DESAYUNO CON LÍDERES DE OPINIÓN El impuesto

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DESAYUNO CON LÍDERES DE OPINIÓN
El impuesto a refrescos desde la óptica de la evidencia científica:
¿Una política fiscal saludable?
Dra. Maureen Birmingham
Agosto 9, 2013
Buenos días a tod@s. Estoy muy agradecida por la oportunidad de
participar en este importante evento. Felicidades a la Senadora Torres
y a todos los socios por esta iniciativa.
Quisiera comenzar resaltando que la OMS/OPS ha sido clara en
catalogar a la obesidad como un problema de salud pública y de
desarrollo sostenible de importancia internacional.
El incremento del sobrepeso durante los últimos 30 años es alarmante.
Una dieta no saludable y la falta de actividad física adecuada, son 2 de
los 4 factores de riesgo más importantes que contribuyen a la
cuantiosa carga de enfermedades no transmisibles (ENTs) en el
mundo, estimada en cerca de 36 millones de muertes ó 63% de todas
las muertes anuales en el mundo. La exposición a los principales
factores de riesgo comienza por lo general durante la niñez. El 80% de
las muertes asociadas a las ENTs ocurren en los países de ingresos
bajos o medianos. Sin embargo, hay medidas costo-efectivas para
revertir esta epidemia.
En las últimas décadas el incremento en el sobrepeso responde
principalmente a los cambios en nuestro entorno – relacionado con los
avances
tecnológicos que hacen más sedentarias nuestras vidas,
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aunado al acceso a la comida procesada con altas cantidades de
grasa, sal y azúcar y el alto consumo de bebidas azucaradas.
Para enfrentar esta epidemia de sobrepeso, la evidencia muestra la
importancia de un abordaje integral.
Es decir, no hay una sola
intervención que pueda resolver por sí sola el problema del sobrepeso.
Se requiere implementar varias medidas integrales. Y es muy claro
que el sector salud no puede resolver este problema solo.
El sector
salud, está afrontando las costosas consecuencias económicas del
sobrepeso y la obesidad, a partir de la atención de enfermedades
cardiovasculares, cáncer, diabetes, discapacidad, enfermedad renal
crónica, problemas musculo-esqueléticos, y problemas psicosociales
entre otras. El sobrepeso incrementa la probabilidad de una vida más
pobre y corta, más gastos en salud, y menos productividad de una
nación. Los costos de salud aumentando cada día terminarán por
quebrar los presupuestos de los sistemas nacionales de salud si no
empezamos a revertir esta epidemia ahora.
Durante los últimos 15 años, la pandemia de las enfermedades no
transmisibles y sus factores de riesgo fueron un tema importante de
los Cuerpos Directivos de la OMS y OPS.
En 2004, la Estrategia
Global sobre Dieta, Actividad Física y Salud aprobado por los 193
Estados Miembros de la OMS estimuló mucho más la atención hacia
el uso de políticas fiscales para la salud.
En 2011, el tema de las enfermedades no transmisibles y sus
principales factores de riesgo como una dieta no saludable elevó el
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debate hasta la Asamblea General de las Naciones Unidas para
alertar y responsabilizar al más alto nivel sobre la solución de este
problema. La declaración política emitida por la Asamblea General de
las NNUU incluyó recomendaciones para políticas fiscales con relación
a dietas no saludables.
En 2013 (este año), durante la Asamblea Mundial de la Salud, los
Estados Miembros aprobaron El Plan de Acción para la Prevención y
Control de Enfermedades No Transmisibles.
Este Plan de Acción
propuso un menú de opciones políticas incluyendo políticas fiscales.
El plan indica que las políticas fiscales pueden incluir impuestos y/o
subsidios adaptados al contexto nacional que crean incentivos para
comportamientos asociados con una mejor salud.
La evidencia científica muestra una clara asociación entre el consumo
de bebidas azucaradas y el sobrepeso y la diabetes.
La evidencia muestra que un niño o adolescente con sobrepeso tiene
una alta probabilidad de padecer esta condición durante toda su vida.
La evidencia muestra que los niños y adolescentes tienen menos
capacidad de ajustar sus hábitos pensando en las consecuencias de
más largo plazo cuando hay una posibilidad de satisfacer un gusto o
un placer de corto plazo. La industria es consciente de esta tendencia
por lo cual utiliza la publicidad y el mercadeo de manera
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indiscriminada hacia los niños y adolescentes, cuando no hay una
regulación eficaz para protegerlos.
La evidencia muestra la importancia del entorno como un determinante
importante de una vida saludable. El conocimiento y esfuerzos de un
individuo son importantes pero no son suficientes: especialmente, si el
entorno incluye menos oportunidad de hacer ejercicio y más
oportunidad de acceder a alimentos y bebidas no saludables y a
precios muy bajos. Los entornos deben facilitar el comportamiento
individual y la mejor elección.
El entorno es físico, es de mercadeo,
es político y es económico.
Por décadas, en varios países, los impuestos aplicados a alimentos y
bebidas fueron establecidos con el fin primordial de generar recursos
para el Estado. Pero durante los últimos años, el interés en utilizar
impuestos para alimentos y bebidas como una medida de salud
pública ha incrementado significativamente.
Por ejemplo, hay
impuestos para bebidas azucaradas en:
EEUU (varios años) en 35 Estados.
Noruega desde 1981
Samoa desde 1984
Australia desde 2000
Polinesia desde 2002
Fiji desde 2006
Nauru desde 2007
Finlandia desde 2011
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Hungría desde 2011
Francia desde 2012
El tipo y el nivel de los impuestos entre países son muy variados y
para la mayoría es una medida reciente. Entonces, la evidencia de los
efectos de impuestos a la salud es reciente también y proviene de tres
fuentes principales:
1. experimentos naturales, 2. investigaciones
controladas en entornos cerrados y 3. Modelos matemáticos.
la evidencia
publicada,
Según
yo quisiera destacar 7 conclusiones:
1. Cuánto debe ser el impuesto: El impuesto debe ser de al
menos 20% para tener un impacto en la obesidad y
en las
enfermedades cardiovasculares. La evidencia de impacto es más
fuerte por impuestos a refrescos y bebidas azucaradas.
2. Qué hacer con los recursos generados: Varios investigadores
concluyen que los impuestos deben estar combinados con subsidios
enfocados a familias pobres. Por ejemplo, para:
a. aumentar la accesibilidad y disponibilidad de agua potable
b. promover un cambio hacia el consumo de bebidas y comida
saludables
c. promover la salud
d. mejorar la atención a la salud
e. promover cambios en la agricultura e industria hacia comidas y
bebidas saludables
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3. Impuestos a qué bebidas: Varias investigaciones mencionan la
importancia de considerar los cambios en consumo hacia sustitutos no
deseados que puede disminuir el impacto buscado.
Entonces, se
tiene que considerar la integralidad de los impuestos a todas las
bebidas azucaradas para evitar sustituciones.
4. Regresividad y progresividad: Hay mucha discusión sobre el
tema de la regresividad de impuestos a las bebidas azucaradas y a la
comida no saludable.
Estos impuestos son regresivos para esos
consumos no saludables, pero no para sus alternativas más
saludables; de hecho, viéndolo en forma integral, habría que ver que el
resultado final es progresivo porque los impuestos protegen contra
enfermedades crónicas que son empobrecedoras.
Es decir, los grupos de bajo ingreso consumen más comida no
saludable y tienen más alto niveles de enfermedades relacionadas con
dietas no saludables que pueden aumentar sus gastos en salud y
bajar sus ingresos debido a su ausencia del trabajo por su mala salud.
Entonces, el impacto positivo de salud sería más en grupos de bajos
ingresos. Además, la evidencia muestra que estos grupos son más
sensibles a cambios en los precios por lo que los impuestos tendrán
mayor impacto sobre sus hábitos. Además, los fondos recaudados
pueden ser dirigidos hacia familias pobres para mejorar su bienestar y
salud. Entonces es importante estudiar el impacto de forma integral
para ver si el resultado final es progresivo.
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5. Tipo de impuesto:
Hay elementos sobre la experiencia en
impuestos al tabaco que apuntan a que es mayormente recomendado
establecer un impuesto específico, en vez de un impuesto ad valorem
que está calculado como un porcentaje del precio. En el caso de las
bebidas azucaradas, un impuesto calculado por gramos o mililitros del
producto es un mecanismo más apropiado.
6. Además, para potenciar el impacto, es mejor que el consumidor
considere el precio del producto con el impuesto incluido en lugar de
añadir el impuesto al momento de pagar. Asimismo, es deseable que
el impuesto se ajuste sistemáticamente al nivel de inflación esperado.
7. La aceptabilidad de impuestos por el público es más fuerte
cuando el público entiende que los impuestos son para mejorar la
salud y el bienestar de la población.
En resumen, el incremento del sobrepeso en las últimas décadas en el
mundo (incluyendo México) no es por causas genéticas, sino derivado
de nuestros entornos obesogénicos. Entonces la prioridad debe ser el
desarrollo y fortalecimiento de las políticas públicas para revertir las
características de los entornos obesogénicos - como una parte de un
abordaje integral y multisectorial. Las políticas fiscales deben estar
acompañadas de otras políticas como la mejora en el etiquetado,
control de la publicidad, mejor acceso a alimentos y bebidas
saludables, y políticas que faciliten y promuevan la lactancia materna y
más ejercicio físico.
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En muchas partes del mundo, los gobiernos han abdicado su
responsabilidad para enfrentar este enorme problema de sobrepeso.
Algunos gobiernos están dejando depender un cambio de hábitos en
los individuos a pesar de su entorno no saludable; sin embargo, la
pandemia de obesidad no será revertida sin el liderazgo del gobierno;
sin un abordaje multisectorial liderado al más alto nivel; sin la
regulación; sin la inversión en programas de prevención; sin políticas
que favorezcan entornos saludables; sin sensibilización del público, sin
el monitoreo; sin la investigación para entender qué funciona mejor en
cada contexto; sin el apoyo de la sociedad civil y los medios de
comunicación.
En conclusión, México tiene un papel importante liderando como
ejemplo esta lucha contra el sobrepeso y la obesidad, lo cual sin duda
representará un importante reto que requerirá de voluntad política y de
la acción coordinada de los tres Poderes del Estado. Las políticas
fiscales
son
una opción en
el menú
de
opciones
políticas
recomendadas por la OPS/OMS para corregir fallas en el mercado,
pero es importante generar evidencia y evaluar su aplicación
cuidadosamente en cada contexto.
Felicito a todos los participantes de este diálogo por su interés, su
compromiso y su esfuerzo en esta lucha contra el sobrepeso.
Aprovecho la oportunidad para expresarles el compromiso de nuestra
Organización para continuar apoyando decididamente esta lucha.
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Muchas gracias y les deseo los mejores éxitos.
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