de Historia Natural. Ahora bien, ¿cuándo se habían formado esas colecciones? Es m u y probable que, al menos parte de ellas, datasen de la é p o c a de Fernando VI, en la que se proyectó la formación de aquél y que otras fuesen remitidas en siglos anteriores por los Virreyes de nuestras antiguas colonias c o m o o b s e q u i o a la Real familia. Sea de ello lo que fuere, resulta un h e c h o la existencia en Madrid del citado material antes de adquirirse el Gabinete de Franco Dávila. Y v a m o s a escribir ahora el historial de una de las j o y a s más valiosas que realzan los espléndidos salones mineralógicos, de nuestro Museo Nacional de Ciencias Naturales. Nos referimos a los grandes trozos de marga grisácea calcárífera tapizados de abundantes y magníficos cristales de azufre y procedentes de Conil, en la provincia de Cádiz. El yacimiento, ya c o n o c i d o de tiempo atrás, se hallaba situado en una finca del Duque de Medina Sidonia, quien por los años 1 7 7 2 - 7 3 mandó extraer de allí, algunas muestras de azufre cristalizado. Importó esa operación 3 2 0 reales, pero el gasto fué inútil, porque las muestras llegaron deshechas a Madrid, con e x c e p c i ó n de solo alguna que otra. En Octubre de I 7 9 1 , recibió Clavijo una comunicación del Sr. Conde de Floridablanca, ordenándole comisionase a Molina y le diese las oportunas instrucciones, para tomar de la citada mina nuevas cantidades de dicho azufre, debiendo dirigirse al Administrador del Duque de Alba, dueño entonces de aquel terreno. Clavijo encargó a Molina que recogiese o c h o o diez cajones por tratarse de una producción que anhelan todos los Gabinetes. En Noviembre de 1 7 9 1 , partió Molina para Conil, y en M a y o del 9 2 estaban ya en el Gabinete siete cajones de azufre cristalizado, remitidos por aquél. N o dejó de hallar algunas dificultades para realizar su empresa c o m o lo prueba la siguiente carta de Clavijo al Conde de Floridablanca. « E x c m o . señor: Q u a n d o insinué a V . E. que se pidiese una porción de azufre cristalizado de Conil al señor Duque