Adicción al ejercicio - Escuela de Educación Física

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ADICCIÓN AL EJERCICIO
Prof. Gerardo A. Araya Vargas, M.Sc.
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Escuela de Educación Física y Deportes, Facultad de Educación, Universidad de Costa
Rica
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Escuela de Ciencias del Deporte, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Nacional
[email protected]
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La práctica regular de ejercicio, aporta muchos beneficios para la salud integral de la
persona. Sin embargo, algunos podrían llegar a excederse y desarrollar una conducta
adictiva por la práctica de ejercicio vigoroso. La adicción por el ejercicio, implica el intenso
envolvimiento en la actividad. No está mal hacer una rutina de ejercicio y disfrutarla. El
problema está en el exceso. La adicción al ejercicio consiste en la dependencia psicológica
y-o fisiológica de un régimen regular de ejercicio, caracterizada por síntomas de
abstinencia después de 24 a 36 horas sin ejercitarse. Se le ha denominado así, como
“adicción al ejercicio”, debido a sus similitudes con el comportamiento que sufre una
persona adicta a una droga. Obviamente, al ejercicio no se le podría denominar en sí como
droga. Pero, muchos de los cambios que ocurren en el organismo durante y después de
hacer ejercicio vigoroso, son parecidos a los efectos de ciertas drogas, especialmente por
las sensaciones de placer o de bienestar físico que se experimentan durante y después de
hacer ejercicio. Cuando se realiza actividad física vigorosa, durante cierto tiempo, el
organismo empieza a liberar sustancias, que le permiten soportar el dolor, generando
sentimientos de bienestar, físico y emocional. Estas sustancias son los opiáceos endógenos,
de los cuales son muy importantes las beta endorfinas. Estas sustancias, tienen una
composición química y efectos muy parecidos a los de drogas como la morfina. Es decir, es
como si el cuerpo se drogara a sí mismo, para poder resistir el esfuerzo físico que hay que
hacer cuando se practica ejercicio intenso. Además, ocurren muchos otros cambios en el
organismo, que generan estados anímicos positivos y sentimientos de bienestar general.
Estos cambios son muy importantes para que el organismo se adapte o acostumbre a una
carga de trabajo físico y pueda ir aumentando su tolerancia al mismo, poco a poco. En este
sentido, hacer ejercicio intenso, tiene efectos similares a los de una droga. Por esto, algunas
personas que se acostumbran a realizar ejercicio fuerte, llegan a desarrollar cierta
dependencia de su rutina de actividad, debido a los sentimientos de placer y bienestar que
se obtiene al ejercitarse y entonces, tienen la necesidad de hacer más y más ejercicio y cada
vez más fuerte. Hasta aquí, no está mal que ocurra eso, pues es normal que conforme el
organismo vaya asimilando las cargas de trabajo físico, surja la necesidad de subir un poco
la carga, pues hay que ir mejorando más, poco a poco. El problema está en que la persona
llegue a realizar ejercicio en exceso. En 1976, William Glasser, publicó un libro en el que
expuso y popularizó el concepto de adicción positiva. Este término implica que las
personas pueden desarrollar una adicción o fuerte involucramiento con el ejercicio, debido
a la existencia de varios beneficios fisiológicos y psicológicos provocados por la práctica
regular de actividad física y por las sensaciones positivas que ocurren después del ejercicio.
Pero esto no es una patología o enfermedad en sí.
La adicción negativa es dependencia patológica del ejercicio. El ejercicio controla la vida
del sujeto. Esto le causa problemas en su hogar, en el trabajo y en sus relaciones
interpersonales en general. Si no se puede hacer ejercicio por algún impedimento fuera de
la voluntad del sujeto, ya sea por una lesión, trabajo, asuntos familiares, etc., surgen
síntomas de abstinencia, parecidos a los que manifestaría un sujeto adicto a las drogas.
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Entre los síntomas de abstinencia del ejercicio se observan: ansiedad, irritabilidad, culpa,
molestias musculares, nerviosismo y una depresión severa. Esto se ha investigado,
principalmente, mediante estudios de casos de corredores adictos al ejercicio, consumidos
por la necesidad de correr. En estos casos se ha visto que si se ven forzados a dejar de
entrenar, sufren insomnio, fatiga general, depresión, irritabilidad, decaimiento, malestar
físico general.
El adicto al ejercicio seguirá entrenándose, a pesar de que médicamente no deba hacerlo o
aunque ello le cause problemas laborales o familiares. Entre los síntomas de adicción
negativa al ejercicio está:
a) Patrón estereotipado de ejercicio con un cronograma regular prácticamente diario.
b) Da prioridad creciente a su programa de ejercicio, por encima de cualquier otra
actividad.
c) Síntomas de abstinencia (problemas serios en estado anímico) cuando no se practica
ejercicio.
d) Desarrollo de tolerancia (cada vez necesita cargas más altas).
e) Los síntomas desaparecen de inmediato, cuando se tiene la posibilidad de hacer ejercicio.
f) El sujeto es consciente de que tiene una compulsión hacia el ejercicio, pero sigue
adelante porque piensa que aún así, el ejercicio mejora su existencia.
g) El ejercicio controla sus vidas. Se vive para hacer ejercicio.
Solo si el sujeto acepta que necesita ayuda, se puede hacer algo. Muchos casos requieren
atención clínica. Ahora bien, son muy pocas las personas que podrían desarrollar una
adicción negativa al ejercicio. Pero aún falta mucho por investigar para conocer, sobre todo,
cómo es que se origina este problema y poder prevenirlo más efectivamente.
Realizar ejercicio físico o actividades deportivas, puede ser un factor importante para la
salud integral de las personas. Sin embargo, todo exceso, incluso de ejercicio, puede
resultar dañino. Realice actividades programadas en una rutina semanal, ojalá bajo la guía
de profesionales en ciencias del movimiento humano y no se exceda. Disfrute su rutina de
ejercicio. Esta le ayudará a vivir más y mejor. Pero no pierda el control.
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