parlam entarias, tam bién es lógico que la Europa del capital enfoque sus negociaciones desde un punto de vista m eram ente m ercan til.¡L a E uro pa de la socialdem ocracia, la Europa del sindicalism o libre, la Europa de los Derechos Humanos no tiene nada que n egociar con la España de Franco! Solam ente el m ercantilism o de la Europa del capital puede ju stifica r que se celebren negociaciones con el régimen de M adrid, bajo la máxima, repugnante, pero pragm ática, de que el dinero no huele. No se olvide que la colonia europea que es la España de Franco es un buen negocio para el capitalism o europeo occidental, pero nada más y nada menos. En este plano meram ente mercantilista, cada cual intenta sacar la ta­ jada más grande, y el más fuerte im pondrá sus condiciones. Los nego­ ciadores de Franco tendrán que pasar por el aro en este ,,o lo tomas o lo d ejas“ , arrancando en penoso regateo estas o aquellas concesiones en la oferta com unitaria. Y si no les intere­ sa, pues que hagan sus maletas y se larguen para casa. A llá ellos con sus negocios. Pero España no tiene que inventar ni el Partenón ni la dem ocracia para ser interlo cu tora legitim ada de la Europa dem ocrática. Por mal que le sepa a la cam arilla que usurpa el poder en España, la España democrática ya es interlocutora de igual a igual en Euro­ pa, que solamente acepta como váli­ da su voz, que el régimen pretende ahogar. Lo único que es preciso para que el diálogo España-Europa se tra ­ duzca en acuerdos es que desaparez­ can las a rb itrarias leyes terroristas del régimen, que intentan aplastar el desa­ rro llo dem ocrático en España. Que España, sin los obstáculos im ­ puestos por la violencia de un clan dirigente encaram ado a un poder que no le pertenece, discurra pacífica­ mente por esos cauces ya existentes en la sociedad española, pero que el régimen con todo su aparato represi­ vo se empeña en taponar, hacia su auténtica personalidad política y so­ cial. Una España dem ocrática, como lo es España pese a la dictadura que la tiraniza, y que le fue impuesta desde el exterior, podrá negociar de igual con Europa. Con el peso de la voluntad de todo el pueblo, traducida en un gobierno surgido de elecciones libres, España podrá jugar sus cartas de legitim idad en la gran mesa de los pueblos de la Com unidad, decidiendo con soberanía sus relaciones con la misma. LOS QUE ODIAN Y LOS QUE AMAN A ESPAÑA No creo que haga falta señalar que José Antonio Primo de Rivera no es santo de mi devoción. Como todos los hombres, tuvo sus fa llo s y sus aciertos. Y como en todos los que han sido nefastos para su país, en José Antonio fueron muchos más los fallos que los aciertos. Sin ir más lejos, y m idiéndolo nada más que por sus palabras, José Antonio d ijo frases irresponsables, verdaderas in c ita ­ ciones al crim en político, como aque­ llo de que en determ inadas circu ns­ tancias no vale más dialéctica que la de los puños y las pistolas. Dijo so­ lemnes estupideces com o aquella d efinición de Patria, según la cual Patria es una unidad de destinos en lo universal. Y d ijo contrasentidos como aquello de que los falangistas quieren a España porque no les gusta. No obstante, todas estas y otras mu­ chas frases que se podrían cita r re­ flejan claram ente la mezcla de chu­ lería y verborrea sin sentido con que la Falange envenenó las mentes de muchos españoles. Alguna ha pasado de moda, com o la prim era, que en sus tiem pos se utilizó como pretexto para ju s tific a r tantísim os desmanes. Aviado estaría José Antonio si hu­ biera de responder personalm ente de todas las barbaridades que se han com etido en nuestra Patria al amparo de la frasecita esa. Otras, com o la segunda, siguen utilizándose en la actualidad, porque al régimen le si­ gue interesando re cu rrir a una d e fi­ nición de Patria que sea sonora, pero que no diga nada, porque las d efi­ niciones racionales y sensatas de Pa­ tria le resultan peligrosas por lo c la ­ rificantes que pueden ser. Incluso se dice hoy que „España es una unidad de destino en lo u niversal“ , lo cual es aún peor, puesto que es una d e fin i­ ción que se podría aplicar a todos los Estados del mundo y que por lo tanto no define nada. Por último, la tercera frase citada de­ muestra la vena m asoquista de la Falange, puesto que lo lógico es que­ rer a alguien o a algo porque nos gusta, o bien a pesar de que no nos gusta, pero no precisam ente porque no nos gusta. Pero, en fin, esta frase por lo menos es útil, si se tiene en cuenta lo que se pretendía decir con ella, y es que España, la sociedad española, es profundam ente im per­ fecta, y en consecuencia necesita ser perfeccionada, necesita ser m od ifi­ cada profundam ente. En definitiva necesita cam bios radicales. Y en con­ secuencia, la form a de dem ostrar el am or a España es perfeccionándola, m odificándola, reform ándola. Asi, pues, venía a d ecir José Antonio, Es­ paña no nos gusta, pero porque la queremos, exigim os que cambie. Alguien se preguntará a qué vienen estos esfuerzos míos por hacer com ­ prensibles los delirio s joseantonianos. La cuestión es clara: Me interesa ha­ cer notar al lector, incluso en el caso de que sea viejo falangista o ex­ com unista o las dos cosas a la vez, que de todo hay en la viña del Se­ ñor, que el único partido autorizado durante años en el régimen franquista Manuel Moral 10 EXPRES ESPAÑOL/Septiembre 1973