Hace 40 años fue asesinado el comandante ARTURO ARAYA

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Hace 40 años fue asesinado el comandante
ARTURO ARAYA PEETERS.
(Basado en un artículo de Arturo Muñoz).
En la medianoche del día 26 de julio de 1973, el Edecán Naval del
Presidente Salvador Allende, comandante Arturo Araya Peeters, fue
asesinado por un francotirador que le disparó a mansalva desde
algún lugar frente a su domicilio.
Poco antes había llegado a su casa, tras asistir –acompañando al
mandatario socialista- a una recepción en la embajada de Cuba. Uno de
los delincuentes que participó en el delito, Guillermo Claverie Bartet,
fue condenado a tres años de prisión. Sin embargo, no permaneció ni
un día en la cárcel purgando esa pena. Incluso, estando prófugo, fue
indultado por la dictadura gracias a una decisión del almirante José
Toribio Merino Castro.
Se trató de un asesinato planificado para ir sentando al interior de la Marina de Guerra los principios que
regirían el sanguinario golpe de Estado del 11 de septiembre, y a la vez un recordatorio de que todo hombre
de la Armada que no estuviese de acuerdo con los planes facistoides del almirante Merino Castro sería
considerado traidor y castigado con la muerte. Así ocurrió con Araya, un hombre limpio y leal a la
Constitución.
La noche del 26 al 27 de julio de 1973, un francotirador abrió fuego contra el marino, mientras los
mercenarios de Patria y Libertad armaban una algazara en la calle frente a su casa, luego de hacer algunos
disparos al aire a objeto de lograr que el edecán presidencial saliese al balcón de su domicilio para investigar
lo que sucedía. En ese momento, una bala impactó en el pecho del comandante Araya Peeters.
El crimen, que en su momento la derecha y los servicios de inteligencia navales intentaron achacar a
fantasmales grupos armados de izquierda, fue en realidad la obra de una sórdida conspiración derechista
con apoyo de oficiales golpistas de la Marina.
Un total de 32 miembros de Patria y Libertad, cuyo fundador era Pablo Rodríguez Grez, fueron detenidos y
procesados por la Fiscalía Naval, pero todos quedaron libres tras algunos tirones de orejas. Sólo uno de
ellos, Guillermo Claverie, luego de haber estado un tiempo prófugo, resultó condenado a tres años y un día
de prisión como autor material del crimen, pena que tampoco cumplió ya que, al final, todos los
conspiradores fueron indultados en 1981 por el asesino y ladrón apellidado Pinochet Ugarte, “por servicios
prestados a la Patria".
En una entrevista publicada por el diario La Nación, Claverie juró que era inocente y aseguró que fue
obligado a confesar tras sufrir múltiples torturas efectuadas por oficiales de la Marina y de la Fuerza Aérea,
y que al parecer fue elegido como chivo expiatorio por sus jefes de Patria y Libertad, entre ellos Pablo
Rodríguez.
Aunque admitió haber estado en el lugar de los hechos, dijo que siempre permaneció en la calle y que la
trayectoria de la bala que mató al edecán, que estaba en un balcón, era de arriba hacia abajo. Afirmó
además haber disparado su pistola después que vio caer al hombre del balcón y que en ese momento
ignoraba de quién se trataba. Las declaraciones de Claverie fueron parte en la Corte de Apelaciones del
alegato de Arturo Araya, hijo de la víctima y abogado querellante en el juicio.
El planificado crimen cometido contra el Comandante de la Marina y edecán del Presidente Allende,
ocurrido en la calle Fidel Oteíza -entre Marchant Pereira y Carlos Antúnez- de la comuna de Providencia, fue
en definitiva y claramente una bien montada operación terrorista de inteligencia y desestabilización política,
estructurada por la extrema derecha junto a grupos fascistas y ultra nacionalistas insertos en las fuerzas
armadas, quienes contaban con apoyo y financiamiento de la Central de Inteligencia Americana (CIA), tal
como reconoció muchos años después el gobierno norteamericano al desclasificar sus documentos
confidenciales.
Los golpistas del SIN (Servicio de Inteligencia Naval) ya venían ejecutando decenas de atentados y
autoatentados con bombas, algunos previamente ‘negociados’, como el realizado en la casa del Almirante
golpista Ismael Huerta a mediados de julio de 1973 en Viña del Mar, con el objetivo de ir construyendo un
ambiente favorable al próximo golpe de estado.
La ametralladora "Bataan" con la que el militante del Comando Rolando Matus y agente del SIN infiltrado
en la empresa estatal ECON, Guillermo Claverie Bartet, disparó al comandante Araya después de hacer
explotar una bomba señuelo y balear el frontis de la casa para hacerlo salir al balcón, fue suministrada por el
SIN a través del Jorge Ehlers Trostel, personaje que después –en plena dictadura- ocuparía un alto cargo
en el área de deportes (DIGEDER).
Claverie Bartet ya había sido detectado disparando contra tropas leales a la Constitución el día del
tanquetazo (junio de 1973) desde una terraza de ECOM (el sujeto creía que ese día la Marina iniciaba un
golpe, según fue publicado poco antes del golpe por el quincenario dirigido por Marta Harnecker, ‘Chile
Hoy’). Fue despedido de ECOM, pero no entregado a la Policía, ¡increíble!
FRAGUANDO LA COARTADA
Al entonces teniente del SIN, Daniel Guimpert Corvalán junto con el capitán de Inteligencia de Carabineros
Germán Esquivel Caballero, quien más tarde participaría en múltiples asesinatos o ‘desapariciones’
cometidas por el Comando Conjunto y el SICAR, le cupo realizar uno de los aspectos más sucios y cobardes
del complot desestabilizador.
Al otro día del asesinato del edecán naval del Presidente Allende -un sábado- Esquivel y Guimpert
recorrieron diversas comisarías buscando un "chivo expiatorio" a quién cargarle el crimen. El elegido fue un
preso por ebriedad que trabajaba en una empresa CORFO (SEAM) y portaba un carnet de militante de un
partido de la Unidad Popular (el Partido Radical).
Como eso no era muy convincente ni bastaba para completar sus planes, fabricaron un carnet del Partido
Socialista e interrogaron "privadamente" al funcionario que, sometido a salvajes torturas, se auto inculpó
de haber participado en el asesinato "junto con un comando del PS-Elenos" y algunos cubanos. El mecánico
de SEAM CORFO terminó encargado reo y procesado por la Justicia Naval bajo la dirección del Fiscal Aldo
Montagna.
El nombre del mecánico eléctrico de Seam Corfo torturado por Guimpert y Esquivel era José Luis Riquelme
Bascuñán y fue interrogado y encargado reo por el ministro conspirador de la Corte de Apelaciones
(Abraham Meerson) y por el Fiscal Militar Joaquín Erlbaum. El desgraciado mecánico fue torturado de tal
modo que se echaba la culpa de haber participado en el crimen con un grupo de GAP’s y cubanos dirigidos
por Bruno (Domingo Blanco) uno de los jefes del GAP.
Al día siguiente, los medios opositores y diversos políticos -entre los que destacaron los senadores
derechistas Víctor García Garzena y Fernando Ochagavía, junto al diputado Demócrata Cristiano Claudio
Orrego Vicuña y al director del diario democratacristiano ‘La Prensa’, Jorge Navarrete- iniciaron una
campaña de injurias y acusaciones contra el gobierno de la UP y la representación cubana en Chile.
El problema para los conspiradores de diversos pelajes y militancias que se concertaron en torno al falso
hallazgo de los asesinos del comandante Araya fue que, a los pocos días, la Policía de Investigaciones
detuvo a casi todos los miembros de la banda conformada por elementos del Comando Rolando Matus
(CRM), Partido Nacional (PN), Democracia Radical (DR) y Patria y Libertad, que habían participado
directamente en el asesinato del edecán.
Entre ellos, destacaron el autor de los disparos (Guillermo Claverie), una dirigente de la Juventud del
Partido Nacional y del CRM -Uca Eileen Lozano-, el hijo "Patria y Libertad" del conocido empresario
panadero Castaño, Odilio Castaño Jiménez; el militante de Patria y Libertad, Luis "Fifo" Palma Ramírez, que
dos años después tendría una destacada participación en el SIFA (Servicio de Inteligencia de la Fuerza
Aérea) y en las desapariciones del Comando Conjunto, un sobrino CRM del psiquiatra de la DINA (Dirección
de Inteligencia), Laihlacar, de apellidos Potin Laihlacar, el dirigente del partido Democracia Radical,
Guillermo Schilling, y un militante del CRM, Miguel Sepúlveda Campos, hijo de un conocido almirante
retirado **.
Los que no fueron detenidos se escondieron en un fundo de la Región de Valparaíso y se entregaron a un
comando de la Marina al otro día del golpe. Los que estaban detenidos y procesados en las cárceles de
Valparaíso y Santiago fueron sacados de prisión el 12 de septiembre por comandos del SIN e integrados a las
actividades represivas. El crimen del comandante Araya quedó impune y con expediente desaparecido.
CAMBIA, TODO CAMBIA
El teniente Guimpert Corvalán salió de la Marina a fines de los 70´s y se dedicó a regentar un negocio de
venta de armas en las cercanías del Edificio de las FFAA en la Plaza Bulnes. Gozaba de libertad bajo fianza
hasta que fue nuevamente detenido, inculpado en más de una decena de casos de detenidos
desaparecidos, en algunos de los cuales fue incluso indultado a principios de los años 90´s.
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Su cómplice en el intento de falsificación del asesinato del comandante Araya -Guillermo Esquivel- llegó al
grado de coronel de carabineros en la DICOMCAR (Dirección de Inteligencia de Carabineros), y fue detenido
-por cheques protestados- en 1991. Falleció en extrañas y nunca aclaradas circunstancias en 1993, mientras
estaba denunciado en diversos procesos por desapariciones y asesinatos.
Luego de 35 años del asesinato del valeroso edecán del Presidente Allende, la versión oficial que entregó la
dictadura comienza a desmoronarse en los tribunales y emerge la verdad. Se trató de un crimen planificado
por la derecha en contra del comandante Araya. La medida, que la familia del oficial había solicitado por
primera vez en agosto del año 2003, se aprobó ante la aparición de nuevos antecedentes aportados por
Guillermo Claverie.
El 28 de abril de 2008, la Corte de Apelaciones de Santiago ordenó reabrir la investigación del asesinato. Por
unanimidad, la Octava Sala del tribunal de alzada determinó que el juzgado a cargo del caso proceda a la
reapertura de la investigación, tome testimonio a Guillermo Claverie Bartet (hoy tiene 63 años de edad) y
realice otras diligencias que de ello se deriven.
El relato que Claverie entregó a los periodistas de ‘La Nación Domingo’, hace pocos años, mueve a la duda.
Aseguró que todavía sentía miedo de lo que pueden hacerle los viejos (y nuevos) miembros de las cofradías
golpistas: Nunca pude leer mis declaraciones que me hicieron firmar en la Fiscalía Naval. Y un día que me
puse a leer una de ellas, después de un interrogatorio, el secretario del fiscal naval Aldo Montagna, el oficial
Jorge Garretón Iturra, se metió la mano a la chaqueta del uniforme y sacó una pistola. Y me dijo: ‘¡Oye,
huevón, que leís tanto, agradece que todavía estai vivo y firma ahí!’. Y por supuesto que así siempre firmé
todo".
Sus confesiones confirman lo que los hijos del edecán han ido descubriendo en estos últimos años,
hurgando en el expediente del juicio iniciado por la justicia naval y que culminó en 1980 con una condena de
tres años para Claverie, como único autor material, y con penas inferiores por delitos menores para otros
miembros del grupo que actuó esa noche: "Es que esa investigación está plagada de vicios", sostiene Arturo,
el hijo mayor del edecán, que es abogado.
Con estas confesiones de Claverie, los hijos del edecán lograron que la Corte de Apelaciones de Santiago
ordenara reabrir el nuevo proceso iniciado a partir de la querella que interpusieron en 2003, pero que en su
momento fue sobreseído y archivado por el 18º Juzgado del Crimen de Santiago.
LAS PREGUNTAS QUEMANTES
Para hacer salir al comandante Araya al balcón, Juan Zacconi y Guillermo Necochea (miembros de ‘Patria y
Libertad’) lanzaron una bomba frente a su casa. La llegada del edecán a su domicilio fue anunciada a éstos
por otra bomba que explotó en las cercanías, lanzada por otro grupo. El segundo bombazo, el de Zacconi y
Necochea, fue la señal para que el tercer grupo, que debía entrar por la calle Fidel Oteíza, cometiera el
asesinato.
Los peritajes balísticos detectaron cinco impactos en los muros de la casa del capitán de navío. Pero las
vainillas halladas frente a la casa sólo fueron cuatro. Con el proyectil que hirió de muerte al edecán, y que
entró directo sin antes rebotar en parte alguna, los disparos suman seis. Pero nunca se hallaron las otras
dos vainillas. Y las pericias balísticas establecieron que las vainillas encontradas en la calle, correspondientes
a los disparos hechos por Claverie, no pertenecían al proyectil que perforó el cuerpo del edecán.
Eso significaría que al comandante lo asesinaron con un arma distinta, y le dispararon desde otro lugar presumiblemente desde el frente de su casa-, ligeramente desde arriba hacia abajo. A pesar de todas estas
evidencias, la investigación naval concluyó que el edecán de Allende murió por uno de los disparos de
Claverie. Pero este insiste en explicitar muchas preguntas, todas ellas sin respuestas oficiales.
¿Quién hizo los dos disparos que varios testigos, según declararon en el proceso del Juzgado Naval,
escucharon inmediatamente antes de que el edecán lanzara su ráfaga hacia el frente y minutos antes de
que Claverie hiciera sus cuatro disparos?
Contrató el ex cadete naval Jorge Ehlers Trostel a un francotirador para que asesinara al comandante
Araya Peeters, aprovechando el caos que el mismo Ehlers ordenó crear al grupo de ultraderecha esa noche
en las cercanías de la casa del edecán?
¿Por qué Ehlers literalmente huyó a Alemania días después de que los hijos del edecán interpusieron la
querella en septiembre de 2003, refugiándose en ese país hasta hoy?
¿Por qué nadie tomó en cuenta la declaración de dos prostitutas que figura en el expediente de la justicia
naval, quienes afirmaban que, paradas esa noche en la esquina de Pedro de Valdivia con Providencia y
segundos después de escuchar disparos, vieron salir de un lugar a dos hombres corriendo, uno de ellos con
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un fusil en la mano, y que se subieron a una camioneta que tenía un disco que les pareció de vehículo fiscal?
TORTURAS, PRESIONES Y AMENAZAS
Detenido preventivamente en la Cárcel Pública de Santiago, una mañana –aún en plena dictadura- los
gendarmes sacaron a Claverie y le condujeron a la oficina de la Fiscalía Naval. En ese lugar, contó el mismo
Claverie al diario La Nación, lo recibió el oficial naval Germán Arestizábal, quien oficiaba como actuario. "Me
hizo subir a un Austin Mini, donde reconocí al oficial de la Fuerza Aérea de apellido Schindler, compañero de
colegio". Le vendaron la vista y lo llevaron a la Academia de Guerra Aérea, en Las Condes.
Ahí me amarraron a un catre y empezaron a golpearme en la planta de los pies con un palo o un fierro.
Después me inyectaron en la vena lo que yo creo que fue pentotal, porque todavía no me sacaban mi propia
confesión del crimen del edecán, como ellos querían. Nunca supe lo que respondí, pero no puedo haber
dicho algo que era falso", expresa.
Días después, al salir de una oficina donde había comenzado a trabajar, se le acercó un auto desde el cual
descendió un individuo que él conocía, el que le obligó a subir al vehículo.
Era el ‘Fifo’ Palma (Luis Palma Ramírez, que después integró el Comando Conjunto) y en el auto vi como
cinco metralletas. El Fifo me dijo. ‘¿Sabís que ahora te podemos matar por andar hablando, huevón? Vos
sabís que en esto está metida gente que ahora es muy importante. Que no se te olvide’".
Esa última frase del tal ‘Fifo’ Palma –suponiendo que Claverie dice la verdad- es la que deberá dilucidar el
juzgado a cargo de la reapertura del caso, pues resulta vital establecer la identidad de aquella “gente que
ahora es muy importante”. ¿Qué tan ‘importante’ es hoy esa gente? ¿Parlamentarios? ¿Empresarios?
¿Diplomáticos chilenos en el extranjero? ¿Oficiales retirados de las Fuerzas Armadas? ¿Oficiales aún activos?
¿Dirigentes políticos? ¿Dirigentes de gremios patronales? Tarde o temprano el país conocerá sus nombres,
los que serán agregados al de Guillermo Claverie, quien sí estuvo en uno de los grupos sediciosos y
criminales aquella infausta noche.
LA LISTA DE INTEGRANTES DEL COMANDO ASESINO
(publicado por Revista ‘CAUCE’ Nº 15, del 09/07/1984):
René Guillermo Claverie Bartet
Mario Eduardo Rojas Zegers
Guillermo Francisco Necochea Aspillaga
Miguel Víctor Sepúlveda Campos (hijo de un Almirante (r)
Uca Eileen Lozano Jeffs (CRM-JN)
Guillermo Adolfo Schilling Rojas (primo del ‘Mamo’ Schilling, dirigente del Partido Socialista)
José Eduardo Iturriaga Aránguiz
Luis Guillermo Perry González
Luis César "Fifo" Palma Jiménez (posteriormente, fue miembro del Comando Conjunto)
Ricardo Vélez Gómez
Rafael Mardones Saint Jean (primo hermano de José Luis Mardones Santander, Presidente del
BancoEstado)
Adolfo Palma Ramírez (hermano del Fifo Palma)
Enrique Quiroz Ruiz
Wilfredo Humberto Perry González
Odilio Castaño Jiménez (actual co-dueño de la cadena de panaderías ‘Castaño’)
Carlos Fernando Farías Corrales
Juan Zacconi Quiroz
Andrés Pablo Potin Lailhacar
Tito Alejandro Figari Verdugo
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