La Luna - Educarchile

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en Neruda Esquina Educarchile
(Del libro: Nuevas Odas elementales)
Reloj del cielo,
mides
la eternidad celeste,
una hora
blanca,
un siglo
que resbala
en tu nieve,
mientras tanto
la tierra
enmarañada,
húmeda,
calurosa:
los martillos
golpean,
arden
los altos hornos,
se estremece en su lámina
el petróleo,
el hombre busca, hambriento,
la materia,
se equivoca,
corrige
su estandarte,
se agrupan los hermanos,
caminan,
escuchan,
surgen
las ciudades,
en la altura
cantaron
las campanas,
las telas se tejieron,
saltó
la transparencia
a los cristales.
Mientras tanto
jazmín
o luz
nevada,
luna,
clarísima,
alta
acción de platino,
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suave
muerta,
resbalas
por la noche
sin que sepamos
quiénes
son tus hombres,
si tienes
mariposas,
si en la mañana
vendes
pan de luna,
leche de estrella blanca,
si eres
de vidrio,
de corcho anaranjado,
si respiras,
si en tus praderas corren
serpientes biseladas,
quebradizas.
Queremos
acercarte,
miramos
hasta quedar ciegos
tu implacable
blancura,
ajustamos
al monte el telescopio
y pegamos el ojo
hasta dormirnos:
no hablas,
no te desvistes,
no enciendes
una sola fogata,
miras
hacia otro lado,
cuentas,
cuentas
el tiempo
de la noche,
tic
tac
suave,
suave
tac
tic
tac
como gota en la nieve,
redondo
reloj de agua,
corola
del tiempo
sumergida
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en el cielo.
No será, no será
siempre,
prometo
en nombre
de todos
los poetas
que te amaron
inútilmente:
abriremos
tu paz de piedra pálida,
entraremos
en tu luz subterránea,
se encenderá
fuego
en tus ojos muertos,
fecundaremos
tu estatura helada,
cosecharemos
trigo
y aves
en tu frente,
navegaremos
en tu océano blanco,
y marcarás
entonces
las horas
de los hombres,
en la altura
del cielo:
serás
nuestra,
habrá en tu nieve
pétalos
de mujeres,
descubrimiento
de hombres,
y no serás inútil
reloj
nocturno,
magnolia
del árbol de la noche,
sino solo
legumbre,
queso puro,
vaca celeste,
ubre
derramada,
manantial
de la leche,
útil
como la espiga,
desbordante,
reinante
y necesaria.
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