¿Fueron felices y comieron perdices?

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¿Fueron felices y comieron perdices?
Las frustraciones del mito del amor romántico
Que la pareja es el mejor estado posible, que en las relaciones no caben las dudas o los conflictos, que
todo es para siempre...
La sociedad promueve un ideal que no se corresponde con la realidad, que genera frustraciones y
confusión
"Al final, el amor acaba teniendo una importancia desmesurada", dice la escritora Beatriz Gimeno
Ana Requena Aguilar 13/02/2013 - 20:16h
Una de las fotos de la serie 'Princesas Caídas' de Dina Goldstein.
Cenicienta y su príncipe azul se casaron, fueron felices y comieron perdices. Lo mismo sucedió con
Blancanieves, Ariel la Sirenita o Bella y con tantas otras princesas de cuentos y películas. Pero ¿qué
pasó el día siguiente a la boda?, ¿y dos años después?, ¿y diez años? ¿Seguían felices? ¿Compartían las
tareas domésticas? ¿Respetaban sus carreras profesionales? ¿Se seguían atrayendo? ¿Cómo
solucionaban sus problemas?
El día de San Valentín pone en evidencia que el mito del amor romántico y los tópicos que lo rodean
siguen extendiéndose como la pólvora. "El amor no es malo, lo que es malo es mantener un ideal de
amor que no se corresponde a la realidad, un amor que se considera que si es de verdad, será para
siempre, en el que no caben dudas o contradicciones, en el que no hay momentos en que quieras y
otros que no, un amor en el que pasas del enamoramiento a pasar toda la vida juntos. Esas ideas crean
confusiones y frustraciones. Los cuentos y las películas se acaban con la boda pero nadie nos dice qué
pasa después", explica Ianire Estébanez, psicóloga y autora de 'Mi novio me controla lo normal', un
blog en el que desmonta los mitos del amor romántico.
Coral Herrera, consultora en género y autora de una tesis doctoral sobre el tema, explica que el
esquema del amor romántico apenas ha cambiado: "Es una utopía emocional, encontrar un príncipe
azul con el que ser feliz, casarse, tener hijos, una hipoteca... Se pretende que la persona encaje en un
esquema ideal". Un modelo ideal en el que tener pareja es considerado el mejor estado posible, la
soledad tiene connotaciones negativas, no caben las dudas o los conflictos dentro de las relaciones, y
simplemente todo irá bien.
Foto de la serie 'Princesas caídas' de la fotógrada Dina Goldstein.
'Lo dejaría todo por ti'. 'El amor exige sacrificios'. 'Sin ti no soy nada'. 'El amor lo puede todo'. 'Busco
mi media naranja'. Los tópicos que idealizan el amor y lo ponen por encima de cualquier otra cosa son
fáciles de encontrar en películas o canciones, también en las actuales. "Es a través de la cultura como
se crean los patrones emocionales. Los únicos modelos emocionales que tenemos son los mitos, en las
escuelas no enseñan a gestionar las emociones", dice Herrera, que señala que 'valores' como los celos,
la posesión o la exclusividad se identifican necesariamente con el amor ideal. "Son unas pautas
absolutamente rígidas sobre lo que debe ser el amor", dice.
La sociedad promueve un modelo de amor en el que las parejas duren para siempre, desde los
incentivos fiscales hasta las ayudas a familias con hijos. "La sociedad está preparada para que nos
juntemos de dos en dos, no de seis en seis o de cualquier otra forma, así también somos más
fácilmente controlables. Si pretendes establecer otro tipo de familia, incluso una pareja con otros
valores , perturbas totalmente la estructura de la sociedad . Muchas veces, si eres soltero te cuesta
insertarte en la sociedad, especialmente a partir de la treintena", asegura Coral Herrera, que propone
potenciar los movimientos sociales colectivos, de red y solidaridad. Señala también uno de los gestos
más simbólicos sobre la idea del amor y las parejas: "Cuando se casan, las mujeres van del brazo de su
padre, que las 'entrega' al novio, parece que no haya un solo instante en el que estés sola, sin un
hombre al lado".
Estébanez comparte esa idea y habla de los otros tipos de compañía y de amor que nunca parecen tan
importantes: las amistades, la familia, los compañeros del trabajo. "A partir de los 25 más o menos se
refuerzan los mensajes: ¿por qué no tienes pareja? Si la tienes, ¿cuándo te casas?, ¿cuándo vas a
tener hijos? Romper con ese camino escrito es difícil", explica.
La escritora y feminista Beatriz Gimeno también señala a la cultura como una de las grandes
reproductoras de este mito. Para Gimeno, vivimos un retroceso respecto a los avances conseguidos
hace varias décadas. "Se está insistiendo más que nunca en la idea del amor romántico, en una idea
que mezcla la mujer entregada al amor y al cuidado de los demás con la modernidad y la libertad
sexual. Pero la idea es la misma: las mujeres siguen siendo para otros, ponen a otros por encima de sus
aspiraciones y deseos. Por ejemplo, muchas chicas se visten para que a ellos les guste, o tienen sexo
pero el que a ellos les gusta, no al que a ellas les da placer. Al final, el amor acaba teniendo una
importancia desmesurada, y muchas mujeres si no consiguen ese amor se frustran, no se concibe una
vida sin pareja. Ahora no se trata de obligar a las mujeres a casarse sino de convencerlas de que es la
mejor opción y forma de vida", dice.
La autora de 'Mi novio me controla lo normal' también piensa que la libertad sexual de las
generaciones jóvenes esconde en el fondo los mismos tópicos de siempre y que se mezcla con la idea
de buscar al 'hombre ideal': "Ahora los jóvenes tienen vida sexual y hay más opciones que antes, las
chicas viven diferentes relaciones y experimentan pero el objetivo final sigue siendoencontrar el amor
perfecto. De alguna forma se permite que experimentes porque el objetivo final es ese, si no eres
considerada una guarra o una fresca".
"Lo mejor es un amor que no sea 'me muero por ti y sin ti no soy nada' sino 'estoy bien contigo y
contigo soy algo pero sin ti, también'", concluye.
Fotos: de la colección 'Princesas caídas' de Dina Goldstein
http://www.eldiario.es/sociedad/felices-comieron-perdices_0_100790238.html
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