Chile: 8 de julio: Crónica del descontento

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Chile: 8 de julio: Crónica del descontento
Arranca nuevo ciclo de luchas sociales
Por Andrés Figueroa Cornejo
Desde el pie. Paulatinamente. Sin prisa, peso sin pausa. Reuniendo lo distinto, pero
fortaleciendo la comunidad de intereses nucleares. Así se está recomponiendo la fuerza
mínima social que el mundo de los trabajadores y las grandes mayorías nacionales requiere,
como dínamo inicial, para cambiar la vida y tornarla más justa.
Las políticas antipopulares del mal gobierno, se resumen coyunturalmente en el alza del
transporte colectivo, el falso reajuste del salario mínimo; la destrucción creciente de los
derechos sociales como la educación, la salud y la seguridad social; y las privatizaciones de las
sanitarias, los hospitales, las obras “públicas”, el mar, el agua, los bosques y, eventualmente,
fracciones de lo que queda de cobre de propiedad estatal (27 %) y hasta de Correos de Chile.
Las medidas de Piñera, pavimentadas por los 20 años de gobiernos de la Concertación , hoy
profundizan el empeoramiento de la sobrevivencia del 90 % de la población chilena. En el país
el 10 % más privilegiado de la sociedad concentra el 85 % de la riqueza, y el 90 % de la gente,
el 15 %.
Por eso el pasado 8 de julio hubo un conjunto de manifestaciones desde abajo. Expresiones
sociales que comienzan a construir el punto de arranque de un nuevo ciclo de luchas sociales
en Chile.
No ha sido fácil. Era absurdo sostener que de manera automática y masiva un gobierno de la
derecha histórica potenciaría la expresión multitudinaria del descontento, toda vez que los
gobiernos civiles post dictadura destruyeron premeditadamente las organizaciones sociales y
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políticas que colaboraron estratégicamente con la salida de Pinochet. El objetivo de la
Concertación, sobre argumentos míticos de un nuevo golpe de Estado, propició la paz de
cementerio y la postergación e hipoteca de las demandas históricas de las grandes mayorías
con el fin de obstruir el movimiento real de los trabajadores y el pueblo y someterlo a la
obsecuencia ante el capital para bien del patrón de acumulación instaurado por el régimen
militar.
Todavía no hay huelgas generales, protestas nacionales, ni movimiento popular altamente
organizado. Pero los de abajo comienzan a desperezarse contra toda alienación, terrores y
amenazas.
LOS ASALARIADOS EN EL MINISTERIO DEL TRABAJO
El Comando por los Derechos Sociales y Populares –agrupación que constela estudiantes,
trabajadores y pobladores-, realizó a las 13:00 hrs. del 8 de julio una manifestación en la
entrada del Ministerio del Trabajo y Previsión Social. Los participantes tuvieron la oportunidad
de entregarle un volante con sus reivindicaciones en las propias manos a la jefa de la cartera,
Camila Merino.
Por su parte, la Presidenta del Sindicato de Trabajadores del Banco Paris, Magaly Soto, señaló
que “protestamos por el pobre salario mínimo aprobado, el alza del precio del transporte, el
aumento del precio de los planes de las Isapres (seguros de salud privados). Nuestros
trabajadores ganan apenas un sueldo promedio de 177 mil pesos (329 dólares)”.
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El dirigente del Sindicato del Banco Itaú, Javier Márquez, indicó que “estamos cansados de la
insolencia de los empresarios y de los aumentos continuos de los servicios básicos”, mientras
que el Presidente de la Confederación de Trabajadores de Empresas Privadas de Chile
(CEPCH), Rubén Villanueva, argumentó que “el gobierno de Piñera es un nuevo aliento de
todo lo que instauró la dictadura militar en el país. Estamos frente a una agresión generalizada
contra los trabajadores, contra los salarios directos e indirectos, es decir, contra la salud, la
educación, las jubilaciones. Hoy el capitalismo se debate en una crisis tremenda en el mundo
que inexorablemente llegará al país. Lo que busca el gobierno es trasladar el costo de esta
crisis sobre los hombros de los trabajadores, y nosotros somos los únicos convocados a
restablecer la lucha y sus organizaciones, para que, como un solo puño, nos levantemos por
fin.”
En otro momento de la manifestación, la Presidenta de la Confederación de Trabajadores
Bancarios de Chile, Andrea Riquelme, planteó que “deseamos hacer conciencia social frente a
los atropellos cotidianos que sufrimos. Se dice que los números de la economía van a crecer,
pero sin que tengamos más y mejores empleos. Ahora mismo los trabajadores del Sindicato
Proex del BBVA están en plena huelga por un conjunto de demandas elementales y sólo han
recibido respuestas negativas de una de las instituciones que más utilidades renta en el país y
en parte del mundo. Esta situación resulta inaceptable.”
Francisco Bravo, dirigente de los trabajadores del Call Center Unísono dijo que “el sueldo
mínimo no alcanza para nada; tenemos que vivir endeudados para estudiar y pagar la
educación de los hijos. Y protestamos porque el Ministerio del Trabajo debería cambiar de
nombre y llamarse Ministerio de los Empresarios, porque rara vez está de lado de los que
vendemos lo único que tenemos: nuestra fuerza de trabajo.”
“EL DE 2013 EL PASAJE DEL TRANSANTIAGO LLEGARÁ A $ 800 PESOS”
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El mismo 8 de julio por la tarde, además de realizarse en Santiago manifestaciones de protesta
pacífica y denuncias sociales en La Cisterna, La Pincoya , Quilicura y otras comunas, una serie
de organizaciones encabezada por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile
realizó una concentración en la Plaza de Armas y luego una marcha contra el alza
extraordinaria del pasaje del transporte público.
La estudiante Tania Riquelme –despejándose el cabello negro de los ojos- expresó que la
movilización no sólo era por el aumento arbitrario del pasaje, sino también “por las demandas
populares y contra la privatización de la educación escolar y universitaria.”
El futuro abogado Camilo Lefort manifestó que el alza del transporte colectivo “daña
groseramente a la clase trabajadora. Debe haber una reforma en la participación de la
ciudadanía a la hora de fijar el precio del pasaje. Tiene que existir gratuidad para los escolares
y una subvención para los universitarios. El pasaje no debería ser superior a 100 pesos.”
Pero en la movilización también estuvieron los conductores del Transantiago. El Presidente de
la Confederación Bolivariana de Trabajadores del Transporte señaló que “es injusto que a la
gente se le suba la tarifa por un mal servicio. Hoy el 80 % de las máquinas del Transantiago
está trabajando en malas condiciones de freno, bloqueo de puertas, espejos interiores, etc. De
hecho, hemos tenido una gran cantidad de accidentes por esta situación. Además, en el Diario
Financiero ya se publicó que el alza del pasaje llegará a 800 pesos (un dólar y medio) de aquí
al 2013.”
El Presidente de la Fech, Julio Sarmiento, dijo que “este sistema de transporte no garantiza
derechos a los ciudadanos, sino que sólo a los empresarios. Queremos frenar las alzas.”
Finalmente, el miembro del Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores (MPT), el filósofo
Marcos Díaz, sentenció que “creemos que es importante generar espacios de unidad de lucha,
en la calle. Este es el camino: empezar a movilizarnos.”
El 8 de julio fue apenas el prólogo de nuevas manifestaciones. Mientras el frío en Chile agrede
a los castigados y vilipendiados, volcánicamente, desde la plataforma básica del pueblo,
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comienzan a conjuntarse las voluntades y la indignación. El reloj popular se sincroniza contra la
mala vida y augura nacimientos y proyecciones, de menos a más, hacia la edificación de una
alternativa política y social que represente los intereses profundos de la mayoría.
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