(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco concedió este

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(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco concedió este jueves una
audiencia en el Vaticano a unas 900 religiosas de la Unión Internacional de
Superioras Generales (UISG), reunidas en asamblea plenaria hasta el viernes.
Respondiendo a las preguntas de las
religiosas, el Papa afirmó que se
podría crear una comisión que
estudie la posibilidad del diaconado
para las mujeres.
El diaconado hoy es el primer grado
del orden sagrado que permite leer o
cantar el Evangelio durante la misa y la predicación, administrar el bautismo,
asistir el matrimonio, realizar la bendición eucarística, celebrar las exequias. El
Catecismo de la Iglesia Católica indica: “La doctrina católica, expresada en la
liturgia, el magisterio y la práctica constante de la Iglesia, reconoce que existen
dos grados de participación ministerial en el sacerdocio de Cristo: el
episcopado y el presbiterado. El diaconado está destinado a ayudarles y a
servirles. Por eso, el término sacerdos designa, en el uso actual, a los obispos
y a los presbíteros, pero no a los diáconos. Sin embargo, la doctrina católica
enseña que los grados de participación sacerdotal (episcopado y presbiterado)
y el grado de servicio (diaconado) son los tres conferidos por un acto
sacramental llamado “ordenación”, es decir, por el sacramento del Orden”.
El Santo Padre ha precisado que cuando se habla de las mujeres diáconos en los
primeros siglos de la Iglesia, no se sabe realmente qué papel desarrollaban y
sobre todo si habían sido ordenadas o no. “¿En cuanto a crear una comisión
oficial que pueda estudiar la cuestión?”. Creo que sí, ha respondido el Pontífice.
“Sería hacer el bien de la Iglesia y aclarar este punto. Estoy de acuerdo y hablaré
para que se pueda realizar algo así. Acepto la propuesta. Me parece algo útil
esta comisión que aclare bien las cosas”, ha concretado
En la audiencia, el Papa les recordó también la necesidad de evitar una especie
de comercio para dar los sacramentos, y les instó a custodiar el valor de la
pobreza que protege de los errores y de la pérdida de carismas, aunque
reconoció que no hay que menospreciar la administración de los bienes.
El Santo Padre advirtió también del peligro de volverse una activista social o
una momia, porque cada consagrada debe tener una vida mística.
Francisco, dirigiéndose a las presentes reunidas en el Aula Pablo VI, concluyó
invitando a dar un espacio justo al reposo, a consultar a las hermanas ancianas
o a las enfermas atendidas en los conventos porque, dijo, son la memoria del
Instituto, con su experiencia y sabiduría.
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