Creación de la pedagogía nacional Capítulo XXVIII

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Franz Tamayo
Creación de la pedagogía nacional
Capítulo XXVIII
2003 - Reservados todos los derechos
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Franz Tamayo
Creación de la pedagogía nacional
Capítulo XXVIII
Dos cosas características se presentan en el mestizo: la persistencia de rasgos físicos de
origen autóctono; la aparición de formas y caracteres intelectuales de origen y naturaleza
europeos.
Lo primero que el mestizo revela como heredero de sus padres blancos es la inteligencia.
Estudiemos primero este punto, que consideramos relativamente secundario, dejando lo que
creemos principal, para el capítulo en que estudiemos los factores fundamentales de lo que
suponemos el carácter nacional.
Cuando hablamos de la inteligencia europea, son sus formas y moldes mismos que
volvemos a encontrar en el mestizo. No se trata simplemente de la importación más o
menos artificial de nociones y conceptos extranjeros dentro de una mente indígena y
distinta. El mestizo, aún antes de ponerse en directo contacto, sea por los libros, sea por el
trato de hombres, con las ideas europeas, ya lleva en sí una inteligencia nacional, cuya
estofa prima no se diferencia de manera sustancial de la europea. El mestizo americano,
aunque no haya salido de América ni haya cultivado su inteligencia, apenas comienza a
concebir, tuerto o derecho, común u original, lo que concibe tiene siempre un módulo y un
sello europeos. Esta es una de las razones (hay otras) de la característica imitatividad del
pensamiento americano respecto del europeo. El vasto elemento mestizo americano
constituye como una lejana colonia intelectual del pensamiento europeo, sobre todo
respecto de naciones como Francia y otras, que nos son más accesibles por razones de
lengua u otras. Hay que haber visto lo que es el pensamiento provinciano, por ejemplo, en
Francia, ver la gran similitud de naturaleza y de formas que guarda con el nuestro. Coged
un diario de villorrio francés, un tomo de versos o un tratadillo escrito y editado en una de
aquellas recónditas provincias, y os quedáis asombrados de reconoceros en La Paz o
Santiago, en Lima o Tucumán. En este sentido somos como transatlánticos provincianos
europeos.
Podemos, pues, decir que el pensamiento mestizo que es el único que existe con alguna
seriedad en América, es del todo europeo; infantil, incipiente, desordenado, pero del todo
europeo. Y decimos que es el único que existe, 1° porque el indio por sus íntimas
condiciones sociales, económicas, educativas, etc., no piensa, y 2° porque el blanco puro,
nacido y crecido en América, aceptamos que por desconocidas de la ciencia, alcanza una
rápida degeneración que parece anularlo para todo esfuerzo mental u otro. Es el más
desfavorecido, como lo hemos indicado en otros editoriales.
¿Cómo se manifiesta esta herencia europea en el mestizo americano? En primer lugar,
¿guarda sus condiciones generales de amplitud, de maleabilidad, de facilidad, de
accesibilidad y de espontánea vivacidad, que han hecho a la inteligencia europea, en
general, tan superior en el mundo? En segundo lugar, ¿guarda sus características
disciplinarias, volitivas, energéticas, ordenadoras, que han sido el resorte primo de lo que
hoy se llama la cultura y la civilización europeas? En una palabra, ¿conserva en el mestizo
heredero la inteligencia heredada también su primitivo carácter?
Seguramente en la inteligencia mestiza se encuentran las más brillantes calidades y las más
varias. Fijaos bien: la facilidad comprensiva, la espontaneidad, la vivacidad, el sentido de
las formas, la misma fecundidad, que no siempre se manifiesta, por falta de cultura; son
todas calidades que indiscutiblemente existen en la inteligencia mestiza. Aceptamos que el
mestizo puede comprenderlo todo, tan bien como el celta o el eslavo; es cuestión
experimental y de hecho, y desde nuestras escuelas hasta nuestros parlamentos públicos,
pasando por nuestros talleres de artes y oficios y nuestros cuarteles, tenemos cien terrenos
de estudio y de comprobación. Además tenemos la observación de varios viajeros
eminentes, que en este punto concuerda con nuestra teoría. A priori y en general, el mestizo
americano es inteligente, e inteligente de una manera europea.
Pero aquí viene el segundo punto. La inteligencia europea no sólo es inteligencia; es
también voluntad característica: ¿la ha heredado también el mestizo? ¿Su inteligencia posee
también, junto a las demás calidades, la misma atención, el mismo espíritu de continuidad,
el mismo régimen que son como la afirmación y comprobación de la inteligencia del
blanco? En una palabra, la indiscutible inteligencia mestiza, ¿tiene carácter?
Podemos decir, siempre dentro de un terreno estrictamente experimental y sin necesidad de
una prueba erudita, que no.
El mestizo nace poseyendo una inteligencia como prestada e inútil; posee una especie de
espejo brillante que puede reflejarlo todo, pero del que no quiere o no sabe servirse. Es un
cristal desordenado cuyas luces y fuegos dispersos acaban por anularse y esterilizarse, por
falta del lazo coherente y conector que es la voluntad orgánica, régimen y dirección. En
estas condiciones, la inteligencia resulta, en América, lo que siempre ha sido y es, un lujo
inútil, que si rara vez hace bien, puede frecuentemente hacer mal. Además, la falta de
función ordenada atrofia y paraliza el órgano. El instrumento intelectivo, de no usarse y
ejercitarse consciente y metódicamente, acaba por parecer nulo o insignificante; y entonces
se llega hasta a dudar de su existencia o de sus verdaderas buenas calidades.
El Diario, 19 de agosto de 1910 (en libro: Creación de la pedagogía nacional, 1910).
FACILITADO POR ANTOLOGÍA DEL ENSAYO
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