las o c h o leguas a Madrid y entre los términos c o n o c i d o s con los nombres de Peña Redonda y Peña Orcón. Añade Gil que dicha veta aparecía de nuevo veinte pasos más arriba. Comunicóse el hallazgo al Duque de Alcudia quien dispuso que éste recogiese muestras de la citada veta, lo que llevó a c a b o en Febrero del 9 3 , aunque en pequeña escala porque la nieve impidió hacer excavaciones profundas. Repitió Gil su viaje en Junio del mismo año y entonces extrajo de dicha cantera 1 0 0 arrobas de pórfido, que pasaron inmediatamente al Gabinete madrileño. Solicitó del Ministro el barrendero Gil que aparte de abonarle los viajes, c o m o era natural, se le nombrase «Demostrador» del M u s e o , pero Clavijo hizo ver al Duque de Alcudia que no procedía tomar en cuenta semejante petición desde el m o m e n t o que para mostrar dicho establecimiento al público, bastaban los empleados ordinarios y los carteles, bien legibles, c o l o c a d o s en los objetos y tratándose de personas doctas, eran muy suficiente los Jefes para desempeñar esa misión, y que en el caso de juzgarse conveniente semejante nombramiento, lo que necesitaba el Museo era un sujeto que fuese químico, mineralogista y cristalógrafo consumado. Uno de los menesteres que ocasionaban a Clavijo más molestias era el de parar los golpes que dirigían de continuo al Gabinete y a la Hacienda muchos industriales. En Junio del 9 3 recibió Clavijo una concha que contenía varias perlas, entre ellas una bastante grande; parece que pedían por ella al R e y mucho más de su valor y aquél hubo de contestar que estaba bien pagada con cincuenta o sesenta doblones ya que, a pesar de su magnitud, adolecía de algunos defectos importantes. P o c o después llegó a manos de Clavijo una comunicación del Ministro pidiéndole su parecer y el del Lapidario del Museo, acerca de una colección de alhajas y piedras, ofrecidas a precios fabulosos por cierto individuo cuyo nombre no se cita. Clavijo contestó al Duque descubriendo Ja osadía del aventurero que había tratado de sorprenderle no sólo por el concepto dicho sino también calificando de producciones raras y preciosas objetos muy ordinarios y c o m u n e s .