el impuesto sobre la renta de las personas físicas. hacia una figura

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Javier Burgos Belascoain
EL IMPUESTO SOBRE LA RENTA
DE LAS PERSONAS FÍSICAS.
HACIA UNA FIGURA TRIBUTARIA
MÁS JUSTA Y EFICIENTE
Este artículo versa sobre la política tributaria española y, en particular, sobre el
Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Dado el marco general de
la política tributaria española, condicionada en la actualidad por las restricciones
impuestas por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento recientemente modificado, y las
tendencias observadas en la imposición personal en el ámbito internacional,
correctamente avaladas por la Teoría de la Hacienda Pública, parece lógica una
cierta reforma de determinados aspectos del IRPF. Esta reforma coadyuvaría a una
mayor eficiencia en la asignación de los recursos, una más justa distribución de la
renta disponible entre los agentes, una mayor simplicidad para los sujetos pasivos y
una gestión más ágil por parte de la Administración Tributaria.
Palabras clave: política económica, hacienda pública, reforma fiscal, IRPF, España.
Clasificación JEL: H24, H71, K34, O52.
1.
El marco general de la política tributaria española
Desde la firma del Tratado de Maastricht el 7 de febrero de 1992, el principal objetivo de la política económica
de nuestro país ha sido la consecución de la convergencia real de la economía española con la del resto de los
países que forman parte de la Unión Europea. Uno de
los pilares fundamentales para conseguir este objetivo
es la implementación de una política fiscal orientada hacia la estabilidad.
La estabilidad de las finanzas públicas ha venido impuesta, en primer lugar, por la necesidad de cumplir los
requisitos de convergencia nominal para los países que
aspiraban a formar parte de la moneda única estableci-
dos en el propio Tratado de Maastricht. Como es sobradamente conocido, fue necesaria la adopción de
rigurosas medidas de control del gasto público, especialmente de reducción del déficit estructural, para que
nuestro país aprobara el «examen de convergencia» de
1998 y pudiera incorporarse a la Unión Monetaria Europea.
En segundo lugar, porque una vez cumplido el objetivo de la implantación de la moneda única, las reglas de
sostenibilidad de la política fiscal se han proyectado en
el futuro mediante el Pacto de Estabilidad y Crecimiento
(PEC) aprobado en el consejo Ecofín celebrado en Dublín en 1997. En él se prohíben déficit anuales en el Presupuesto Consolidado de las Administraciones Públicas
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superiores al 3 por 100 del PIB, salvo en el supuesto de
que concurran circunstancias excepcionales o se produzca una severa caída del PIB del país, que deberá tener una magnitud superior al 2 por 100; en el campo de
la deuda pública, se ha mantenido el objetivo fijado en el
Tratado de Maastricht de reducirla al entorno del 60
por 100 del PIB. Los cambios experimentados por la
nueva versión del PEC recientemente aprobada no suponen sino una mejora del mismo permitiendo el juego
de los estabilizadores automáticos y evitando que la política fiscal pueda tener efectos procíclicos.
Por último, el proceso de consolidación fiscal está impulsado por dos consideraciones adicionales. La primera es la necesidad de crear los márgenes de maniobra
necesarios para afrontar en el futuro los retos presupuestarios que se derivan del proceso de envejecimiento de la población. La segunda es que solamente en un
marco de estabilidad presupuestaria se puede abordar
una reforma en profundidad del sistema tributario que
permita incorporar mejoras sustanciales en la neutralidad y la equidad del mismo. En esta dirección, la Comisión Europea ha resaltado que «es necesario acompañar las reformas fiscales de medidas apropiadas en el
campo de los gastos, porque las reducciones de impuestos no es habitual que se autofinancien. Estas medidas son esenciales para asegurar la perdurabilidad de
las reformas fiscales y deben, asimismo, reforzar su impacto sobre la inversión y el consumo»1.
2.
La reforma tributaria española en perspectiva.
Especial mención a la imposición sobre al renta
de las personas físicas
El marco teórico
Las reformas tributarias que se producen en nuestro
país tienen que ser analizadas en relación a los cambios
que han experimentado a lo largo de las últimas déca-
1
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SEC (2002) 518, página 2.
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das los sistemas impositivos de los países que forman
parte de la OCDE en general, y los de los Estados
miembros de la Unión Europea en particular. Así, a partir de las reformas fiscales realizadas en los Estados
Unidos y el Reino Unido en los años 1984-1986, se ha
generalizado entre los países desarrollados un modelo
de reforma fiscal caracterizado por la adopción de:
· Reformas en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, consistentes en la reducción de los tipos
impositivos marginales máximos y del número de tramos de la tarifa, combinadas en algunos países con un
aumento de los tipos marginales mínimos. Adopción
también de reformas en el Impuesto sobre Sociedades y
Cotizaciones Sociales, que se traducen en una disminución de los tipos impositivos efectivos.
· Extensión de las bases imponibles de los impuestos personales sobre la renta, eliminando deducciones,
bonificaciones y tratamientos fiscales privilegiados.
· Adopción de medidas compensatorias, conducentes al mantenimiento de la recaudación tributaria, consistentes en incrementos en la fiscalidad indirecta: impuestos sobre volumen de ventas, impuestos sobre
consumos específicos, unidos a la introducción de nuevos gravámenes de naturaleza medio ambiental sobre
la energía.
Este marco de reformas ha sido impulsado, desde el
campo teórico, por un cambio en la jerarquía de los principios tributarios, que se traduce en una mayor atención
al principio de eficiencia económica, al estímulo de la
movilidad de los factores productivos, a la competitividad empresarial, a la simplificación del sistema tributario y a la disminución de los costes de cumplimiento y
gestión del mismo. En síntesis, estos argumentos teóricos de impulso a las reformas impositivas se pueden
agrupar en cuatro líneas:
1. Articulación de un sistema impositivo que impulse
la actividad económica, fomente el crecimiento, la competitividad y el empleo, eliminando los desincentivos fiscales a la oferta laboral y al ahorro.
2. Aumentar la equidad de unos tributos, principalmente los Impuestos Personales sobre la Renta, que ha-
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bían sufrido una fuerte erosión en su base imponible,
apartándose progresivamente del concepto de renta extensiva por la generalización de los beneficios fiscales. Se
busca sustituir «progresividad formal» (ligada a la tarifa de
tipos impositivos) por «progresividad real» (que depende
de los tipos impositivos y de la definición de la base imponible).
3. Abordar los problemas de competencia fiscal que
surgen de la globalización de la economía y, específicamente en el caso de la UE, de la liberalización de los
movimientos de capitales sin la adopción de medidas de
armonización de la fiscalidad directa.
4. Por último, existe una serie de argumentos cuyo carácter no es económico, relacionados con el crecimiento
global de la renta y el bienestar y el correlativo desplazamiento de la posición del «votante mediano» en la distribución de rentas; la percepción de la presión fiscal como
muy elevada por parte de los contribuyentes, el cuestionamiento de ciertos gastos públicos y, en resumen, una creciente preferencia de los votantes por el control del gasto
público en lugar de aumentos en la presión fiscal.
Por otra parte, existen varias alternativas teóricas para
realizar unas reformas más profundas, particularmente en
el campo de los Impuestos Personales sobre la Renta:
· La propuesta de un impuesto sobre el gasto personal, planteada por Kaldor y Meade a finales de los años
sesenta, que implica la utilización del gasto como medida de la capacidad de pago como alternativa a la renta,
que implica el establecimiento de un impuesto directo,
general, personal y progresivo sobre el gasto total en
bienes y servicios realizado por el sujeto pasivo.
· La propuesta de flat tax, de Hall y Rabushka (1995),
cuyo origen conceptual es el impuesto sobre el gasto
anterior, consistente en la supresión de los Impuestos
sobre la Renta Personal y de Sociedades y su sustitución por un impuesto sobre el consumo. En su versión
más influyente, se articula a través de un impuesto sobre las empresas y otro sobre salarios y pensiones a un
tipo único común, lográndose la progresividad del sistema a través de un mínimo exento en el gravamen sobre
los salarios.
· La propuesta de tipo único acompañado de una
renta básica, de Atkinson (1995), que consiste en la supresión del sistema de contribuciones a la Seguridad
Social, y los subsidios y ayudas sociales, y sus sustitución por una renta básica de ciudadanía en el contexto
de un Impuesto sobre la Renta Personal y de Sociedades a un tipo único.
· La propuesta de sustitución de la tarifa por tramos
del IRPF por un impuesto sobre la renta a un tipo único
con un mínimo exento como elemento para la consecución de la progresividad, realizada entre otros por el
congresista Gephardt (1995) en Estados Unidos y en
España, entre otros por Fuentes Quintana et al. en el Libro Verde sobre la Reforma Fiscal (1990).
La experiencia comparada
En este marco se puede detectar una cierta convergencia
en la presión fiscal global de los países de la UE, aunque sigan existiendo importantes diferencias entre países; presión
fiscal media que es más elevada que en Japón o EE UU.
Por otra parte, tomando como referencia el IRPF, se observan unas pautas de reforma que se caracterizan por:
· Reducción de tipos impositivos máximos del impuesto. En cuanto a los tipos mínimos, a pesar de que
en algunos países han disminuido, la tendencia general
ha sido a aumentarlos, con un incremento promedio de
dos puntos. También se ha producido una disminución
importante del número de tramos del impuesto, con una
reducción promedio de 9 tramos.
· Aumento de los mínimos exentos.
· Extensión de las bases imponibles.
· Introducción de sistemas de imposición dual en los
Países Nórdicos y Holanda; sistema de retenciones liberatorias sobre determinados rendimientos procedentes del ahorro en Austria.
· Mejoras en el tratamiento de los rendimientos del
trabajo.
· Mejoras en la fiscalidad de grupos específicos de
contribuyentes: protección de la familia, trabajadores secundarios del hogar, trabajadores con sueldos bajos.
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Las dos líneas de reforma que han cobrado más
fuerza en estos últimos años han sido, la tendencia a
la aparición de modelos duales en la imposición sobre
la renta, bien explícitos o encubiertos, en los que se
mantiene la aplicación de una tarifa de tipos impositivos progresivos sobre las rentas del trabajo, y un tipo
único más reducido para las rentas de capital; y el desarrollo de diversas formas de «reforma fiscal verde»
que potencian el uso de tributos con objetivos medioambientales y de ahorro energético. El modelo básico de reforma fiscal verde es un esquema de neutralidad recaudatoria en el que los impuestos medioambientales, fundamentalmente los gravámenes sobre
productos energéticos que tienen una mayor capacidad recaudatoria, compensan las pérdidas de recaudación derivadas de la reducción de las cargas fiscales sobre el factor trabajo, principalmente las cotizaciones sociales.
Las restricciones a las reformas
Por otra parte, es necesario poner también de manifiesto que las reformas fiscales se realizan en un marco
de restricciones que condicionan el alcance y profundidad de las mismas.
En primer lugar es esencial la consideración del marco internacional en el que, la movilidad de los flujos de
capital y la competencia fiscal condicionan el gravamen
de aquellos factores con más movilidad entre países,
fundamentalmente el capital.
En segundo lugar aparecen las restricciones recaudatorias. Las reformas deben asegurar la suficiencia financiera a corto plazo, sin confiar excesivamente en los posibles efectos dinámicos a largo plazo.
En tercer lugar tenemos una restricción derivada de
la complejidad de las actividades económicas y los sujetos pasivos, por la naturaleza diversa de los hechos
imponibles y la necesidad de proceder a una estimación adecuada de la capacidad de pago, que se traduce en un grado importante de complejidad de la normativa fiscal.
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Existe también un conflicto entre la progresividad y la
sencillez en el tratamiento de diversas rentas, principalmente los rendimientos irregulares, que obligan a considerar los efectos de la inflación en su gravamen.
Por último, en el caso español, las reformas impositivas tienen actualmente una importante repercusión en
la financiación de las Comunidades Autónomas, que deben ser tenidas en cuenta a la hora de su implantación.
El camino recorrido en la tributación de la renta
personal en los últimos años. Asuntos pendientes
A lo largo de los últimos años, principalmente a través
de las reformas realizadas en el IRPF en los años 1998
y 2002, se han conseguido avances en ciertas áreas del
Impuesto. Persisten no obstante importantes problemas
derivados de la complejidad y alta progresividad formal
del impuesto, diferencia entre los tipos marginales más
altos del IRPF y el tipo efectivo del Impuesto sobre Sociedades, falta de neutralidad y discriminación fiscal por
el origen y el uso de la renta o tratamiento regresivo de
las circunstancias personales y familiares.
Esto hace que sea necesario profundizar en la reforma del impuesto, buscando fundamentalmente reforzar
su equidad, tanto vertical como horizontal, su sencillez y
transparencia y la neutralidad en el tratamiento de las
distintas fuentes y usos de renta. Así es necesario lograr
un tratamiento más homogéneo en el cálculo de los rendimientos y sus gravámenes, eliminar tratamientos fiscales privilegiados y simplificar la normativa y hacerla
más transparente. Una primera medida adoptada ya en
los Presupuestos Generales del Estado para este año
ha sido la indiciación de la tarifa del IRPF para compensar la rémora inflacionaria. Paralelamente, hay que lograr una consideración más equitativa de las circunstancias personales y familiares. Por último, es necesario
cerrar las vías de elusión fiscal, mejorando la normativa
y los procedimientos de comprobación; en este campo
es necesario acercar los tipos de gravamen máximos
del IRPF al tipo efectivo del IS para limitar las economías de opción.
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3.
Reforma del IRPF. Aspectos concretos
La reforma del impuesto sobre la renta de las personas físicas que en estos momentos está preparando la
Administración General del Estado aparece centrada en
los siguientes aspectos (aspectos a los que la Administración pretende aproximarse por otra parte tal y como
la ortodoxia de la teoría de la Hacienda Pública sugiere
se haga):
· Disminuir la carga tributaria soportada por los trabajadores por cuenta ajena.
· Recuperar el principio de equidad horizontal en el
tratamiento de las circunstancias personales y familiares.
· Reducir el número de tramos del impuesto y el tipo
marginal máximo.
· Revisar las reducciones y deducciones existentes,
con especial atención a los efectos que las mismas tienen sobre la equidad vertical y la progresividad en el
IRPF.
· Mantener la recaudación y la progresividad.
· Reducir y perseguir el fraude fiscal. Ésta es la mayor fuente de inequidad de esta figura tributaria.
Esta reforma conseguirá un nuevo IRPF más simple
y, a la vez, más justo, lo que supone un cambio esencial
para los contribuyentes españoles.
Ninguna reforma puede obviar el hecho constatado
de que las rentas del trabajo tienen una participación en
la recaudación impositiva que excede ampliamente de
la que debiera ser si atendemos a su participación en
términos de la contabilidad nacional.
Por otra parte, el IRPF, que es el impuesto directo personal más importante, debe tener en cuenta las circunstancias personales y familiares de los contribuyentes. Sin
embargo, en el impuesto actual, el tratamiento fiscal de
dichas circunstancias es discriminatorio pudiendo reducir
las personas de rentas más altas unas cantidades superiores que los de menor renta, lo que atenta claramente
contra la equidad. El nuevo IRPF va a corregir esta situación para que los beneficios fiscales que obtengan los
contribuyentes no dependan de su nivel de renta.
Lógicamente, las modificaciones que se introduzcan
en el impuesto deberán tender a que éste se incardine
dentro de las líneas de reforma que se están desarrollando en los países de nuestro entorno ya mencionadas, por otra parte, en este documento. Así, se observa
una tendencia generalizada a la reducción del número
de tramos de la tarifa y a la reducción de los tipos marginales, al tiempo que se analiza el papel de determinados incentivos fiscales para verificar si cumplen los objetivos con los que fueron diseñados.
Además, en el ámbito de la reforma se abordarán las
distintas posibilidades que el IRPF presenta, para tratar
de forma equitativa y eficiente el grave problema social
de la dependencia.
Desarrollaremos a continuación los aspectos básicos
de la reforma.
La carga tributaria soportada
por las rentas del trabajo
El IRPF ha venido estableciendo tradicionalmente un
tratamiento especial para este tipo de rentas, con una
doble finalidad: compensar, mediante una cantidad a
tanto alzado, los gastos generales en los que incurre un
trabajador y, por otra parte, discriminar positivamente
esta fuente de renta ya que su fácil control determina,
entre otros motivos, que sea la que soporta básicamente el peso del impuesto.
Hasta el 31 de diciembre de 1998, dicho tratamiento se
llevó a cabo mediante la reducción de un porcentaje de
los ingresos íntegros en concepto de gastos de difícil justificación, para determinar el rendimiento neto del trabajo,
y una deducción específica en la cuota del Impuesto. A
partir de dicha fecha, se sustituyeron por una reducción
general aplicable en el cálculo del rendimiento neto del
trabajo, que se incrementaba para los contribuyentes discapacitados (hasta 31 de diciembre de 2002), y posteriormente, por una reducción en la base imponible (a partir
de 1 de enero de 2003), incorporándose, además, a partir
de dicha fecha, reducciones específicas por prolongación
de la vida laboral o movilidad geográfica.
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En la reforma del Impuesto que se plantea resulta necesario mejorar el tratamiento fiscal de los rendimientos
del trabajo respecto de otras fuentes de renta, algo que
se lograría por la vía de la reducción de la carga tributaria que soportan los mismos, mejorando, al mismo tiempo, la equidad horizontal del Impuesto.
La equidad en el tratamiento de las circunstancias
personales y familiares
El IRPF ha establecido tradicionalmente distintos mecanismos para adecuar la carga fiscal a la situación personal y familiar del contribuyente.
Hasta el 31 de diciembre de 1998, dicho tratamiento
se llevó a cabo mediante deducciones en la cuota del
Impuesto, en concreto, por edad, ascendientes, descendientes y situaciones de discapacidad. A partir de 1
de enero de 1999, se suprimieron tales deducciones y
se incorporó un nuevo concepto, el mínimo personal y
familiar, con el que se cuantifica la parte de la renta que
se destina a satisfacer las necesidades personales y
familiares del contribuyente (discapacidad, ascendientes o descendientes) y que, por tanto, no debe tributar
por el Impuesto. A partir de 1 de enero de 2003, parte
de los elementos que configuraban el mínimo personal
y familiar se constituyeron como reducciones en la
base imponible, transformándose, en consecuencia,
en beneficios fiscales.
El hecho de que el beneficio fiscal minore la base o
la cuota tiene efectos dispares en el ahorro tributario,
siendo el resultado poco equitativo cuando la reducción supone merma de la base, pues actúa al tipo
marginal. Así un contribuyente con un hijo, que gane
10.000 euros al año puede deducir por éste solamente 210 euros mientras que uno que gane 60.000 deduce 630 euros.
Por ello, en el nuevo Impuesto sobre la Renta se modificará el tratamiento fiscal de las circunstancias personales y familiares, suprimiendo el actual trato discriminatorio en función del nivel de rentas (reducciones
más altas para los contribuyentes de rentas más altas),
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y mejorando, por consiguiente, la equidad vertical del
mismo.
La tarifa del impuesto
Una de las cuestiones fundamentales, aunque no la
única, a la hora de abordar la reforma del IRPF es el diseño de la nueva tarifa incluida la fijación de los tipos de
gravamen.
A lo largo de los últimos años se ha registrado, en el
ámbito de los países de la OCDE, una reducción paulatina del número de tramos del Impuesto. Por otra parte, en
el caso nacional, el tipo marginal máximo (45 por 100)
está situado en el entorno de la media de los países de la
UE-15 y supera en algo más de 4 puntos la media de los
países de la OCDE (40,7 por 100).
A la vista de todo lo anterior parece oportuna una modificación de la tarifa del IRPF que reduzca el número de
tramos, que será mayor de uno e inferior a los cinco actuales (previsiblemente tres o cuatro), y que disminuya
el tipo marginal máximo.
Ganancias y pérdidas patrimoniales
El gravamen de las plusvalías es uno de los aspectos del impuesto que presenta mayores dificultades
técnicas para su regulación. La prueba evidente es la
diversidad de regímenes que aplican los países de
nuestro entorno.
Las características especiales de esta fuente de renta
(se generan sólo en la transmisión del activo en el momento que decida su poseedor, con un carácter generalmente plurianual), y la globalización de la economía,
una de cuyas manifestaciones fundamentales es la libertad de circulación de capitales, hace que las experiencias prácticas de su gravamen en los países de
nuestro entorno vayan en la línea de una tributación inferior a la de las demás fuentes de renta.
En el nuevo IRPF las opciones que se están barajando pasan bien por el mantenimiento del tipo actual bien
por un incremento moderado.
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Pensiones complementarias privadas
En todos los países desarrollados se está registrando
un proceso de envejecimiento de la población que, en el
medio plazo, amenaza la sostenibilidad del sistema de
previsión social.
Por este motivo, en los países de la OCDE se han puesto en marcha medidas de carácter fiscal para incentivar el
desarrollo de planes de pensiones privados de carácter
complementario al sistema básico de la Seguridad Social.
El objeto es que los contribuyentes puedan obtener, a
través del sistema público y de su plan de pensiones privado, una prestación que se aproxime, en mayor o menor
medida, al último salario recibido durante su vida laboral.
Se pretende, en definitiva, que ante un alargamiento
de la vida media de las personas existan mecanismos
que impidan un agotamiento de los ahorros asegurando
un nivel de flujo de renta suficiente.
Este objetivo solamente se ha cumplido parcialmente
y, tanto en España como en otros países de nuestro entorno, organizaciones como la OCDE, han puesto de
manifiesto algunas de las deficiencias de los mecanismos de dichos incentivos fiscales.
Las debilidades más importantes del sistema actual
son las siguientes:
· En primer lugar, de acuerdo con la OCDE, no es obvio que los incentivos fiscales a los planes privados de
pensiones aumenten significativamente las tasas de
ahorro de la economía. En general, lo que se produce
es más que un incremento del ahorro, una desviación
del ahorro de unos activos a otros.
· En segundo lugar, el incentivo fiscal, tal como está
hoy diseñado, no es la forma más eficiente de resolver
el problema de asegurar unas rentas suficientes a los
ciudadanos durante los años de su jubilación, ya que el
tratamiento fiscal que reciben las percepciones en forma de capital actúa como estímulo fiscal de esta alternativa. Puesto que se pretende incentivar fiscalmente
las fórmulas de ahorro a largo plazo que aseguren efectivamente a los ciudadanos durante toda su vida un determinado nivel de renta, con lo que de esta forma se
asegurará de forma eficaz la sostenibilidad futura del
sistema de pensiones.
· En tercer lugar, los límites fiscales a las aportaciones
a los planes de pensiones se han ido incrementando, permitiéndose aumentos en función de la edad, de forma que
utilizando al máximo esos límites y combinando los planes
privados con los de empresa, se podrían efectuar aportaciones con derecho a la desgravación fiscal de cifras desconocidas en los sistemas fiscales de países de nuestro
entorno. Cabe preguntarse hasta qué punto es razonable
mantener una desgravación fiscal tan elevada a contribuyentes que son capaces de efectuar aportaciones anuales
de esas proporciones, ya que no parece que estos contribuyentes vayan a tener problemas de insuficiencia de rentas en su jubilación, que es el problema al que se quiere
hacer frente con este incentivo fiscal.
· Por otra parte, este tratamiento fiscal tan favorable
beneficia, fundamentalmente, a los ciudadanos de rentas más altas.
En definitiva, razones de eficiencia por una parte, y de
equidad, exigen algunas modificaciones en el tratamiento que se dará a esta fuente de renta:
· Se primarán los planes de pensiones cuando las
prestaciones se perciban en forma de renta.
El objetivo de aumentar el ahorro a largo plazo para
acrecentar el capital de un contribuyente ya se contempla con el tratamiento fiscal favorable que se otorga a
otros instrumentos como son, por ejemplo, los Fondos
de Inversión.
· Se reajustarán los límites de las aportaciones para
atenuar la tendencia a que los mayores beneficiados de
la desgravación fiscal se concentren en los tramos más
altos de renta, de tal forma que se favorezca, especialmente, a las rentas medias y bajas.
El objetivo de asegurar que las personas que se retiran del mercado laboral perciban una renta suficiente
durante el resto de su vida es uno de los problemas prioritarios de las economías modernas. Por este motivo,
los recursos que se dediquen a este fin es esencial que
lo hagan de una forma más equitativa y eficiente, es decir, que respondan al objetivo perseguido.
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Dependencia
Dentro del contexto de la protección social la dependencia se refiere a la necesidad de atención y cuidados
que precisan las personas que no pueden hacer por sí
mismas las actividades de la vida cotidiana.
A pesar del enorme esfuerzo realizado por la Administración en el campo del desarrollo de los servicios sociales, la fuerza de los múltiples factores desencadenantes del problema de la dependencia agrava esta situación. Entre los mismos son destacables:
· Entre los factores demográficos, es de destacar el
importante incremento de la esperanza de vida y la disminución de la natalidad. En el caso de España la esperanza de vida se ha incrementado en cuatro años y medio en las últimas dos décadas. Esta situación se agrava
en nuestro país pues se espera además que se haga
más numeroso el grupo de ancianos mayores de 80
años, grupo que presenta un marcado comportamiento
diferencial en términos de coste.
· Entre los factores sociales se debe destacar el
cambio radical que ha sufrido la familia. Hoy la familia es
de tipo nuclear y compuesta exclusivamente por los padres y los hijos menores no emancipados pasando las
personas mayores a un segundo plano.
En el contexto de la reforma del IRPF se analizarán
las distintas posibilidades para hacer frente a este problema y entre otros los incentivos fiscales que se puedan establecer para el desarrollo de los seguros privados en éste área.
Deducción por vivienda habitual
La deducción por adquisición de vivienda habitual se
introdujo en la regulación del Impuesto en la reforma fis-
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cal de 1978, y bajo distintas formulaciones se ha mantenido hasta la actualidad.
Actualmente esta deducción opera en la cuota del impuesto y a porcentajes distintos según haya o no mediado en la adquisición financiación ajena. En el primero de
los casos, 25 por 100 (los dos primeros años) o 20
por 100 (los restantes) hasta aproximadamente 4.500
euros de base de deducción, y 15 por 100 para el resto
hasta alcanzar la base máxima anual de deducción de
9.015 euros. En caso de no haber financiación ajena en
la adquisición se aplica el 15 por 100. En la última declaración de IRPF, el disfrute de este beneficio fiscal alcanzó a más de 5,5 millones de declarantes, siendo la deducción media muy homogénea.
Por ello, en el nuevo IRPF se va a mantener el sistema de incentivos con algunas correcciones que no supondrán, en todo caso, la reducción del límite máximo
de la base de la deducción que se mantendrá en su nivel actual de 9.015 euros.
Referencias bibliográficas
[1] ALBI IBÁÑEZ, E.; RODRÍGUEZ ONDARZA, J. A. y RUBIO GUERRERO, J. J. (1988): Nuevas Reformas Fiscales.
Una experiencia para España, Edit. Instituto de Estudios Económicos, Madrid.
[2] DURÁN CABRÉ, J. M. (2002): El Impuesto Lineal y el
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teórico y análisis empírico aplicado al caso español, Instituto
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de la Unión Europea: causas y efectos», Hacienda Pública
Española, Monografía 2001.
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