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Enfermedades neurocutáneas
D. Martín Fernández-Mayoralasa, A. Fernández-Jaéna, B. Calleja-Pérezb y N. Muñoz-Jareñoc
aServicio
de Neurología Pediátrica. Hospital de la Zarzuela. Aravaca. Madrid.
Primaria. Área 4 Insalud. Madrid.
cServicio de Neurología Pediátrica. Hospital de Guadalajara. Guadalajara. España.
bAtención
Puntos clave
• Las enfermedades neurocutáneas son un grupo
muy numeroso y heterogéneo de enfermedades
que afectan a la piel y al sistema nervioso, entre
otros órganos.
• La neurofibromatosis tipo 1 es el trastorno
neurocutáneo más frecuente. La manifestación
cutánea más importante es la presencia
de manchas de color café con leche. Otros
hallazgos típicos son nódulos de Lisch, tumores
intracraneales (sobre todo el glioma de vías
ópticas) y las alteraciones esqueléticas.
• La esclerosis tuberosa se caracteriza por manchas
acrómicas y tumores benignos o hamartomas.
La epilepsia es el trastorno neurológico más característico. Pueden existir alteraciones oftalmológicas,
renales, cardíacas, pulmonares o digestivas.
• Hay otras enfermedades neurocutáneas menos frecuentes aunque importantes, como la neurofibromatosis tipo 2, el síndrome de Sturge-Weber, la hipomelanosis de Ito, el síndrome del nevo sebáceo
lineal, el síndrome de Proteus, la enfermedad de
Von Hippel-Lindau y la incontinentia pigmenti.
Las enfermedades neurocutáneas constituyen un enorme grupo de enfermedades congénitas que afectan a estructuras de
origen ectodérmico, es decir, la piel y el sistema nervioso, aunque pueden comprometer otros muchos órganos o aparatos1.
Clínicamente se caracterizan por alteraciones cutáneas, tumores benignos, malformaciones y otras alteraciones neurológicas. Hay un gran número de trastornos neurocutáneos (tabla
I). Se exponen a continuación los más comunes.
Neurofibromatosis tipo 1
La neurofibromatosis de von Recklinghausen o tipo 1 (NF1)
es una enfermedad progresiva autosómica dominante de evolución impredecible, con una incidencia aproximada de
1:2.500-3.0002. La NF1 se caracteriza por su tendencia al desarrollo de tumores benignos en cualquier parte del cuerpo.
Tabla I.
Principales enfermedades neurocutáneas
Neurofibromatosis tipo 1
Neurofibromatosis tipo 2
Complejo de la esclerosis tuberosa
Enfermedad de Von Hippel-Lindau
Melanosis neurocutáneas
Síndrome de Gorlin o del epitelioma basocelular nevoide
Síndrome del nevo epidérmico
Neoplasia múltiple endocrina tipo 2
Ataxia-telangiectasia
Incontinentia pigmenti
Hipomelanosis de Ito
Enfermedad de Cowden
Seudoxantoma elástico
Síndrome de Ehlers-Danlos
Progeria
Síndrome del Blue Rubber Bleb Nevus
Telangiectasia hemorrágica hereditaria
Angiomatosis neurocutánea hereditaria
Hemangiomas cutáneos: anomalías vasculares complejas
Enfermedad de Sturge-Weber
Síndrome de Lesch-Nyhan
Deficiencia múltiple de carboxilasas
Homocisteinuria por deficiencia de cistationina-sintetasa
Fucosidosis
Enfermedad de Menkes
Xeroderma pigmentoso, síndrome de Cockayne y tricotiodistrofia
Xantomatosis cerebrotendinosa
Adrenoleucodistrofia
Trastornos peroxisomales
Disautonomia familiar
Enfermedad de Fabry
Neuropatía axonal gigante
Síndrome de Chediak-Higashi
Lipomatosis encefalocraneocutánea
Displasia cerebelo-trigémino-dermal
Síndrome de Coffin-Siris
Proteinosis lipoide
Fibrolipoma nervioso macrodactílico
Origen genético
Se debe a una mutación en el cromosoma 17q11.2, codificante
de la proteína neurofibromina, supresor tumoral que disminuye la actividad del protooncogén Ras. La penetrancia es del
100%, pero la expresividad es muy variable2. La mutación de
novo se produce en un 50% de los casos.
Diagnóstico
En la actualidad hay disponibles nuevas técnicas para detectar
mutaciones en el gen NF1, importantes para el diagnóstico prenatal de NF1. No obstante, y en espera de una implantación más generalizada de dichas técnicas, el diagnóstico se basa en las alteraciones clínicas, de las que se han seleccionado diversas para constituir diversos criterios diagnósticos, de los que se señalan los del
US National Institutes of Health Consensus, 1988 (tabla II).
No todas las manifestaciones son evidentes durante los
primeros años de vida. Por ello, es importante en lactantes,
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Tabla II. Criterios diagnósticos de la neurofibromatosis tipo 1.
Precisa al menos 2 criterios para el diagnóstico
Seis o más manchas café con leche de 1,5 cm o mayores en individuos
pospuberales y de 0,5 cm o mayores en prebuberales (criterio de Crowe)
Dos o más neurofibromas de cualquier tipo o uno o más neurofibromas
plexiformes
Pecas en las axilas y/o las ingles
Glioma de las vías ópticas
Dos o más nódulos de Lisch (hamartomas benignos del iris)
Una lesión ósea distintiva (displasia del esfenoides o displasia o
adelgazamiento de la cortical de hueso largo)
Un familiar en primer grado con neurofibromatosis tipo 1
que a menudo sólo tienen manchas café con leche como único hallazgo, reconocer otras que puedan ir apareciendo, especialmente aquéllas compatibles con los criterios diagnósticos3. La resonancia magnética (RM) cerebral potenciada en
T2 puede mostrar lesiones hiperintensas en un 70% de niños conocidas como UBO (unidentified bright objects)4.
Estas lesiones son benignas, predominan en los ganglios basales y suelen ir desapareciendo poco a poco después de la
adolescencia. No están asociadas a déficit focales ni con la
gravedad de la enfermedad, aunque tal vez con alteraciones
cognoscitivas2,3.
Manifestaciones cutáneas
Lo habitual es que las manchas café con leche se detecten en
los primeros meses de vida, aumentando su número y pigmentación con el tiempo, pudiendo aparecer en cualquier localización salvo plantas y palmas (fig. 1). Con el tiempo aparecen a modo de pecas en la región axiloinguinal. El 25% de
la población normal puede tener una o 2 manchas café con
leche3.
Figura 1. Manchas café con leche en paciente
con neurofibromatosis tipo 1.
Los neurofibromas cutáneos casi nunca están presentes al
nacimiento. Suelen aparecer durante la pubertad, tendiendo a
aumentar en tamaño y en número con la edad. Son tumores
benignos que derivan de la vaina del nervio periférico. Pueden
producir prurito, dolor local y deformidades4.
Los neurofibromas, cuando se extienden por todo un plexo
nervioso o por varios fascículos o ramas de un nervio se llaman plexiformes, pudiendo engrosar el tejido circundante y
producir deformidades. Pueden aparecer en estructuras profundas, tales como el mediastino o el retroperitoneo. El tratamiento es fundamentalmente quirúrgico. Excepcionalmente
se transforman en malignos.
Manifestaciones oculares
Los nódulos de Lisch son hamartomas benignos del iris que no
producen problemas clínicos y que se pueden observar con
lámpara de hendidura. Su presencia es más rara en el lactante
(22%) que en el adulto (96%).
Otros tumores asociados
El glioma de las vías ópticas tiene una incidencia de un 15%
en la NF1. Se trata de un tumor benigno de lenta o nula progresión (y a veces regresión). El tratamiento es expectante la
mayoría de las veces bajo control de potenciales evocados visuales y RM.
Pueden aparecer otros tumores del sistema nervioso central, especialmente astrocitomas (más raramente meningiomas, ependimomas y otros), así como enfermedades malignas
no neurológicas, como la leucemia o el feocromocitoma.
Otras anomalías
Entre las anomalías neurológicas destacan la macrocefalia
(casi siempre benigna) y rara vez por hidrocefalia (obstrucción del acueducto de Silvio), problemas de aprendizaje
(mucho más frecuente por trastorno por déficit de atención
por hiperactividad que por retraso mental), convulsiones y
otras.
Otros trastornos que pueden estar presentes en estos pacientes son talla baja, defectos vertebrales, escoliosis, displasia del ala del esfenoides y displasia congénita de la tibia.
Variantes clínicas
– Síndrome de Watson: múltiples manchas café con leche, retraso mental, talla baja, y estenosis valvular pulmonar. Es una
variante alélica de la NF13.
– Variante grave de NF1 que incluye múltiples neurofibromas de comienzo temprano y facies dismórfica.
– Síndrome de neurofibromatosis-Noonan: NF1 que asocia
hallazgos similares al síndrome de Noonan (talla baja, malformaciones craneofaciales, cardíacas y cierto parecido al síndrome de Turner). En ocasiones se debe a mutaciones del gen
NF1. No se detecta la mutación del gen PTPN11, causante de
más del 50% de los Noonan aislados.
– Neurofibromatosis espinal: familias con neurofibromas espinales, mostrando un espectro muy limitado de síntomas de
NF1. Parece deberse a mutaciones del gen NF1.
– Neurofibromatosis intestinal: presencia de múltiples neurofibromas intestinales.
– Manchas café con leche familiares: no presentan otros criterios diagnósticos de NF1.
Por lo demás, son niños normales.
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Manejo y tratamiento de la neurofibromatosis 1
Son esenciales la historia clínica, los antecedentes y la exploración minuciosa, incidiendo en el examen neurológico, dermatológico, traumatológico y oftalmológico. Se requiere un
enfoque multidisciplinar.
estudio genético2. El tratamiento debe ser multidisciplinar. El
tratamiento de los tumores es esencialmente conservador, pero puede ser necesaria la cirugía.
Complejo de esclerosis tuberosa
(enfermedad de Bourneville)
Neurofibromatosis tipo 2
Es una enfermedad autosómica dominante infrecuente2. La
característica de la NF2 es la tendencia al desarrollo de múltiples tumores. El más característico es el schwannoma del octavo nervio craneal, que suele ser bilateral2.
Origen genético
El gen de la NF2 está ubicado en el cromosoma 22q11.22, que
codifica una proteína supresora tumoral denominada merlina
(o schwannomina), por lo que su mutación produce un aumento de la proliferación celular2. Las mutaciones de novo
son las más frecuentes en neuropediatría.
Criterios diagnósticos
Los criterios diagnósticos de Manchester (es necesario uno de
los 4 criterios) son adecuados para el diagnóstico5:
– Masas bilaterales del octavo nervio craneal observables
por neuroimagen.
– Un familiar de primer grado con NF2 que tenga el tumor
del octavo nervio o 2 de los siguientes: meningioma, schwannoma, glioma, neurofibroma u opacidad lenticular subcapsular
posterior.
– Schwannoma vestibular unilateral y 2 de los siguientes:
meningioma, schwannoma, glioma, neurofibroma u opacidad
lenticular subcapsular posterior.
– Meningiomas múltiples (2 o más) y schwannoma vestibular unilateral o 2 de los siguientes: schwannoma, glioma, neurofibroma o catarata.
Manifestaciones clínicas
Los adultos suelen comenzar con síntomas del octavo par
(pérdida auditiva, acufenos o alteraciones del equilibrio). Los
niños a menudo inician con tumores en otros pares craneales
(por ejemplo, con una parálisis facial) y síntomas no vestibulares (derivados de una afectación oftalmológica, espinal, cutánea, por un meningioma y otras)2.
El schwannoma del octavo nervio craneal se origina del nervio vestibular. Es un tumor benigno de crecimiento variable.
La malignización es rara. La RM con contraste muestra los
schwannomas en los ángulos pontocerebelosos2. Puede afectarse cualquier otro nervio intracraneal con fibras sensitivas.
Los meningiomas pueden encontrarse en cualquier localización intracraneal o intrarraquídea. Puede haber otros tumores
espinales. Respecto a los tumores cutáneos, son placas hiperpigmentadas o nodulares de origen nervioso. Pueden observarse manchas café con leche menos numerosas y más pequeñas que en la NF1. La patología oftálmica es muy frecuente,
en particular las cataratas subcapsulares o corticales.
Diagnóstico y tratamiento
Son precisas una exploración neurológica, oftalmológica y dermatológica completas, una audiometría y una RM craneoespinal con contraste. En algunos casos está justificado realizar un
El complejo de esclerosis tuberosa (CET) es un trastorno multisistémico autosómico dominante que afecta a órganos tan variados como el cerebro, la piel, los riñones, los ojos y el corazón,
y que se caracteriza por producir múltiples tumores benignos.
La gravedad del CET es muy variable. Su tríada clásica es:
angiofibromas faciales, retraso mental y convulsiones. La prevalencia es de 1/10.000-1/30.0006. Dos tercios de los casos no
tienen historia familiar y son mutaciones de novo. Se han
identificado mutaciones en 2 genes diferentes: TSC1, en el
cromosoma 9q34, y TSC2, en el cromosoma 16p13.3. TSC1
codifica una proteína llamada hamartina, cuya principal función parece ser la de formar complejos con la proteína tuberina, codificada por el gen TSC2. Este complejo funciona como
un supresor tumoral. Si ninguno de los padres reúne criterios
de CET, el riesgo de tener otro niño con CET es del 1-2%6.
Los criterios diagnósticos del CET se basan en un consenso
internacional realizado en 19986 (tabla III):
– Diagnóstico cierto: aquellos que tuviesen 2 criterios mayores o uno mayor más 2 menores.
– Diagnóstico probable: aquellos que tuviesen un criterio
mayor más uno menor.
– Diagnóstico posible: aquellos que tuviesen un criterio mayor o dos menores.
Es posible no encontrar hallazgos típicos en lactantes, por
lo que el diagnóstico se realizará según vaya mostrando nuevos signos. Con los métodos actuales de pruebas moleculares,
cuyo uso se irá incrementando en el futuro, es posible detectar el 60-80% de los pacientes. La utilidad de estas pruebas es
máxima en el diagnóstico prenatal6.
La mayoría de los pacientes con CET presenta algún tipo de
anormalidad neurológica. La presencia de hamartomas (túberes corticales), nódulos subependimarios y astrocitomas de
células gigantes provocan las alteraciones neurológicas más
importantes del CET. La MRI con recuperación de la inversión
con atenuación de flujo (FLAIR) parece ser la técnica más
sensible para la detección de túberes6.
Las convulsiones son frecuentes (80%) en el CET. Con frecuencia aparecen en lactantes, siendo las más frecuentes las
crisis parciales y los espasmos infantiles. La evaluación y tratamiento en el CET es similar a la de los demás niños con epilepsia. La vigabatrina suele usarse como tratamiento de elección
en el caso de los espasmos infantiles, a pesar de sus efectos secundarios sobre los campos visuales, ya que es particularmente
eficaz6. La tuberectomía puede usarse en pacientes seleccionados. Un 50% de los pacientes presenta retraso mental, generalmente asociado a un comienzo temprano de las crisis comiciales. Asimismo, algunos pacientes presentan autismo.
Las lesiones cerebrales más típicas son los túberes corticales
y los nódulos subcorticales. El astrocitoma subependimario de
células gigantes es una verdadera neoplasia benigna (aunque
raramente puede malignizarse) de lento crecimiento. Puede
producir hidrocefalia, por lo que deben realizarse RM seriadas
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Tabla III. Criterios diagnósticos del complejo de esclerosis
tuberculosa
Criterios mayores
Tres o más máculas hipomelanóticas
Angiofibromas faciales o placas frontales
Fibromas ungueales o periungueales no traumáticos
Linfangioleiomiomatosis
Angiomiolipoma renal
Rabdomioma cardíaco
Hamartomas nodulares retinianos múltiples
Túberes corticales
Nódulos subependimarios
Astrocitoma subependimario de células gigantes
Placas de Shagreen (nevo de tejido conectivo)
Criterios menores
Quistes renales multiples
Hamartomas no renales
Fibromas gingivales
Múltiples marcas en el esmalte dentario distribuidas al azar
Quistes óseos
Lesiones cutáneas en confeti (múltiples máculas hipomelanóticas de 1- 2
mm)
Pólipos rectales hamartomatosos
Placas acrómicas retinianas
Líneas de migración radial en la sustancia blanca cerebral
para monitorizar su crecimiento. Otro hallazgo de RM son lesiones lineales perpendiculares a la corteza cerebral desde la zona
subependimaria. Son un trastorno de la migración neuronal6.
Hallazgos cutáneos
Los más frecuentes son:
– Máculas hipomelanóticas: más del 90% de los afectados
las presentan.
– Angiofibromas: suelen aparecer en las mejillas poco antes
de la pubertad. Se parecen al acné (fig. 2).
– Otras: las placas frontales y de Shagreen son lesiones localizadas en la frente y en la región lumbar, respectivamente
(fig. 3). Los fibromas en las uñas son muy típicos del CET.
Otras manifestaciones clínicas
Las manifestaciones oftalmológicas más frecuentes son los hamartomas retinianos. Respecto a las manifestaciones cardiovasculares, son típicos los rabdomiomas cardíacos, que pueden detectarse prenatalmente por ecografía y suelen demos-
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Hipomelanosis de Ito
(incontinentia pigmenti achromians)
Es un proceso de carácter esporádico. En ocasiones, se dan
alteraciones cromosómicas, especialmente mosaicismos y
translocaciones en diversos cromosomas (2, 8, 12, 18 y otros).
Los análisis cromosómicos deben realizarse preferentemente
en cultivos de queratinocitos, debido al elevado número de
falsos negativos en los cultivos de linfocitos y fibroblastos. Se
han descrito herencias autosómicas recesivas o dominantes e
incluso ligadas al cromosoma X.
Se manifiesta esencialmente por la presencia de lesiones
hipopigmentadas en la piel, especialmente del tronco y extremidades, pero también en otras regiones, habitualmente
sin pasar la línea media siguiendo las líneas de Blaschko8. En
menos de un 50% de casos existen complicaciones neurológicas, en especial retraso mental o trastorno por déficit de
atención con hiperactividad9 y epilepsia, en ocasiones con alteraciones de la RM (alteraciones de sustancia blanca, trastornos de migración neuronal, hipoplasia cerebelosa y
otros). Las alteraciones extraneurológicas asociadas son
múltiples (como lo es la etiología), entre otras las oculares,
cardíacas, musculoesqueléticas, malformaciones menores
morfológicas y genitales8.
Incontinencia pigmenti
(síndrome de Bloch-Sulzberger)
Es una rara enfermedad hereditaria que afecta casi exclusivamente al sexo femenino transmitida con herencia dominante
Figura 3. Placa de Shagreen.
Figura 2. Angiofibromas faciales.
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trarse en los lactantes como lesiones hiperecogénicas en el tabique interventricular (fig. 4). Lo normal es que sean asintomáticos6. Finalmente, destaca el angiomiolipoma renal. Otras
son los quistes, los hamartomas y los linfangiomas.
Para el diagnóstico del CET, el examen físico debe ser minucioso. La exploración neurológica y dermatológica es fundamental, así como la oftálmica. Ante la sospecha de CET debe realizarse una RM, un electroencefalograma y ecografía renal y cardíaca. El resto de estudios depende de los hallazgos
clínicos7.
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ligada al cromosoma X. El gen afectado se ubica en la región
Xq28. Entre los hallazgos físicos de la enfermedad se observa
afectación de piel y anejos, oftalmológica y del sistema nervioso central10. En la afectación cutánea se distinguen 4 fases
evolutivas:
– Eritematosa, inflamatoria y vesiculosa: se caracteriza
por aparición de lesiones urticariformes lineales vesiculosas
al nacimiento o lactancia de pocas semanas o meses de duración.
– Verrucosa: no es constante. Aparecen pústulas, costras e
hiperpigmentación. Dura meses.
– De hiperpigmentación: lesiones con pigmentación parda
de meses de duración.
– Fase de atrofia: en adolescentes y adultos. Zonas pálidas,
y, en el cuero cabelludo, alopecia11.
En ocasiones, se observan anomalías oftalmológicas (y de
otros órganos) diversas. Se han descrito convulsiones, retraso
mental y/o del desarrollo y otras alteraciones neurológicas. El
diagnóstico es clínico, aunque puede realizarse el test genético11.
dal) con o sin glaucoma asociado. El angioma leptomeníngeo
puede afectar a la región parietal y/u occipital, a todo un hemisferio cerebral o ambos12. Las crisis convulsivas (con frecuencia resistentes al tratamiento) son la norma, y el retraso
mental, frecuente. En los casos de epilepsia rebelde se aconseja lobectomía o hemisferectomía funcional tempranos. Pueden observarse otras afectaciones neurológicas (hemiparesia,
hemianopsia homónima, etc.). La RM con contraste es la técnica de imagen de elección13.
Enfermedad de Von Hippel-Lindau
Es un proceso multisistémico autosómico dominante cuyo gen
se ubica en el cromosoma 3p2514. Es típico el hemangioblastoma de la retina. Otras manifestaciones son los quistes renales, pancreáticos, del epídidimo, así como tumores renales y
suprarrenales. Algunos los pacientes asocian un hemangioblastoma intracraneal, generalmente cerebeloso, visible en la
RM con contraste. Se puede determinar si los miembros de
una familia son portadores del gen responsable del proceso,
que actúa como supresor tumoral14.
Síndrome de Sturge-Weber
(angiomatosis encefalotrigeminal)
Nevo sebáceo lineal
Es una enfermedad que puede implicar afectación cerebral,
ocular y facial12. Se trata de un trastorno congénito habitualmente esporádico. La lesión cutánea facial característica consiste, por tanto, en un nevo angiomatoso tipo “mancha en vino
de Oporto” o nevus flameus, con mayor frecuencia unilateral
(la biteralidad indica un mal pronóstico), afectando a la primera y segunda rama del trigémino9. A este nivel hay subyacente un angioma leptomeníngeo. Está presente desde el nacimiento. Puede haber una afectación ocular (angioma coroi-
Se caracteriza por el nevo sebáceo de Jadassohn, convulsiones
y retraso mental. Además, puede encontrarse un amplio espectro de afectaciones neurológicas, oftalmológicas, esqueléticas, urogenitales y cardiovasculares. Es un trastorno esporádico habitualmente no hereditario. El diagnóstico es clínico. Se
ha descrito hemiparesia o tetraparesia espástica y hemianopsia o ceguera cortical debido a anomalías imprecisas estructurales de cerebro y cráneo: ventriculomegalia unilateral, hemimegalencefalia y hemimegacráneo1.
Figura 4. Dos rabdomiomas cardíacos en septo
interventricular (aparecen como 2 imágenes
hiperecogénicas).
Síndrome de Proteus
Es un raro trastorno congénito que provoca un crecimiento
exagerado de múltiples tejidos. Este hipercremiento puede
afectar a piel, tejido subcutáneo, tejido conectivo (incluyendo
hueso), sistema nervioso central y vísceras. Las complicaciones incluyen, entre otras, deformidades esqueléticas progresivas, lipomas y otros tumores, así como trombosis venosas profundas7. Las bases genéticas son todavía desconocidas y los
casos suelen ser esporádicos (mutación de novo). La presencia de nevos de tejido conjuntivo plantares o palmares es muy
característica. Los crecimientos desproporcionados son generalmente asimétricos, y afectan sobre todo a las extremidades15. J
Bibliografía
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Bibliografía comentada
Curatolo P. Tuberous sclerosis complex. From basic science to
clinical phenotypes. En: Curatolo P, editor. International Review
Of Child Neurology Series. Londres: Mac keith Press; 2003. p. 1314.
Libro acerca de la esclerosis tuberosa escrito de forma sencilla
y magistral por un reconocido experto en esta enfermedad.
Imprescindible para todos aquellos que quieran profundizar en
sus conocimientos acerca de este proceso patológico. Se
ofrece una inmensa cantidad de datos actualizados y de
fuentes bibliográficas.
Ferner RE. Neurofibromatosis 1 and neurofibromatosis 2: a
twenty first century perspective. Lancet Neurológico. 2007; 6:
340-51.
Recientísima revisión de la neurofibromatosis tipo 1 y tipo 2. En
ella abundan los detalles acerca de los avances en cuanto a
genética, de forma inteligible para el médico general, que se
han producido en los últimos años. El autor no se olvida de
realizar un exhaustivo repaso de las principales características
clínicas y de neuroimagen de ambas enfermedades. También
se ofrecen numerosas tablas y algoritmos que hacen más
interesante su lectura.
Gómez MR. Enfermedades neurocutáneas. En: Fejerman N,
Fernández-Álvarez E, editores. Neurología pediátrica (2.a ed).
Buenos Aires: Ed. Panamericana; 1997. p. 398-419.
Excelente y amplio capítulo en castellano sobre los trastornos
neurocutáneos de un libro esencial en la especialidad de
neurología infantil. El autor es un reconocido especialista en
este tipo de enfermedades. En el mismo se realiza una revisión
sencilla y accesible de las enfermedades neurocutáneas más
prevalentes en nuestro medio. De igual forma, se ofrece una
iconografía numerosa relevante para cualquier médico o
estudiante de medicina que quiera profundizar más en el
estudio de las enfermedades neurocutáneas.
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