17o Domingo del Tiempo Ordinario Es fácil descubrir la perla de gran precio en la vida de alguien. Cada uno de nosotros muestra de alguna manera, por la forma de levantarnos cada mañana (o no levantarnos), que es lo que estamos dispuestos a sacrificar para obtener lo que queremos. Los padres de familia son ejemplo perfecto de las personas llenas de gracia dispuestas a realizar un gran sacrificio con el fin de tener hijos. Los observo con fascinación. El amor intenso que tienen por sus ninos, en su continua presencia y apoyo que les brindan, me da la oportunidad de obtener una meditación diaria sobre la profundidad y amplitud del amor, y por ende de su Autor. Me siento fascinada también con lo que cada profesión requiere de las personas. Recuerdan los días cuando eran estudiantes, sus escritorio llenos de libros, y todas esas interesantes novelas puestas a un lado mientras perseguían su sueño. Hacer el sacrificio sí que valió la pena, ¿no crees? La Salud es otra perla que requiere un inmenso sacrificio para poder alcanzarla. Existen cientos de alimentos deliciosos que deben ser ignorados todos los días para poder sentirse y lucir mejor. Y aquí cabe mencionar nuevamente las novelas de las que hablábamos, y que manteníamos cerradas con determinación, los tenis toman su lugar para otro encantador paseo por el parque. Podríamos tomar un minuto para reflexionar en aquellos que han elegido el sacerdocio o la vida religiosa. Piense por un momento en los sacrificios realizados a cada paso en su camino hacia esa meta, y después en los sacrificios diarios para cumplir con los votos prometidos. Tienen que renunciar a tantas cosas para continuar en su caminar dentro de la gracia que conlleva la ordenación y la vida religiosa. Hoy puede ser un buen día para agradecerles su sacrificio. Kathy McGovern ©2011 wwwlahistoriayusted.com Traducido por: Wendy Feliz