El término “travestirse” proviene de la palabra italiana “travestire” que significa disfrazarse, sin embargo, en nuestra cultura, se designa la denominación a los aspectos que se adoptan de un rol u otra característica del otro género o sexo, según sea el caso. Te invito a leer las siguientes líneas, aprendiendo, abiertamente, sinceramente. El prefijo “trans” quiere decir cambio, el prefijo “tras” quiere decir detrás de y el prefijo “tra” quiere decir a través de; dado que la vivencia de estas personas es diversa, no hay conflicto en utilizar cualquier prefijo a la palabra “vesti”. Por lo que etimológicamente transvesti querrá decir “cambio de vestimenta”, trasvesti “detrás de la vestimenta” y travesti “a través de la vestimenta”. El hombre travesti es aquel que por motivos no claros, ni para sí mismo, tiene la necesidad emocional, sensorial y perceptiva, de adoptar y adaptar comportamientos, vestimentas y manerismos estereotípicos considerados de la mujer en una cultura y tiempo específicos. Lo puede ser ocasional o medio tiempo, puede ser completo o incompleto, y tendrá un nombre femenino autoasignado. No les interesa hacer cambios a su anatomía corporal aunque en algunos casos puedan mostrar interés y no niegan su identidad psicosexual como hombres. Cuando el travestismo tiene como función explícita la excitación erótico-sexual, se le considera como una de las Expresiones Comportamentales de la Sexualidad. Sin embargo, es factible que con el tiempo esto sólo se convierta en emoción y gusto y no necesariamente desencadenador de una respuesta sexual, pues en frecuencia, el fenómeno de la excitación sexual es más bien bajo. Así mismo, puede ser utilizado exclusivamente con fines de trabajo como son teatro, danza, actos de culto religioso, actos de tradición en una comunidad o trabajo sexual y se le puede considerar travestismo profesional. Su práctica no es un mero capricho ya que atiende a un complejo de emociones y sensaciones poco fáciles de explicar travestirse y que el está íntimamente ligado a su propio bien estar. No están definidos aquellos factores ontológicos para ser travesti y aunque no puede evitar sentirse mal si no lo hace, sí puede aprender a controlar cómo expresar su malestar asertivamente. El travestismo no impulsa a nadie a cambiar su preferencia genérica, pero sí puede ser un medio por el cual la persona se dé la oportunidad de explorar otras alternativas para su vida sentimental y/o erótica. Ser travesti, no es ser mujer. La ropa, ademanes, accesorios y vocabulario toman un valor simbólico dentro de una cultura, con lo que se atribuyen expectativas a las personas que los usan, muchas de las confusiones que originan el rechazo por las demás personas, radica en la carga social y simbólica que se atribuye a la vestimenta, la cual representa al género cuya “naturalidad” no existe, al ser una construcción social que va cambiando conforme lo hacen las sociedades. Cuando alguien quiera ayudar a una persona travesti, es necesario que lo haga desde las necesidades de éste y no desde las necesidades y/o prejuicios que tenga quien vaya a presentar la ayuda. Para tratar de comprender un poco más a fondo a una persona travesti (intención nada fácil de lograr por tratarse de un comportamiento complejo, y menos fácil de entender si se aborda desde los esquemas convencionales de la bipolaridad genérica), es necesario saber que el travestismo no es un trastorno o una enfermedad mental y como la vivencia travestista es distinta entre cada persona, no recomendamos las generalizaciones, pues las experiencias son diversas, aún cuando la vivencia de muchos travestis con respecto a sentimientos como culpa, necesidad de travestirse, excitación sexual, no poder dejar de hacerlo y el deseo de ser aceptados en su totalidad, se haga presente de manera constante. No hay que olvidar que no implica que tengan una preferencia eróticosexual a los hombres, puede ser, pero no es la regla, de hecho existen hombres heterosexuales y bisexuales que también se travisten. Cuando la persona travesti se presenta con muchas confusiones, es recomendable que tenga un acompañamiento profesional humanista, pues muchos hombres travestis han podido reestructurar los conceptos del género, roles y estereotipos esclareciendo para sí mismos para qué lo hacen y porque “no son como los demás”, logrando sentirse a gusto con su práctica cuando a través de una educación que abre mentes y caminos a la aceptación libre y amorosa, logran cuestionar las estructuras rígidas del concepto de género, pues en esta cultura, aún continua siendo poco fácil dar lugar a las diferentes manifestaciones de la sexualidad. Hablar de travestismo es hablar de seres humanos que tienen una historia de vida, sentimientos, sueños, ilusiones, necesidades y derecho como todos los seres humanos sin excepción. Sex. Mayra Pérez Ambríz Mayra comparte que este boletín contiene información de lo que Eduardo Granados ha publicado en su tesis titulada “El Travestismo Masculino” que para obtener el grado de maestría presentó al Instituto Mexicano de Sexología en Marzo del 2010 y te recomienda su lectura ampliamente. PROXIMO BOLETIN: “TU FUERZA INTERNA” Si deseas conocer más sobre nosotros o tienes alguna duda, puedes consultar nuestra página www.centroliber.com o escríbenos a [email protected] El lector es el único responsable del uso de las ideas, conceptos y contenidos que este boletín semanal propone en su información. Si deseas darte de baja envía un correo con asunto “baja boletín”.