ONICOMICOSIS (Infección fúngica de las uñas) Concepto Consiste

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ONICOMICOSIS (Infección fúngica de las uñas)
Concepto
Consiste en una infección
fúngica de la uña que afecta
con
muchísima
mayor
frecuencia a las uñas de los
pies que a las de las manos.
Las onicomicosis son las
micosis superficiales más
refractarias a tratamiento,
nunca
ceden
espontáneamente y cuando la
infección avanza, dificulta las
actividades normales del
enfermo.
Frecuentemente, se distingue
entre la tiña ungueal, que se define clínicamente como una infección dermatofítica
de la placa ungueal, mientras que las onicomicosis incluyen cualquier infección de la
uña causada por cualquier hongo, incluyendo levaduras y hongos no dermatofíticos.
Existen distintos tipos de onicomicosis:
- Onicomicosis subungueal lateral o distal. Es la forma más común de onicomicosis.
Se caracteriza por una invasión, que comienza en el hiponiquio o en los
pliegues laterales, del lecho subungueal y de la porción de la lámina ungueal
que está superpuesta a él. La infección va progresando de forma proximal
infectando el hongo desde la capa ventral hacia la capa dorsal de la uña, lo
que explica el porqué de la dificultad del tratamiento tópico.
- Onicomicosis subungueal proximal. También conocida como onicomicosis
subungueal proximal blanca. En este caso el hongo invade la uña desde la
región proximal, en concreto desde el eponiquio, y emigra distalmente. Se
produce hiperqueratosis subungueal y onicolisis proximal. Aunque en la
población general es la forma más infrecuente, sin embargo, es la forma más
habitual en los enfermos de VIH, y en ellos se considera un marcador de la
enfermedad.
- Onicomicosis superficial blanca. Representa menos del 10% de las onicomicosis,
produciéndose cuando los hongos invaden las capas superficiales de la lámina
ungueal. Si la infección progresa se puede afectar la capa cornificada del lecho
ungueal y el hiponiquio. Se inicia con manchas blancas aisladas que crecen y
coalescen. Cuando los hongos invaden totalmente la uña se habla de
leuconiquia micótica.
- Candidosis. Por lo general aparecen en enfermos con candidiasis mucocutánea.
Lo más frecuente son infecciones que se inician en la paroniquia, de tal forma
que la levadura sólo penetra la lámina ungueal después de afectar todo el
tejido circundante alcanzando también la matriz. Esto provoca alteraciones de
la uña importantes que permiten la colonización de la lámina por parte de
Candida en forma miceliar. Es mucho más frecuente en los dedos de las manos
-
que en los pies, fundamentalmente en profesionales que pasan mucho tiempo
con las manos mojadas (carniceros, peluqueros, amas de casa, personal de
limpieza).
Onicomicosis endótricas. Son onicomicosis en las que el hongo crece dentro de la
lámina ungueal. Este tipo de infección la causan dermatofitos que producen
infecciones endótricas del cabello como T. soudanense y T. violaceum.
Epidemiología
Históricamente, y al igual que la tinea pedis, era una enfermedad muy poco común
en América del Norte y Europa hasta que, al inicio de este siglo, se introdujo,
procedente del oeste africano y del sudeste
asiático, la especie de dermatofito Trichophyton
rubrum.
Tienen una prevalencia relativamente alta,
afectando al 3-8% de la población adulta. Su
incidencia aumenta con la edad avanzada, en
los pacientes inmunodeprimidos, en zonas de
clima cálido y con la utilización de zapatos que
produzcan oclusión. Las onicomicosis son
frecuentes e incluyen el 20 % de las
enfermedades ungueales.
La prevalencia alcanza un 15-20% en los sujetos de 40-60 años y más del 25% en el
grupo de más de 65 años. La mayor prevalencia de la onicomicosis con la edad no es
ninguna sorpresa, ya que frecuentemente se asocia a:
- Insuficiencia vascular periférica.
- Diabetes.
- Trauma ungueal repetido (calzado estrecho y con mucho tacón).
- Falta de actividad física (sedentarismo).
- Incapacidad para cortarse la uñas o mantener una buena higiene.
- Dermatomicosis del pie.
- Otros factores que pueden favorecer su aparición son la utilización de
gimnasios, piscinas y saunas comunitarias o calzar diariamente calzado
deportivo.
Existen subgrupos de población con una predisposición genética a padecer
onicomicosis. Se trata de sujetos que tienen variedades genéticas de queratina más
sensibles a la acción del hongo.
Mención aparte merecen dos factores que en los últimos 15 años han aumentado
mucho la incidencia de las onicomicosis. El primero es el aumento del número de
pacientes inmunocomprometidos, el segundo el uso masivo de antibióticos de muy
amplio espectro que rompen el equilibrio existente entre las floras saprofitas
bacterianas y fúngicas.
Etiología
Al igual que en la tinea pedis, las onicomicosis suelen ser producidas por hongos
dermatofíticos (en un 90% de los casos) siendo T. rubrum el responsable del 50% de
las infecciones. El 10% restante de las onicomicosis son producidas por hongos no
dermatofíticos y por levaduras. Por último, y en raras ocasiones en los sujetos
inmunocompetentes, las onicomicosis pueden ser producidas por levaduras,
generalmente generalmente especies del género Candida afectando principalmente a
las uñas de las manos candidosis).
Tratamiento
Aunque el tratamiento de las onicomicosis con fármacos antifúngicos se realiza
desde hace años, sólo en la última década se ha conseguido que sean eficaces. Hasta
hace pocos años, cuando había más de una uña afectada, o cuando la infección
ocupaba gran parte de la superficie de una uña, las posibilidades de curación eran
prácticamente nulas.
Para que un tratamiento tópico sea efectivo se necesita que una cantidad suficiente
de fármaco atraviese la lámina ungueal alcanzando en el lecho subungueal
concentraciones superiores a la concentración mínima inhibitoria.
Los tratamientos tópicos sólo están indicados cuando se trata de una infección levemoderada (menos del 50% de la lámina), de una única uña y no involucra la matriz
ungueal. Este tipo de terapéutica se debe acompañar de la limpieza del material
infectado antes de aplicar el producto. La limpieza mecánica no es fácil (puede
ocasionar reinfecciones) y debe hacerse con instrumental de manicura específico. Los
estudios clínicos indican que los fármacos más eficaces en el tratamiento tópico son la
amorolfina y el ciclopirox seguidos de tioconazol y bifonazol cuando se aplican tras
la avulsión indolora de la lámina ungueal con urea al 40%.
Cuando hay más de una uña infectada, la superficie infectada es mayor del 50% o
está involucrada la matriz ungueal, se debe recurrir a la administración, por vía oral,
de terbinafina, itraconazol o fluconazol. Dada la prolongada permanencia de estos
fármacos en la lámina ungueal se administran en pautas posológicas denominadas
«en pulsos», para disminuir la incidencia de reacciones adversas.
La inclusión de nuevos agentes antifungicos sistémicos como la terbinafina (250 mg
día/3 meses en uñas de pie), itraconazol (200 mg/día/3 meses en uñas de pie) o
fluconazol (450 mg en dosis única semanal durante 6 meses) parecen disminuir la
duración del tratamiento con resultados terapéuticos mejores, que oscilan en
curaciones micológicas de entre el 76% (terbinafina) y del 38% (itraconazol), sin
embargo las curaciones clínicas completas se limitan a valores de alrededor de 3040%.
En los casos en que no se obtiene la curación tras la administración de antimicóticos
orales pueden combinarse con la asociación de tratamientos tópicos y limpieza
quirúrgica de la uña infectada.
Valoración por el farmacéutico
Cuando se sospecha una infección fúngica ungueal debe remitirse el paciente al
dermatólogo, para que éste establezca el correspondiente diagnostico médico antes
de iniciar el tratamiento.
Esto es especialmente importante en los cuadros de onicomicosis, ya que solo un 50%
de las distrofias ungueales son debidas a infecciones fúngicas, pudiendo confundirse
con otras patologías ungueales, tales como infecciones bacterianas ungueales,
psoriasis, onicogrifosis, liquen plano, etc. El diagnóstico médico de la onicomicosis
no es fácil, ya que los cultivos pueden ser positivos solo en un 30-50% de los casos.
De ahí que frecuentemente se requiera una biopsia ungueal.
Por otra parte el tratamiento es largo, de coste elevado y no está exento de efectos
adversos. Esto implica una labor importante de seguimiento farmacoterapéutico por
el farmacéutico, con el fin de optimizar el cumplimiento del tratamiento por el
paciente, algo esencial en una terapia de estas características. La información
detallada al paciente resulta esencial, en especial en lo referente a la necesidad de
mantener el tratamiento aunque el paciente no experimente, aparentemente, ninguna
mejoría.
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