Una Buena Noticia para la semana Año II Nº 66 SUMMA Aldapeta Asterako berri ona Mirar en positivo Un día de julio de 1944, Dietrich Bonhoeffer estaba en la cárcel de Tegel, en medio de las más oscuras tinieblas, cuando encontró lo que sería su Tabor leyendo la Biblia, y escribió: “Si Dios está con nosotros, quién estará contra nosotros?”. Había sido encarcelado por los nazis y sería ejecutado nueve meses después de aquella iluminación. Sus últimas palabras, cuando los carceleros entraron en la celda para llevárselo, fueron: “Esto es el final, para mí es el comienzo de la vida”. En aquel tiempo Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Estaban asustados y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: “Este es mi Hijo amado; escuchadlo”. De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: “No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos. Esto se les quedó grabado y discutían qué querría decir aquello de resucitar de entre los muertos. (Mc 9, 1-9) Emailgelio 66 del 1 de marzo de 2015 Segundo domingo de Cuaresma (B) A los tres discípulos que subieron con Jesús al Tabor Jesús les dice que va a resucitar de entre los muertos. Pero, aun después de la experiencia, discutían sobre qué había querido decir. Quizá necesitaban avanzar todavía más en la disposición en que les había querido poner Jesús. Efectivamente, la transfiguración invita a mirar la vida en positivo hasta poder exclamar: ¡qué bien se está aquí! En los cursos de verano de San Sebastián de 2014, la psicóloga clínica Teresa Díaz Bada dio a su curso y a su intervención un título que corregía significativamente el dicho popular. Ella decía: “Piensa mal y… ¡sufrirás!”. Afirmaba que el “piensa mal y acertarás” en realidad lo que hace es generar ansiedad, porque estamos continuamente pensando mal. El “piensa mal” es motivo de un sufrimiento absurdo porque una cosa es entristecerse por una cosa real o tener dolor emocional por algo real, como una pérdida o una adversidad, y otra cosa es sufrir pensando continuamente sin fundamento en qué mal me van a salir las cosas o qué faena me van a hacer La gente refunfuñona y negativa sufre demasiado y amarga la vida al que tienen al lado. Hay que intentar educar a nuestra mente en el pensamiento positivo. Eso no evita que se sufra, que se pase mal y que se tengan momentos de enfado, porque todos somos de carne y hueso y la felicidad total no existe en este mundo. Pero “si educo a mi mente a pensar bien voy a sentirme mejor y todo me va a salir mejor, y, aunque haya adversidades, como ya tengo ese control emocional, las voy a enfrentar mejor”. También Jesús invita a sus discípulos a ser positivos. La belleza y el momento sublime que les hace experimentar es precisamente un anticipo de bienes, no de males. Ignacio Otaño SM