BOL. SOC. ESP. CERAM. VIDR. 32 (1993) 4, 237-244 TRABAJO DE REVISION Resistencia de los refractarios al choque térmico. I: Aproximación termoelastica y criterio de balance energético C. B AUDIN, Instituto de Cerámica y Vidrio (CSIC). 28500 Madrid (España). RESUMEN. Resistencia de los refractarios al choque térmico I: aproximación termoelastica y criterio de balance energético. ABSTRACT. Thermal Shock Resistance of Refractories. I Thermaoelastic Approach and Energy Balance Criterion. Se describe el comportamiento de los materiales refractarios sometidos a tensiones térmicas. Se revisan las dos aproximaciones clásicas al estudio de la resistencia de los materiales frágiles al choque térmico. Se analiza el margen de validez de estas aproximaciones en base a trabajos experimentales realizados sobre materiales refractarios. The behaviour of refractory materials subjected to thermal stresses is described. The two classical approaches used to study the thermal shock resistance of brittle materials are reviewed. The validity of these approaches is analyzed using published experimental work on refractories. PALABRAS CLAVE: Refractarios, choque térmico, propiedades mecánicas, temperatura, termoelasticidad, energía. 1. INTRODUCCIÓN La mayoría de las aplicaciones de los materiales refractarios implican la existencia de gradientes de temperatura variables en el tiempo. Estos gradientes producen dilataciones diferenciales en las piezas y, consecuentemente, tensiones. Si las tensiones creadas superan a la tensión de fractura del material, tiene lugar la rotura de la pieza. Junto con la corrosión y la abrasión, el fallo debido a las solicitaciones termomecánicas es uno de los mecanismos fundamentales de degradación de las piezas refractarias en servicio. El estudio de la respuesta de un material a las variaciones de temperatura en condiciones químicas y mecánicas no agresivas, permite determinar las propiedades del material que van a tener una mayor influencia en la resistencia de las piezas refractarias, a las tensiones térmicas, aunque esté íntimamente ligada a procesos tales como la erosión y el ataque por escorias. Se dice que un cuerpo está sometido a choque térmico cuando la temperatura de su alrededor cambia bruscamente. El caso en el que la velocidad de variación de la temperatura es infinita es el caso más sencillo de tratar teóricamente y, a la vez , el más extremo. Las conclusiones que se derivan de esta aproximación, moduladas, son aplicables a situaciones de variaciones de temperatura más suaves. En este trabajo se revisan las dos aproximaciones clásicas al problema de la resistencia al choque térmico de materiales frágiles: aproximación termoelastica y criterio de balance energético y se analiza su margen de aplicabiHdad a los materiales refractarios. Recibido el 7-6-93 y aceptado el 30-6-93 JULIO-AGOSTO, 1993 KEY WORDS: Refractories, thermal shock, mechanical properties, temperature, thermoelasticity, energy. 2. TENSIONES TÉRMICAS El parámetro que cuantifica la magnitud de la expatisión o contracción que sufre un material cuando varía su temperatura es el coeficiente de dilatación térmica, a. Si una barra, de longitud L, de un material homogéneo e isótropo, cuyos extremos están libres, es calentada o enfriada, dilatará o contraerá un AL. AL= a - L A T [1] La magnitud de esta dilatación o contracción varía dependiendo del material. Por ejemplo, para una barra de un metro de longitud, calentada desde temperatura ambiente hasta 125°C, AL sería igual a 0.5x10"% para el vidrio de sílice y IS.SxlO-^m para un refractario de magnesia. Si la barra tiene impedida la deformación, se ve sometida a tensiones, a, que, para un material elástico, serán tanto más severas cuanto mayores sean el módulo de Young del material, E, y la deformación, e que se derivaría del cambio de temperatura. Utilizando la ley de Hooke: E • e = E • a • AT [2] A partir de esta ecuación, una barra de un refractario de alta alúmina (a« 7.8x10-6 °C-i, E « 80 GPa) sometida a una diferencia de temperatura instantánea de 200°C, se vería soUcitada por una tensión de 124 MPa. En la práctica, las variaciones de temperatura no son instantáneas y las tensiones creadas varían en el tiempo y son menores que la calculada a partir de la expresión [2]. La tensión máxima creada es función de propiedades del material, tales como la conductividd térmica, K, factores geométricos, como las dimensiones del cuerpo, y el mecanismo de transmisión de calor (1-14). 237 C. BAUDIN Por ejemplo, si un cuerpo de forma regular es enfriado por inmersión en un medio fluido, la teoría de tensiones térmicas indica que la magnitud de éstas se puede expresar en función de un parámetro adimensional denominado módulo de Biot (2-3): ß = a.h/K [3] donde, a, es una dimensión característica del cuerpo en la dirección del máximo gradiente de temperatura y, h, es el coeficiente de transmisión de calor entre la superficie del cuerpo y el medio. La tensión calculada para el caso de enfriamiento instantáneo, a^axi se ve reducida en un factor: ^ = ^rc^\ l ^ m lares de radio 1 por unidad de volumen, viene dado por la expresión (22): E = En [5] 100 O Q Alta alúmina (60V.) I— LÜ Ù1 3. VARIACIÓN DE LAS PROPIEDADES DE LOS MATERIALES FRAGILES SOMETIDOS A CHOQUES TÉRMICOS 16-(l-v2)-N'P 9 • (1 - 2v) donde EQ es el módulo de Young del material sin grietas y, V , es el coeficiente de Poisson. Así pues, E disminuye al aumentar el número de grietas y el tamaño de éstas. En la fig. 1 se muestra la disminución del módulo de Young (dinámico) de refractarios de alta alúmina (60%) y de alúmina-cromo (90-10%) sometidos a ciclos (1000- [4] Este factor, 4^, depende del valor de b y varía con el tiempo. La tensión real es menor y se alcanza una vez transcurrido un intervalo de tiempo mayor cuanto menor es el módulo de Biot (i.e: alta transferencia de calor al medio, menor dimensión característica y mayor conductividad térmica del material). 1+ UJ 20 h Alumina - Cromo {90V.) (10VJ Si las tensiones originadas en un cuerpo sometido a un choque térmico igualan o sobrepasan a la resistencia a la fractura del material, el cuerpo sufre una variación en sus propiedades tanto características (aspecto, pérdida de masa por desconchado, etc.) como de comportamiento (elásticas, mecánicas, etc.). 3.1. Formación de grietas y pérdida de masa por desconchado Una manera posible de caracterizar la resistencia al choque térmico de las piezas refractarias es determinar el número de ciclos -calentamiento en horno eléctrico/enfriamiento en agua o aire- que puede soportar una pieza antes de que sufra una degradación macroscópica observable (destrucción de la pieza, formación de grietas). Este es el caso de las normas clásicas europeas de ensayo de materiales refractarios (15-18). Otra propiedad utilizada ha sido la pérdida de masa que sufren las piezas trabajando en gradiente, después de un cierto número de ciclos térmicos (19-21). Utilizando este tipo de normas es posible comparar de forma relativa el daño sufrido por materiales de una misma familia, una vez que la degradación tiene lugar. Por el contrario, no es posible estudiar las condiciones mínimas de fractura esto es: cuándo comienza la degradación y cuánto sufre el material. Además, presentan problemas de reproducibiUdad y no son aplicables para las piezas refractarias actuales, de alta resistencia al choque térmico. 3.2. Propiedades elásticas: disminución del módulo de Young El módulo de Young de un material homogéneo e isótropo que contiene en su interior N grietas planas y circu238 I 6 N.* CICLOS Fig. 1. Disminución del módulo de Young (dinámico) de dos materiales refractarios sometidos a ciclos (1000-200°C) en un ensayo en hilera. 200°C) en un ensayo en hilera (23). Las diferencias en el daño sufrido por estos materiales en este experimento no son tan grandes como cabría esperar a partir del conocimiento que se tiene del comportamiento de estos materiales en uso: la resistencia al choque térmico de los refractarios de alta alúmina se considera tradicionalmente como buena, y los de alúmina-cromo tienen baja resistencia al desconchado en uso. La baja sensibiHdad de este método de caracterización puede estar relacionada con que, al determinar el módulo de Young de un material a partir de la frecuencia propia de vibración de la pieza (24-25), se determina una propiedad masiva y las grietas formadas por choque térmico suelen estar muy localizadas. 3.3. Propiedades mecánicas: disminución de la resistencia a la fractura La resistencia a la fractura, Of de un material que contiene grietas circulares planas en su interior es inversamente proporcional a la raiz cuadrada del radio de las grietas (26). El módulo de rotura es una medida indirecta de la resistencia a la fractura de los materiales por lo que, puede ser utilizado para caracterizar la degradación sufrida por un material sometido a un choque térmico. BOL. SOC. ESP. CERAM. VIDR. VOL. 32 - NUM. 4 Resistencia de los refractarios al choque térmico.I: Aproximación termoelástica y criterio de balance energético Este parámetro es especialmente útil ya que, la mayor parte del trabajo teórico realizado sobre la resistencia de materiales frágiles al choque térmico lo ha sido en términos de la resistencia a la fractura. El comportamiento general de los materiales frágiles sometidos a variaciones bruscas de temperatura de diferente magnitud es el indicado en la fig. 2, en ella se resu- AT CG) < % t— C-> AT CG) Fig. 3. Variación del módulo de rotura de dos materiales refractarios sometidos a enfriamientos bruscos por inmersión en agua a 20°C: a) Alta alúmina, b) Silicoaluminoso. ^ i°" 5 < < APROXIMACIONES TEÓRICAS AL ESTUDIO DE LA RESISTENCIA DE LOS MATERIALES REFRACTARIOS AL CHOQUE TÉRMICO. T E O R Í A TERMOELÁSTICA Y CRITERIO DE BALANCE ENERGÉTICO o é <^y V 1 \^^ 1 >v 1 ^^_^ (/) U) LU U¿ 1 ^ 1 1 ._ ATr J La fig. 4 muestra, de forma esquemática, el efecto de las condiciones de variación de la temperatura en la cara ATA Fig. 2. Comportamiento general de los materiales frágiles sometidos a variaciones bruscas de temperatura de diferente magnitud. Estacionario alta T < 3 I— < men los experimentos clásicos realizados con alúmina (27-29). En la gráfica se observan varias regiones: 1. El módulo de rotura de las muestras sometidas a variaciones de temperatura de magnitud igual o inferior a ATc es el mismo que el de las muestras sin ensayar, GQ. 2. 3. ce m CL LU Los valores del módulo de rotura, a^, de la mayoría de las piezas sometidas a choques térmicos de intensidades cercanas a AT^ son muy inferiores a los originales. El aumento de la intensidad del choque térmico desde AT^, hasta AT^' , no implica una degradación adicional de las muestras. DISTANCIA A LA CARA CALIENTE < ecuientamíento rápido X 4. A partir de AT = AT^' , el módulo de rotura experimenta un descenso gradual al aumentar la severidad del choque térmico. En las piezas refractarias los dos últimos tramos suelen ser los más importantes. En la fig. 3 se muestra la variación del módulo de rotura, de dos materiales refractarios sometidos a enfriamientos bruscos por inmersión en agua a WC (30). La gráfica correspondiente al comportamiento del refractario de alta alúmina indicado en la fig. 3 a) posee los cuatro tramos antes indicados. La gráfica de la fig. 3 b), correspondiente a un refractario silicoaluminoso, muestra únicamente un descenso gradual del módulo de rotura. A continuación se analizarán los modelos teóricos clásicos que describen el comportamiento de los materiales mostrado en la fig. 3. JULIO-AGOSTO, 1993 < z o I/) z UJ Precalcntamicntó lento D TIEMPO Fig. 4. Efecto de las condiciones de calentamiento de un revestimiento refractario en: a) La distribución de temperaturas en función de la distancia a la cara caliente, b) La tensión máxima creada en función del tiempo. 239 C. BAUDIN ESPESOR DEL REVESTIMIENTO Fig. 5. Velocidad de variación de temperatura de seguridad en un revestimiento (Le: máxima velocidad admisible sin que se produzca la fractura) en función de: a) La magnitud de la variación de temperatura, AT. b) Espesor del revestimiento. caliente de un revestimiento refractario en la distribución de temperaturas creada en la pared (fig. 4a) y en la tensión máxima creada (fig. 4b) (31-37). La fig. 5 muestra cómo la velocidad de variación de temperatura de seguridad en un revestimiento (i.e: máxima velocidad admisible sin que se produzca la fractura) es función tanto de la magnitud de la variación de la temperatura, AT, como del espesor del revestimiento (38-39). A partir de estos dos ejemplos se deduce que las tensiones térmicas a las que se ve sometida una pieza no dependen únicamente de las propiedades del material por el cual está constituida sino, también, de: a) las condiciones de calentamiento y enfriamiento (magnitud de la diferencia de temperatura, velocidad de variación de la temperatura), b) factores geométricos (forma y tamaño de la pieza, orientación frente al gradiente térmico). Por ello, no es posible desarrollar un experimento único que describa y evalúe la resistencia a las variaciones de temperatura de un material en cualquier situación. En los modelos teóricos desarrollados para describir el comportamiento de los materiales frágiles sometidos a cambios bruscos de temperatura (4-6, 9,40-51) se simplifica el estado térmico y la geometría de la pieza y se obtienen parámetros que ponderan el efecto relativo de propiedades intrínsecas de los materiales en el comportamiento frente a las variaciones de temperatura. La mayoría de estas aproximaciones utilizan propiedades globales de materiales elásticos, homogéneos e isótropos, tales como módulo de elasticidad, resistencia a la fractura o energía de fractura (4-6, 40-45). El resto de los modelos incorporan el efecto de fenómenos plásticos (46) o características microestructurales cómo porosidad (47-48) o microgrietas (49-51). Este último tipo de aproximaciones ha sido el menos desarrollado y, en general, se admite que es necesario un gran esfuerzo experimental sistemático previo al desarrollo de modelos teóricos (52-66). En este sentido, se han realizado trabajos encaminados a determinar la influencia del tamaño y la forma de los granos (57-59, 61, 64), la naturaleza y distribución de las fases intergranulares (55-56, 60, 62-64) y la porosidad (55-56, 61, 63, 66) en la respuesta al choque térmico de los materiales cerámicos. En los materiales refractarios es de esperar que la microestructura sea determinante de su comportamiento frente al choque térmico ya que son materiales muy 240 heterogéneos y, por lo tanto, proclives a sufrir tensiones localizadas. Sin embargo, el conocimiento de las propiedades globales que influyen en la respuesta de los refractarios a las tensiones térmicas es un primer paso, necesario para la comprensión del efecto de fenómenos localizados. A partir de las figs. 2 y 3 se deduce que existen dos aspectos fundamentales a considerar al tratar el problema de la resistencia al choque térmico de un material cerámico. Por una parte, la severidad mínima que ha de tener el choque para que se produzca la fractura del material ( « 200°C para los refractarios de alta alúmina, fig. 3a) y, por otra, la degradación que sufre el material cuando se ve sometido a un choque cuya severidad es superior a esta severidad mínima (muy pequeña en el caso de la pieza silicoaluminosa, fig. 3b). Existen dos formas de analizar la resistencia al choque térmico de un material, directamente ligadas a los dos problemas básicos mencionados: la nucleación de la fractura se estudia en base a una aproximación termoelástica y el grado de daño que sufre la pieza una vez nucleada la fractura se calcula a partir de un criterio de balance energético. 4.1. Aproximación termoelástica La aproximación termoelástica se basa esencialmente en el cálculo de las tensiones creadas en una pieza o estructura sometida a unas condiciones térmicas dadas. Como criterio se tiene que la fractura ocurre si las tensiones creadas superan a la resistencia a la fractura del material. Este tipo de enfoque permite predecir, a partir de las propiedades del material, bajo qué condiciones tendrá lugar la fractura de la pieza o estructura. En la ref. 5 se recogen las expresiones analíticas para las tensiones superficiales y de volumen creadas en piezas de geometría simple (discos, esferas,... etc.) sometidas a solicitaciones térmicas. El método general consiste en calcular las tensiones originadas en el sistema sometido a solicitaciones térmicas y definir la resistencia al choque térmico como la soUcitación mínima (diferencia de temperatura, velocidad de variación de la temperatura... etc.) requerida para que la tensión creada supere a la resistencia a la fractura del material. En el caso de formas geométricas simples enfriadas un cierto, AT, la tensión creada tiene la forma general (1-5). E • g • AT G-(l-v) [6] si la velocidad de variación de la temperatura es infinita. El factor G engloba a todos los términos geométricos. En el caso de velocidad de enfriamiento finita con h = cte, la ecuación incorpora el factor, ^ , antes mencionado, de reducción de la tensión máxima que varia en el tiempo y es función del módulo de Biot. La tensión alcanzada en la pieza será máxima para un valor ^^^^axDada la compleja forma analítica de las soluciones, se han propuesto distintas fórmulas aproximadas que relacionan ^max con el módulo de Biot. Las más sencillas son las que se obtienen para valores pequeños del módulo de Biot (ß < 20), las cuales proporcionan relaciones Hneales, ^ « ß. Al igual que en el caso anterior, se pueden agruBOL. SOC. ESP. CERAM. VIDR. VOL. 32 - NUM. 4 Resistencia de los refractarios al choque térmico.I: Aproximación termoelástica y criterio de balance energético para todos los términos geométricos es un factor de forma, G, y se obtiene: ^máx = h • E ' g ' AT G • K •(! - v) [7] Ecuación que, a diferencia del caso anterior, incorpora tanto el coeficiente de transmisión de calor entre la superficie del cuerpo y el medio como la conductividad térmica del material. El factor de forma, G, depende de la geometría de la pieza y de la dirección del gradiente de temperatura y es inversamente proporcional a la dimensión característica del cuerpo en la dirección del gradiente máximo de temperatura. La pieza rompe cuando se ve sometida a una diferencia de temperatura igual o superior a la necesaria para crear una tensión igual a la tensión de fractura del material. Cf. Se define diferencia de temperatura crítica, : AT, = GOf(l-v) -^-^^ ^ , SI h = < E a ATc = GK'af'(l-v) h-Ea , si h = cte [8] ATc de los refractarios de la fig. 6, que han sido sometidos a un calentamiento brusco (53). El parámetro R es del mismo orden para los dos materiales (R/(l - v) = 20 y 23°C, magnesita (6 a) y silicoaluminoso (6 b) respectivamente) pero, debido a la gran diferencia existente entre las conductividades térmicas de estos dos materiales (K « 9,3 J/ms **C, magnesita y silicoaluminoso respectivamente), no es posible asumir condiciones de variación de temperatura infinitamente rápida. El parámetro R' es muy superior para el refractario de magnesita (R/(l - v) = 173 y 67 J/ms magnesita y silicoaluminoso respectivamente). Este último parámetro explica que AT^. sea superior para el refractario de magnesita. A partir de los resultados de la teoría termoelástica no es posible explicar por qué la degradación del refractario silicoaluminoso, una vez alcanzada AT^,, es muy superior a la del refractario de magnesita ya que únicamente establece las condiciones de iniciación de la fractura. Tampoco es posible explicar por qué los AT^, de estos materiales son mucho mayores que los de los materiales cuyo comportamiento se muestra en la fig. 3 ni por qué dos refractarios del mismo tipo (silicoaluminosos figs. 3b y 6b), cuyas propiedades mecánicas y elásticas son semejantes, muestran un comportamiento tan distinto en enfriamientos y en calentamientos. [9] 4.2. Las propiedades del material se pueden agrupar en dos parámetros, R y R', denominados parámetros de resistencia al choque térmico, cuanto mayor sea su valor mayor será la resistencia del material a la nucleación de la fractura por tensiones térmicas. Estos parámetros son: R = c^f-(l-v) E a sih = < [10] R' = K • R , si h = cte [11] A partir de las ees. [10] y [11], un material es tanto más resistente al choque térmico cuanto mayores son su resistencia a la fractura y su conductividad térmica y menores su módulo de Young y su coeficiente de dilatación térmica. En base a estos resultados puede explicarse tanto la caida brusca que sufre el módulo de rotura de un material sometido a una variación brusca de temperatura de magnitud AT^, como la diferencia encontrada entre el Criterio de balance energético En muchos casos, las condiciones de trabajo de las piezas refractarias suelen ser lo suficientemente severas como para producir la nucleación de la fractura. Por ello, es preciso conocer el grado de daño que va a sufrir el material debido a la fractura. Este problema fue estudiado por Hasselman (44) utilizando resultados anteriormente obtenidos por Kingery (5). Asumiendo que el cuerpo que sufre el choque térmico no está sometido a fuerzas externas, la única energía disponible para la propagación de las grietas es la energía elástica que ha sido acumulada en el cuerpo hasta el momento de la fractura. No es posible realizar un balance energético exacto durante la propagación de la grieta pero, se puede asumir que el área de las nuevas superficies creadas es proporcional a la energía disponible para su propagación. El modelo utilizado por Hasselman es una esfera de radio b cuya superficie sufre un cambio brusco de temperatura. Las conclusiones, en lo que se refiere a propiedades de los materiales, pueden ser generalizadas a otro tipo de geometría utilizando análisis dimensional. La fractura tiene lugar si a^^ax = ^f • En el momento de la fractura la energía elástica acumulada en la pieza viene dada por: We« ATCC) ATCC) Fig. ^.Variación del módulo de rotura de dos materiales refractarios en función de la magnitud de variación de la temperatura, a) Magnesita, b) Silicoaluminoso. JULIO-AGOSTO, 1993 Of^ • ( l - v ) - V [12] donde V es el volumen de la pieza. Así pues, la energía elástica acumulada es proporcional c^/E. El factor (1 - v) se refiere a un estado biaxial de tensiones. La energía superficial de fractura necesaria para propagar N grietas a través de un área A, viene dada por: Wf = 2 - N - A - U ,ef [13] 241 C. BAUDIN donde U^f es la energía efectiva de fractura y agrupa tanto a la energía superficial termodinámica como a la energía disipada por cualquier medio (p.e.: deformación plástica) durante la fractura. Haciendo Wg = Wf, se obtiene el área, A, a través de la que se propagará una grieta: Gf^ ' (1 - V) • V [14] N • E • Uf Cuando A > S, la pieza rompe (S = sección de la pieza). En base a este criterio, un material será resistente al choque térmico si la relación entre sus propiedades minimiza A por lo que, se obtienen los siguientes parámetros de resistencia al choque térmico: R" = cuando se produzca la fractura por choque térmico serán los que posean altos valores del módulo de Young, del coeficiente de Poisson y de la energía de fractura y valores bajos de la resistencia a la fractura. Ninguna de las dos aproximaciones permite explicar las diferencias en la forma de degradación de algunos materiales cuando se ven sometidos a enfriamientos y/o a calentamientos (figs. 3b y 6b). Por otra parte, en base a estas dos aproximaciones, tampoco es posible analizar el comportamiento de los materiales refractarios recogido en la fig. 7 (53). Estos materiales han sido ensayados vertiendo acero fundido [15] af2 . ( l - v ) R""=Uf -R'" [16] donde, R'" permite comparar materiales con energías superficiales de fractura del mismo orden. Para minimizar el grado de daño se requieren materiales con valores pequeños de la resistencia a la fractura y grandes del módulo de Young, E, y de la energía superficial de fractura, U^f. Como medida experimental de U^f se utiliza al trabajo de fractura introducido por Nakayama (67). Por otra parte, la nucleación de un gran número de grietas también disminuye el grado de propagación de cada una de éstas. Utilizando estos dos parámetros queda clara la diferencia entre el grado de daño sufrido por las piezas refractarias cuyo comportamiento está representado en la fig. 6. Una vez iniciada la fractura, las grietas se propagan bruscamente una distancia que viene determinada por las propiedades físicas del material que gobiernan la propagación de la grieta y que están englobadas en los parámetros R"' y R" " ^ ^^ magnesita ' ^ silicoaluminoso ~ ^'' •> magnesita ' ^^ silicoaluminoso — ^•^' Hasta ahora se han descrito dos criterios para seleccionar materiales que en uso van a estar sometidos a variaciones de temperatura. El primero, basado en la teoría termoelástica, se refiere a la nucleación de la fractura y el segundo, basado en un balance energético, al grado de daño. Los materiales con alta resistencia a la nucleación de la fractura por tensiones térmicas han de tener altos valores de la resistencia a la fractura y de la conductividad térmica y valores bajos del módulo de Young, del coeficiente de dilatación térmica y del coeficiente de Poisson. El segundo criterio permite seleccionar materiales en lo§ que la variación de sus propiedades debido a la fractura por choque térmico sea mínima. Este criterio es útil cuando las condiciones de trabajo son muy severas , de forma que no es posible evitar la nucleación de las grietas. Los materiales que sufrirán una menor degradación 242 1000 500 MARGEN DE APLICACIÓN DE LA TEORÍA TERMOELASTICA Y DEL CRITERIO DE BALANCE ENERGÉTICO ATCC) Fig. 7. Variación del módulo de rotura de una serie de materiales refractarios en función de la magnitud de variación de la temperatura: A, silicoaluminoso, C: bauxita, D: alúmina electrofundida F: magnesita. TAM.AI VALORES DE LOS PARÁMETROS DE RESISTENCIA AL CHOQUE TÉRMICO PARA LOS MATERIALES CUYO COMPORTAMIENTO SE RECOGE EN LA FIGURA 7 Material R(°C) R (J/m • s) R""(10-4m) Silicoaluminoso 50 65 45 Bauxita 55 79 22 Alúmina electrofundida 19 35 53 Magnesita 11 49 29 BOL. SOC. ESP. CERAM. VIDR. VOL. 32 - NUM. 4 Resistencia de los refractarios al choque térmico.I: Aproximación termoelástica y criterio de balance energético en una cuchara precalentada a distintas temperaturas y vaciando, a continuación, la cuchara. En la tabla I se recogen los valores de los parámetros de resistencia al choque térmico calculados para estos materiales. El excelente comportamiento del material C (bauxita) quedaría explicado por los altos valores de R y R', que corresponden a un AT^. alto. En base a estos parámetros , las piezas silicoaluminosas (A) no deberían romper, incluso para los choques más severos. Además, tampoco se explica la existencia de un tramo de no variación del módulo de rotura entre dos incrementos de temperatura. Por otra parte, los AT^ de los materiales F (magnesita) y D (alúmina electrofundida) deberían ser diferentes ya que tanto sus parámetros R como los R' lo son. En cuanto al grado de daño (parámetro R""), el material D (alúmina electrofundida) debería ser el óptimo y, sin embargo, la curva de caída de su módulo de rotura es la más pronunciada. Estos comportamientos frente al choque térmico surgen de forma natural del análisis teórico de Hasselman, posterior al reahzado en base al criterio de balance energético, denominado Teoría Unificada de Hasselman (41-42). 6. REFERENCIAS 1. KiNGERY, W. D.: Thermal Stress Resistance, Property Measurements at High Temperature, John Wiley and Sons Inc., New York, 1959, 185215. 2. KiNGERY, W. D.; BowEN, H. K.; UHLMAN, D . R . : Thermal and Compositional Stress, Introduction to Ceramics, 2.^ edición, John Wiley and sons Inc., EE.UU., 1976,816-844. 3. DAVIDGE, R . W . : Thermal stresses and fracture in ceramics. Mechanical Behaviour of ceramics, Cambridge Solid State Series, Cambridge University Press, Gran Bretaña, 1979,118-131. 4. HASSELMAN, D . P. 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