Reg.: A y S t 230 p 254-257. En la ciudad de Santa Fe, a los veinticinco días del mes de febrero del año dos mil nueve, se reunieron en acuerdo los señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, doctores María Angélica Gastaldi, Rafael Francisco Gutiérrez y Mario Luis Netri, con la presidencia del señor Ministro decano doctor Eduardo Guillermo Spuler, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados "ALBERTO, Carlos L. contra AFIP-DGI -Apremio- sobre RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD" (Expte. C.S.J. N° 275, año 2008). Se resolvió someter a decisión las siguientes cuestiones: PRIMERA: ¿es admisible el recurso interpuesto? SEGUNDA: en su caso, ¿es procedente? TERCERA: en consecuencia, ¿qué resolución corresponde dictar? Asimismo se emitieron los votos en el orden en que realizaron el estudio de la causa, o sea doctores: Gastaldi, Netri, Gutiérrez y Spuler. A la primera cuestión, la señora Ministra doctora Gastaldi dijo: 1. En la presente causa el actor promovió juicio de apremio contra el A.F.I.P.-D.G.I. pretendiendo el cobro de la suma de $65.625 en concepto de honorarios devengados en los autos "A.F.I.P. (D.G.I.) c/ Compañía de Transporte Ben Hur S.R.L. s/ Recurso de revisión". Sustentó su pretensión en la imposición de costas causídicas en contra del organismo recaudador -en lo que aquí concierne- en los rechazos de los recursos de revocatoria planteados por la incidentista contra el decreto que había clausurado el término probatorio (resolución n°132 del 15.2.1999) y de revisión interpuesto por aquél (resolución n°2529 del 28.10.1999) (f. 36). Citada de remate la demandada opuso inhabilidad de título con fundamento en que el organismo fiscal no era el obligado al pago y, subsidiariamente, que la vía elegida no era la que legalmente correspondía. Tramitada la causa, la Jueza de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial N°6 hizo lugar parcialmente a la demanda incoada (f. 107). Sostuvo -en lo que aquí concierne- que las resoluciones fundantes de la ejecución (léase: las que habían impuesto las costas y la regulación de honorarios a los doctores Giovanetti y Alberto) se encontraban firmes y ejecutoriadas, constituyendo títulos hábiles para demandar por vía del apremio por la suma de $37.500 pesos por los trabajos realizados en primera instancia hasta el dictado de la resolución n°2529/99 (art. 507, C.P.C. y C.). Agregó que las resoluciones 2529/99 y 132/99 impusieron costas a la A.F.I.P. (D.G.I.) sin especificar que se limitaban a los gastos causídicos originados a favor del letrado de la fallida y no obstante ello, la revisionista no interpuso recurso de aclaratoria; y que se le había notificado -debidamente- la regulación de los honorarios a los doctores Alberto y Giovanetti sin que merecieran cuestionamiento alguno por la vía impugnativa prevista por la ley 6767. 2. Contra dicho pronunciamiento interpone la demandada recurso de inconstitucionalidad. Alude la impugnante que al presentarse el abogado actor ante la D.G.I. reclamando el pago de honorarios se le respondió que ni en la parte resolutiva ni en los considerandos de la sentencia se realizó imposición de costas en cuanto a los honorarios generados por la actuación de la sindicatura y su letrado patrocinante de acuerdo a la doctrina emanada del fallo pleno de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario del 27.12.1999. Aduce que el A quo da por cumplimentado el requisito de sentencia, auto o liquidación aprobada a las resoluciones n° 132 del 15.2.1999 y n° 2529 del 28.10.1999 cuando éstas son absolutamente ajenas al objeto de la demanda de la actora para con el organismo fiscal, desde que la sindicatura no es parte en el incidente, ni sujeto contendiente, ni ofrece o presenta pruebas. Manifiesta que la regulación de honorarios del 1.8.2000 sólo prescribe que se regularon los honorarios allí enunciados, pero no respecto de quien debe cobrarlos. Señala que el A quo prescindió de la normativa legal vigente aplicable al caso al momento de dictarse la regulación de honorarios (1.8.2000), concretamente la doctrina del fallo pleno citada y el artículo 257 de la ley 24522. Afirma que el Sentenciante le exige cargas procesales -interposición de recursos contra las resoluciones que imponían costas y regulaban honorarios- que de manera alguna le eran oponibles. Le imputa al Juez autocontradicción al reconocer que de acuerdo a los fallos plenos no corresponde regular honorarios a la sindicatura por la labor desplegada en algunos incidentes, mientras que -en los cuestionados- permite el cobro de los emolumentos a partir de otorgarle firmeza al auto de determinación de los emolumentos. Evacuado que fuera el traslado respectivo (f. 124), el Magistrado concede el recurso extraordinario interpuesto en el entendimiento de que los agravios planteados configuran una hipótesis de arbitrariedad que guarda relación con el caso de autos (f. 132). 3. En el examen de admisibilidad que le impone a esta Corte el artículo 11 de la ley 7055, encuentro satisfechos los recaudos formales de la impugnación así como también que las críticas descalificantes del decisorio cuentan con apoyo en las constancias de la causa y son idóneas para operar la apertura de esta instancia de excepción de conformidad con lo dictaminado por el señor Procurador General a foja 181. Voto, pues, por la afirmativa. A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Netri, Gutiérrez y el señor Ministro decano doctor Spuler expresaron idénticos fundamentos a los expuestos por la señora Ministra doctora Gastaldi y votaron en igual sentido. A la segunda cuestión, la señora Ministra doctora Gastaldi dijo: El núcleo argumentativo de la Jueza para ordenar se lleve adelante la ejecución se sustenta en que la demandada consintió la regulación de honorarios al no interponer los recursos de ley luego de haber sido notificada, resultando tardíos sus cuestionamientos en relación a la ausencia de legitimación pasiva opuesta en el apremio. Esta solución no puede validarse constitucionalmente. En efecto: Sólo por conducto del sobredimensionamiento de las formas pudo la Sentenciante otorgarle el carácter de firme -por vía de la preclusión procesal- al auto "mere estimatorio" de regulación de los emolumentos profesionales, oponiendo, así, un valladar arbitrario para no decidir acerca del derecho a cobrarlos y la persona obligada a su pago. Ello así, por cuanto no puede pasar desapercibido en el "sub lite" que aún cuando el título de ejecución se funde en resoluciones que condenaron en costas a la ejecutada y en una regulación de honorarios a favor del síndico y a los letrados de éste por los trabajos realizados en las incidencias procesales en que se impusieron aquellas condenas causídicas, el derecho a su cobro estaba signado por una absoluta falta de certeza a partir de lo resuelto por la Cámara de Apelación Civil y Comercial de Rosario en el fallo pleno del 27.12.1999, que revisara el acuerdo 30/89, "Dirección Provincial de Rentas contra Auto Sprint sobre quiebra sobre verificación de créditos", en donde se estableció la interpretación siguiente a la normativa concursal: "II) No corresponde regular honorarios al síndico ni a su letrado patrocinante por la labor desempeñada en la verificación tempestiva de créditos, en la verificación tardía de créditos ...ni tampoco por la etapas recursivas de ninguno de esos trámites, ya fuera que las costas se impusiesen o no al verificante". Es por ello, que el auto regulatorio constituía -en el caso- tan solo una mera estimación de su quantum, sólo había fijado el monto de éstos sin decidir sobre ninguna otra materia, por lo cual la extemporaneidad aducida por el A quo luce -en la especie- arbitraria a tenor de las normas en juego. En este aspecto, resulta aplicable la jurisprudencia mayoritoria como así también la calificada doctrina autoral respecto de que el auto regulatorio, frecuentemente sólo importa la decisión expresa, positiva y precisa con respecto al pedido que formula el interesado para que se fijen sus honorarios, sin determinar en la mayor parte de los casos quién debe abonarlos, si una de las partes o ambas, solidariamente o no, etcétera; sólo hay sentencia en lo que se relaciona con el quantum regulado, pues en este caso, se ha dictado diciendo eso y nada más que eso, ya que era la única cuestión atendida (vid., en cuanto a la corriente jurisprudencial mayoritaria, Peyrano, Jorge W., "Táctica Procesal", Rosario, 1980, pág. 64; Spota, Alberto, "Honorarios de los peritos" en J.A. 47, 908). Más todavía, haciendo mérito de la transcendencia de la defensa opuesta por la ahora recurrente no solo debe mencionarse el aludido fallo pleno sino también lo dispuesto por el artículo 257 de la ley 24522 -en tanto establece que los honorarios de los letrados del síndico recaen sobre este último-, circunstancia que imponía de manera inexorable el juzgamiento sobre la ausencia de legitimación pasiva de la ejecutada. Respecto de esta defensa se ha considerado que comprende también las hipótesis en las que falta alguno de los presupuestos del título, la legitimación sustancial (activa y pasiva), causa lícita; objeto cierto y determinado; plazo vencido; y obligación pura o condición cumplida (Podetti, Ramiro, "Tratado de las Ejecuciones", Ed. Ediar 1968 págs. 207 y 210). No cabe duda entonces que la cuestionada legitimación sustancial pasiva podía determinar -en caso de prosperar- la ineficacia del título, evidenciando, así, la necesariedad de su tratamiento; su omisión implica sin más falta de motivación. En suma: la ausencia de consideración de la defensa de la accionada concerniente a que la norma concursal no la obligaba al pago de los honorarios del letrado de la sindicatura conforme a la interpretación asignada por el fallo pleno referido y a lo dispuesto por el artículo 257 de ese ordenamiento legal, inficiona la resolución impugnada a tenor de lo dispuesto por el artículo 95 de la Constitución provincial. Es consecuencia ineludible de lo expuesto que el pronunciamiento atacado no resulta derivación razonada del derecho vigente con sujeción a los hechos comprobados de la causa. Voto, pues, por la afirmativa. A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Netri, Gutiérrez y el señor Ministro decano doctor Spuler expresaron idénticos fundamentos a los vertidos por la señora Ministra doctora Gastaldi y votaron en igual sentido. A la tercera cuestión, la señora Ministra doctora Gastaldi dijo: Atento el resultado obtenido al tratar las cuestiones anteriores, corresponde declarar procedente el recurso interpuesto y, en consecuencia, anular la sentencia impugnada. Remitir los autos al tribunal que corresponde a fin de que juzgue nuevamente la causa. Con costas al vencido (art. 12, ley 7055). Así voto. A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Netri, Gutiérrez y el señor Ministro decano doctor Spuler dijeron que la resolución que correspondía adoptar era la propuesta por la señora Ministra doctora Gastaldi y votaron en igual sentido. En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESOLVIÓ: declarar procedente el recurso interpuesto y, en consecuencia, anular la resolución impugnada. Remitir los autos al tribunal que corresponde a fin de que juzgue nuevamente la causa. Con costas al vencido (art. 12, ley 7055). Regístrese y hágase saber. Con lo que concluyó el acto, firmando el señor Ministro decano y los señores Ministros por ante mí, doy fe. Fdo.: SPULER-GASTALDI-GUTIÉRREZ-NETRI- Fernández Riestra (Secretaria)