¿Cuál es el origen de las universidades patito? Dra. María del Carmen Platas Pacheco 31 de marzo de 2013 ¿Cuál es el origen de las universidades patito? Con el calificativo despectivo de “patito” se ha hecho costumbre identificar a las instituciones de educación particular que, a decir de quienes así las señalan, no cumplen con las condiciones de calidad que mandata la ley, haciendo de ese servicio un negocio. El artículo tercero de nuestra Constitución claramente señala: VI. Los particulares podrán impartir educación en todos sus tipos y modalidades. En los términos que establezca la ley, el Estado otorgará y retirará el Reconocimiento de Validez Oficial a los estudios que se realicen en planteles particulares. En el caso de la educación preescolar, primaria, secundaria y normal, los particulares deberán: a) Impartir la educación con apego a los mismos fines y criterios que establecen el segundo párrafo y la fracción II, así como cumplir los planes y programas a que se refiere la fracción III, y b) Obtener previamente, en cada caso, la autorización expresa del poder público, en los términos que establezca la ley. VII. Las universidades y las demás instituciones de educación superior a las que la ley otorgue autonomía, tendrán la facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí mismas; realizarán sus fines de educar, investigar y difundir la cultura de acuerdo con los principios de este artículo, respetando la libertad de cátedra e investigación y de libre examen y discusión de las ideas; determinarán sus planes y programas; fijarán los términos de ingreso, promoción y permanencia de su personal académico; y administrarán su patrimonio, y VIII. El Congreso de la Unión, con el fin de unificar y coordinar la educación en toda la República, expedirá las leyes necesarias, destinadas a distribuir la función social educativa entre la Federación, los Estados y los Municipios, a fijar las aportaciones económicas correspondientes a ese servicio público y a señalar las sanciones aplicables a los funcionarios que no cumplan o no hagan cumplir las disposiciones relativas, lo mismo que a todos aquellos que las infrinjan. La lectura de los párrafos anteriores permite comprender que precisamente es la autoridad federal o local quien concesiona a los particulares el servicio de 1 ¿Cuál es el origen de las universidades patito? Dra. María del Carmen Platas Pacheco 31 de marzo de 2013 impartir educación, y esto lo hace a través del otorgamiento de RVOE (Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios) una especie de licencia o patente que la Secretaría de Educación Pública concede al particular que cumple con los requisitos que la ley establece para ofrecer servicios de educación. Con frecuencia escuchamos a funcionarios federales o locales que se expresan de manera despectiva de las “escuelas patito”, porque las hay en todos los niveles, incluso es habitual que se hable de “universidades patito”. Pero aquí el asunto de fondo es saber ¿cómo se llega a ser patito, si es obligación del Estado impartir educación, y ante su imposibilidad o incapacidad concesiona el servicio?, la respuesta aunque simple, en realidad es compleja. Ocurre por ejemplo que en el nivel de educación superior, es decir, en el universitario, existen miles de establecimientos particulares a lo largo de todo el territorio nacional que ofrecen estudios de nivel licenciatura, especialidad, maestría y doctorado en las modalidades más variopintas que pudiéramos imaginarnos, entre otros; presenciales, semi-presenciales, de fin de semana, online, anuales, semestrales, trimestrales, cuatrimestrales, mixtos, modulares, dobles titulaciones etc., etc. El asunto de fondo reside en que los institutos o universidades ofrecen e imparten estudios amparados en las patentes que les concede la autoridad federal o local, los RVOE (Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios), de manera que en los hechos nos encontramos ante un grave problema de incomprensión y de simulación. Porque hemos de reconocer que para que exista una universidad “patito” tiene que haber una autoridad federal o local que otorgue el correspondiente RVOE a su oferta de estudios, y de esta manera pueda operar, es decir, matricular alumnos y cobrar colegiaturas a cambio de horas de clase impartidas por maestros de dudosa o nula cualificación profesional, haciendo de la demanda de educación superior, y de la incapacidad del Estado para ofrecerla, un verdadero y jugoso negocio al expedir títulos académicos sin verdadero rigor y consistencia. Otra arista del problema es la presión social sobre los jóvenes de ostentarse con títulos profesionales, que no necesariamente son expresión de la formación (conocimientos, competencias y habilidades), exigibles en quien 2 ¿Cuál es el origen de las universidades patito? Dra. María del Carmen Platas Pacheco 31 de marzo de 2013 cursó y concluyó estudios de nivel superior. Cada año egresan de las universidades miles de “licenciados, especialistas, maestros y doctores” que no reúnen las condiciones mínimas del perfil profesional que se supone los califica en el derecho, la contaduría, la administración, la ingeniería y un largo etcétera. En consecuencia, estos egresados son protagonistas activos o pasivos de un engaño, ostentan un papel donde se consigna un título y un nivel académico, pero con frecuencia no poseen las cualificaciones profesionales que requiere el medio laboral al que desean incorporarse. En esencia, el problema de las “universidades patito” no es como se pretende, exclusivo de los establecimientos particulares. En realidad los signos de falta de calidad se advierten tanto en la oferta educativa de las instituciones particulares como en las públicas, protagonistas frecuentes de desmanes de estudiantes y maestros, con el agravante de que el presupuesto que ejercen las universidades públicas es de todos los mexicanos, incluso de esos que luego pagan colegiaturas en instituciones particulares. En ambos casos el origen de la condición de “patito” está en la autoridad federal o local que no garantiza la calidad de las universidades públicas porque son autónomas, o no supervisa real y efectivamente a las particulares, de manera que independientemente de que las universidades sean públicas o particulares, el daño es gravísimo para el presente y futuro de México porque el progreso de nuestro país es inseparable de la calidad de la educación. Distraer a la opinión pública, como hacen algunos funcionarios federales y locales con el discurso de la “proliferación de universidades patito” como si existieran por generación espontánea, es tender una cortina de humo respecto del reiterado incumplimiento de una de las obligaciones fundamentales del Estado: ofrecer educación de calidad para la vida sana y el trabajo productivo. En el mes de febrero pasado, en Palacio Nacional ha sido promulgada la Reforma Educativa, entre otras novedades contiene dos grandes avances: el Sistema Nacional de Evaluación Educativa y el Servicio Profesional Docente, que si se llevan a cabo con responsabilidad y eficiencia, ambas aportaciones pueden servir para encarar con efectividad las decisiones de cambios y mejoras que la mala política ha pretendido evitar con discursos de graznidos. @mcplataspacheco 3