TESTIMONIOS

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LUCHA POR LA VIDA Tomaba la droga sin saber a dónde llegarÃ-a ni que iba a pasar después. Al poco tiempo me
valoró el internista, sin embargo él no me informó qué podÃ-a pasar más adelante, él me trató por varios años y
nunca fue sincero porque él decÃ-a que mi problema era de bronquios por una tos permanente. AsÃ- estuve por mucho
tiempo. Pasaba en Emcosalud diariamente en terapias, en exámenes pero todo salÃ-a aparentemente favorable para
mÃ-. Después de un tiempo empecé a sentir cansancio para mÃ-. Después de un tiempo empecé a sentir cansancio
respiraba bien, no me provocaba la comida, sólo bebÃ-a agua, y mi estado fÃ-sico se deterioraba cada dÃ-a más; el color
de la piel cambie de peso, mi estado de ánimo no era el mismo, no querÃ-a dar clases, mis alumnos en Educación
fÃ-sica sufrÃ-an porque ya no corrÃ-a, no saltaba, no podÃ-a trabajar bien, al leer textos sentÃ-a que las letras caminaban.Â
Todo esto no era normal. Llegó el dÃ-a y tuve varias citas con el mismo internista, éste dÃ-a le comenté cómo estaba y
que habÃ-a pasado; entonces él ordenó un electrocardiograma y empecé el tratamiento para mi corazón, (estuve un
tiempo) asÃ- pero cada vez me sentÃ-a más asfixiado, la tos persistÃ-a, me empecé a hinchar, aunque eliminaba
normalmente. Estando en ese transe me llevaron a Emcosalud de urgencias. AllÃ- mi esposa se enojó y quiso
sacarme de la clÃ-nica porque mi enfermedad llevaba tiempo y no tenÃ-a una buena recuperación. Ella insistió en
varias ocasiones hasta que la doctora Durán accedió y me dejó en observación esa noche. Al dÃ-a siguiente al
valorarme los médicos decidieron que debÃ-an trasladarme a piso para hacerme un mejor estudio clÃ-nico. Estando en
observación mientras esperaba el cambio de turno de las enfermeras llegó una de ellas y me dijo: - don Pedro,
siéntese en esta silla que lo voy a llevar a piso. ProcedÃ- a bajarme de la cama, me costó un poco sin embargo, me
senté; hasta aquÃ- fui conscientes de mi vida. Luego mi esposa tomó la maleta para irnos para el 4º piso y notó que
me estaba poniendo pálido, me habló y no le contesté, ella gritó: - ¡Enfermera! Por favor ayúdeme se me muere; la
enfermera llamó al médico y a otras compañeras, me subieron a una camilla y empezaron a entubarme porque me
habÃ-a dado un pre-infarto; el médico general Nelson Toledo luchó mucho para revivirme hasta que salÃ- y fui pasado a
la UCI. En este sitio estuve 8 dÃ-as pero no me daba cuenta de nada. En diálogo de mi esposa con el médico él dijo que
autorizaran para que me hicieran diálisis pues era lo único que habÃ-a por hacer. AllÃ- empezó mi calvario. El primer
dÃ-a 22 de diciembre siendo las 8 a.m. salÃ- de la clÃ-nica Emcosalud en ambulancia para la Unidad Renal de Fressenius
Medical Care donde trabaja el doctor Montero. Quien fue el nefrólogo de cabecera y empecé la diálisis. Yo lloraba al
entrar a la sala y fueron 2 horas. Fue en este tiempo donde pensé que la vida ya se habÃ-a acabado para mÃ-, mis
amigos, mi hogar y todo llegó a su fin, todo porque no hubo una información clara y adecuada donde se le explique al
paciente y a la familia en qué consiste una hemodiálisis. Al salir del tratamiento lloré tanto que no querÃ-a volver a la
clÃ-nica y cuando llegué allá quise tirarme por la ventana, pero al rato algo me detuvo: Dios que me iluminó para pensar
diferente; ¡miré a mi esposa tan entregada! Con ese amor no la podÃ-a defraudar. En estos momentos sonó el celular
y era mi hijo quien trabaja en Pereira en la unidad renal; habló conmigo y me dijo: - Mira Papá, yo también tengo como
pacientes médicos, enfermeras, ingenieros por eso no se preocupe que ellos salen de la diálisis y se van a trabajar;
¡usted puede hacer lo mismo! Sólo que tenÃ-a que cambiar su forma de vida, su comida y su tiempo porque tiene que
vivir conectado 3 dÃ-as a la semana durante 4 horas pero usted puede, usted es un berraco! Si ha salido de otras peores
porque no de esta?―. Esas palabras me llegaron al alma y dije: ¡Si! ¡Yo puedo! Si tengo en estos momentos una mujer
que me acompaña ¿Por qué no he de continuar? AsÃ- fue que al dÃ-a siguiente me fui para la diálisis siendo 24 de
diciembre a estar 4 horas en la unidad renal; salÃ- muy mal con mucho dolor y, al llegar a Emcosalud empecé a vomitar
pura sangre, los dolores eran tan fuertes que no podÃ-a ya más; pensé este es mi fin. MI mujer que estuvo tan
pendiente empezó a orar y eso me dio fuerza para aguantar esa linda navidad. Pasada la media noche los dolores se
fueron calmando poco a poco; al otro dÃ-a estuve bien y asÃ- seguÃ- dÃ-a de por medio en mis terapias. Esos dÃ-as para
mÃ- eran un caos, salÃ-a mal, mucho dolor de cabeza con desaliento, mareado pero acepté mi enfermedad y aprendÃ- a
convivir con ella. A pesar de todo ha sido una linda experiencia, porque he compartido con diferentes personas, viajado
a otros departamentos, Manizales, Bogotá, Pereira y participé en las olimpiadas que realizó Fressenius en Barranquilla
y en todos estos sitios siempre recibÃ-a mi diálisis porque en esta entidad siempre se lucha por el bienestar de la
persona; es asÃ- que mi enfermedad era tan natural que logré convivir 14 meses; cuando tocaba diálisis yo siempre
decÃ-a de una manera jocosa: ¡Me voy a jugar maquinitas y esto se hacia mucho más fácil. En todo este tiempo contó
mucho el apoyo que me brindó mi familia porque estaban muy pendientes tanto para llevarme como para recogerme en
la clÃ-nica; salÃ-a mal pero tenÃ-a un aliciente muy grande para seguir adelante. Solo Dios sabe cómo pasé todo este
tiempo y cuantas cosas sufrÃ- pero llegó el dÃ-a que escuché a un señor que dijo: me van a trasplantar. Entonces me
puse en contacto con él, después que le hicieron el transplante, me presenté y le dije muy pronto me va a tocar a mi
quiero saber todo acerca de su transplante. ¿Cómo fue? ¿Quién lo hizo?, ¿Qué hizo usted? Fue asÃ- que me animó
mucho y dije que también lo lograrÃ-a, a pesar que decÃ-an: que no se podÃ-a realizar. Llegue al hospital General de
Neiva, me recibieron muy bien, los médicos coordinadores de trasplante y la secretaria, me dieron suficiente
información y desde ese momento procedÃ- a realizar todos los exámenes que ellos pedÃ-an y a llevar las órdenes a la
EPS, quienes desde el primer momento se mostraron de acuerdo y me brindaron todo el apoyo. Como no realizaban
todos los examanes aquÃ-, me enviaron a Bogotá a terminarlos, viajé muy contento y lleno de ilusiones porque iba a
ingresar a la lista de los trasplantados a nivel nacional; después de sacarme los exámenes fui a la capilla de Santa
Marta, allÃ- puse en manos de ella y de Dios mi trasplante para poder ayudar a otras personas que me necesita. Espere
un poco y cada dÃ-a se hacia realidad, pues estaba mejor y optó para el trasplante; hasta que el dÃ-a 27 de febrero del
2007 se hizo el milagro divino. “Mi trasplante―. El lunes anterior a las 10 de la noche llamaron a la casa, respondió m
esposa: DÃ-gale a don Pedro Nel que no se movilice en estos dÃ-as para ninguna parte porque hay posibilidades de un
trasplante. Las enfermeras en la clÃ-nica me preguntaban y su trasplante que? Con una sonrisa en los labios les
contestaba: lo mÃ-o ¡por ahÃ- va de camino! Y muy bueno. ¿Cuándo? Muy pronto esta tanta la fe que le tengo a Santa
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Generado: 20 November, 2016, 16:03
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Marta que ella me concederá el milagro de vivir mejor porque ella es la abogada de los imposibles. En esta semana, es
una alerta, tienen la maleta lista, ella respondió si señora. Ese dÃ-a salÃ- muy mal de diálisis; a las 6 y 30 p.m., llegué a
casa y me acosté a dormir; cuando me desperté como a las 11 y 30 mi esposa me dijo: lo llamaron de la unidad de
trasplantes y me preguntaron como estaba usted y yo les respondÃ- que bien a pesar de lo malo que habÃ-a salido de
diálisis. Ese dÃ-a dijeron; ¡la volvemos a llamar después! No le de nada de comer y siendo las 4 a.m. realizaron una
llamada para que me presentara en el hospital, dieron todas las instrucciones y los médicos estaban muy pendientes de
mi llegada. Para mÃ- fue una alegrÃ-a muy grande, allÃ- habÃ-an llamado a otra persona más, pero cuando ella me vió
dijo: esto es para usted porque está muy bien, mejor que yo. Después de practicar rigurosos exámenes (donante –
receptor) se llegó a la conclusión que eran compatibles y podÃ-a realizarse la cirugÃ-a sin ningún problema.Â
Procedieron a enviarme a la habitación con todos los cuidados y a las 2:00 p.m. fui llevado a las salas para la cirugÃ-a la
cual terminó a las 5:30 p.m. y de allÃ- me pasaron a la UCI; cuando desperté hablé con el doctor SARRIA quien dijo
estas palabras todo fue un éxito, estamos muy contentos gracias a Dios y unos instantes después entró a la sala mi
esposa a dialogar con el médico, él le dio permiso para que me viera y fue tanta la alegrÃ-a que le dije: estas palabras
todavÃ-a estoy vivo y puedo quererte. Al otro dÃ-a fui enviado a la habitación del hospital donde permanecÃ- 5 dÃ-as con
tratamiento y mucho cuidado por parte de los médicos y enfermeras de turno; quienes con su calidad humana hacen
que todas las enfermedades sean más llevaderas y menos dispendiosas. AL regresar a la casa encontré amigos y
familiares quienes esperaban que les contara lo sucedido, ellos quedaron muy sorprendidos al ver el cambio que tenÃ-a
y decidieron ver el vÃ-deo y se realizaron muchos comentarios al respecto y expresaban: ¿Qué bueno ser donantes
para que otras personas puedan vivir?. Hoy después de 8 meses le agradezco a Dios, a los médicos, a Emcosalud por
haber permitido la cirugÃ-a y asÃ- vivir más para servir a la gente. Pasados estos duros tiempos vengo a corroborar que
la vida es una maravillosa escuela en la que uno aprende el dÃ-a a dÃ-a de las relaciones humanas. Al principio, recién
diagnosticado mi esposo, se sintió el acompañamiento de los hijos, amigos y familiares. Después, todo viene a ser
cotidianidad y poco a poco, nos iban olvidando, nos Ã-bamos quedando solos mi esposo y yo. Pero ni eso, ni nada me
quitó templanza para luchar junto a él y burlar entre los dos a la muerte. La pobre, ha venido más de una vez y cada
vez con su mejor traje, pero mi esposo y yo, unidos por el amor y el deseo de seguir compartiendo nuestras vidas
juntos, la hemos desplumado, y desnuda, llorando y tiritando de frÃ-o se ha tenido que ir. ¡Que gran aprendizaje!. En
esta asignatura “vivos por el amor y la esperanza―, se aprende de todo un poquito. AprendÃ- a perdonar las
impertinencias de los amigos y allegados cuando se acercaban a mi esposo y exclamaban como marcianos: “¡Ay Pedro,
por Dios. Usted si que está flaco! ¿Qué le pasa?― O la crueldad de algún médico cuando dijo: “Eso, déjenlo qu
muera. Ya no luchen más―. Por sobre todo, me queda claro que, unos y otros, son humanos y que si dicen una u otra
cosa, no es por maldad, sino porque la naturaleza humana es asÃ-: incompleta.También he aprendido a balancear la
dieta alimenticia para mi esposo, a conocer la enfermedad, a no huir a los problemas sino a enfrentarlos con mucha
cordura, a orar y mantener fe en Dios, a amar con todo mi espÃ-ritu.  Sé que si algún dÃ-a Dios se lleva a mi Pedro no
me queda dolor de no haber caminado este duro sendero junto a él, sé que cada minuto que paso con él o con mis
demás seres queridos lo disfruto como el último de mi vida y, aunque la situación económica a veces lo impida,
quisiera colmar de besos y rosas sus manos tibias. ¡En vida hermanos! ¡En vida! DÃ-ganle a sus seres queridos
cuánto los aman, no los dejen solos. Apóyenlos ahora que están vivos. Las lápidas no sienten, sus familiares sÃ-.
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Generado: 20 November, 2016, 16:03
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