INTERVALOS Llamamos “intervalo” a la diferencia de altura entre dos sonidos. El entrenamiento para lograr el reconocimiento auditivo de los intervalos puede realizarse básicamente a través de estas dos prácticas: 1) Acudiendo al recuerdo del intervalo con el que comienzan canciones o melodías muy conocidas 2) Analizando y cantando los intervalos que componen la tríada Mayor y menor y los acordes con 7ª M y m, desvinculándolos de los acordes. Los intervalos que se forman entre las notas de estos acordes constituyen la totalidad de intervalos posibles dentro del ámbito de la octava. Pero podemos afirmar que, indudablemente, el mejor camino para aprender e internalizar los intervalos se logrará acudiendo al recuerdo del comienzo de canciones y/o melodías muy conocidas. Reconocer y cantar intervalos permitirá al estudiante comprender la estructura de los acordes, resolver melodías tonales complejas, solucionar los segmentos ambiguos que preceden a la modulación y al mismo tiempo, incursionar en la lectura de lenguajes musicales distintos al tonal, como por ejemplo el de la música compuesta desde comienzos del siglo XX. INTERVALOS SIN EL CONTEXTO DE LA TONALIDAD ♦ INTERVALOS MELÓDICOS Iniciaremos aquí el estudio de los intervalos como unidades en sí mismas, sin el contexto de la tonalidad. Para buscar el sonido de cada uno se recurrirá a canciones o melodías conocidas que comiencen con los intervalos a estudiar, las que se abandonarán cuando el sonido del intervalo se haya internalizado. Práctica 1: 1. Hace una lista con cada uno de los intervalos, tanto ascendentes como descendentes, desde la 2ª m hasta la 8ª Justa. 2. Pensar qué melodía, canción u obra instrumental muy pero muy conocida por usted comienza con ese intervalo. 3. Escribir el nombre de la canción elegida como referencia al lado del intervalo. Ejemplo: Construir una lista para la práctica