Tesoro de la Juventud ADORNOS CON HUEVOS 2003 - Reservados todos los derechos Permitido el uso sin fines comerciales Tesoro de la juventud ADORNOS CON HUEVOS Del libro de los juegos y pasatiempos PODEMOS tejer una cestita o canastilla, cuyo fondo se llena de virutillas o de recortes de papel de seda de color rosa o blanco. Los huevos que han colocarse en ella son huevos verdaderos, bien lavados, para darles consistencia, se les hace hervir por espacio diez minutos en un perol que contenga agua colorada. Unas cuantas gotas de tintura de cochinilla darán un bello color rojo al agua y a los huevos. El agua de espinacas les comunicará un tinte verdoso; y si hervimos en ella cebollas o flores de retama, les darán un color amarillo. Para darles el color malva, herviremos en el agua flores de violeta, y el azul podremos dárselo con añil. Se sacan después del perol, el agua y los huevos, y se dejan éstos dentro de aquélla por espacio de cinco minutos más. Después de colorados los huevos, se enjuagan perfectamente, se frotan con un paño empapado en aceite de oliva y se ponen a secar en una fuente. Por fin, se colocan en una cesta y se envían a su destino con una tarjeta respaldada. En la figura 2 vemos un huevo que ofrece una sorpresa inesperada a la hora del desayuno. Para prepararlo sólo se necesita una pluma y un tintero, un poco de habilidad para dibujar la cara y el pelo, y un gorrito, que puede hacerse de un trozo de tela roja. De un modo semejante podemos imitar con los huevos una porción de caras y animales. Otra idea feliz es la de los huevos de chocolate. Las personas que los saben vaciar no encontrarán difícil la preparación estos huevos. El cascarón vacío se coloca de pie sobre su extremo más ancho y se dejan caer en su interior dos o tres gotas de chocolate fundido, a través del orificio superior, las cuales, al secarse, se endurecen y obstruyen el orificio inferior. Después se llena el cascarón de chocolate fundido. Para fundir el chocolate se toma una pastilla, se coloca dentro de un tarro de compota vacío y se introduce dentro de una cacerola de agua caliente, donde se le tiene hasta que el chocolate se funda y pueda pasar a través de un embudo, al interior del cascarón por el orificio alto del mismo. Con un poco de azúcar blanco se cubre la pequeña superficie obscura que queda al cerrarse el agujero y cuando la persona a quien se pone delante a la hora del desayuno, lo casca, recibe gran sorpresa. La lechuza de la figura I es otro huevo de sorpresa, con pequeños discos de papel rizado por ojos, un pico detrás por cabeza, y dos trozos de papel por alas, pegado todo con unas gotas de goma. Los pies son de alambre, enlazados por un círculo de lo mismo, sobre el cual descansa el huevo. Podemos fabricar cuatro de estos huevos rellenos de chocolate, y colocarlos dentro de un nido, que podemos también hacer nosotros mismos. Para formarlo, se toman algunas ramitas y se retuercen todas juntas, dándoles el aspecto de un nido; ¿por qué no han de poder hacer diez dedos lo que hacen tan perfectamente dos picos? Un poco de goma asegurará las ramitas en la posición debida, y después se coloca entre ellas un poco de musgo natural o artificial. A falta de éste, podemos sustituirlo con virutilla de papel de seda verde. Se forra el fondo del nido con un poco de algodón en rama, se ponen algunas plumas finas y lo tendremos a punto para recibir los huevos, como vemos en la figura 3. Una cestita, más o menos profunda, puede también sustituir al nido. Los huevos de sorpresa pueden rellenarse también con confitura de azúcar batido con clara de huevo, que es pura y saludable. Tómese un poco de azúcar, disuélvase en unas cuantas gotas de agua fría, a fin de que pueda verterse por el agujerito del cascarón del huevo, y llénese éste por completo. Téngase después el huevo en agua hirviendo durante algunos minutos, con objeto de endurecerlo. Se puede dar un color rosado al azúcar, añadiéndole una o dos gotas de tintura de cochinilla. Una nueva idea es hacer un huevo a base de dátiles recubiertos de chocolate, o azúcar batido con clara de huevo, o ambas cosas a la vez. Tómense tres dátiles de buen tamaño y que estén en perfecto estado y, después de abrirlos a lo largo y de sacarles los huesos, oprímaseles unos contra otros procurando darles al forma más semejante posible a un huevo. Su propia viscosidad los mantendrá unidos. Sumérjaseles, después, varias veces en chocolate fundido, hasta que estén bien cubiertos y cúbrase todo con azúcar batido con clara de huevo. Para darle la hechura de huevo, podremos valernos de dos cucharas grandes. Los historiados huevos que se exhiben en los escaparates de las confiterías, no siempre se pueden comer, pero los deliciosos ejemplares que vemos en la figura 4, están hechos de mazapán y bizcocho. Se toman 125 gramos de almendras, 125 gramos de azúcar blanco tamizado y diez céntimos de bizcocho, que no sea fresco, desmenuzado; se coloca todo en un lebrillo y se mezcla con un huevo y unas cuantas gotas de esencia de almendras, valiéndonos, primero, de un tenedor y después de los dedos, y probando la mezcla para cerciorarse de si tiene el gusto debido. Se toma después una cantidad proporcionada y se le da la forma de un huevo con la palma de la mano. No es preciso ponerlo en el horno; pero el mazapán está mejor, si se deja pasar por él un día. Si queremos que los huevos sean completamente blancos, podemos darles un baño de azúcar batido con huevo. Se dejan para que se sequen y endurezcan en un lugar caliente. Estos huevos pueden colocarse dentro de una especie de cuerno de la abundancia, hecho con papel color marrón y atado con estrechas cintas amarillas. I. Huevo lechuza II. Huevo como un viejo III. Nido de huevos de Pascua. IV. Huevos de mazapán. ________________________________________ W. M. JACKSON Inc., Editores Súmese como voluntario o donante , para promover el crecimiento y la difusión de la Biblioteca Virtual Universal. Si se advierte algún tipo de error, o desea realizar alguna sugerencia le solicitamos visite el siguiente enlace.