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CHARLA SEGURIDAD CORRESPONDIENTE MES: Mayo - 2016
EL SUEÑO Y SU IMPORTANCIA
Un tercio de nuestra vida la pasamos durmiendo. A la edad de 60 años, 20 de
ellos los habremos dormido. Es lo que más hacemos, día a día, noche tras
noche, así que cualquier problema durante el sueño, nos afecta
cotidianamente, tanto de noche, como de día, condicionando muchas veces
nuestra vida, porque las funciones del sueño son importantísimas para
nuestro organismo.
El sueño es de suma importancia para la vida de cualquier ser humano. A través de éste se recuperan
energías y además, es el momento en que se procesa toda la información recopilada durante el día. Dormir
es la actividad a la que más tiempo dedicamos (aproximadamente el 35% de nuestra vida).
Al dormir, el organismo entra en un estado de reposo uniforme caracterizado por bajos niveles de actividad
fisiológica (presión sanguínea, respiración, latidos del corazón) y por una respuesta menor ante los
estímulos externos.
La falta de sueño también está relacionada con el riesgo de sufrir obesidad, depresión, mal humor,
problemas cardíacos y diabetes. El sueño es una necesidad básica que le permite al cuerpo descansar física
y mentalmente. Durante este período, el organismo sigue funcionando de distinta manera, recupera y
procesa información valiosa que quizá olvidó durante la vigilia.
De esta manera, lo que hemos aprendido durante el día se reafirma. En el saber popular encontramos frases
hechas y refranes en este sentido como “lección dormida, lección aprendida” o “consultarlo con la
almohada”. En la actualidad, hay muchos factores en los que se ha demostrado que dormir adecuadamente
influye. Hablamos de rendimiento en el trabajo y en los estudios, menos reposos médicas, accidentes y
todo lo que ello implica.
Algunos estudios indican que dormir mal merma el control cerebral de
las emociones y hace que uno reaccione con mayor irracionalidad.
Cuando no se duerme lo suficiente, el cerebro es incapaz de
contextualizar los estímulos negativos y darles una respuesta adecuada;
por ende, funciona con patrones más primitivos. Es por esto que nuestra
sociedad parece ser cada día más emocionalmente irracional. Esto es
especialmente importante en personas que tienen una alta
responsabilidad y que necesitan rendir plenamente durante su
desempeño.
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¿CUÁLES SON LAS FASES DEL SUEÑO?
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Se distinguen dos etapas en el período de sueño,
denominadas fase del sueño lento o NO REM, y fase
de sueño rápido o REM (siglas que corresponden a
su nombre en inglés: Rapid Eye Movements o
movimientos oculares rápidos). El sueño NO REM,
se divide, a su vez, en cuatro fases con características
distintas.
Fases del sueño No REM
La fase I corresponde al sueño ligero, y todavía permite a la persona dormida notar los estímulos
auditivos y táctiles. El movimiento ocular será lento y el tono muscular disminuirá. Esta fase no
es muy reparadora, ni física ni psíquicamente.
Durante la fase II la persona no podrá recibir estímulos sensoriales y por lo tanto podrá descansar
satisfactoriamente. Este tipo de sueño es reparador, aunque no tanto como las fases siguientes. La
persona que está dormida se encontrará en esta fase concreta durante más o menos la mitad de
todo el tiempo de sueño. El tono muscular disminuirá más durante esta fase y el movimiento
ocular desaparecerá.
Durante la fase III la persona podrá descansar más porque su sueño será más profundo. Este tipo
de sueño se llama DELTA y la persona que duerme no podrá recibir estímulos sensoriales. En el
caso de que se despierte durante esta fase, sentirá confusión y desorientación. La tensión arterial
disminuye en un 10 a 30 por ciento, la persona no sueña y la producción de la hormona del
crecimiento aumenta. Sin embargo, disminuye todavía más el tono muscular y existen
movimientos oculares.
La persona tendrá un sueño mucho más profundo en la fase IV. Disminuirá la rapidez de la
actividad cerebral y la persona dormida podrá recuperarse física y psíquicamente.
Durante esta fase disminuirá todavía más su tono muscular y también el ritmo respiratorio, y en
este momento podrían aparecer trastornos del sueño como sonambulismo o los terrores
nocturnos.
El sueño REM
La última de las fases del sueño es la fase REM, que
permite a la persona relajarse completamente al mismo
tiempo que facilita la activación del sistema nervioso central.
La persona soñará durante esta fase. La actividad eléctrica
cerebral se acelera, no existe un tono muscular y en este
momento la persona podría tener trastornos del sueño como
las pesadillas, el sueño REM sin atonía y la parálisis del
sueño. También se llama el sueño rápido, activo, arcaico,
paradójico, romboencefálico o fase de movimientos
oculares.
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CONSEJOS PARA DORMIR BIEN
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1. Haz ejercicio: Mantenerse físicamente activo cada día con actividades al alcance de la mano como
caminar, correr o nadar, nos aportan tres beneficios clave de cara a obtener un sueño reparador: cuando
uno está cansado por el ejercicio se duerme más rápido, consigue un mayor porcentaje de sueño profundo
y se despierta con menos frecuencia durante la noche.
2. La cama es sólo para dormir y para tener relaciones sexuales: El resto de actividades como tumbarse en
la misma para ver la televisión, leer las redes sociales, revisar el correo o jugar en el móvil, tableta o
portátil no nos aporta ningún factor positivo si queremos dormir mejor al final del día.
3. Horarios y rutina: Para conseguir dormir bien necesitamos organizar nuestro sueño y hacerlo de forma
responsable. Hay que irse dormir a la misma hora cada día y despertarse también a la misma hora, en la
medida de lo posible. Entrenar a nuestro cuerpo de cara al sueño hará que nos durmamos también más
rápidamente y nos despertemos más frescos.
4. Adiós al tabaco: Fumar es un gran enemigo del descanso, aparte de nuestra salud en general. La nicotina
provoca en nuestro organismo un efecto que dificulta que nos quedemos dormidos con facilidad.
5. Una buena zona de descanso: El lugar donde duermes debe ser un templo de tranquilidad y silencio. El
móvil, el portátil o la televisión deberán estar fuera de la zona de descanso. Lo ideal es que esté oscuro,
relativamente fresco y todo lo tranquilo que sea posible. La habitación deberá estar ordenada y con pocos
objetos alrededor para facilitar ese ambiente de tranquilidad que requiere un sueño reparador.
6. Menos bebidas con cafeína: El café, el té o los refrescos pueden apetecer mucho a lo largo del día pero
la cafeína nos provocará más dificultad para dormir por la noche y también aumentan la necesidad de
despertarse para hacer pis durante la noche.
7. Los somníferos tampoco son buenos aliados: Intenta evitar las pastillas para dormir y consulta con un
especialista la forma más eficaz de tomarlas durante el período de tiempo más corto posible.
8. Beber menos alcohol: El alcohol deprime el sistema nervioso, lo que ayuda a quedarse dormido. Sin
embargo, este efecto desaparece a las pocas horas, lo que provoca que podamos despertarnos varias veces
a lo largo de la noche, impidiendo un buen sueño. Además de esto, el alcohol magnifica los ronquidos y
otros problemas respiratorios relacionados con el sueño.
9. Siestas sí, pero cortas: Dormir la siesta es beneficioso para continuar con energía el resto del día, pero
no si son extensas. Un máximo de 20 minutos nos sentará fenomenal. Más, sólo impedirá que por la noche
no consigamos conciliar el sueño.
10. Si no consigues dormirte, levántate: Quedarse en la cama tras 20 minutos de haberse ido a dormir es un
indicador de que no estamos relajados y por tanto, nos va a costar quedarnos dormidos. Levántate, ponte
a leer un poco, y luego vuelve a la cama. Dar vueltas y vueltas en la misma durante horas no acelerará el
proceso.
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