La inversión trae bendición

Anuncio
INVERSIÓN
9 de abril de 2016
La inversión trae bendición
n la Palabra de Dios encontramos
varias experiencias que nos ilustran lo que ocurre cuando una
persona se ha convertido a Dios y ha sido tocada verdaderamente con el poder
del Espíritu Santo. Una de esas experiencias la hallamos en el libro de Hechos, en tiempos de la iglesia primitiva.
La Biblia nos dice que los cristianos
primitivos no solo entregaban sus vidas
al Cristo resucitado, sino que también
entregaban sus posesiones materiales,
sus heredades y las invertían en la obra
de Dios en la tierra.
E
Refiriéndose a esto la Biblia dice:
«Porque todos los que poseían heredades, o casas, las vendían y traían el precio de la venta, y lo ponían a los pies de
los apóstoles, y era repartido a cada uno
según su necesidad» (Hechos 4: 34, 35).
El texto bíblico coloca como
ejemplo de esto el caso de José, un levita de Chipre a quien los apóstoles
llamaron Bernabé, que significa «hijo
de consolación». Bernabé «vendió una
heredad que tenía y trajo el producto
de la venta y lo puso a los pies de los
apóstoles» (versículos 36, 37).
Estos cristianos tenían un espíritu de
generosidad y desprendimiento tan grande, que decidieron invertir sus posesiones y todos sus bienes en la obra de Dios.
Este es un ejemplo digno de imitar. Cuando vemos el resultado de lo que significa
invertir para Dios, nos quedamos maravillados. La Biblia nos dice que los resultados de esta buena acción para la iglesia
fueron las siguientes:
«Ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían
todas las cosas en común [...], y abundante gracia era sobre todos ellos. [...]
No había entre ellos ningún necesitado
[...] y se repartía a cada uno según su
necesidad» (versículos 32-35).
Esto nos deja una clara lección:
cuando invertimos nuestros recursos en
la causa de Dios, no solo satisfacemos
muchas necesidades, sino que somos
una bendición para la iglesia y para la
comunidad, ya que con nuestras ofrendas de inversión muchas personas en
este mundo reciben ayuda temporal y
también la bendición de conocer a Cristo y de obtener la vida eterna.
El año pasado, me llamó una hermana recién bautizada en la Iglesia
Adventista. Me dijo: «El propósito de
mi llamada es decirle que tengo una
propiedad en el territorio de su misión
que deseo entregar a la iglesia para el
servicio de Dios».
Cuando escuché esto, recordé de
inmediato el espíritu de dedicación y
generosidad de los primeros cristianos
y quedé maravillado. Esta hermana estaba invirtiendo todo lo que poseía en
la obra de Dios.
Recordemos siempre que cuando
invertimos para Dios bendecimos a los
demás, no solo en lo temporal, sino
también con la salvación eterna.
Pr. Ciro García
Presidente de la Misión Dominicana del Nordeste
Unión Dominicana
© Recursos Escuela Sabática
Descargar