Vilnius, la joya de ámbar

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Vilnius, la joya de ámbar
Viajar, ver y contar
✑ Mª Adela Díaz Parraga
D
icen que fue la casi
legendaria Voruta, la
capital del rey Mindaugas; dicen que la fundaron los eaestii, una vieja tribu báltica, pero pronto la
habitaron los eslavos. De
cualquier forma, Vilnius es
muy antigua, aunque no
apareció en papeles escritos hasta el año 1323. Se
sabe que en el siglo XI se
establecieron en ella los hebreos, y llegó a ser uno de
los principales centros de la
cultura judía. Muchos pueblos pasaron por ella, polacos, rusos, bielorrusos, alemanes, ucranianos… Y todos han ido dejando algo
de su esencia.
Vilnius es una ciudad pequeña, tanto que se puede
recorrer en pocas horas.
Sin embargo, esto no es
posible, porque la grandeza
de sus monumentos, ese
esplendor barroco, la belleza de su casco antiguo, el
más grande de toda la Europa del este, hace que el
viajero tenga que dedicar
muchas horas para verla y
admirarla. En ella compadrean lo antiguo y lo moderno, las arcaicas tradiciones paganas con devotos
toques cristianos, y todo
esto la convierte en algo
maravilloso y brillante, cercada por el verde imposible
de sus bosques de pinos.
Que por algo Vilnius es Patrimonio de la Unesco.
El río Neris, mantiene en su
orilla sur el corazón de la
ciudad, el centro histórico,
mientras que al norte se extiende el Snipiskes, el alma
financiera de la ciudad. En
lo que ahora es el centro,
había un fuerte encaramado en la colina que pertenecía al Ducado de Lituania, y
fue un rey de Polonia y Gran
Duque de Lituania, Ladislao
II, el que le concedió el titulo de ciudad en el año 1387.
Para conocerla, una les recomendaría empezar por la
plaza de la Catedral, en el
casco antiguo. La Catedral
de Vilniusm dedicada a San
Stanislas y San Vladislav es
un impresionante conjunto
blanco, con sus preciosas
columnas a la entrada, que
más la hacen parecer un
templo pagano que una catedral cristiana. El templo
guarda valiosas obras de
arte de los siglos XVI al XIX,
y sobre todo, un fresco exquisito del siglo XIV.
Historia y belleza
Además de la Catedral, hay
muy buenas iglesias como
la gótica de Santa Ana, con
sus ladrillos rojos, treinta y
tres clases diferentes de ladrillos dicen que se usaron.
Figúrense como será, que
el propio Napoleón se la
quería llevar a Francia piedra a piedra. Y esa joya del
barroco que es la iglesia de
San Miguel, y la de Santa
Teresa, y San Francisco, y
el monasterio de San Bernardino. Aunque dicen que
la mas bonita de toda la
ciudad es la de San Pedro y
San Pablo. Y la iglesia
evangélica luterana, o la
preciosa sinagoga de la ca-
lle Oylimo.
Por estos contornos, está la
Universidad, que fundó en
el año 1556, el Gran Duque
Steponas Bastoras. Un
conjunto barroco, de blancura deslumbrante, todo
edificado alrededor de una
serie de patios, y con una
iglesia interior preciosa. De
camino, el Museo Nacional,
es una buena visita para
conocer la historia del país.
La Torre medieval de Gediminas, desde la que pueden ver todo el corazón de
Vilnius, y la de la Televisión
que, aparte de tener una
vista magnifica de toda la
ciudad, es el lugar donde
las gentes de Lituania se
enfrentaron a los rusos en
la guerra de la independencia de 1989.
Y tienen que recorrer de
arriba a bajo, la Pilies Gatl,
la calle peatonal, llena de
color y vida, dominio de los
artesanos y pintores, que
les ofrecerán en sus tenderetes desde las mas preciosas joyas de ámbar, hasta
cucharas y otros objetos de
madera. Puestecitos, bares, terrazas, en fin, vida. La
calle termina en la única
puerta de la muralla de la
ciudad que queda en pie, la
TOP TURISME - agosto/septiembre 2010 /
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Austros Vartu, la Puerta de
la Aurora. En la capillita que
hay sobre ella, se conserva
la pintura de una virgencita
milagrera, a la que al pasar
se encomiendan los lituanos, y cualquier caminante
fervoroso. También es interesante acercarse a la calle
Gintaras, con sus tiendas
de ámbar y ropa para el hogar, y juguetes, y preciosas
muñecas. Pero desde luego, su principal calle comercial es Gedimino Porspektas, que arranca en la
plaza de la catedral y llega
hasta el río, jalonada de
magnificas boutiques y el
centro comercial Flanegan.
También alberga el Parlamento y la Oficina de Correos. En la calle paralela, esta
el Museo del Genocidio, un
visita realmente impactante.
Tanto la Pilies como su vecina Vokiecio, son los lugares ideales para hacer un
alto en el caminar, si hace
buen tiempo, porque entonces los bares y los cafés
sacan sus mesitas a la calles, y es una gozada. disfrutar del ir y venir de las
gentes, mientras te tomas
un café, o una deliciosa
cerveza lituana. También
les aconsejo una visita a
sus mercados, porque es
donde mas se respira el espíritu de la ciudad: Gariunai
Kaunas, y Kalvatiju. Un poco mas lejos del centro, esta la que llaman Republica
de Uzupis, un pequeño barrio donde reina el espíritu
bohemio con sus diversos
artistas, como que hasta
tienen su propia Constitución, completamente irreal.
Vilnius es una ciudad cantarina y festera, donde comer también es un placer,
porque su cocina tradicional con toques innovadores, es sencillamente deliciosa.■
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