Chocolates, la sensación del placer

Anuncio
Chocolates, la sensación del placer
Por Yudith Díaz Gazán
El cacao llegó a Cuba en el siglo XVII, procedente de México y Venezuela, y su
cultivo comenzó en esta isla a causa de las jugosas ganancias que ofrecía su
comercialización.
Durante la toma de La Habana por los ingleses, el comercio del cacao llegó a
su máxima expresión cuando hacendados franceses que huían de la revolución
haitiana, se establecieron en la región oriental para cultivarlo además del
algodón, añil y café.
En La Habana existe desde finales de 2003 el Museo del Chocolate en la que
fuera residencia de los condes de Lagunilla, allí en la célebre Casa de la Cruz
Verde, en Amargura y Mercaderes, punto de partida de la procesión del Santo
Vía Crucis en los viernes de cuaresma.
Inspirado en el Museo de la Plaza Real de Bruselas, el actual Museo del
Chocolate, en el centro histórico habanero, evoca la historia del cacao o cocoa,
desde su cultivo, producción, comercialización, hasta sus más variadas formas
de consumo.
Diversos paneles muestran su historia, las variedades cultivadas en Cuba, las
marcas más conocidas y las fábricas chocolateras que existieron en La Habana
como La Estrella.
Ese interesante museo cuenta con una colección de tazas chocolateras de
porcelana inglesa, alemana, italiana y francesa de los siglos XIX y XX.
También hay chocolateras de cerámica, cazuelas, cántaros y tazones de loza
inglesa de los siglos XVIII y XIX, encontradas en excavaciones arqueológicas
de la zona.
La taza bigotera francesa que invitaba a beber chocolate sin mojarse los
bigotes es una de las novedades exhibidas en las vitrinas junto a la cacharrería
de cobre española: chocolateras, jarras y cafeteras.
Se muestran moldes de baquelita y un envase para confituras donados por el
Museo del Cacao y Chocolate de Bruselas.
El Museo del Chocolate nos permite conocer que la primera fábrica cubana de
chocolate, llamada La India, se fundó en Santiago de Cuba a principios del
siglo XX. Luego vinieron La Española, Baguer, La Estrella y Armada. Hubo
chocolaterías francesas en La Habana, donde se hizo muy famosa La
Dominica.
La manteca de cacao servía como combustible en el alumbrado doméstico;
para preparar pomadas en las farmacias y para la elaboración de jabones y
cosméticos en perfumerías.
Este singular museo, ofrece el exquisito chocolate en taza, cuya base exclusiva
es el famoso cacao de Baracoa. Resulta difícil elegir entre sus especialidades:
el Tradicional, con vainilla y canela; o el Azteca, con pimienta y nuez moscada.
Revelan las bitácoras de farmacéuticos de época que el chocolate tiene poder
curativo y durante el siglo XVIII se ofrecían en las boticas diversas variedades
como el chocolate purgante a la magnesia, el chocolate anti-veneno, y
chocolate de avena, arroz y cereal.
Se creó hasta un chocolate con extractos de carne, recomendado para niños y
personas convalecientes.
Pero cierto es que el chocolate y sus derivados son alimentos muy energéticos
por su alto contenido de hidratos de carbono y de grasas provenientes de la
manteca de cacao, aceite obtenido tras exprimir las almendras de cacao
molidas.
En ella predominan ciertos ácidos grasos saturados como el esteárico que, a
diferencia de otros ácidos de su misma familia, no tienen relación con el
aumento de las cifras de colesterol en sangre.
El chocolate es un alimento tónico, dado que contiene teobromina, una
sustancia estimulante del sistema nervioso, similar a la cafeína del café o a la
teína del té, que ayuda a combatir la fatiga.
Expertos en Nutrición consideran que el consumo del cacao en sus diversas
variedades es recomendable dentro de una dieta equilibrada y en cantidades
moderadas (20 gramos por persona) para individuos sanos de todas las
edades.
Puede ayudar a reducir la tensión arterial, a mejorar la circulación, a retrasar
el envejecimiento e, incluso, a mejorar el estado de ánimo.
Degustar un buen chocolate -negro o blanco-, ya sea en barras, moldes
(bombones), como revestimiento de tortas, en helados y postres o
simplemente líquido, semeja vivir un momento exquisito de placer igual al de
tiempos aztecas.
Descargar