anafinan1007002 - Rodriguez Silvero y Asociados

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ASUNTOS TRIBUTARIOS, LEGALES,
ECONÓMICO-FINANCIEROS
CONTABLES Y ADMINISTRATIVOS
Publicado el 13 de octubre de 2007 en el Diario Última Hora
ANÁLISIS FINANCIERO
¿La fuerte liquidez bancaria es beneficiosa para el país?
Una característica observada con atención por todos fue la gradual caída de las tasas de
interés tanto activas como pasivas en los últimos años.
Actualmente se observa una sostenida presión de dicha tendencia con relación a las
tasas activas o de préstamos, aunque por otro lado se notó últimamente un ligero
repunte en las pasivas o lo que se paga por depósitos, por la mayor competencia entre
entidades por mejorar su participación de mercado. ¿Cómo se debe interpretar esto y
hacia dónde vamos?
Primero aclaremos que la caída de ambos tipos de tasas se debió a la elevadísima
liquidez que soportó el sistema bancario, que a falta de negocios o por estrategia de
evitar riesgos de cartera, al 31-8-07 tenía colocados alrededor de US$ 921 millones en
títulos públicos, como ser letras del BCP, bonos del tesoro, etc.
El correcto manejo monetario del BCP en los últimos tiempos ha reducido aún más las
tasas, sin generar una expansión monetaria significativa.
La reciente publicidad de tasas entre el 15 al 19% para financiación en tarjetas de
crédito de parte de algunos bancos es un elemento demostrativo de la alta disponibilidad
de recursos líquidos. Además, vale la pena leer el boletín estadístico publicado por la
Superintendencia de Bancos al 31-8-07 y sumar el total disponible del sistema bancario,
como valores en caja, encajes legales, valores públicos, etc., con sus colocaciones en el
sector financiero, mayormente en las casas matrices y las corresponsales.
Allí puede observarse el importe "líquido" o la altísima liquidez del sistema bancario.
Representa hoy día el 68% del total de depósitos que a esa fecha sumaba el equivalente
a 3.284 millones de dólares.
Este indicador se situaba en 66% al 31-12-05 y al 31-12-06, cuando ya se observaba una
holgada liquidez. ¿Es esta situación buena?. Como muchas otras preguntas, la respuesta
es por un lado sí, por otro no. Es positivo y tranquilizador tener un sistema bancario
líquido, con bajos indicadores de morosidad y buena rentabilidad. El sistema con estas
características está bien parado financieramente para acompañar un incremento en los
negocios si las condiciones políticas, sociales y económicas se presentan adecuadas.
No obstante, una alta liquidez no aplicada productivamente no tiene el efecto
multiplicador de potenciar la producción, el empleo y una mejor equidad en la
distribución de los ingresos. Estos últimos factores son de importancia capital para el
sector y el país, pues generaría nuevos clientes potenciales para las entidades
financieras, mayor nivel de ahorros e inversión y así se contribuiría con el ciclo virtuoso
del desarrollo económico. Hoy día entre encajes y valores públicos, el dinero está en
manos del Gobierno, o en cuentas de bancos corresponsales del exterior, hechos que
poco aportan a la dinamización de la economía del país.
El capital como se lo conoce es el segmento más sensible de la economía. Tiene gran
aversión al riesgo en general y en particular a la inseguridad jurídica, a la conducción
politizada de la economía, a las convulsiones sociales y políticas, en pocas palabras a la
falta de previsibilidad. Dependerá de la calidad de la transición político-económica del
país durante los próximos 10 meses para que las entidades bancarias muestren un mayor
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grado de agresividad y apuesten por reducir los altos niveles de liquidez, aplicándolos a
préstamos de corto, mediano y largo plazo para financiar actividades comerciales y
productivas.
* Consultor de Rodríguez Silvero & Asociados
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