Yo de mayor quiero ser científico Los niños perdidos de Nunca Jamás Erase una vez una niña llamada Nela. Tenía 4 años cuando descubrió la “magia”, creía plenamente en ella y siempre decía que la magia era la que la curaba cuando estaba enferma y era la que hacía que los champús olieran tan bien. Cuando creció un poco y ya iba a primaria, su asignatura favorita era Conocimiento del Medio. Un día, cuando la profesora estaba explicando lo que era la ciencia, pensó que se parecía mucho a la magia que ella conocía tan bien, así que, al llegar a casa, preguntó a sus padres porqué la profesora había confundido la magia con la ciencia. ¡Nela no podía entender un error tan grande viniendo de una profesor! Lo que sus padres le contestaron la dejó muy afectada; le dijeron que la magia ¡no existía! Ah no, eso no podía admitirlo después de tanto tiempo creyendo plenamente en la magia. Simplemente, no podía no existir. Así que decidió ir a buscarla. Se pasó todo el día buscando a alguien que le dijera que la magia existía y, cuando ya se iba a dar por vencida, apareció alguien que le dijo que la magia era lo mismo que la ciencia, que lo que le curaba cuando estaba enferma eran los medicamentos que hacían los científicos, que ella interpretó como los magos que hacían pociones, y que el champú olía tan bien gracias a los mismos magos. Se fue a casa contentísima y su madre, extrañada, le preguntó porqué estaba tan alegre, Nela le contestó que ella quería ser maga, que quería hacer las pociones que te curan y echar a los champús ese ingrediente secreto que los hace oler tan bien… Entonces su madre le contestó, con una gran sonrisa en la cara, que lo que ella quería es ser científica. Científica, que palabra tan bonita, pensó Nela. Esa noche se acostó pensando, solo, en una frase…”Yo quiero ser científica”. Hola, me llamo Nela y sigo creyendo en esa magia llamada ciencia. Ahora ya estoy en primero de bachillerato y sé un poquito más acerca de la ciencia. Siempre he querido ser maga, hacer que la gente se cure o descubrir algo tan alucinante como la célula que una a una va construyendo nuestro cuerpo. Sigue habiendo muchas cosas que no entiendo e incluso que ni los científicos conocen, por eso precisamente quiero llegar a ser científica, porque quedan muchas cosas por descubrir, secretos que el mundo guarda para que nosotros, los científicos, los descubramos. Estamos tan acostumbrados a las cosas cotidianas como el agua, ¿quién se iba a imaginar que el agua está constituida por moléculas de hidrógeno y oxígeno si lo único que nosotros vemos es un líquido transparente? En realidad nadie se podía imaginar eso hasta que llegó una persona a la que se le ocurrió pensarlo, menuda imaginación, que locura pensaron muchos. Pero si no fuera por personas que se plantearon algún día esta pregunta que me acabo de hacer yo ¿qué sería de nosotros? Solo seríamos ignorantes en un mundo que nos brinda la oportunidad de investigarlo todo, de abrir nuestra mente y nuestros horizontes. Si alguien me pregunta por qué quiero ser científica, esta será mi respuesta: Porque los científicos son los niños perdidos de Nunca Jamás, con una imaginación y unas ganas de conocer que les hace volar.