¿cuánto tiempo más hay que esperar?

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Editorial para el Portal de CANIDRA
¿CUÁNTO TIEMPO MÁS HAY QUE ESPERAR?
Definitivamente, los tiempos de la burocracia no se parecen en nada a los
tiempos de quienes conciben la idea de promover la apertura de una
empresa, de aquellos a quienes les corresponde la exigente tarea de
gerenciarlas, de los trabajadores que asumen la responsabilidad de participar
en el funcionamiento de la misma, y mucho menos de las expectativas que
toda iniciativa productiva o comercial genera entre los consumidores.
Y tan cierta es esa incompatibilidad de tiempos útiles, que cuando decenas
de afiliados a la Cámara Nacional de Comercio de Autopartes (CANIDRA) se
han dado por invitados a las reuniones técnicas que se han estado
celebrando con representantes gubernamentales en instalaciones públicas
desde mediados de mayo, para concluir en más recientes encuentros
normados por complicados y bien coloreados organigramas “funcionales”, la
pregunta que se hacen al concluir tales reuniones es la obvia, la elemental, la
lógica, la inevitable: ¿y cuánto tiempo más hay que esperar para que haya
respuestas concretas, cuando ya tenemos más de 9 meses sin recibir una
sola divisa para pagar deudas y hacer nuevas solicitudes de despachos de
repuestos para automóviles?.
Las autoridades de CANIDRA han estado declarándole a los medios desde
mediados del año pasado, y enviándole correspondencias sobre el mismo
caso a diversos funcionarios a partir de ese momento, acerca de que no es
posible atender la demanda creciente de casi 5 millones de propietarios de
vehículos en Venezuela, ya que la industria nacional de repuestos no ha
podido seguir invirtiendo en la ampliación de sus plantas y la diversificación
de su oferta, y a los importadores, sencillamente, se les insiste en ubicar en
el lote de compradores internacionales cuyas compras, por lo visto, no son
esenciales.
Y cuando sólo faltan días para que termine el Primer Semestre del 2013, el
escenario sectorial del año pasado sigue siendo el mismo. Pero, además, los
llamados a evitar que haya una peligrosa prolongación de la escasez de
autopartes y el parque automotor siga siendo “víctima” de esa
incompatibilidad de los tiempos útiles, es decir, de las autoridades que
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despachan desde el Ministerio de Finanzas, de Industria, de Comercio, la
Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) y del propio Banco Central de
Venezuela, ahora todo depende de lo que pueda surgir de lo que se explica,
analiza, evalúa y decida, con base en las reuniones sostenidas en las mesas
técnicas, en las submesas y “sobremesas”.
Julio ha sido asomado como el mes de las decisiones en lo que respecta a la
entrega de las divisas que, según las autoridades, existen y estarán a
disponibilidad de la solución de ese primer gran problema que han
identificado como tal, todos y cada uno de los empresarios que han estado
participando en los encuentros. Pero mientras ese mes sigue siendo un
posible, y se multiplican las especulaciones analíticas sobre la fórmula casi
mágica que se utilizará para que emerja la solución, entre los afiliados se
manifiesta otra inquietud: ¿Por qué hay que esperar una eventual
despenalización cambiaria, el probable renacimiento de las Casas de Bolsa, el
quizás reaparecerán las subastas versión SICAD, cuando, desde ya, bien se
podría comenzar a desmontar toda la rigidez burocrática que convirtió sus
tiempos en el gran motivo para hoy no haya producción de autopartes ni
importaciones en las cantidades necesarias?.
El tema de las divisas ausentes, escasas o inexistentes es, ciertamente, una
verdad de dimensiones inconmensurables. Pero lo otro también demanda una
solución de fondo, de orden estructural, y hasta de concepción gerencial. Y si
no se le considera en esos términos, los ya delicados casos de la escasez y el
desabastecimiento, sencillamente, están llamados a convertirse en problemas
de vida prolongada.
CANIDRA, 21 de junio de 2013
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