOGÍA DE TRABAJO Hemos trabajado esencialmente a tres escalas, territorial, en cuanto a los entornos físicos e históricos de la ciudad (documentos y planos a escala 1:50.000); urbana, desde el entendimiento de la ciudad como conjunto, a partir de sus recintos históricos y sus límites actuales (e_1:4.000) y divididos los recintos en sectores (plano O‐15), desde la Alcazaba (sector A) hasta la muralla abaluartada (sectores B a I, divididos con el criterio de recoger en cada sector dos baluartes y la cortina que subtienden).El método para conseguir los ambiciosos objetivos planteados es doble. En primer lugar, CONOCER. Antes de plantear cualquier intervención se pretende un conocimiento exhaustivo de la fortificación, tanto desde un punto de vista histórico y constructivo, las claves tanto de la existencia como de la morfología y la evolución de las fortificaciones, como desde un punto de vista urbano, como dirá Le Corbusier en su Viaje a Oriente, situados aquí y ahora, con los pies asentados con firmeza en el momento presente, apoyados en nuestra historia y mirando al futuro. Para ello construimos tres grupos de información: 1‐ Levantamiento Con el levantamiento mediante la técnica de lasergrametría, unido a los levantamientos convencionales existentes, que se corrigen y actualizan, añadiendo planos topográficos de detalle y secciones de todos los elementos, a escala 1:200, de las murallas, conjuntos defensivos anexos, y zonas colindantes, conseguimos un completo conocimiento y registro de las fortificaciones en su estado actual. El levantamiento realizado, con una precisión milimétrica y una resolución de hasta la escala 1:20, es en sí mismo un documento fundamental e inédito, que se entrega a la ciudad como patrimonio. Además se genera un modelo tridimensional vectorial de nube de puntos masiva, que permitirá el renderizado de lo levantado, tanto para el mejor conocimiento de las murallas y sus elementos como para su posible uso divulgativo. El conocimiento morfológico tanto de las partes de los recintos como del todo edificado permitirá plantear las actuaciones con una base documental y planimétrica fiable y detallada (grupo de planos LA). 2‐ Inventario El exhaustivo inventario realizado pone en valor el monumento y sus elementos, así como cuenta la historia de su génesis y evolución. Conscientes de que conocer es concienciar confiamos tanto en la información que contiene, lejos de la anécdota, así como extrema belleza la historia de la ciudad recogida en sus piedras (memoria, grupo de planos S01 y anexo cartográfico). La codificación que estructura el inventario responde a un sistema taxonómico que comienza con una letra (por ejemplo, B), correspondiente al sector considerado. El siguiente escalón, letra y número (B.1), corresponde a los elementos principales de la fortificación, lienzos y torres en la Alcazaba, baluartes y cortinas en la fortificación abaluartada; el tercer orden, letra, número, letra (B.1.m) recoge los elementos constitutivos de cada elemento principal (murallas, fosos, caminos cubiertos…); el siguiente, letra, número, letra, número (B.1.m.1), a las partes cada elemento secundario (caras y flancos en murallas, puertas, portillos, caños…). El último orden, letra, número, letra, número, número (B.1.m.1.1), a los elementos de menor entidad (garitas, escudos, grafitos, capillas, cuerpos de guardia…). Este sistema permite una rápida localización de cada elemento inventariado, así como la escala e importancia de cada pieza en el conjunto de la fortificación. 3‐ Ciudad actual y Monumento Esencialmente el trabajo en este apartado hace un barrido por las diferentes circunstancias y elementos que se relacionan con las murallas, tanto en sí mismas como en su entorno. Así, hemos recogido información planimétrica sobre los siguientes grupos de información: 3.1‐La Muralla ‐Planeamiento actual (plano O‐01) ‐Arqueología, superposición de los planos históricos fundamentales de la ciudad, así como fotografías aéreas históricas (grupo de planos O‐12 a 14). ‐Patologías del monumento, que recogen, de manera pormenorizada, (memoria y grupo de planos S‐05). 3.2‐El Entorno ‐El apartado Paisaje se refiere al contorno cercano al monumento, dividiendo estos planos de información en dos categorías básicas: Las interferencias registra en cada sector los elementos discordantes, en mayor o menor medida, en relación a la visión que desde la ciudad se tiene de las murallas. Es un documento de trabajo que sirve de base para tomar decisiones sobre la eliminación quirúrgica de algunos elementos que alteran la compresión del monumento (grupo de planos S‐02). Los materiales muestra un inventario visual de los elementos de urbanización en el entorno de las fortificación, actualmente muy disjunto y casual, para plantear la necesidad de una urbanización coherente y unívoca que ponga en adecuada relación la ciudad con su patrimonio, a la vez que permita una correcta lectura de los restos conectándolos en una única imagen urbana (grupo de planos S‐03). ‐Las redes de infraestructuras, conteniendo trazados y secciones de abastecimiento, saneamiento y electricidad, como documento de trabajo que sirva de registro de la situación actual y evidencia de las necesidades de reforma de trazados y secciones (grupo de planos 0‐03 a O‐05). ‐El espacio público (grupo de planos O‐06 y O‐07 a 09) plantea tanto el patrimonio ajardinado de los recintos amurallados (interior de la Alcazaba, cerro de la Muela y fosos del recinto abaluartado) como la necesidad, ya explicitadas en los apartados anteriores interferencias, materiales y redes, de un nuevo planteamiento a nivel de textura e infraestructura urbana acorde con la importancia del monumento. 12 Fundamentos Plan Director de las Fortificaciones de la Ciudad de Badajoz Recuperación del Adarve de la Alcazaba de Badajoz, año 2013 INTRODUCCIÓN En segundo lugar, ACTUAR Los planos de PROPUESTA, tanto los correspondientes a imagen de ciudad, como las acciones urbanísticas y las acciones constructivas sobre las patologías, recogidos en el documento de memoria y en los grupos de planos O‐10, 11 y 15, así como en los S‐06 a 07, plantean las acciones sobre el monumento y sobre la ciudad planteadas en aras de conseguir los objetivos buscados. Así, también estructuramos las actuaciones propuestas en tres grandes apartados: 1‐Paisaje Mediante los planos de Registros se propone un conjunto de acciones sobre las fortificaciones en cada aproximación escalar: ‐Recuperación de la definición de la línea de los recintos y sus elementos, mediante el descubrimiento e integración en la ciudad de las trazas ahora ocultas y de los elementos recuperables a partir los vestigios y de la planimetría histórica, siempre con la lógica de la praxis recogida en el presente documento y coherente con el marco normativo del Plan Especial. ‐Estructuración y puesta en valor de los entornos y contornos, es decir, la relación extramuros e intramuros de las fortificaciones y sus estructuras con la ciudad. Desde la reurbanización de los mismos hasta la consolidación y puesta en valor de los espacios públicos y recorridos que ya existen o pueden plantearse como nuevos recuperando los vacíos y caminos propios del monumento: caminos de ronda, alineaciones históricas, recorridos en los recintos, accesos a los mismos, entornos de puertas y portillos, vacíos de baluartes y fuertes… ‐Definición del límite, en el sentido de mostrar la potencia de las murallas defensivas de la ciudad desde la perspectiva de las aproximaciones, históricas y actuales, a la misma, tanto desde un punto de vista visual y paisajístico (cómo vemos las murallas desde las diferentes llegadas a la ciudad, tanto de día como de noche) como territorial e histórico, posicionando la ciudad y sus murallas en su entorno natural, físico y cultural. 2‐Imagen de ciudad La imagen de ciudad plantea las acciones propuestas en los entornos de cada sector, además de su soporte urbanístico y de planeamiento, para conseguir los objetivos de recuperación de entornos y contornos urbanos de la fortificación, las propuestas de intervención sobre la ciudad para que se comprenda el monumento, la ciudad pueda apropiarse de el mismo como espacio público estructurante de la ciudad y, además, pueda utilizarse como recurso cultural y turístico. 3‐Acciones constructivas Se realiza, por sectores, un exhaustivo registro de las patologías encontradas a la fecha, así como las soluciones a las mismas, el grado de importancia y prioridad de las intervenciones, así como una valoración coyuntural de dichas acciones. Este documento es de suma importancia para el destino de los fondos adecuados para la recuperación constructiva y estructural de la muralla y sus elementos, desde lienzos a escudos o grafitos, con diferente grado de conservación y sensibilidad. Es primordial una lectura seria y atenta de estas referencias, para evitar la desaparición definitiva de algunos interesantísimos vestigios, pero también, a mayor escala, para prevenir y evitar el colapso de algunas estructuras más importantes, sin mantenimiento durante los últimos siglos. 14 Fundamentos INDICE DE PLANOS PLAN DIRECTOR DE LAS FORTIFICACIONES DE LA CIUDAD DE BADAJOZ INDICE DE PLANOS INDICE DE PLANOS GENERALES PLANOS 1:50.000 1. T 01 / TERRITORIO ‐ ELEMENTOS 2. T02 / TERRITORIO ‐ ENTORNOS PLANOS 1:4000 3. O 00 / CIUDAD ACTUAL – ZONIFICACIÓN 4. O 01 / CIUDAD ACTUAL – SUPERPOSICION DE PLANEAMIENTOS 5. O 02 / CIUDAD PROPUESTA –REHABILITACIÓN URBANA 6. O 03 / CIUDAD ACTUAL – REDES ∙ ELECTRICIDAD 7. O 04 / CIUDAD ACTUAL – REDES ∙ SANEAMIENTO 8. O 05 / CIUDAD ACTUAL – REDES ∙ ABASTECIMIENTO 9. O 06 / CIUDAD ACTUAL – EL ESPACIO PÚBLICO 10. O 07 / CIUDAD ACTUAL∙ JARDINES 11. O 08 / CIUDAD ACTUAL∙ JARDINES 12. O 09 / CIUDAD ACTUAL∙ JARDINES 13. O 10 / CIUDAD PROPUESTA – EL ESPACIO PÚBLICO RENOVADO 14. O 11 / CIUDAD PROPUESTA ‐ MAPA DE REGISTROS ITINERARIOS 15. O 12 / CIUDAD HEREDADA – ARQUEOLOGÍA 1660 16. O 13 / CIUDAD HEREDADA – ARQUEOLOGÍA 1871 17. O 14 / CIUDAD HEREDADA – ARQUEOLOGÍA 1956 18. O 15 / CIUDAD PROPUESTA – ACCIONES 18 Fundamentos 
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