II Foro Técnico Regional sobre Reasentamiento de Población Banco Mundial – Banco Interamericano de Desarrollo Bogotá DC, Colombia - Mayo 25-27, 2005 NOTAS SOBRE TRES PROYECTOS HIDROELECTRICOS John Renshaw – BID/PRI ANTECEDENTES El presente estudio pretende ofrecer una comparación de algunos conceptos básicos que fueron aplicados en tres proyectos hidroeléctricos en el Brasil financiados por el Departamento del Sector Privado (PRI) del Banco Inter-Americano de Desarrollo (BID). El alcance del estudio se limita a la discusión de los conceptos básicos y no pretende ofrecer una evaluación más detallada de los programas de reasentamiento. Los tres proyectos: Dona Francisca, Cana Brava y Campos Novos representan la última generación de proyectos hidroeléctricos en Brasil: son proyectos del sector privado, de mediano porte, y fueron aprobados por el BID después de haberse aprobado la Política sobre Reasentamiento (Política Operacional OP-710 de agosto de 1998). Dona Francisca Dona Francisca tiene una capacidad instalada de 125MW y está situado sobre el Río Jacuí en el centro del Estado de Río Grande do Sul, a unos 40 kilómetros aguas abajo de la represa de Itaúba. Fue el quinto proyecto sobre el Río Jacuí y el proyecto original fue diseñado hace más de 30 años atrás. Así la población afectada vivía durante muchos años con la expectativa de ser reasentada. En 1997 la obra fue concesionada por 35 años al Consorcio Dona Francisca Energética SA (DFESA) que en aquel entonces comprendía las tres agencias estatales de energía eléctrica del sur del Brasil (CEEE, CELESC y COPEL) y las empresas privadas Gerdau SA, Inepar Energía SA y Desenvix SA. Construcción de la represa comenzó en agosto de 1998. Se inició el llenado del embalse en noviembre de 2000 – con gran dificultad ya que una parte de la población afectada tuvo que mudarse a viviendas temporarias. El proyecto entró a funcionar a principios de 2001 y fue oficialmente inaugurado en mayo de 2001. El proyecto fue aprobado por el Directorio del BID en diciembre de 2000: el costo total fue de US$ 118 millones y el financiamiento del BID comprendía un préstamo de US$ 16 millones de capital ordinario y un préstamo sindicado de US$ 25 millones. El embalse cubre un total de 1.895 hectáreas en seis municipios y, de acuerdo a la información disponible durante el análisis del proyecto, afectó un total de 510 propiedades: 409 directamente afectada por el embalse y el área de preservación permanente (APP) de 100m, y 101 que perdieron el acceso. El censo de 1997 identificó un total de 484 familias de propietarios afectadas: 402 que residían en el área del embalse y 82 que no residían pero que tenían tierras dentro del área afectada. La población afectada comprendía en su mayoría pequeños propietarios, de origen alemán e italiana, cuyos antepasados poblaron el centro de Río Grande do Sul a fines del siglo 19 y principios del siglo 20. Se dedicaban a la agricultura de renta – principalmente de tabaco, maíz y poroto, así como cultivos de subsistencia (maíz, mandioca, caña de azúcar) y algún ganado (vacas lecheras, chanchos, gallinas). De las 510 propiedades, 117 (23%) tenían menos de 5 hectáreas, 268 (52%) de 5-20 hectáreas, 117 (23%) de 20-50 hectáreas y 8 (2%) tenían 50-100 hectáreas. El valle del Río Jacuí es angosto, con mucha área de laderas; así en la mayoría de los casos solo una pequeña parte de la propiedad era apta para la agricultura. En la concesión original el gobierno del Estado de Río Grande do Sul asumió responsabilidad por los programas de compensación y reasentamiento. Sin embargo, debido a la falta de recursos en las instituciones estatales (CEEE – la empresa eléctrica estatal y la Secretaría de Agricultura, luego GRAC – el Gabinete de Reforma Agraria y Cooperativismo) el Gobierno de Estado firmó dos acuerdos con DFESA, en los cuales CEEE y DFESA iban dividir los costos de compensación y el Gobierno de Estado (Secretaria de Agricultura) iba asumir la responsabilidad de implementar los programas de reasentamiento. Posteriormente, DFESA tuvo que adelantar más fondos para el programa de reasentamiento – inclusive usando recursos del préstamo del BID, que actualmente se está devolviendo con la venta de la energía que corresponde al CEEE. Al final, se reasentaron alrededor de 360 familias: 85 en lotes individuales durante la primera fase del programa (hasta 2000), 205 en reasentamientos rurales colectivos durante la segunda fase (2000/02) y 70 en lotes individuales en la última fase (2003/04). Cana Brava Cana Brava está situada sobre el Río Tocantins, en el Estado de Goiás, aguas abajo de la represa de Serra da Mesa, y fue el segundo de una serie de usinas que están previstos para el Río Tocantins: las otras usinas son Estreito (en construcción), São Salvador (estudios previos) y Peixe (en estudio). Cana Brava tiene una capacidad instalada de 450MW. Los primeros estudios de factibilidad fueron realizados en los 1970s y el diseño final fue elaborado por FURNAS, empresa eléctrica pública, en 1984. En marzo 1998 la obra fue concesionada a Tractebel Brasil Limitada, que estableció una empresa especial, Companhia Energética Meridional (CEM) para implementar el proyecto. Se inició la construcción en mayo 1999 con la previsión de llenar el embalse en julio de 2002. En realidad se adelantó el cronograma y se inició el llenado del embalse en enero de 2002. En septiembre de 2002 se descubrió un error en el cálculo de la cota final: el agua llegó a 67cms más allá de la cota de 333m originalmente prevista. Así se tuvo que renegociar la compensación de todas las propiedades ya afectadas, más varias propiedades urbanas adicionales que no habían sido afectadas a la cota original (333msnm + 30m APP). El costo total del proyecto fue de US$ 426 millones: el financiamiento del BID comprendía un préstamo de US$ 75 millones de capital ordinario y un préstamo sindicado de US$ 85,2 millones. El área afectada cubre 13,900 hectáreas en tres municipios: Minaçu, Cavalcante y Colinas do Sul. El área incluye parte de dos barrios de la ciudad de Minaçu: Río Bonito y la Vila Manchester. De acuerdo a los datos del censo, realizado entre marzo y septiembre de 1999 (a la cota de 333msnm), unos 222 propiedades rurales y 30 propiedades urbanas iban ser afectadas. Posteriormente, el número de propiedades urbanas aumentó. En términos de población, se estimó que unas 258 familias iban ser afectadas: 111 propietarios rurales, 115 no propietarios rurales, 25 propietarios urbanos y 7 no propietarios urbanos.1 Las familias afectadas pertenecían a varios grupos sociales diferentes. En el área rural los grupos eran: x x x Los dueños de propiedades ganaderas grandes y medianas (fazendeiros): había 74 propiedades afectadas de 50-500 hectáreas y 9 de 500 hectáreas o más (algunos vivían o mantenían casas en Minaçu, otras vivían en sus propiedades) Propietarios de pequeños establecimientos ganaderos (mayormente con derechos de posesión): había 90 propiedades de 10-50 hectáreas Propietarios (mayormente con derechos de posesión) de pequeñas propiedades en las cuales se realizaban actividades de agricultura de subsistencia y ganadería. Se identificaron 14 propiedades de <1 hectárea y 33 de 1-10 hectáreas; el último grupo incluye algunas propiedades peri-urbanas 1 Los propietarios urbanos generalmente tenían derechos de posesión. Los no propietarios comprendían los arrendatarios, medianeros y trabajadores rurales, y en el área urbana los usufructuarios (parientes) e inquilinos. 2 x No propietarios. Algunas familias residían en forma permanente en las fazendas; otras mantenían sus familias en Minaçu o en pequeños pueblos, como Vila Vermelho y Vila Burití, que no fueron directamente afectados por el embalse. Los trabajadores detectados por el censo que no residían en forma permanente típicamente vivían de una estrategia múltiple, combinando agricultura de subsistencia, trabajo asalariado en el área rural y/o en la ciudad y otras actividades, como la minería artesanal (garimpo). En el área urbana la población afectada principalmente constituía la población pobre que ocupaba lotes situadas al margen de los arroyos urbanos. Sin embargo, el embalse también afectó algunas propiedades medianas (chácaras urbanas) situadas en la periferia de Minaçu. CEM asumió toda la responsabilidad para la compensación y reasentamiento de la población directamente afectada. Campos Novos Campos Novos tendrá una capacidad instalada de 880MW y está situada sobre el Río Canoas en el Estado de Santa Catarina, en el sur del Brasil. Cuando se termina el proyecto, la represa será el más alto de su tipo en el país. Campos Novos es el cuarto proyecto situado sobre el Alto Río Uruguay y sus afluentes: los otros tres son Itá, Machadinho y Barra Grande, y se están por terminar los estudios de un quinto proyecto, Foz de Chapecó, situado aguas abajo de Itá. Los estudios iniciales fueron realizados en los 1970/80s y el proyecto fue diseñado entre 1990/96. En 1998 el proyecto fue concesionado a ENERCAN, un consorcio que incluye, entre otros, el grupo VBC y las tres empresas estatales del sur de Brasil (COPEL, CELESC, CEEE). El contrato de concesión fue firmado en mayo 2000. Se inició de construcción en agosto 2001 y se tiene previsto comenzar el llenado del embalse a fines de septiembre de 2005. El proyecto fue aprobado por el Directorio del BID en julio 2004. El costo total del proyecto está estimado en unos US$ 464,5 millones; el financiamiento del BID comprende un préstamo de US$ 75 millones de capital ordinario. La ubicación del proyecto es tal que los impactos del proyecto son relativamente limitados en relación a su capacidad instalada. Inmediatamente encima de la represa el Río Canoas corre dentro de un valle angosto, de tipo cañón y el valle solo abre a unos 20 kilómetros aguas arriba. En total el área directamente afectada por el proyecto comprende 5.008 hectáreas: 663 hectáreas para la usina, 2.592 hectáreas para el embalse (excluyendo las 873 hectáreas que corresponde al lecho del río actual) y 1.753 para el área de preservación permanente (APP) – un área variable, de 30m en los lugares intervenidos y 100m en áreas con cobertura de bosque existente. El proyecto afecta 4 municipios, de los cuales dos fueron afectados por Machadinho y uno, Anita Garibaldi, por Machadinho y Barra Grande. El proyecto afecta un total de 362 propiedades, todas en el área rural, y hasta ahora unas 273 familias o personas fueron aprobadas como elegibles para el programa de reasentamiento. La población afectada comprende pequeños propietarios de origen alemán e italiano, que se dedican a la producción de maíz y poroto, en algunos casos soja o caña de azúcar, a la producción ganadera, principalmente vacas lecheras y en las propiedades más grandes a la explotación forestal, principalmente de pinos. En los municipios afectados el 40% de las propiedades son de 10 hectáreas o menos, el 53% son de 10-100 hectáreas y solo el 7% son de más de 100 hectáreas. En el área directamente afectada las propiedades 3 generalmente son menores.2 En los últimos años la población de los municipios afectados se ha ido disminuyendo, debido a la falta de oportunidades económicas. ENERCAN ha asumido la responsabilidad de indemnizar y reasentar la población afectada por el proyecto. La empresa apoyó la formación de un Consejo de Negociación para representar a la población afectada. El Consejo cuenta con 24 representantes – 6 de cada municipio afectado, y fue formalmente constituido en octubre 2001. En enero de 2002 ENERCAN y el Consejo firmaron un convenio que establece los criterios y beneficios del programa de reasentamiento. Sin embargo, el Movimiento de Afectados (MAB en sus siglas portuguesas) no acepta la legitimidad del Consejo y está presionando ENERCAN para aceptar una serie de demandas, entre ellas el reasentamiento de 194 casos adicionales que no fueron enumerados y/o no aceptados como público de reasentamiento de acuerdo a los criterios establecidos en el acuerdo. Resumen Los siguientes cuadros resumen la información sobre las áreas y familias afectadas por los tres proyectos. Cuadro 1. Comparación de las áreas afectadas Proyecto Dona Francisca Cana Brava Campos Novos Capacidad Instalada 125MW 450MW 880MW Área Afectada (has.) 1.895 13.900 3.500 Hectáreas/MW 15,16 30,88 3,98 Cuadro 2. Comparación del número estimado de familias afectadas Proyecto Dona Francisca Cana Brava Campos Novos Capacidad Instalada 125MW 450MW 880MW Familias Afectadas 710 258 499 Familias/MW 5,68 0,57 0,57 Criterios para la adquisición de las propiedades Los proyectos hidroeléctricos afectan algunas propiedades en forma total y otras en forma parcial. La proporción de propiedades totalmente y parcialmente afectadas responde al tamaño de las propiedades. Si las propiedades son pequeñas, un mayor porcentaje de propiedades serán totalmente afectadas. Sin embargo, si las propiedades son grandes o medianas, un porcentaje pequeño serán totalmente afectadas. En el caso de Campos Novos, por ejemplo, de las 354 propiedades afectadas por el embalse y el APP, solamente 15 están situadas totalmente dentro del área del embalse/APP. Una de las grandes diferencias entre los proyectos fue la manera de distinguir las propiedades que podían ser totalmente adquiridas de aquellas que serían parcialmente adquiridas, donde solo se adquirió el área afectada por el embalse y APP. Es de notar que en los tres proyectos, los dueños de las propiedades privadas siempre tenían la opción de quedar con el área restante y los decretos de utilidad pública se refirieron solamente a las áreas afectadas por el embalse y APP. Es de notar que en los casos que pasaron a la 2 En las áreas altas de Campos Novos, fuera del valle del Río Canoas hay propiedades grandes dedicadas a la producción de soja en forma mecanizada. Este tipo de producción prácticamente no existe en el área afectada por el proyecto. 4 justicia el depósito judicial representa el valor estimado del área directamente afectada, independientemente de si fuera clasificado como “totalmente” o “parcialmente” afectada. Es de notar que en el caso de Cana Brava, CEM solo compró 30m del APP de las propiedades parcialmente afectadas y luego, en el área rural, pagó el mismo precio por la restricción de uso sobre los otros 70m, que constaba en la escritura como parte de la propiedad del dueño original. Los criterios aplicados fueron los siguientes: x En Dona Francisca CEEE/DFESA estuvieron dispuestos a adquirir la totalidad de cualquier propiedad afectada, aún si el área afectada era muy pequeña x En Cana Brava CEM adquirió la totalidad de una propiedad rural si el embalse/APP afectó el 70% del área total, si el área restante era de 10 hectáreas o menos, o si el dueño podía demostrar que el área restante quedó inviable. En la práctica nunca se aplicó el último criterio. Tampoco se aplicó el criterio del área restante de 10 hectáreas en el área urbana y peri-urbana: aquí solamente se adquirió el área total de lotes que fueron afectados en 70%, y de propiedades donde la casa – pero no las otras estructuras como la cocina o el baño, fue afectada. x En Campos Novos ENERCAN adquirió la totalidad de una propiedad afectada si el área restante quedó inviable y si el propietario no tenía otra propiedad viable. El criterio de viabilidad está basado en el concepto de “módulo rural” que se aplica en los programas de reasentamiento: un mínimo de 17 hectáreas, de las cuales 10 hectáreas deben ser aptas para la agricultura, con un área mayor para familias con mayor fuerza de trabajo. Si la propiedad era menor que el módulo mínimo la empresa compró toda el área si alguna parte de los cultivos fue afectada y si el propietario no tenía otra propiedad viable. En cuanto a los impactos es importante señalar que en los tres proyectos no hay ni un solo dueño que voluntariamente escogió la opción de indemnización parcial. Como resultado, en Dona Francisca, en la parte más alta del embalse, cerca de Itaúba, CEEE y DFESA adquirieron propiedades que tenían solo áreas muy pequeñas afectadas – las áreas de cultivos y las casas estuvieron situadas en la planicie alta, lejos del río. Esto no solamente aumentó el costo de la obra, pero dejó las empresas con áreas sobrantes y fomentó la emigración fuera de la región. Sin embargo, al final las áreas más productivas fueron utilizadas para reasentar familias no propietarias; otras áreas fueron utilizadas para formar un área protegida. En Campos Novos las autoridades de los cuatro municipios insistían en la necesidad de desincentivar la emigración. El concepto de viabilidad fue diseñado para evitar la adquisición innecesaria de propiedades rurales. Se realizaron estudios de casos de cada propiedad; sin embargo, en algunos casos los dueños afectados no proporcionaron datos verídicos sobre las otras propiedades que tenían. Actualmente 3 de los 25 casos que están en disputa en la justicia se refieren a propiedades para las cuales los dueños piden indemnización total. En Cana Brava los criterios fueron más fáciles de aplicar, pero tuvieron impactos negativos. Las evaluaciones contratadas por la CEM indican que pocos propietarios lograron utilizar su compensación para adquirir otras propiedades: algunos usaron el dinero para pagar sus deudas con usureros locales, otros compraron casas en la ciudad o repartieron el dinero entre sus hijos. Varios propietarios señalaron que perdieron las mejores tierras – las tierras planas y pequeñas várzeas situadas al lado del río, y quedaron con las áreas más pobres. En otros casos tuvieron problemas de acceso. En el área urbana se dieron casos de pequeños lotes urbanos que perdieron más de la mitad de su área al APP. Los residentes tuvieron que quedarse en áreas degradadas, viviendo a pocos metros del agua estacionada del embalse. 5 En base a estas experiencias se puede ofrecer las siguientes recomendaciones tentativas: x Los criterios para definir las propiedades “totalmente” y “parcialmente afectadas” deben adecuarse a la realidad del proyecto y de la región. No hay una norma general que puede aplicarse a la diversidad de las situaciones encontradas x En el área rural es deseable evitar la adquisición innecesaria de propiedades con áreas afectadas pequeñas. La adquisición innecesaria incentiva la emigración y aumenta el costo del proyecto x Al mismo tiempo es importante asegurar que todas las áreas restantes sean viables y que los propietarios puedan mejorar su situación – como requieren las políticas del BID y del Banco Mundial. Se debe asegurar que las tierras restantes son aptas para actividades agrícolas o ganaderas y que tienen acceso. También es importante analizar las oportunidades que los propietarios tienen para invertir su compensación y aumentar el nivel de producción e ingresos. Se debe ofrecer otras alternativas a la compensación en dinero a los grupos más vulnerables x En las áreas urbanas sería deseable adquirir todas las propiedades afectadas por el embalse y APP. La presencia de una masa de agua estacionada representa una amenaza a la salud pública y el APP debería ser un área limpia. Lo recomendable sería de limpiar el APP y mantenerlo como espacio público: por ejemplo, como parque o área de recreo. Si el patrocinador del proyecto deja el APP se presenta el riesgo de tener una “tierra de nadie” donde se tira la basura y se crían los mosquitos y otras plagas x Ninguno de los tres proyectos intentó convencer los propietarios de optar por la indemnización parcial. En algunos casos la presencia del lago crea nuevas oportunidades relacionadas al recreo, la pesca y/o el uso del agua para riego. Típicamente los planos directores para el uso del lago se aprueban después de terminar el proceso de negociación con los propietarios. Si fuera posible aprobar los planos antes de comenzar las negociaciones, los propietarios tendrían más elementos de juicio para analizar las nuevas oportunidades y por lo menos algunos podrían invertir su compensación en nuevas actividades que aprovechan el agua Opciones de reasentamiento y criterios de elegibilidad Los tres proyectos ofrecieron diferentes opciones de reasentamiento para los pequeños propietarios y no propietarios. En Dona Francisca las opciones iniciales del proyecto eran: i) de recibir una carta de crédito para la adquisición de una propiedad nueva de 17-23 hectáreas a no más de 300km del proyecto, ii) de adquirir un área restante recompuesta de 17-23 hectáreas, y iii) reasentamiento rural colectivo. En realidad, en la primera fase del proyecto, no hubo una propuesta concreta de reasentamiento colectivo. En el año 2000, debido al cambio del Gobierno del Estado, se cambió la opción de la carta de crédito individual por un programa de reasentamientos colectivos, en lugares situadas a 100-200km de la obra. En 2003, cuando el Gobierno de Estado cambió de nuevo, se dieron cartas de crédito individuales a las 70 familias que aún no habían sido reasentadas. En teoría todos los beneficiarios deben repagar por lo menos parte del costo del programa; para los propietarios, el valor de su compensación será descontado de la deuda. En realidad, hasta hoy aún no se han definido las condiciones definitivas para el pago de las diferentes opciones. Las personas que no reunían las condiciones mínimas para pagar la deuda, por ejemplo enfermos crónicos, impedidos, ancianos, etc. fueron clasificadas como “casos 6 especiales” y recibieron lotes menores, con casas e infraestructura básica, en forma de donación o en algunos casos fueron reasentados en las pequeñas ciudades de la región. En Cana Brava se inició el programa de reasentamiento con dos opciones: reasentamiento urbano y reasentamiento rural colectivo (la última opción solo para personas del área rural). En la primera fase, para el reasentamiento urbano se ofrecieron casas de madera rehabilitadas en la “Vila de Furnas” – casas que fueron construidas para alojar el personal técnico del proyecto de Serra da Mesa que posteriormente fueron usadas para el personal técnico del proyecto de Cana Brava. Luego, CEM ofreció cartas de crédito urbanas, de un valor de R$ 5.000 – después R$ 5.300, que era suficiente para adquirir una casa de ladrillos, con cocina y baño conectado a una fosa séptica o al alcantarillado, con agua entubada y energía eléctrica. Finalmente, se incorporó la opción de una carta de crédito para la adquisición de una propiedad rural. La carta tenía el mismo valor que la carta urbana, más R$ 3.200 para materiales de construcción e insumos agrícolas. Al final se hicieron dos reasentamientos colectivos: el primero, para 26 familias, fue un reasentamiento agrícola, con lotes de 10 hectáreas, casa, galpón y un equipo básico de riego. Para el segundo – para las últimas 13 familias, se repasó una suma equivalente a R$ 32.000 para cada familia a la Asociación de Beneficiarios, que asumió responsabilidad para la adquisición de la propiedad, construcción de casas, etc. Todas las opciones eran donaciones y no se contempló un programa específico para las familias más vulnerables. En Campos Novos las opciones de reasentamiento comprenden: i) reasentamiento rural colectivo (10 o más familias) y “mini-colectivo” (4-9 familias), ii) carta de crédito para comprar una propiedad rural a menos de 100km de los municipios afectados (la carta básica es de R$ 87.800 y es mayor para familias con más fuerza de trabajo) y iii) reasentamiento en áreas restantes recompuestas. El reasentamiento colectivo comprende la provisión de un lote de 17 hectáreas, con por lo menos 10 hectáreas de tierra agrícolas, casa, galpón, caminos de acceso, agua y electricidad y 5 años de asistencia técnica. Para los reasentamientos grandes de 10 familias o más, se preveía la construcción de una iglesia y sala comunal. Sin embargo, las familias afectadas pidieron que se utilice el dinero para la adquisición de maquinarias agrícolas. Así como en Dona Francisca, se contempla la devolución de por lo menos parte del costo del los programas. Las condiciones acordadas son: 3 años de gracias, seguido de 10 años de pago, equivalente a no más de 20% de la ganancia anual de la familia. Se perdona el repago anual si hay una pérdida de más de 25% de la cosecha. Hasta ahora no se ha definido desde cuando se cuentan los años de gracias. El proyecto también contempla un programa de donación de lotes más pequeños con casa y servicios básicos para los “casos especiales”. Hay algunas diferencias en los criterios de elegibilidad para los programas de reasentamiento. En Dona Francisca, el público de reasentamiento comprendía los propietarios de 20 hectáreas o menos y los no propietarios censados en 1997: arrendatarios, usufructuarios y los hijos/as adultos/as de propietarios. En el año 2000 la Secretaría de Reforma Agraria del Estado hizo un nuevo censo, lo cual aumentó el número de beneficiarios. En Cana Brava el público del reasentamiento rural comprendía los dueños de 50 hectáreas o menos que tenían menos de 10 hectáreas restantes y los no propietarios enumerados en el censo de 1999 que eran arrendatarios, usufructuarios y trabajadores asalariados, así como la mano de obra familiar independiente. El último grupo no fue claramente definido y no hubo un procedimiento sistemático para decidir si los hijos/as tenían derechos independientes de sus padres. El público de reasentamiento urbano comprendía las personas enumeradas en el área urbana – dueños y ocupantes así como todas las personas elegibles del área rural. Casi todos los dueños de propiedades en el área urbana optaron por la indemnización ya que el valor de sus casas era casi siempre mayor que el valor de la carta de crédito urbana. 7 En Campos Novos el público de reasentamiento comprende los propietarios enumerados en el censo de 1998 que tenían propiedades de 40 hectáreas o menos, cuya área restante queda inviable y que no tienen otras propiedades viables. No se aceptan las personas que adquirieron propiedades en el área afectada después del censo (hubo intentos de subdividir propiedades para entrar como público). También se incluyen a los no propietarios: hijos/as adultos/as independientes, arrendatarios, medianeros, usufructuarios y trabajadores permanentes que vivían y trabajaban en propiedades afectadas que no tienen áreas restantes viables. Los hijos adultos solteros solo pueden optar por un lote y casa de tamaño menor en los reasentamientos colectivos. Finalmente, el acuerdo final contempla como público a los hijos/as adultos/as que estuvieron temporalmente ausentes en el momento del censo, pero que regresaron a la propiedad afectada antes de diciembre de 2000. Conclusiones Las experiencias de los tres proyectos demuestran la importancia de tener varias opciones. En el caso de Dona Francisca el público de reasentamiento no tuvo la oportunidad de elegir entre reasentamiento individual y colectivo y las opciones fueron impuestas por el Gobierno del Estado de turno. En Cana Brava la opción de carta de crédito rural inicialmente surgió como respuesta a una situación específica: posteriormente se amplió la opción: en algunos casos hijos de propietarios compraron parte del área restante del padre simplemente para aumentar la compensación de la familia. Otro aspecto que merece un análisis más profundo es la importancia de mantener las redes sociales existentes. En Campos Novos los mini-colectivos ofrecen un ejemplo interesante de cómo mantener las familias juntas, en la mayoría de los casos cerca de donde vivían antes. En Dona Francisca algunos pequeños propietarios establecieron grupos familiares en los reasentamientos colectivos; sin embargo, en la época de los reasentamientos colectivos, muchas familias fueron divididas cuando los padres recibieron indemnización y los hijos tuvieron que participar en reasentamientos colectivos ubicados a 100-200km de sus lugares de origen. En Dona Francisca y Campos Novos uno de los aspectos más positivos fue el trato dado a las familias vulnerables. A diferencia de los programas de colonización dirigida, los programas de reasentamiento deben ofrecer respuestas válidas a todo el público afectado, inclusive a personas que no tienen capacidad para comenzar de nuevo como productores independientes como los enfermos crónicos, impedidos y ancianos. Es fundamental insistir en la necesidad de tener un programa de comunicación social para explicar y analizar las ventajas y desventajas de las opciones con cada una de las familias afectadas. En los tres proyectos la comunicación fue deficiente: se entendía la comunicación social como propaganda y no se contaron con equipos dedicados a explicar las opciones al público. En Cana Brava muchas personas no entendían o no confiaban en la información sobre el reasentamiento colectivo; muchas de las personas que optaron por cartas de crédito urbanas luego lamentaban no haber tomado la opción de reasentamiento colectivo cuando vieron el primer reasentamiento. En cuanto a los criterios de elegibilidad es importante señalar que en los tres proyectos los censos fueron cuestionados. En por lo menos uno de los proyectos se realizó el censo antes de tener la cota y APP demarcadas en el terreno. En general los encuestados no fueron informados que el censo iba determinar su elegibilidad para los programas de reasentamiento – entre otras cosas para evitar respuestas falsas. Otros problemas se relacionaban a las definiciones y procedimientos de los censos. Algunas definiciones no estuvieron claras, por ejemplo, si las personas que realizan actividades estacionales u esporádicas en las áreas afectadas, como los garimpeiros y agricultores de la región de Cana Brava que no estuvieron en el momento del censo, tenían o no derecho al reasentamiento. Para aclarar las cuestiones de este tipo sería necesario realizar una 8 evaluación social preliminar antes de censo para poder definir los criterios y definiciones censales. Otros problemas se relacionan a los hijos e hijas adultas, que típicamente entran con derecho a un lote propio si demuestran haber trabajado en forma independiente. Aquí también sería útil definir el criterio antes de levantar el censo. Finalmente, es importante tener un proceso formal para revisar los casos de elegibilidad. En Campos Novos se aplicó un proceso de estudios de casos que involucró a los miembros del Consejo de Negociación en sus municipios. Sin embargo, hasta en Campos Novos hay disputas sobre la elegibilidad de un público bastante grande y la agencia ambiental del Estado (FATMA) tendrá que actuar como árbitro en el proceso. Lo ideal sería de acordar los procedimientos de arbitraje independiente antes de iniciar los estudios de casos. Las personas rechazadas por el proceso aún tendrían como último recurso la posibilidad de recorrer a la justicia ordinaria. 9