El problema es que muchos hombres no se dan cuenta de qué tan

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Siglo nuevo
E
l hombre actual se
encuentra frente a
un cambio cultural
que se ha dado paulatinamente. Para muchos de ellos, esto
implica una redefinición de
su masculinidad, es decir, de
sus valores, creencias y actitudes en las que han sido educados y que aún hoy permanecen muy arraigadas en
sociedades como la nuestra.
Y es que el mundo se ha
percatado de que los principales problemas sociales como
la violencia y el abuso de poder se derivan de muchas de esas creencias, mismas que conforman lo que conocemos como machismo. Por ello, una de
las políticas públicas globales
es hacer partícipes a hombres
y mujeres de los errores que se
han repetido por siglos y que
han hecho tanto daño, mismos que pueden remediarse
mediante un proceso que implica la voluntad del hombre
y, sobre todo, su verdadera
transformación interna.
DIFERENCIAS IMPUESTAS
Según el Antropólogo Social
Eduardo Liendro, Coordinador de Equidad y Diversidad
A.C. en el estado de Oaxaca,
quien tiene una amplia trayectoria en el trabajo con la resignificación de la masculinidad
en México, y que recientemente estuvo en La Laguna para
dictar la conferencia Ser padre
es padre, el problema de la percepción que tienen muchos
hombres de su propia masculinidad está basado en las diferencias tan marcadas que se
han impuesto a hombres y mujeres, y en que hemos sido educados con ellas: desde que
un niño nace lo visten de azul
y a las niñas de rosa, al niño lo
enseñan a golpear y a la niña
Sn
n
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El problema es que muchos hombres no se dan cuenta
de qué tan arraigado está el machismo en ellos
a jugar con muñecas, a los ni- fieles; en lo sexual, al hombre
ños les dicen ‘no llores’ y a las se le forma para que viva y disniñas las impulsan a externar frute su sexualidad, mientras
sus sentimientos.
a la mujer se le orienta hacia la
Esta diferenciación entre maternidad y la crianza desde
lo femenino y lo masculino vie- que es pequeña. En cuanto a la
ne de muchas décadas atrás y responsabilidad sexual, mutodavía es muy evidente: en lo chos se siguen negando a utiliprofesional, el hombre sigue te- zar condón o practicarse la vaniendo mejor salario que una sectomía como métodos de plamujer de su mismo nivel jerár- nificación familiar, y siguen
quico; en lo social, al hombre siendo las mujeres quienes se
se le permiten conductas que someten a tratamientos de anen una mujer están mal vistas, ticoncepción y cirugías para ecomo emborracharse o ser in- vitar un embarazo. Y qué decir
de la representación política y
pública: aunque las mujeres
conforman más del 50 por
ciento del padrón electoral, el
gobierno es mayoritariamente
masculino.
Por todo lo anterior, el Antropólogo subraya que “considerar que los hombres y las
mujeres no somos iguales, y
que el hombre es más que la
mujer, es la raíz del machismo,
siendo éste de donde surgen
esas relaciones de dominio y
subordinación”.
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