realismo de la unión del cristiano con el cuerpo de cristo

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BARNABAS MARY AHERN, C. P.
REALISMO DE LA UNIÓN DEL CRISTIANO CON
EL CUERPO DE CRISTO
Modernamente se da una fuerte tendencia a explicar-el término paulino «Cuerpo de
Cristo» en sentido realista. No es sólo una metáfora que simboliza la comunidad de
todos los cristianos --la Iglesia-- creada y animada por el Espíritu de Cristo. Significa
directamente el mismo Cristo muerto y resucitado, por quien llega el Espíritu a todos
los cristianos injertados en El. B. M. Ahern se sitúa en esta línea de interpretación
realista.
«The Crhistian’s union with the body of Chirst in Cor, Gal and Rom», Rhe Catholic
Biblical Quarterly, 23 (1961), 199-209
El presente estudio se centra en las referencias al Cuerpo de Cristo que aparecen en la
primera Carta de San Pablo a los Corintios y las dirigidas a los Gálatas y Romanos.
Estas Epístolas tienen particular importancia. En ellas el concepto Cuerpo de Cristo es
formulado explícitamente por primera vez. Además, hallamos ya en dichas epístolas los
principios que laten en el desarrollo ulterior de las cartas a los Colosenses y Efesios.
Presupuestos fundamentales
Para una inteligencia precisa del pensamiento de San Pablo sobre el Cuerpo de Cristo
conviene tener presentes dos principios que lo rigen. En primer lugar hemos de evitar el
atribuir a Pablo la concepción griega del cuerpo. En el compuesto cuerpo-alma de la
antropología griega el cuerpo era algo neutro: un elemento que tenía que ser
transformado por el alma para convertirse en hombre y dejar de ser impersonal, cosa.
Pablo, como cualquier hebreo al escribir sobre asuntos religiosos, no lo considera así. El
cuerpo es una persona animada y corporal (cuerpo-persona) cuyos pensamientos y
deseos se encierran y se revelan bajo el aspecto sensible de la actividad corporal.
Incluso, en la vida práctica, se actúa siempre con conciencia de la unión inseparable
entre las experiencias síquicas y las reacciones somáticas.
En segundo lugar Pablo, por su mentalidad israelita, mira a Cristo como a una persona
comunitaria: una persona que asume a toda la colectividad. Concepción que nace
probablemente del papel del jefe en la vida tribal y nacional de Israel y se halla con
frecuencia en el Antiguo Testamento. Esta manera de ver es importante para
comprender dos aspectos del pensamiento de Pablo: su concepción de Cristo como el
nuevo Adán y su enseñanza sobre la eficacia del contacto sacramental con Cristo. Como
el Salvador es una personalidad comunitaria, murió y resucitó con una eficacia
colectiva: Si uno murió por todos, luego todos son muertos (2 Cor 5,14).
Unión real con Cristo
La primera alusión de Pablo al tema del Cuerpo de Cristo tiene un carácter ocasional.
Los Corintios habían recaída en la fornicación, que no era solamente una experiencia
física, sino un intercambio de pensamiento y afecto personal y síquico. Para atacar este
pecado Pablo recuerda a los Corintios (1 Cor 6, 14-17) otro vinculo el vínculo entre su
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soma y el soma de Cristo glorificado. No es una unión de unión meramente moral.
Contacto tan real como la unión entre un hombre y una mala mujer: ¿No sabéis que
vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Y voy atomar yo los miembros de Cristo
para hacerlos miembros de una prostituta? (1 Cor 6,15). En los dos casos está
comprometida toda la persona. Es cierto que la unión de un hombre y una mujer pública
tiene la debilidad y bajeza de la carne: ¿No sabéis que quien se allega a una prostituta
se hace un cuerpo con ella? Porque serán dos, dice, en una carne (1 Cor 6,16). En
cambio la unión entre el cristiano y Cristo glorificado es vital con el vigor y santidad del
espíritu: El que se allega al Señor se hace un espíritu con Él (1 Cor 6,17). Sin embargo,
aunque se trate de unión carnal o espiritual siempre es todo el cuerpo-persona el que
interviene.
Al hablar Pablo a los Romanos de la relación del cristiano con la ley y con Cristo
introduce el ejemplo de una mujer que, a la muerte de su marido, queda libre para
casarse de nuevo. Partiendo de este ejemplo describe la nueva relación del cristiano con
Cristo. Esta unión tiene un carácter real y personal tan físico como la del La primera
alusión de Pablo, a hombre y mujer: Vosotros habéis muerto también a la Ley por el
Cuerpo de Cristo, para ser de otro que resucitó de entre los muertos, a fin de que deis
fruto para Dios (Rom 7,4).
Estas alusiones incidentales al cuerpo de Cristo expresan muy bien el realismo de la
unión del cristiano con Cristo como lave Pablo y como que el cristiano ya ha contraído,
más tarde aparecerá en la síntesis ya perfecta de su pensamiento Entonces comparará la
Cristo y su Iglesia con la de dos esposos. (El 5, 25-32). Todolo que un cristiano tiene
como cristiano lo recibe en la total entrega de su cuerpo-persona al cuerpo-persona de
Cristo: Por Él sois en Cristo Jesús, que os ha venido a ser de parte de Dios, sabiduría,
,justicia, santificación y redención (1 Cor 1;30).
Incorporación mediante el bautismo
Esta unión tiene su arranque en, el Bautismo. En la epístola a los Gálatas, San Pablo,
aunque cambia el esquema de su pensamiento, conserva el vivo realismo de la
experiencia del cristiano: Cuantos en Cristo habéis sido bautizados, os habéis vestido
de Cristo (Gál 3,27). La expresión revestirse indica en la Escritura que el que se pone el
vestido queda identificado de un modo sutil con éste. Por ejemplo: Dios se viste de
majestad (Sal 92,1); el brazo del Señor se reviste de fortaleza (Is 51,9); los perversos se
cubren de vergüenza (Sal 39,26); Job se viste de justicia (Job 29,14). Este texto, pues,
insinúa ya lo íntima que es la identificación de que habla en seguida. En el rito
sicosomático del bautismo el cuerpo-persona del cristiano se sumerge de tal modo en
Cristo que todo lo que es mera carne desaparece, y así no hay ya judío o griego, no hay
siervo o libre, no hay varón o hembra, porque todos sois uno (una "persona" y no una
"cosa") en Cristo Jesús (Gál 3, 28).
En la mentalidad judía se actúa siempre como cuerpo-persona, de modo que la
actividad incluye necesariamente un aspecto físico y sensible. La fe en Cristo implica de
modo necesario una resolución simultánea de unir el yo propio con el yo (soma) de
Cristo en el rito físico del bautismo. La experiencia interna de Pablo en el camino de
Damasco requería ser consumada en el bautismo para unirse por completo con el
cuerpo-persona de Cristo. Por medio del bautismo la entrega realizada ya por la fe se
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expresó en el rito bautismal sicosomático que completó la unión de todo su yo con el
cuerpo-persona del Salvador. Y esta unión es tan, intima que el cuerpo-persona del
Salvador es el único espíritu que anima. Si son dos en un espíritu, no se puede poner en
duda de quién es éste: Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí (Gál 2,20).
Unión corporal en la Eucaristía
El mismo realismo aparece al hablar Pablo de los cristianos como una colectividad; en
su discusión sobre la Eucaristía. La participación en los banquetes sagrados paganos
presenta el peligro de sincretismo. Dicha participación es incompatible con la
celebración del banquete que une al cristiano con Cristo: El pan que partimos ¿no es la
comunión del cuerpo de Cristo? (1 Cor 10, 16). Para hacer ver a los Corintios la
presencia real de Cristo en la Eucaristía, Pablo recuerda una verdad admitida desde el
principio del cristianismo la "comunión" (koinonia) cristiana - unión de muchos entre sítiene su causa perfecta en la "comunión" de cada uno con Cristo en la fracción del pan:
Porque el pan es uno, somos muchos un solo cuerpo, pues todos participamos de ese
único pan (1 Cor 10,17). Muchos son un solo cuerpo porque la comunión hace
concorpóreo a cada uno con Cristo. También la comunión, como el bautismo, hace que
el Salvador sea "todo en todos" (cfr. 1 Cor 12,13). Con razón afirma el Dr. Rawlinson
que la Eucaristía es un elemento de primer orden en la estructuración de la doctrina
paulina sobre la Iglesia como Cuerpo de Cristo.
Precisiones doctrinales
La recensión, hecha en la 1.ª a los Corintios (1 Cor 12), de los diversos dones de que se
hallan revestidos los cristianos, hace pensar en una significación metafórica del término
"cuerpo". Pablo estaba familiarizado con las expresiones y categorías mentales estoicas
y hubiese podido llamar cuerpo a la Iglesia cómo estructura social con distintas
funciones y miembros. Sin embargo ha observado F. de Visscher que la palabra , griega
soma siempre significó un cuerpo físico real, no una colectividad. Pero, sobre todo,
Pablo no apoya su argumentación en la diversidad evidente, sino en la unidad. Esta es el
primer principio de su fe y teología: Un cuerpo, un Espíritu, un Cristo; ésta es la
solución exacta del problema. Aunque describe la diversidad, recuerda constantemente a
los lectores el hecho, fundamental de que cada uno es concorporal con Cristo:
incorporados por el bautismo en su cuerpo-persona son continuamente conservados en
esta unión, bebiendo del mismo Espíritu en la Eucaristía, 1.1 cuerpo de Cristo
compuesto de varios miembros confirma la verdad de que todos los cristianos juntos son
realmente el cuerpo de Cristo, vivificado por su Espíritu.
Pero ¿habla Pablo del cuerpo resucitado del Cristo personal o de un cuerpo distinto,
aunque vivificado por Él? Esta cuestión sólo tendría valor si nuestras categorías
mentales coincidiesen con las paulinas. Pablo ha dicho que cada cristiano está unido real
y corporalmente con el cuerpo resucitado de Cristo y todos los cristianos juntos han de
ser el cuerpo de Cristo. Aquí se mueve en un plano en el que no le preocupa declarar
cómo es posible este hecho. Más tarde, al escribir a los Colosenses, explicará la
naturaleza de la unión como la relación entre la cabeza y los miembros.
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Es cierto que para definir y describir la verdadera Iglesia de Cristo el modo más noble,
sublime y divino es la frase con que se la llama "Cuerpo Místico de Cristo" (Pío XII en
la Encíclica Mystici Corporis). Pero el término Místico - lleno de significación teológica
- no puede hacernos olvidar que es al Cristo real, muerto y resucitado, a quien se une
cada uno de los cristianos.
Dinamismo de la unión con Cristo
Al convertirse uno en miembro del cuerpo de Cristo vive por su vida y participa en toda
la actividad salvífica de Cristo, que murió y resucitó como la persona colectiva por
excelencia. La unión es tan íntima que la vida espiritual del hombre se convierte en la
muerte-vida de Cristo (Rom 6,3-11) por medio de la actividad del Espíritu que vivifica
y glorifica el cuerpo entero. En pocas palabras: la vida en Cristo está vinculada de modo
inseparable y es la base para la vida con Cristo. En este sentido el acontecimiento
salvífico del Calvario no sería más efectivo en la vida del cristiano que la intervención
divina en el Sinaí, si no participase realmente en la acción del Salvador. Por otro lado,
expresiones corro "ser bautizado en Cristo" (eis Christón) e injertados en Él
(symphytoi), además de todo el fondo de la doctrina paulina, muestran con claridad que
Pablo enseña una unión verdadera e íntima entre el cristianó y el Cristo glorioso. Como
Éste murió y luego resucitó, nosotros participamos realmente en los efectos de su
muerte y resurrección debido a la unión con Él.
***
Las enseñanzas de Pablo sobre cl Cuerpo de Cristo son simplicísimas. La unión implica
un incorporarse del "cuerpo-persona" del cristiano en el de Cristo resucitado. Así se
forma un solo cuerpo. Contacto existencial e identificación dinámica entre el cristiano y
Cristo que se verifica especialmente en el bautismo y la Eucaristía. Tal es la unión, que
Cristo llegó a decir a Pablo en el momento de su conversión las palabras que resumen
toda su doctrina sobre el Cuerpo de Cristo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?... Yo
soy Jesús, a quien tú persigues.
Tradujo y condensó: JOSÉ M. RAMBLA
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