San Juan del Rio, Qro No 2 Septiembre 2013 -publicación-mensual-independiente-sin-fines-de-lucro-cuyo-unico-objetivo-es-fomentar-la-lectura-publicación-mensual-independiente-sin-fines-de-lucro- LA CASA DE DON BARTOLO Leyenda Popular A Mediados del siglo XVII, vivía en la muy noble ciudad de Querétaro un personaje muy singular. Su nombre era don Bartolo Sadanetta, pero sus amigos y conocidos lo llamaban “El Segoviano”. Aquel era un hombre cuarentón, sin embargo aun no había contraído nupcias, y por lo mismo no tenia hijos, pero esta situación no lo hacia infeliz; por el contrario, vivía muy alegre al lado de su hermana. La mayoría ignoraba de donde provenía tanta riqueza, pero algunos entendidos hablaban de misteriosos negocios, otro de los rumores era que don Bartolo se había enamorado profundamente de su hermana y por eso no había querido contraer matrimonio con alguna otra de las guapas queretanas. Cada que don Bartolo festejaba su cumpleaños realizaba un brindis muy particular - “Por mi hermosa hermana y por el 20 de mayo de 1701”-. Nunca escatimaba en gastos con tal de dar realce a la celebración, pero el momento cumbre era el brindis, en cuanto éste se anunciaba había gran expectación ¿se repetirán esta vez las palabras inflamadas de misterio en la voz del festejado? Así pasaron cincuenta años y por fin llegó la fecha que mencionaba aquel hombre, al anochecer de aquel fatídico día se escucho una fuerte detonación y sobre la apacible ciudad apareció un fulgor momentáneo seguido por un profundo silencio. Al día siguiente, los vecinos notaron con extrañeza que nadie salía de la casa del segoviano, por lo que llamaron al alcalde para que la abriera, descubriendo horrorizados el cadáver de la hermana de Don Bartolo que al parecer fue asesinada por él. Éste estaba pegado al techo y totalmente carbonizado; su rostro reflejaba un gesto de horror. Se llamó entonces a un sacerdote para que lo exorcizara, logrando que el demonio soltara el cuerpo yacente. En el guardarropa de Don Bartolo se encontró un contrato de pacto con el diablo que a cambio de gloria, riquezas y honores en este mundo, a costa de rapiña y negocios sucios, acumularía gran fortuna; pero a un plazo convenido que era medio siglo, le entregaría su alma; y este plazo se cumplió en la ya tantas veces citada por él... mayo 20 de 1701. CANEK Ermilio Abreu Gómez Pobre del niño Guy. Es el sobrino del dueño de la hacienda y nadie le quiere. Parece tonto. Su familia lo ha enviado al campo para que se asolee, coma cosas fuertes y se divierta. Esto es lo que dice su familia. En realidad lo han mandado al campo para que no estorbe. Es tan flaco, dice tales cosas, se le ocurren tales simplezas, que su presencia molesta. Sus hermanos han llega do a decir que no es de la familia. Cuando Guy oye esto se le humedecen los ojos, pero entonces no dice nada. En la hacienda estará bien —dijeron sus tías: unas mujeronas altas y secas; las más estiradas de la casa, siempre pendientes de que la consola esté limpia, los candelabros luzcan tersos y las flores tengan agua. Lo trajeron y lo abandonaron. Lleva un mes de soledad. Canek es su amigo; le ha regalado un caracol marino y con él se entretiene horas y horas. Se lo pone en las orejas y se queda absorto, con los ojos grandes, luminosos, húmedos. Su alma se va por los caminos invisibles del viento y del mar. Entonces con sus dedos débiles, en la tierra roja, escribe unas palabras raras que Canek no se atreve a borrar. (Fragmento) Esta publicación es un esfuerzo por difundir la lectura, si te gustó compártela, fotocópiala, regálala.