dexametasona

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DEXAMETASONA
Contenido :
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Acción
Indicaciones
Posología
Contraindicaciones
Efectos adversos
Precauciones
Interacciones
Sobredosificación
Acción
Corticosteroide con acción glucocorticoide (antiinflamatoria e inmunosupresora) y muy escasa o nula acción mineralcorticoide.
Si se compara la potencia antiinflamatoria, una dosis de 0,75 mg de dexametasona es equivalente a 5 mg
de prednisona o 4 mg de prednisolona. Indicaciones
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Procesos que cursan con reacción tisular inflamatoria: enfermedades reumáticas, dermopatías, asma,
croup, etc.
Náuseas y vómitos inducidos por quimioterapia.
Coadyuvante en neoplasias malignas y linfomas.
Hiperplasia adrenal congénita.
Por vía parenteral, en afecciones agudas acompañadas de enema o shock: edema cerebral, alergias,
infecciones graves, quemaduras, fallo suprarrenal, etc.
Posología
Vía oral.
Pauta habitual: 0,5-10 mg/día en adultos o 10-100 µg/kg/día en niños.
Se toma preferiblemente con alimentos para reducir la intolerancia gástrica.
Vía parenteral.
Pauta habitual: 0,5-24 mg/día en adultos o 0,2-0,4 mg/kg/día en niños.
Puede administrarse vía intramuscular, intraarticular, intravenosa directa (en 1-5 minutos) o en perfusión
intravenosa (disuelto en 100 ml de fisiológico o glucosado durante 10-20 minutos). Contraindicaciones
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Se desaconsejan los tratamientos de larga duración en las siguientes situaciones:
Insuficiencia cardiaca.
Úlcera gástrica o duodenal activa, gastritis o esofagitis.
Diabetes mellitus.
Herpes simple.
Infecciones víricas o fúngicas sistémicas.
Tuberculosis.
Efectos adversos
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La mayoría se relaciona con tratamientos prolongados o crónicos y se minimizan utilizando la menor dosis
eficaz durante el menor tiempo posible. Sus principales efectos son glucocorticoides, los mineralcorticoides
(retención de sodio y agua, edemas, hipertensión, hipopotasemia) se consideran insignificantes.
Óseos: a largo plazo pueden provocar osteoporosis y aumento del riesgo de fracturas. Raramente
osteonecrosis avascular. En tratamientos a largo plazo es adecuado instaurar tratamiento profiláctico.
Endocrinos: hiperglucemia y diabetes mellitus, hipercolesterolemia, aumento del apetito, síndrome de
Cushing inhibición del crecimiento en niños.
Musculares: miopatías con debilidad muscular y aumento de CPK ("miopatía esteroide") relacionadas con
la pérdida de masa muscular, especialmente a dosis altas o en ancianos.
Cutáneos: adelgazamiento de la piel, mala cicatrización de las heridas, atrofia cutánea, acné, hirsutismo,
hipersudoración, eritema facial.
Infecciones: los corticoides disminuyen la respuesta inmune y aumentan la susceptibilidad y gravedad
de las infecciones, tanto en tratamientos de corta como larga duración, incluyendo infecciones
oportunistas. Además, pueden enmascarar los síntomas iniciales.
Digestivos: dispepsia, diarrea o estreñimiento. En casos graves esofagitis, úlcera gástrica con riesgo de
hemorragia o pancreatitis. Puede ser necesario instaurar terapia gastroprotectora en pacientes de alto
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riesgo.
Sistema nervioso: cefalea, vértigo, insomnio, alteraciones psiquiátricas, cambios de humor (depresión o
estados de euforia) o estados paranoides.
Oculares: los tratamientos prolongados pueden originar catarata, glaucoma, papiledema, exoftalmos y
aumento de la presión intraocular.
Sexuales: dismenorrea o amenorrea, reducción de la fertilidad.
Precauciones
ƒ Retirada del tratamiento: el tratamiento con corticoides suprime el eje hipotálamo-hipofisario y produce
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insuficiencia adrenal. Tras un tratamiento de corta duración la la función adrenal se recupera en 1
semana. Tras un tratamiento prolongado puede requerirse hasta 1 año, y por ello la retirada brusca puede
ocasionar dolor abdominal, náuseas, cefalea, fiebre, mialgia, malestar general e hipotensión. Para
recuperar la funcionalidad sin provocar insuficiencia, los tratamientos de más de 3 semanas de duración
deben suspenderse gradualmente.
Las necesidades de corticoides aumentan en situaciones de cirugía o estrés (infecciones, agudización de
enfermedades, etc.). En estos casos, los pacientes tratados con corticoides en los que existe la posibilidad
de inhibición suprarrenal deben recibir dosis suplementarias de hidrocortisona.
Embarazo: categoría C de la FDA. Se ha observado casos de retraso del crecimiento intrauterino, paladar
hendido, abortos y partos prematuros, pero la información no es concluyente. La inhibición suprarrenal
desaparece espontáneamente tras el nacimiento y no suele tener repercusión clínica. El uso de corticoides
antenatales reduce la incidencia de distrés respiratorio del recién nacido. Debe valorarse la relación
riesgo/beneficio, aunque generalmente es positiva.
Lactancia: no hay datos concretos sobre su excreción en leche materna. Los corticoides pueden suprimir
el crecimiento e inhibir la función adrenal en el lactante. Se acepta su uso sólo tras una adecuada
valoración riesgo/beneficio.
Pediatría: los corticoides pueden interferir el crecimiento y se ha observado un mayor número de casos
de pancreatitis. Se acepta su uso pero evitando en lo posible los tratamientos prolongados.
Interacciones
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Vacunas: los corticoides pueden suprimir la respuesta inmune a las vacunas. Las vacunas de organismos
vivos están contraindicadas en inmunodeprimidos. En pacientes tratados con corticoides a dosis altas
durante más de 2 semanas debe esperarse al menos 1 mes después de suspender el tratamiento para
vacunar.
Fenobarbital: induce el metabolismo hepático de la dexametasona y aumenta su eliminación. Puede ser
necesario aumentar la dosis de corticoide.
Aminoglutetimida: puede reducir el nivel plasmático de dexametasona. Se recomienda monitorizar.
Sobredosificación
Puede producir excitación del SNC y hemorragia digestiva. En estos casos, además del tratamiento
sintomático, está indicado el uso de fenobarbital porque favorece la eliminación de la dexametasona.
Aviso Legal
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