La invención de una praxis

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LA INVENCION DE UNA PRAXIS
Amelia Haydée Imbriano
De hallar y crear
Desde hace un tiempo, con esa paciencia que de niños no solemos tener, uso el
diccionario. Qué cosas tan interesantes están escritas allí!. Yo se que allí no está todo,
pero me orienta saber lo que allí otros escribieron. Para nuestra lengua utilizo el
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Lleva ya más de 30 ediciones,
publicadas cada 5 años, y siempre en su presentación aclara que es una versión que
contiene correcciones respecto de las anteriores, que un grupo de investigadores las ha
realizado. O sea, no es la versión de alguien sino de una comunidad expresada a través
de varias generaciones. Eso me resulta curioso, pues se me ocurre que encontramos allí
algo más que un diccionario, encontramos allí algo de historia del lenguaje.
He buscado el término “invención”. La acepción encontrada fue “hallazgo”, pero
también encontré la referencia a “inventar” : descubrir a fuerza de ingenio, meditación o
por mero acaso, una cosa nueva o no conocida. Qué bien, dije, vale a los efectos de lo
que a mí me interesa por el lugar que ocupa la invención en psicoanálisis. Sigue el
diccionario: Hallar, crear o fingir hechos falsos. Lo primero y lo segundo vienen de
maravillas, pues el trabajo inventado por Freud tiene que ver con el “hallar” y el
“crear”. Pero, cae disonante eso de “fingir hechos falsos”. Y, esto me llevó a pensar dos
cosas: 1.- Que Freud construyó el Psicoanálisis en el camino de trabajar con aquellas
histéricas tomadas como “simuladoras” y a quienes él mismo llegó a considerarlas
como posibles “mentirosas”. -Les recomiendo leer la historia del psicoanálisis, el orígen
de los conceptos-. El hallazgo fue que no fingían hechos falsos, sino que habían
inventado-realizado un falso-enlace. 2.- Que Freud construyó el Psicoanálisis bajo los
modos del hallar y crear, pero no “por mero acaso”. A veces hay quienes, llevados por
los comentarios de determinadas anécdotas, se quedan pensando que Elizabeth von R.
(cura iniciada en otoño de 1892 y nombrada por Freud como su “primer análisis
completo de una histeria”1) fue quien inventó la “talking cure” y se olvidan que fue
Freud quien dio lugar a que ella fuera parte de la historia del psicoanálisis. Para ese
tiempo ya estaba realizada la investigación conocida como “Monografía de las afasias”
y estaba en preparación la Comunicación Preliminar, junto con Breuer, titulada “Sobre
el mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos” (1892).
Teniendo en cuenta estos trabajos, para no mencionar todos los estudios antecedentes,
debemos saber que el Freud que le dio lugar a Elisabeth contaba ya con la experiencia
del valor de la palabra en la clínica con pacientes nerviosos y los conceptos de
representación palabra, representación objeto, el lenguaje en relación al lugar del
semejante. Les voy a citar al propio Freud en la Carta a Josef Breuer2: “Me martiriza el
problema de averiguar cómo se figuraría nuestra doctrina de la histeria…La cuestión
principal es, sin duda, si comenzamos describiéndola históricamente, si empezamos con
todos los historiales clínicos o los dos mejores, o si más bien lo hacemos
dogmáticamente, con las teorías que hemos excogitado con miras a la explicación. Me
inclino por este último partido, y articularía el material así: “Nuestras teorías: - la tesis
de la constancia de la suma de excitación, - la teoría del recuerdo, - la tesis del estado de
conciencia segunda, - la génesis de los síntomas histéricos, - el concepto de trauma.
Volviendo al punto de marras, -la invención-, considero que el “hallar” y “crear” deben
entenderse en un marco que no es exnihilo. Jacques Lacan dice en el seminario XI3:
“no busco, encuentro”. Me interesa esta referencia porque surge luego de una pregunta:
“Qué es una praxis?…Es el término más amplio para designar una acción concertada
por el hombre, sea cual fuere, que le da la posibilidad de tratar lo real mediante lo
simbólico. Que se tope con algo más o algo menos de imaginario no tiene aquí más que
un valor secundario”. La praxis delimita un campo, el campo de la experiencia
psicoanalítica, y el punto central en esto es preguntarse por el deseo del psicoanalista,
pregunta que lleva implícita otra sobre la formación de los analistas y sobre la cuestión
del ser del analista: “ el ser es el ser, quienquiera que sea el que lo invoca, y tenemos
derecho a preguntar qué viene a hacer aquí. Está tanto menos seguro de su acción
cuanto que en ella está más interesado en su ser”4.
1
Freud, S. Estudios sobre la histeria. Obras completas. Amorrortu. Bs.As. 1976. Vol.
II, Pág 174.
2 Freud, S. Bosquejos de la comunicación preliminar. Ob. cit. Vol. I pág. 183
3 Lacan, J. Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis. (1964) El Seminario
XI. Paidós. Bs.As. 1986, pág. 15-21
4 Lacan, J. La dirección de la cura y los principios de su poder(1958). Escritos. Siglo
veintiuno editores. Bs.As. 1980
Reinventar el análisis
El título de estas jornadas “La invención de una praxis” es a propósito de la propuesta
de Jacques Lacan en su escrito del 58, “La dirección de la cura y los principios de su
poder”5, en donde luego de preguntarse “¿quién dirá lo que es el analista y lo que queda
al pie del muro de la tarea de interpretar?, hace mención a la desviación de la práctica
analítica rebajada a una relación de yo a yo (aquel analista que se atiene a su yo y
recurre a las partes sanas del yo del analizante), escribe: “L.C.N.D.P.P”- lo cual nos
devuelve al punto de partida, o sea, a reinventar el análisis”
La invención de una praxis: con este título propongo aludir al invento de Sigmud Freud
y sus analizantes que construyeron la historia del psicoanálisis y al invento que, cada
analizante, vez por vez, uno por uno, realiza al atravesar el trabajo de un análisis. En
ello, ninguna regla técnica dispensa al analista de asumir a su manera la
responsabilidad de su acto6.
Recordemos un comentario freudiano: “La dificultad del ejercicio de la práctica del
psicoanálisis, para el analista mismo, es a la vez tan singular y tan específica que rompe
todas las estructuras artificiales, no hay caparazón teórico”7 (Carta a Lou Andreas
Salomé del 17 de noviembre de 1924).
Freud introdujo el término “profano” –Laie- para definir, no al psicoanalista, sino el
psicoanálisis, porque el psicoanálisis no es del orden de un nuevo discurso, ni un simple
discurso fuera de escuadra, sino la formalización de una praxis que le hace posible a un
sujeto descubrir la constitución de su subjetividad a través de su historia. ‘Laie’ se
opone tanto a lo médico, como a lo religioso, a lo erudito y a lo científico. Utiliza por
primera vez esta palabra en 1914, en “El Moisés del Miguel Angel”: “Yo no soy un
especialista en arte –dice-, sino un profano (sonder Laie)”. Lo profano es el
psicoanálisis como método, y no el analista respecto de su profesión. Por ello es
necesario que el analista emprenda un análisis. Hacia el final de su vida Freud llegó
incluso a sugerir que el analista repitiera su análisis cada cinco años. En cuanto a la
formación Freud declara firmemente “que no se trata de saber si el analista tiene un
diploma sino si ha adquirido la formación particular que necesita para la práctica del
análisis”.
5
Lacan, J. La dirección de la cura … ob.cit.
Lacan, J. Variantes de la cura tipo. Escritos. Ob.cit.
7 Freud. S. Carta a Lou Andreas Salomé del 17 de noviembre de 1924
6
Situar la acción analítica es una posición de principio
Situar la acción analítica es una posición de principio8, en ello radica la ética del
psicoanálisis. Considero que este tema es central y complejo en lo relativo a la dirección
de la cura y, como dice Lacan, los principios de su poder.
Lo propio del psicoanálisis, en tanto tratamiento de lo real por lo simbólico,
Sigmund Freud lo construyó sobre la evidencia respecto que palabra y síntoma están
en relación.
La tarea freudiana es una actividad de desciframiento del inconsciente, en donde
condensación y desplazamiento son las figuras principales en el cifrado del
inconsciente -estos tienen sus prototipos en esas figuras de la retórica: metáfora y
metonimia-. La tesis de Lacan demuestra que el hallazgo freudiano solo se sostiene
por demostrar ese artificio a partir del cual, desde el procedimiento de la asociación
libre y el dispositivo de la cura analítica, se puede afectar lo real del síntoma.
Es una clínica de lo particular, pero también una clínica muy particular, tan particular,
que para poderla ejercerla, exige al practicante que haya pasado por la experiencia de un
análisis: donde el saber no sea solamente teórico.
Para entender algo del discurso analítico, no basta con saber escribir unas letritas en un
estilo de fórmula matemática, sino saber que ese discurso analítico implica un campo de
experiencia, que ese campo de experiencia es la transferencia, y cada uno deberá
destituir, en ese campo, al sujeto acunado por la pulsión de muerte. Después, el
analizante que elija ser analista se tomará el trabajo de des-suponer esa experiencia.
Un psicoanálisis deja enseñanza?
Es la enseñanza efecto del trabajo de la transferencia y la generación de la
transferencia de trabajo. Freud delimitó un campo de trabajo que podemos enunciar
como "recordar y no actuar", en donde en la experiencia analítica se trata de hacer
trabajar al sujeto hacia el despertar.
En un psicoanálisis lo que está en tratamiento es el sujeto de goce, aquél atrapado por
la maquinaria del inconsciente, sumergido en una dormidera inercial, atrapado en las
redes de los significantes amos de su constitución. De lo que se trata es de una
destitución subjetiva en términos de este sujeto de goce, del sujeto tomado por la
pulsión de muerte. Entonces, no se trata de instituir un sujeto como si se tratara del
8
Lacan, J. La dirección de la cura… ob.cit.
sujeto del derecho. El sujeto del inconsciente es fundamentalmente sujeto de una
destitución. Ya la asociación libre da pruebas de la destitución del sujeto, de la
subversión de su posición, en tanto que en la experiencia analítica, un sujeto debe
consentir ser solamente el punto de pasaje de las palabras. Entonces, la destintución
del sujeto en tanto que goce, savoir-faire, y el advenimiento del sujeto en tanto que
en relación a un deseo-decidido, a un deseo advertido para no desear lo imposible.
Cabe preguntar: Cuáles son las consecuencias éticas que entraña la
relación con el inconsciente tal como lo descubrió
Freud? Tal relación es
transmisible?. Podemos intentar una respuesta que constituyó la experiencia
freudiana: el sujeto hablando constituye su deseo.
Una clínica de la pulsión
Entendiendo que desde ese punto de real de la pulsión, ese punto de insistencia en
volver a lo mismo, es como una clínica va a poder ser orientada.
Freud le dio al TRIEB un uso específico, haciendo de él uno de los conceptos
fundamentales. designando una especie de dato radical de la experiencia analítica.
Quiero destacar: el TRIEB como concepto fundamental y como dato radical de la
experiencia analítica. O sea, como concepto fundacional, sin duda, es uno de los que
ocupan el lugar de los primeros conceptos metapsicológicos. Está allí, entre ellos,
porque tiene función de "cimiento". Y, está allí porque es un concepto que hace de
fundamento, del Psicoanálisis, en tanto praxis. El TRIEB es un concepto ligado al
"pudendum", a las "interioridades íntimas" del sujeto, a los fundamentos de aquellos
interiores que, las más de las veces, están un tanto al aire mostrándose bajo las más
diversas formas del padecer9. Y, frente a ello, se trata de saber qué puede, qué debe
esperarse del Psicoanálisis:
Si el TRIEB funda al Psicoanálisis como praxis, qué justifica la intervención de un
analista?
Sabemos que nuestros pacientes, "padecientes" no están satisfechos con lo que son. No
obstante, sabemos que todo lo que ellos son, lo que viven, aún sus síntomas, tiene que
ver con la satisfacción. Satisfacen algo que sin duda va en contra de lo que podría
satisfacerlos. Sabemos que aquello que satisfacen por la vía del displacer, es, al fin y al
9
Lacan, J. Los cuatro conceptos…. Ob.cit.
cabo, la ley del placer. Pero, digamos que para una satisfacción de esta índole,
"PENAN DEMASIADO".
Ya Freud nos advirtió al respecto de que si de pulsión se trata, lo que está en juego es la
"vuelta a lo inorgánico": la muerte , dice sin reparos. A mi entender éste fue el máximo
escándalo freudiano. Cuando el sujeto está tomado por lo pulsional (sujeto de goce) se
encuentra en un nivel muy alto de "acomodación" en relación a la muerte, posiblemente
bajo las distintas formas de las desgracias del ser. El costo es alto, y él no sabe cuánto.
Ha caído en las más grandes de las trampas: las satisfacciones del padecer. Sufre, pero
como sujeto se encuentra enredado en las marañas de una embriaguez mortífera. Frente
a esta evidencia de agonía del sujeto, para el analista, el único alcance de la función de
la pulsión será poner en tela de juicio ese asunto de la satisfacción. Entonces, si hay una
clínica de la pulsión será en tanto una clínica del despertar.
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