aquiles y los oráculos

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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
AQUILES Y
LOS ORÁCULOS
Diego Reche
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
¡Ah, cuando yo era niño
soñaba con los héroes de la Ilíada!
Ayax era más fuerte que Diómedes,
Héctor, más fuerte que Ayax,
y Aquiles el más fuerte; porque era
el más fuerte... ¡Inocencias de la infancia!
¡Ah, cuando yo era niño
soñaba con los héroes de la Ilíada!
Antonio Machado
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
SÍNTESIS
Aquiles, el héroe griego, admirado por los dioses, nacido de la ninfa Tetis y de Peleo,
rey de los Mirmidones, vive rodeado de oráculos que marcan su destino. Cuando
Helena de Troya huya con Paris, dejando al rey Menelao de Esparta, todos los reyes
griegos marcharán a Troya para tomar venganza; y así comenzará la guerra. En ella,
Aquiles alcanzará la fama y la gloria de los héroes, pero también encontrará la muerte.
Su madre intentará esconderlo para que no vaya a la guerra, pero Ulises lo encuentra y
lo acompaña a la batalla, porque el destino es inalterable ¿O no?
DRAMATIS PERSONAE1
ZEUS: Padre de los dioses.
POSEIDÓN: Dios del mar.
TETIS: Ninfa de los mares y madre de Aquiles
CALCANTE: Adivino y proclamador de oráculos.
PELEO: Rey de los mirmidones y padre de Aquiles.
APOLO: Dios del sol y la belleza.
AFRODITA: Diosa del amor.
HERA: Diosa de la fidelidad y mujer de Zeus.
ATENEA: Diosa de la sabiduría.
HEFESTO: Dios del fuego.
ARES: Dios de la guerra.
ARTEMISA: Diosa de la caza.
DEMÉTER: Diosa de la agricultura.
DIONISOS: Dios del vino y de la fiesta.
ÉRIX: Diosa de la discordia, famosa por su manzana.
PARIS: Príncipe troyano. Raptó a HELENA, esposa de Menelao.
QUIRÓN: Centauro encargado de la educación de los héroes.
AQUILES: Protagonista principal de la Ilíada. Héroe griego, famoso por su velocidad,
por su ira y por su talón.
HELENA: Esposa de Menelao, se dio a la fuga con el príncipe troyano Paris.
PENÉLOPE: Prima de HELENA y esposa de Ulises.
ULISES: Héroe griego, rey de Ítaca. Fue a la guerra de Troya y regresó a su patria
veinte años después, protagonizando la Odisea. Famoso por su astucia.
AGAMENÓN: Rey de Micenas y jefe supremo de la expedición de griegos a Troya.
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Es una obra de muchos personajes, que permite participar a grupos amplios. La mayoría de los
personajes tienen un papel muy corto, por lo que un mismo actor o actriz puede representar a varios
secundarios. Aparecen en negrita los principales personajes.
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MENELAO: Rey de Esparta, hermano de Agamenón, y esposo de HELENA.
ÁJAX: Héroe griego, rey de Salamina, famoso por su fuerza.
DEIDAMIA: Hija de Licomedes, rey de la isla de Esciros, de la que Aquiles se enamoró
y con la que tuvo un hijo.
PATROCLO: Amigo de Aquiles.
HÉCTOR: Príncipe troyano, hermano de Paris.
PRÍAMO: Rey de Troya, padre de Héctor y Paris.
PENTESILEA: Reina de las amazonas.
CORO GRIEGO
Soldados griegos, Doncellas de Esciros, Soldados troyanos Y Amazonas
ESQUEMA DE LA OBRA
Escena 1. El Olimpo
Zeus y Poseidón
Escena 2. Cueva de Tetis
Tetis, Zeus, Poseidón, Calcante y Peleo
Escena 3. La boda en el Olimpo
Hefesto, Ares, Apolo, Poseidón, Zeus,
Afrodita, Atenea, Deméter, Artemisa,
Hera, Érix, Tetis, Peleo y Paris
Escena 4. El talón chamuscado de Aquiles
Tetis y Peleo
Escena 5. La escuela de Quirón
Peleo, Quirón, Calcalte y Aquiles
Escena 6. Se armó la de Troya
HELENA, Penélope, Agamenón,
Menelao, Ájax, Ulises, Afrodita y Paris.
Escena 7. El plan de Agamenón
Agamenón, Menelao, Ulises, Calcante y
soldados griegos.
Escena 8. Fin de la escuela.
Quirón, Tetis y Aquiles.
Escena 9. La isla de Esciros
Tetis, Aquiles, Deidamia, Ulises,
marineros y doncellas.
Escena 10. La guerra de Troya
Patroclo, Aquiles, Agamenón, Ájax,
Menelao, Ulises, Príamo, Héctor, Paris,
HELENA, Calcante, Apolo, Pentiselea,
soldados griegos, troyanos y amazonas.
Escena 11. El desenlace
Aquiles y Deidamia
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ESCENA 1. El Olimpo.
CORO:
Mortales, prestad oído,
porque aquí empieza la historia
de Aquiles el atrevido,
que eligió morir con gloria,
a vivir en el olvido.
Poseidón y Zeus haciendo limpieza en el Olimpo. Poseidón saca los anillos olímpicos.
POSEIDÓN: ¡Oh Gran Zeus!
¿Qué hago con esto? ¿Lo tiro?
ZEUS: Pues ahora que lo miro,
mejor estará de adorno,
quedará bien sobre el horno
donde forja el hierro Hefesto.
Poseidón lo coloca en el fondo.
POSEIDÓN: No queda mal, en efecto,
mas no sirve para nada.
ZEUS:
¿Y si inventa la olimpiada
algún humano listillo
y emplea los cinco anillos?
POSEIDÓN: Ahí te quedas con tus cosas
que he quedado con la hermosa
nereida Tetis.
ZEUS:
¿Qué dices?
No me toques las narices
que yo he quedado con ella.
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POSEIDÓN: ¿Con Tetis? ¿Con la más bella?
¿Y qué le vas a llevar?
ZEUS:
Algo que le va a gustar,
una nube de algodón.
POSEIDÓN: Y crees que su corazón,
así puedes conquistar.
Yo le voy a regalar
del mar tres perlas brillantes.
ZEUS:
Eso si es que llegas antes…
Salen los dos corriendo por un lado del escenario.
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ESCENA 2. Cueva de Tetis.
CORO:
Ya corren enamorados
los dos dioses con su ofrenda,
y será Zeus el primero
que se acerque hasta su cueva.
TETIS (sentada en un taburete, está tejiendo y cantando):
Ese toro enamorado de Selene,
que abandona por las noches la maná…
Aparece Zeus.
ZEUS: ¿Habláis de mí, dulce ninfa?
TETIS (Se levanta asustada) ¡Oh, que susto me habéis dado!
¿Es que no podéis llamar?
¿Vos sois toro enamorado?
ZEUS (se aproxima y le toma la mano):
Sí. No hay noche que no sueñe
con estar a vuestro lado,
este regalo que os traigo…
POSEIDÓN (Apareciendo encapuchado): Para, Oh Zeus, que vas lanzado.
TETIS (Mosqueada) Otro que entra sin llamar.
¿Que mosca le habrá picado?
Zeus se levanta y lo reta.
ZEUS: Por Zeus, llegué yo primero.
POSEIDÓN: Pues espero.
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ZEÚS: ¿No querréis que os tire un rayo?
POSEIDÓN: ¡Qué gallo!
ZEUS: Tu voz me suena un montón.
POSEIDÓN: Soy Poseidón.
Olvidaste el algodón,
y olvidaste que tu amigo,
el que limpiaba contigo
quedó con este bombón.
TETIS (aparte) ¡Qué pesados son los dos,
esto no tiene remedio
pero yo sabré bien como
quitarme a los dos de en medio.
(A ellos)
¡Ay! ¿Qué buscáis? ¿Qué queréis?
¿No conocéis mi desgracia? (los dos se miran asombrados)
¿Aún no sabéis por qué
mis amantes me rechazan?
LOS DOS:
¿Por qué?
TETIS:
¡Calcante! Contad
qué destino a mí me aguarda.
Aparece el profeta Calcante, golpea con su bastón.
CALCANTE: Oíd el primer oráculo
que de la ninfa hay escrito:
que sepa bien el amante
que con Tetis tenga un hijo,
que será más poderoso
que el propio padre. He dicho.
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ZEUS:
Diego Reche
¿Más que el padre?
CALCANTE:
Sí Señor.
POSEIDÓN: ¿Más que Zeus?
CALCANTE:
¿Lo repito?
ZEUS: No hace falta que te enfades,
está todo muy clarito.
POSEIDÓN: Bueno, pues yo ya me voy
que no quiero compromisos.
ZEUS:
¿Dónde vas? No huyas ahora.
Con alguien hay que casar
a esta ninfa tan hermosa.
Nos pondremos a buscar
al candidato adecuado.
TETIS: No os tenéis que molestar,
si yo estoy muy bien soltera.
ZEUS:
No, tú te vas a casar.
Se van los dos.
TETIS (sola):
Con lo feliz que yo era
en el fondo de los mares,
cuando con los calamares
jugaba en la primavera,
sin pensar en la agorera
fortuna que me aguardaba,
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lo bien que me lo pasaba
con mis hermanas, mi padre
Nereo, Doris mi madre,
cuando en sus brazos estaba.
Vuelven Zeus y Poseidón, con Peleo rey de los mirmidones, vienen tarareando una canción.
ZEUS:
¡Tetis! Mira que apañao,
el rey de los mirmidones.
TETIS: Pero si es solo un mortal,
buscad otros anfitriones.
POSEIDÓN. No te pongas exigente,
que ahora no está el mercado
para ponerte a elegir,
que trabajo me ha costado.
TETIS: ¿Cómo te llamas?
PELEO:
Peleo.
TETIS: ¿Y no había otro más feo?
ZEUS:
Pues te aguantas.
TETIS:
Pues no quiero.
Se mete en su cuarto, fuera de escena. Los otros corren tras ella y acaban llamando a la puerta.
POSEIDÓN: ¡Abre!
TETIS:
PELEO:
No.
Aquí te espero.
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TETIS: Pues ya puedes esperar.
ZEUS: ¡Que me abras o te castigo!
POSEIDÓN: ¡Abre de una vez te digo!
ZEUS: No creo que abra, busquemos
otro medio… derribemos
la puerta de un empujón,
metemos al mirmidón
y a esperar a ver qué pasa.
PELEO:
Mejor me voy a mi casa.
Hace gesto de irse, y Zeus lo coge para que no escape.
ZEUS:
Tú te quedas, campeón.
¿No eres el rey mirmidón?
Ahora mismo ahí te metes
y además te comprometes
con ella para casarte.
POSEIDÓN: Igual intenta matarte.
Zeus mira a Poseidón recriminándolo.
ZEUS: No asustes al pretendiente.
PELEO:
¿Y si me rompe algún diente?
ZEUS:
Peleo, con ese nombre,
no digan que no eres hombre.
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PELEO:
Diego Reche
Hombre soy… pero prudente.
Lo cogen entre los dos, fuerzan la puerta y lo meten en la habitación de Tetis (fuera de escena).
Se oye jaleo. Sale con los pelos chamuscados y la camiseta mojada.
PELEO:
¡Que se ha convertido en fuego!
POSEIDÓN (echándole agua): Tú no le sigas el juego.
Lo meten otra vez, y de nuevo sale empapado.
PELEO:
¡Que se ha convertido en agua.
ZEUS: Busca un cubo p’atraparla.
De nuevo lo meten, y sale gritando.
PELEO:
Y ahora en una serpiente.
POSEIDÓN: Pues no la mires de frente.
Entra nuevamente, y ahora la que sale es Tetis.
TETIS: Zeus, Poseidón, me rindo.
¿Dónde tengo que firmar?
Harta estoy de pelear
con el pesao de Peleo,
que se cumpla su deseo.
Zeus, preparad esa boda,
pero vos la pagáis toda.
Sale Peleo, destrozado, y los dos dioses lo suben a hombros y lo pasean como un triunfador.
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ESCENA 3. La boda en el Olimpo.
Música de boda (marcha nupcial) Aparecen los novios, todos aplauden.
CORO:
Que vivan los novios,
que sean felices,
y que en escabeche
coman las perdices.
Música y desfile de dioses deseándoles lo mejor a los novios, que están sentados en dos taburetes.
CORO: Queridos invitados con todos ustedes…
los dioses del Olimpo.
SOLISTA:
El dios del fuego y la forja,
el artesano perfecto,
es el dios …
CORO:
Hefesto.
Desfila cojeando y agachado, con un yunque en la mano y encendiendo cerillas. Saluda y se
queda a un lado del escenario.
SOLISTA:
Diosa virgen de la caza,
nos ofrece su sonrisa
la diosa…
CORO:
Artemisa.
Desfila sonriente con un arco y una flecha, lleva en la espalda un escudo en forma de media
luna. Saluda y se queda a un lado del escenario.
SOLISTA:
Dios de batallas y guerras,
el terror de los hogares,
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el dios…
CORO:
Ares.
Desfila vestido de chulo y con gesto retador de buscar pelea. Saluda y se queda a un lado del
escenario.
SOLISTA:
Diosa de la agricultura,
de la tierra y del éter,
la diosa …
CORO:
Deméter
Desfila vestida de verde y repartiendo flores al público, con una corona de olivo. Saluda y se
queda a un lado del escenario.
SOLISTA:
El dios del vino y la fiesta,
que no quiere compromisos,
el dios …
CORO:
Dionisos.
Desfila vestido con su corona de hojas de parra y su botella de vino en la mano. Saluda y se
queda a un lado del escenario.
SOLISTA:
Es la diosa del saber,
que con sus libros pasea,
la diosa …
CORO:
Atenea
Desfila con gafas y con un libro en la mano. Saluda y se queda a un lado del escenario.
SOLISTA:
Dios de la luz y del sol,
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desde el Trópico hasta el Polo
el dios …
CORO:
Apolo.
Desfila vestido de pijo, engominado y con el pelo para atrás, lleva una linterna en la mano.
Saluda y se queda a un lado del escenario.
SOLISTA:
Nuestra diosa del amor,
la más graciosa y bonita
nuestra diosa…
CORO:
Afrodita
Desfila vestida de griega, con su arco y sus flechas. Saluda y se queda a un lado del escenario.
SOLISTA:
Dios del agua y de los mares,
con su carro el más molón,
el dios …
CORO:
Poseidón.
Desfila con medio torso desnudo, su corona y su tridente. Saluda y se queda a un lado del
escenario.
SOLISTA:
Ella es la esposa de Zeus,
de las diosas, la primera,
la diosa…
CORO:
Hera.
Desfila vestida de griega, con su corona cilíndrica, en su mano lleva una granada. Saluda y se
queda a un lado del escenario.
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SOLISTA:
Diego Reche
Y pongámonos en pie
para recibir al jefe,
el dueño de este jaleus,
el gran dios …
CORO:
Zeus.
Desfila vestido con túnica BLANCA, con su corona y un rayo en la mano. Saluda a todos y se
dirige al centro para decir unas palabras.
ZEUS:
Dioses, diosas del Olimpo,
Semidioses, semidiosas,
ninfas, reyes de las islas
y de tierras de interior,
príncipes, héroes, mortales,
que proclamen las corales,
ese grito que es tan obvio:
¡Que vivan los nobvios!
TODOS:
¡Viva!
ZEUS:
Y ahora todos a bailar
con sentimiento sincero
Paquito el Chocolatero.
Música del Paquito Chocolatero, se forman dos corros, incluidos los novios y empiezan a bailar,
a mitad de la canción aparece la diosa Érix.
ÉRIX:
¡Alto! ¡Eh! ¿Qué pasa aquí?
Nadie se acordó de mí.
ZEUS:
Oh diosa Érix, qué olvido.
Será por algún descuido.
ÉRIX:
¿Un descuido? Ven conmigo. (Lo coge de la oreja)
Este será mi castigo.
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Aquiles y los oráculos
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Aquel que el dedo se pinche
con aguja y se le hinche,
sufrirá un grave dolor
y le llegará un sopor
que lo dejará dormido
cien años.
HERA:
No, solo os pido
algo menos sorprendente,
pues en la Bella Durmiente
ocurre algo parecido.
ÉRIX:
¡Oh! Vos sois bastante astuta. (Saca la manzana)
No tendré misericordia
y sembraré la discordia
con esta pieza de fruta.
Zeus, debéis entregarla
sólo a la diosa más bella,
tú sabrás qué haces con ella. (Se la da a Zeus y se va)
Zeus se queda asombrado y con la manzana en la mano.
ZEUS (A Poseidón): Por favor, trae un espejo
consultemos su reflejo,
que elija a la más hermosa.
POSEIDÓN: Anda, invéntate otra cosa,
que no estamos en un cuento.
ZEUS: ¿Tú me dirás qué me invento?
Se acercan Afrodita, Atenea y Hera
AFRODITA: ¡Oh, querido Zeus! ¿Acaso…
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Aquiles y los oráculos
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no soy yo la más bonita?
ATENEA:
¿Tú, dices? ¡Pura fachada!
Si la belleza está escrita
en el interior, entonces
cuenta la sabiduría. (con retintín)
Está muy claro que yo
soy mucho más atractiva.
HERA:
Zeus, que te están liando…
¿Quién te aguanta? Quién te cuida?
Además yo soy tu esposa.
¿Puede haber otra más linda?
(Zeus le da la razón con un gesto)
Pues dame ya esa manzana,
que estas golfas te la quitan.
Empiezan a acosarlo, él sale huyendo.
ZEUS: Dejadme, no sé qué hacer.
¿Os parece si votamos?
TODOS:
ZEUS:
No.
¿Elegimos un jurado?
TODOS:
No.
ZEÚS: ¿Una encuesta por teléfono?
TODOS:
Que no.
En esto aparece el príncipe troyano Paris, medio despistado, y Zeus se le acerca.
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Aquiles y los oráculos
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ZEUS: Os veo hambriento ¿Queréis
esta hermosa manzana?
PARIS:
No, ya comí esta mañana.
ZEUS: He dicho que la toméis. (Se la entrega)
PARIS:
Decid, y ¿Qué hago con ella?
ZEUS: Pues dádsela a la más bella. (Se va corriendo)
Las tres se acercan al nuevo invitado.
AFRODITA: Apuesto mortal. ¿Quién eres?
PARIS:
Paris, príncipe troyano,
el rey Príamo es mi padre,
y el noble Héctor, mi hermano.
HERA:
¿Y qué hacéis en esta fiesta,
pensativo y cabizbajo?
PARIS:
A mi padre le dio miedo
de un sueño bastante extraño
de Casandra, que es mi hermana,
a la que nadie hace caso,
pues anda un poco pirada,
todo el día interpretando
ocurrencias, pesadillas
y hasta el poso de los vasos.
Soñó que yo regresaba
con una antorcha en la mano,
desde las tierras de Grecia
cual si fuera un piromano,
y que esa antorcha dejaba
todo mi reino quemado.
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Aquiles y los oráculos
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Mi hermana dijo a mi padre
que yo tenía mal fario,
que de Troya me alejase;
y mi padre preocupado,
mientras la corte reía,
por una vez le hizo caso.
Desde entonces voy errante,
solitario y cabizbajo.
LAS TRES: ¡Oh!
ATENEA:
Ya no os debéis preocupar,
si a mí me das la manzana,
te daré sabiduría,
refutarás a Casandra,
y tu padre te abrirá
de nuevo su vieja casa.
HERA: El saber es limitado,
el poder todo lo alcanza,
pide cuánto quieras, yo
te daré, con tu confianza
la corona de este mundo,
si me das esa manzana.
AFRODITA: Dámela, príncipe Paris,
te buscaré la más bella
mujer del mundo. Será
tu más dulce compañera,
y también conseguiré
por medio de estas dos flechas,
que ella de ti se enamore
y tú te enamores de ella.
PARIS
Pues de todas las ofertas…
me quedo con la tercera.
Le da la manzana a Afrodita. Las otras dos se van enojadas.
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Aquiles y los oráculos
AFRODITA:
Diego Reche
Yo sabré agradecértelo.
Tendrás como recompensa,
por darme a mí la manzana,
el amor de la más bella.
PARIS: ¿Y falta mucho para eso?
AFRODITA: No tengas prisa, y espera
unos años, todavía
no estás ni en la adolescencia.
PARIS:
Muchas gracias.
AFRODITA: La que tú tienes.
El príncipe Paris se aleja. Le lanza una flecha a Paris que ya está fuera de escena.
PARIS:
¡Ay! ¡La madre que parió
los mosquitos del Olimpo!
Se vuelve, pero Afrodita se esconde, cuando él se va, ella lo hace por el otro lado con la otra
flecha preparada.
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Aquiles y los oráculos
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ESCENA 4. El talón chamuscado de Aquiles.
Tetis en una silla abrazando a un bebé (Aquiles), tiene junto a la silla una palangana y una
toalla. Mientras ella le canta una nana, de vez en cuando pasa Peleo por el escenario mirándola,
como espiando.
TETIS: (Cantando)
A la nana nanita
corre, ve y dile,
que no hay niño más guapo
que mi Aquiles.
(Hablándole a Peleo) ¿Qué te ocurre? ¿Qué te pasa?
Date una vuelta hasta el foso.
PELEO:
No, que temo que al pequeño
le ocurra como a los otros,
y este también se chamusque
de algún modo misterioso.
TETIS: Que haya pasado seis veces
no significa que a todos
les vaya a pasar lo mismo.
Sal y despéjate un poco,
que este hijo que nos queda
siempre ha sido el más hermoso.
Y mientras, le buscas nombre
en tu largo repertorio.
Peleo sale bastante indeciso. Tetis se levanta y se asegura de que se ha marchado, entonces se
sienta junto a la palangana, enciende un mechero, lo coge del talón y empieza a quemarlo,
después de pasarle el fuego por todo el cuerpo lo introduce en la palangana cogiéndolo del talón.
TETIS: No llores, que solo quiero
quitar tu parte mortal,
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
te unto ahora en ambrosía
y termino en un plis plas.
Aparece Peleo enfadado.
PELEO:
¿Qué estás haciendo, locática?
¡Que te lo vas a cargar!
Dame al niño ahora mismo
que a este no lo tocas más.
Arrebatándole al niño. En la discusión intenta recuperarlo.
TETIS: Peleo, dame a mi hijo,
quiero que sea inmortal.
PELEO:
¿Inmortal? Qué estás contando
si lo ibas a quemar,
como has quemado a los otros.
¡Ya no quiero verte más!
TETIS:
Si tú quieres que me marche
volveré al fondo del mar.
Le pondrás de nombre Aquiles,
pues nunca pudo probar
el cariño que una madre
a sus hijos siempre da.
PELEO:
Vale.
TETIS:
Y su educación
¿A quién la vas a encargar?
PELEO:
Pues al Centauro Quirón,
como todos los demás.
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
¿Vale?
TETIS:
Vale. Mas no pienses
que de mí se va a librar,
que siempre estaré observando.
PELEO:
De acuerdo. Mas tira ya.
TETIS:
Adiós mi querido Aquiles,
te dejo con tu papá,
que yo me voy de psiquiatras
a ver si pueden curar
esta manía que tengo.
PELEO:
¿Pero te quieres marchar?
TETIS: Adiós Peleo.
PELEO:
Adiós chalá.
Se va Tetis. Peleo envuelve al niño y se lo lleva al centauro Quirón.
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Aquiles y los oráculos
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ESCENA 5. La escuela de Quirón.
Quirón está en una cueva y aparece Peleo con su hijo en brazos.
PELEO:
Quirón, centauro Quirón.
QUIRÓN:
¿Cómo que centauro? Acaso
te llamo yo mirmidón.
PELEO:
Discúlpame, aquí te traigo,
casi envuelto en algodón,
a mi pobre hijo Aquiles.
Lleva quemado el talón,
pues es el único sitio
que su madre no cubrió
con el néctar de los dioses.
QUIRÓN.
Yo curaré ese talón
con el hueso de un gigante
que por aquí se quedó.
Rebuscando en un cofre.
PELEO:
Cúralo bien, hazlo fuerte,
tiene que ser el mejor.
El más raudo, el más potente,
de más firme corazón.
¿Qué otros alumnos tuviste?
QUIRÓN:
Tuve a Heracles y a Jasón.
Así que vete tranquilo
que yo lo haré un campeón.
Peleo se va.
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Aquiles y los oráculos
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Peleo, Peleo vuelve,
¿Te has traído el biberón?
Peleo no regresa y en ese momento llega el profeta Calcante.
QUIRÓN:
Hombre, profeta Calcante,
¿qué traes de nuevo, viejo?
CALCANTE: Te traigo el último oráculo,
calentito y de los buenos.
QUIRÓN:
Ah, pues venga, ve soltándolo
que no tengo mucho tiempo.
CALCANTE: Este niño que sostienes
será el gran héroe aqueo,
que luchará contra Troya.
Y sin Aquiles los griegos,
nunca podrán destruir
a los troyanos guerreros.
He dicho.
QUIRÓN:
Pues muy bien dicho.
¿Y cuánto falta para eso?
CALCANTE: Ha de crecer el muchacho.
Todo a su debido tiempo.
Se va Calcante y Quirón. Aparece el coro que cierra el acto. Y detrás, Aquiles ya de jovencito,
arrastrando un león muerto y representando lo que canta el coro.
CORO ( música) El gran Aquiles creció
entretenido entre juegos,
y cazar fue su afición,
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Aquiles y los oráculos
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su gran entretenimiento,
leones y jabalíes
fueron pronto su alimento.
Y Quirón le regañaba
por los animales muertos,
que Aquiles siempre dejaba
a la puerta del maestro.
Y creció así el muchacho
y pronto fue un gran guerrero.
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Aquiles y los oráculos
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ESCENA 6. Se armó la de Troya.
HELENA está sentada recibiendo los regalos que los diferentes reyes griegos le hacen para
pedirle su mano. La acompaña su prima Penélope. Cada vez que aparece un nuevo rey los
anteriores se mosquean. HELENA indecisa tiene cara de circunstancia.
PENÉLOPE: Prima HELENA, ¿qué te ocurre?
HELENA:
Penélope, que me aburre
tanto hálago, tanto rey,
tanto príncipe y virrey.
PENÉLOPE: El reino está preocupado
esperando el resultado.
Como no decidas pronto,
ya verás como a lo tonto,
se montará una contienda.
HELENA:
¿Y tú cuál me recomiendas?
PENÉLOPE: No sé, son tantos países,
aunque el que se llama Ulises
si no lo quieres, “pa” mí.
HELENA:
Vale, el de Ítaca “pa” ti.
Dime ¿ yo con cuál me quedo?
PENÉLOPE: En amores yo no puedo
solucionarte tus dudas.
HELENA(irónica):
Pues sí que sirves de ayuda.
Desesperados los reyes griegos llegan a las manos. Ulises consigue que firmen un pacto para
evitar males mayores.
CORO:
Bien pronto habrá una guerra
si no le ponen remedio.
Mas Ulises, el astuto,
ha conseguido un acuerdo
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
al que se han comprometido
todos los caudillos griegos.
ULISES:
HELENA decidirá
libremente al compañero,
y aquel a quien ella elija,
le guardaremos respeto,
e incluso defenderemos
si alguno rompe el acuerdo.
Después del pacto se tocan trompetas.
SOLISTA:
Que comience la elección
Que vengan los pretendientes.
Entran los cuatro pretendientes (Agamenón, Menelao, Ájax y Ulises) frente a HELENA, que
permanece sentada, con su prima Penélope de pie, aconsejándola.
CORO:
Agamenón de Micenas,
Ulises, el rey de Ítaca,
Menelao, rey de Esparta,
y Ájax, rey de Salamina.
Todos ellos saludan cuando son nombrados. Quedan de pie frente al escenario y dejan que
HELENA elija. HELENA va rechazando amantes: primero Ulises. Le dice algo al oído,
señalándole a Penélope.
ULISES:
¿Cómo se llama tu prima?
HELENA:
Pues, Penélope se llama.
ULISES:
¿Y tendría alguna opción
si tú me la presentaras?
HELENA:
Puede ser, por intentarlo
no creo que pierdas nada.
HELENA acompaña a Ulises hasta donde está su prima Penélope y hace las presentaciones.
Ambos salen del escenario charlando.
29
Aquiles y los oráculos
Diego Reche
HELENA regresa y rechaza a Agamenón. Sube la tensión y la emoción entre los dos
pretendientes. Finalmente desestima a Ájax y se queda con Menelao.
Menelao, tan contento, la abraza y le da la mano para llevársela a su reino. Comienzan un baile.
De pronto aparece Paris con Afrodita bailando también. Se produce un cambio de parejas. En
un descuido Afrodita entretiene a Menelao y Paris rapta a HELENA, que ha recibido
previamente una flecha de Afrodita.y hace que los dos se enamoren. Menelao, cuando se da
cuenta, se enfada e intenta salir tras ellos pero no lo consigue, enfadado se va por el otro lado del
escenario.
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
ESCENA 7: El plan de Agamenón.
Menelao, colérico, llega hasta el salón del palacio de su hermano Agamenón.
MENELAO: ¡Agamenón, la han raptado!
AGAMENÓN: Menelao ¿qué ha pasado?
MENELAO: HELENA ha sido raptada.
AGAMENÓN. No te puedo confiar nada…
¿Fue contra su voluntad?
MENELAO: No sé, no sé, la verdad…
AGAMENÓN: ¿Y quién ha sido el traidor?
MENELAO: Un joven conquistador.
Paris, hijo de Príamo.
AGAMENÓN: Pues sí que has hecho el primo.
Dejarte por un troyano.
MENELAO: Di, pues, ¿qué hacemos, hermano?
AGAMENÓN: Contra Troya lucharemos
y te la devolveremos.
Preparad cartas y pliegos,
decid a los reyes griegos
que nos han raptado a HELENA,
se va a formar una buena.
Pero vayamos por partes,
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
llamad primero a Calcante
el más famoso adivino,
él nos dirá si el destino
nos concede la victoria
y llegan días de gloria.
Llega Calcante.
CALCANTE: ¿Qué queréis de un pobre anciano?
¡No me dejáis descansar!
AGAMENÓN: Saber qué nos va a pasar
si hay guerra con los troyanos
(Amenazante) ¡Dime ya mismo el oráculo!
CALCANTE: Primero, baja ese báculo,
luego dame de cenar,
no te pienso contestar
sin el estómago lleno.
¿Estamos de acuerdo?
AGAMENÓN:
Bueno…
Traed queso, pan y vino,
eso de ser adivino
es un chollo…
CALCANTE:
No está mal.
Quiero de postre un cruasán.
AGAMENÓN: Va, traédselo ligero.
CALCANTE: Y después del postre quiero
Pastas y café con leche.
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
AGAMENÓN: Calcante, no te aproveches.
CALCANTE ¿Queréis saber el destino?... (asiente Agamenón)
Pues llena el vaso de vino.
AGAMENÓN: Por favor, empezad ya…
CALCANTE: Vale, con tranquilidad,
poned música impactante. (música impactante)
Soy el profeta Calcante,
y desde aquí yo os auguro
que el triunfo… será seguro.
GRIEGOS: ¡Ah!
CALCANTE: Tras diez años de batalla,
con un héroe de la talla
de Aquiles, el invencible.
GRIEGOS: ¿Eh?
AGAMENÓN: ¿Tanto tiempo? No es posible.
CALCANTE: Y sin Aquiles perdéis.
AGAMENÓN: No puede ser.
CALCANTE:
Ya veréis.
No os fiéis de los troyanos,
son unos bichos muy malos,
se multiplican a miles.
AGAMENÓN: ¿Y dónde se encuentra Aquiles,
el rey de los mirmidones?
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
CALCANTE: Está tomando lecciones
con el centauro Quirón.
AGAMENÓN (A sus soldados) Buscad a ese mirmidón.
Encontrádmelo y traedlo,
y tendréis que convencerlo.
CALCANTE: No es fácil porque el destino
se atraviesa en su camino,
y aunque gozará de gloria,
termina mal esta historia;
ante Troya morirá.
AGAMENÓN: De eso no comentéis na.
Salen Ulises, Menelao y otros soldados en su busca. Tocan la trompeta y dice Agamenón en el
centro del escenario.
AGAMENÓN: Todos los reyes de Grecia
marcharemos en mil naves
a vengar la peripecia
que todo el orbe ya sabe.
HELENA ha sido raptada
por Paris, el vil traidor,
y Troya será arrasada
con un fuego abrasador.
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
ESCENA 8: Fin de la escuela.
CORO:
Pero Tetis se ha enterado
de la treta contra Troya
y no quiere que su hijo
muera en aquella tramoya.
Aparece Tetis en la cueva de Quirón.
TETIS: ¡Centauro Quirón, centauro,
dame a mi niño, centauro!
QUIRÓN:
¿Quién hay ahí? ¿Quién me llama?
¿Quién monta tanto barullo?
TETIS: ¿Tienes por ahí a Aquiles?
QUIRÓN:
Sí, yo tengo un hijo tuyo.
TETIS: Pues dámelo que me voy,
¿No te ha llegado el murmullo
de la guerra contra Troya?
QUIRÓN:
Aguarda, que en un minuto
bajo al chaval. (Aparte) Menos mal
que se llevan a este bruto.
TETIS: ¿Qué dices?
QUIRÓN:
¿Yo? Nada, nada,
que es un chico muy astuto.
Lo saca de la mano y Aquiles sale haciendo musculitos.
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
¿Y no va a ir a la guerra?
TETIS: No, va a ir al instituto.
Le da la mano y salen por la derecha corriendo. Quirón se les queda mirando y sale por
la izquierda.
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
ESCENA 9: La isla de Esciros.
Escenario con palmera. Isla de Esciros.
CORO:
Fueron a la Isla de Esciros,
para que no lo encontrasen
los griegos, y lo embarcasen
en busca de su destino.
AQUILES:
¿Por qué me traes acá?
TETIS: Porque ya habéis aprendido
cuánto Quirón ha querido,
y ahora le toca a mamá.
Te pondrás este vestido (le da ropa de mujer)
y en esta isla de mujeres,
disfrutarás de placeres,
pasarás inadvertido.
AQUILES:
¿Qué pasaré inadvertido?
¿Con esta ropa? ¿Mamá?
TETIS: Escóndete ahí detrás,
y corre, que alguien se acerca.
AQUILES:
Pero ¿por qué eres tan terca?
TETIS: Tú hazme caso, ya verás.
Aparecen tres chicas vestidas de hawaianas. Tetis se acerca, Aquiles permanece escondido tras
unos matorrales.
TETIS: Acabamos de llegar
a esta hermosísima isla.
37
Aquiles y los oráculos
Diego Reche
Vamos de paso, estaremos
por aquí unos cuantos días.
(Las saluda)
Encantada, soy… Ariel,
y mi hija se llama Pirra.
¡Pirra, Pirra! Por favor,
saluda, no seas tímida.
Sale Aquiles disfrazado de mujer, las tres mujeres se sorprenden de su estatura.
DEIDAMIA : ¿Su hija? ¿No está muy grande?
TETIS: Se atiborra de natillas.
DEIDAMIA: ¿Y no tiene mucho vello?
TETIS: Es que nunca se depila.
DEIDAMIA: Bien. Queridas forasteras
os damos la bienvenida
a nuestra isla de Esciros.
Yo soy Deidamia, la hija
de nuestro rey Licomedes,
señor de toda la isla.
Comienza una danza griega y todos empiezan a bailar en corro. Iniciándose un juego de
miraditas entre Pirra (Aquiles) y Deidamia.
CORO:
Con Aquiles disfrazado
de doncella consiguieron
pasar desapercibidos,
y así fue pasando el tiempo
y en el corazón del héroe
nació un fuerte sentimiento.
38
Aquiles y los oráculos
AQUILES:
Diego Reche
Mami, me pirra Deidamia.
TETIS: Debes guardarlo en secreto.
CORO:
Buscando el amor Aquiles,
buscando a Aquiles los griegos,
la guerra se demoraba
hasta que unos marineros
arribaron hasta Esciros
con Ulises, de tendero.
ULISES (disfrazado de mercader):
Bueno, bonito y barato,
vendo mantas y edredones,
chándal para maratones,
joyas, chanclas y zapatos.
Estaremos un buen rato.
Se acercan todos a comprar, Aquiles entusiasmado, la madre temerosa. Comienzan a probarse
pendientes, collares, telas…
Traigo telas de Fenicia,
y unas espadas egipcias.
Aquiles coge la espada que hay entre los objetos y Ulises sospecha que puede ser el joven que
busca, aunque vaya vestido de mujer.
Joven, ¿te gusta la espada?
Pues no te costará nada
si te cuento una noticia.
Se acerca a Aquiles con su madre vigilante.
AQUILES:
¿Eh? ¿Para quién? ¿Para mí?
ULISES:
Si quieres ir a la guerra
aléjate de esta tierra,
pues la gloria es para ti.
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
AQUILES (disimulando con voz femenina): ¿Cómo puede ser así?
¿Yo? ¿Una mujer soldado?
¿No te habrás equivocado?
ULISES:
No serías la primera
doncella que combatiera.
Yo solo soy un enviado
del valiente Agamenón
y busco al rey mirmidón
para que luche con Grecia,
mas por lo visto desprecia
a su patria y sus hermanos.
La afrenta de los troyanos
nunca quedará vengada,
y no conseguiremos nada,
sin Aquiles, todo es vano.
Aquiles se queda sorprendido. La madre interrumpe y lo toma de la mano para llevárselo.
TETIS: No sé de quién nos habláis.
ULISES:
Creo que sí lo sabéis.
TETIS: Saludadlo si lo veis.
Adiós, que ya me cargáis.
ULISES:
No sé por qué os marcháis.
TETIS: No me gustan vuestras tretas.
ULISES:
Se van.
Salid, tocad las trompetas.
Los marineros sacan las trompetas y tocan la música del séptimo de caballería. Inmediatamente
regresa Aquiles, se quita la peluca y toma la espada.
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Aquiles y los oráculos
AQUILES:
Diego Reche
Aquiles, yo soy Aquiles,
el hijo del rey Peleo.
Yo regresaré a mis tierras
y buscaré a mis guerreros
armaremos nuestras naves,
iremos junto a los griegos.
ULISES:
Soy Ulises, rey de Ítaca
y estos son mis marineros,
teníamos la misión
de llevarte con los nuestros.
¡Vamos a la guerra!
Le ofrece el casco y la armadura a Aquiles, que los coge pero no se los pone.
AQUILES:
¡Vamos!
Adiós Deidamia, hasta luego.
Muy pronto vendré por ti… (Duda y pregunta a Ulises)
¿Volveré? Dime que sí.
ULISES(dubitativo):
Yo.. la verdad… no lo sé…
AQUILES:
¿Qué sabes que yo no sé?
ULISES:
Serás el mejor guerrero,
famoso en el mundo entero,
un héroe lleno de gloria,
del que contará la historia
que pudo con las murallas…
TETIS: No, mi Aquiles, tú no vayas,
pues en Troya morirás,
y si quieres saber más
pregúntale a los oráculos,
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
la guerra es mal espectáculo,
de hambre, crimen, injusticia,
venganzas, odios, mALICIA,
dolor, sufrimiento y muerte.
Por eso quise esconderte
de lo que dicta el destino,
mas te queda otro camino;
si usando tu libertad
huyes de la vanidad,
de la fama y de la gloria,
y prefieres otra historia
en donde el nombre de Aquiles,
quede para pastoriles
églogas de tierno amor,
olvídate del honor,
olvídate de la espada,
tu vida será salvada
y serás feliz con ella,
con Deidamia, que es tu estrella.
Tetis intenta que Aquiles le dé la mano a Deidamia. Pero él se dirige al centro del escenario.
AQUILES:
Madre, por favor, dejadme,
que aunque pueda equivocarme
yo tomaré mi camino,
soy dueño de mi destino.
¡Dejadme solo, dejadme!
Sólo quedan a un lado del escenario Deidamia y Tetis, y al otro Ulises. Aquiles, en el centro de
la escena con la espada en la mano, sin saber qué decisión tomar. Detrás como en un susurro
escucha.
ULISES: Aquiles, ven a la guerra.
TETIS: No, Aquiles, no te vayas.
ULISES: Aquiles, ven a la guerra.
TETIS: No, Aquiles, no te vayas.
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
ULISES: Aquiles, ven a la guerra.
La escena queda en penumbra y se cierra el telón.
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
ESCENA 10: La guerra de Troya
Se abre el telón y se ve de nuevo a Aquiles en el centro del escenario tomando con fuerza la
espada y vistiéndose de guerrero. El escenario muestra la preparación de la batalla. A la
izquierda Ulises, Ájax, Menelao y Agamenón, y otros soldados griegos, subidos a la proa de un
barco. A la derecha los troyanos montando la muralla de la ciudad. Al frente de ellos Príamo,
rey de Troya, junto a sus hijos Héctor y Paris, HELENA y otros soldados troyanos.
Patroclo ayuda a vestirse a Aquiles para la guerra.
PATROCLO: Oh mi gran amigo Aquiles,
el de los pies tan ligeros,
tomad el famoso escudo,
el que os ha forjado Hefesto.
Tomad el casco, la espada
envainadla de momento.
Te estábamos esperando,
somos tus fieles guerreros.
En el barco nos aguardan
los valientes reyes griegos.
AQUILES:
Patroclo, mi buen amigo,
reunámonos, pues, con ellos,
preparemos el combate,
que ya vamos mal de tiempo.
Se meten en el barco y saluda a los griegos. Se preparan para la batalla.
En el otro lado del escenario hablan Príamo, Héctor, Paris y HELENA. Mientras, otros soldados
troyanos siguen levantando la muralla.
HÉCTOR:
Que refuercen la muralla,
si nos quieren derrotar,
deberán atravesar
este muro.
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Aquiles y los oráculos
PRÍAMO:
Diego Reche
Calla, calla.
Hijo mío, me preocupas,
es excesivo, en verdad
el ardor con que te ocupas
en defender la ciudad.
PARIS:
Padre, ¿es que acaso no sabes
que los griegos se han unido?
Vienen con más de mil naves,
creo que estamos perdidos.
PRÍAMO:
Tu siempre tan optimista,
los troyanos somos menos,
mas Troya no se conquista
fácilmente, aguantaremos.
HELENA:
No hace falta pelear,
la guerra no es ningún juego,
todo se puede evitar
si yo me entrego a los griegos.
PARIS: Eso nunca.
PRÍAMO:
Bella HELENA,
vuestro rapto es esa excusa
con que Agamenón condena
a Troya, y es lo que usa
para su interés de hiena.
HÉCTOR (con un catalejo) Mirad, por allí aparecen.
¡Vamos! ¡Todos a sus puestos!
La ciudad bien se merece
que luchemos por los nuestros.
Al otro lado.
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
AGAMENÓN (con el catalejo): Mirad, las playas de Troya,
ha llegado el gran momento.
Hoy Troya descubrirá,
la ira de los aqueos.
¡Mis soldados, adelante!
Rugen inquietos antes del combate. De pronto aparece Calcante.
CALCANTE: ¡Alto! Escuchad a Calcante.
Antes de que descendáis
será mejor que sepáis
que el primer griego que vaya
a poner el pie en la playa
de Troya, acabará muerto.
LOS GRIEGOS: ¿Muerto?
LOS TROYANOS:
¡ Muerto!
Todos se detienen asustados y empiezan a disimular para no bajar del barco, mientras los
troyanos se mofan de su cobardía. Aquiles coge a un soldado griego y lo empuja a la playa,
inmediatamente le arrojan una flecha y muere.
AQUILES:
CALCANTE:
AQUILES:
¿Y al segundo?
Nada, nada.
Soldados tomad la espada.
Y a por ellos. Venceremos.
TROYANOS: Bueno, eso lo veremos.
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
Musica de guerra; luchan los ejércitos a cámara lenta. Los personajes hacen lo que va contando
el coro.
CORO:
Esta es la historia que cuentan
los poetas en la Ilíada,
en las viejas epopeyas
y en los libros de batallas.
Por fin comienza el combate
y ya los griegos avanzan,
los troyanos los esperan
por detrás de las murallas.
Los griegos piensan que pronto
la ciudad será tomada,
mas la guerra se demora,
pues los troyanos aguantan,
y así han pasado diez años
y el panorama no cambia.
Aquiles entre los griegos
es el que más se destaca
y los troyanos lo temen
por su ira y sus hazañas.
Mas un día el héroe aqueo
con Agamenón se enfada.
Se acerca a Agamenón que retiene contra su voluntad a Brisaida.
BRISAIDA:
Aquiles, Aquiles, ven,
que este tirano me rapta.
Yo nunca seré tu sierva,
yo nunca seré tu esclava.,
mi voluntad no es amarte,
Agamenón.
AGAMENÓN:
AQUILES:
Calla, calla.
Hoy me marcho de esta guerra
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
si no me das a Brisaida.
AGAMENÓN: No te la devolveré,
aquí yo mando, te aguantas.
CORO:
Aquiles se encoleriza
y regresará a su patria.
Brisaida era una sierva,
de la que mucho gustaba,
que Agamenón por capricho,
arrastró hasta su cabaña.
Se sienta iracundo en la esquina del escenario, quitándose casco y armadura. Los griegos
regresan al campamento con Aquiles.
Los troyanos ya se alegran
y de pronto los atacan,
y sorprenden a los griegos
acampados en las playas.
Atacan los troyanos.
Aquiles está enojado
y no quiere saber nada.
Patroclo monta su ejército
por defender la amenaza
del regimiento troyano…
Patroclo se pone el casco y la armadura de Aquiles.
pero Héctor sale a la carga
y en la lucha con Patroclo
pronto lo hiere y lo mata.
Muerto Patroclo los griegos lo llevan ante Aquiles.
Cuando Aquiles se ha enterado
de que yacía en la playa
su buen amigo Patroclo,
jura tomarle venganza.
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
Aquiles se levanta y sale a luchar.
AQUILES:
Héctor, Héctor ¿dónde estás?
Despídete de tu patria,
de tu padre y de tu esposa,
pues voy a tomar venganza.
Sale Héctor y lucha con Aquiles. En el combate Aquiles mata a Héctor y toma su cuerpo y lo
lleva hasta el campamento griego, saliendo por la izquierda.
CORO:El rey Príamo, abatido
de mendigo se disfraza
y llega hasta el campamento
donde Aquiles ya descansa.
PRÍAMO:
Te ruego famoso Aquiles,
que me des cuerpo y espada
de mi amado hijo Héctor
y en la pira funeraria
pueda darle los honores
de un guerrero de su talla.
AQUILES:
Valiente has sido, Príamo,
te daré lo que reclamas,
llévate a tu hijo Héctor
y entiérralo en tu patria.
Los soldados troyanos toman el cuerpo de Héctor y se lo llevan. Aparece Paris acompañado de
las amazonas.
CORO: Mientras Paris, busca aliados,
y se encuentra con aliadas.
Las temibles amazonas
llegan a tomar venganza.
Al frente Pentesilea,
guerrera de tanta fama,
que con solo oír su nombre
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
se estremecen las montañas.
PENTESILEA: Por donde quiera que fui
al enemigo maté,
a los pueblos ofendí,
a los hombres derroté
y a los esclavos vendí.
Yo hasta Micenas bajé,
yo hasta Troya subí,
yo los muros escalé
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
Las amazonas atemorizan a los griegos, hasta que entra de nuevo Aquiles.
CORO:
Y será de nuevo Aquiles
el que se implique en la trama.
Lucha con Pentesilea,
y la hiere con su espada.
Pentesilea muere.
Con Pentesilea muerta,
los griegos son los que avanzan
a las murallas de Troya,
dispuestos a atravesarlas.
Mas poco duró la dicha,
porque Paris ya le lanza
una saeta al talón
con la ayuda inesperada
de los dioses, que a menudo,
toman parte en las batallas.
Mientras Aquiles presume de su triunfo, Paris le lanza una flecha que no le da, pero que recoge
Apolo y la clava en el talón de Aquiles.
Apolo, el dios del sol,
quería tomar venganza
por la muerte de su hijo
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
Cicno, al que Aquiles matara.
Cae muerto Aquiles.
Y Aquiles también se muere
delante de las murallas
inexpugnables de Troya.
Sus soldados ya lo sacan
para darle sepultura
en una isla cercana.
Tras la muerte de Aquiles, con una luz muy tenue, los griegos sacan el cuerpo del héroe. Queda
en el suelo su armadura y su espada. La escena termina con Ájax y Ulises peleándose por
quedarse con ambas. Se cierra el telón.
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Aquiles y los oráculos
Diego Reche
ESCENA 11: El desenlace.
Escenario de la isla de Esciros, en la misma situación en la que se cerró el telón en la escena 9. El
coro avanza delante del telón y lo va abriendo.
CORO:
Aquiles, has visto hoy
en el brillo de tu espada,
la dura guerra de Troya
y el destino que te aguarda.
¿Qué harás mi joven Aquiles?
Aquiles, Ulises, Tetis y Deidamia en la misma posición del final de la escena 9.
TETIS: No Aquiles, no te vayas.
ULISES: Aquiles, ven a la guerra.
DEIDAMIA: No, Aquiles, no te vayas.
Aquiles mira fijamente la espada, y, como si hubiese visto su futuro, la arroja al suelo.
Mientras se escucha el bolero “Si tú me dices ven, lo dejo todo”. Se acerca a Deidamia, se dan la
mano y se besan, mientras se sientan en el centro del escenario con la espada en el suelo, después
se levantan y se van bailando, quedando solo la espada.
Se va cerrando el telón.
FIN.
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