43 LATERCERA Domingo 14 de febrero de 2016 Sociedad Cultura RR La adaptación teatral de 2666, estrenada la semana pasada en Chicago. FOTO: GOODMAN THEATRE RR Un adelanto de Nocturno de Chile, de Alex Rígola. FOTO: FITAM Mientras en Chicago deslumbra una versión de cinco horas de 2666, dirigida por Robert Falls, en enero el español Alex Rígola volverá a escenarios locales con Nocturno de Chile. rrealismo, desencadenando un ‘cuento de hadas’ que cruza en tiempo récord el siglo 20-, y donde el autor pone el foco en los horrores de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto”, dice Falls. “Brillante”, “Desmedida y atípica” y “Uno de los montajes más audaces del año”, son algunas de las críticas que medios locales le dieron tras su debut, el pasado 6 de febrero. “Bolaño es un autor que seduce de tal forma, que es simplemente imposible no maravillarse con su capacidad de detalle y esa obsesión por narrar a partir de los desnarrado”, agrega Falls. Por Pedro Bahamondes Ch. Bolaño bajo las luces: sus novelas pisan las tablas C INCO novelas hilvanadas en una sola. Tras el tardío lanzamiento de 2666, en 2004, a un año de la muerte de su autor, Roberto Bolaño (el 15 de julio de 2003, producto de una insuficiencia hepática), parecía imposible e incluso desquiciado creer que un libraco de más de 900 páginas pudiese brincar del lomo y cobrar vida en la pantalla grande o un escenario. El primero en tomar el riesgo, en 2008, fue el español Alex Rígola, quien trajo a Santiago a Mil, en un montaje de más de cinco horas, la vertiginosa cruzada de Benno von Archimboldi desde el Viejo Continente hasta Rígola vuelve a Bolaño BOLAÑO Y EL TEATRO Bolaño y el teatro El director español Alex Rígola vuelve a la obra del autor de Los detectives salvajes tras poner en escena 2666 (2008)y El policía de las ratas (2014), ambas presentadas en Chile. El estadounidense Robert Falls, en tanto, asombra a la crítica con 2666. Ciudad Juárez, en México, donde cada día aparecen los cuerpos mutilados de decenas de mujeres. El pasado fin de semana, en el Goodman Theatre de Chicago, Estados Unidos, su director artístico, Robert Falls, estrenó su propia versión de la novela póstuma de Bolaño en una puesta en escena que hoy deslumbra a la crítica por su proeza: 15 actores encarnan a más de 80 personajes, en una pieza que bordea las cinco horas y media de duración. “Apenas leí 2666, supe que quería llevarla al teatro, a pesar de sus complejidades. Me maravilló su audacia y las cinco partes que estructuran el relato -que va del tono de comedia de Pedro Almodóvar, muy al estilo del cine negro e hipe- Después de 2666, en 2014, Alex Rígola se embarcó en la adaptación de El policía de las ratas, que nuevamente lo tuvo en Chile con funciones en el Teatro Municipal de Las Condes. Previo a su debut, el año pasado, el director ya anunciaba que había otro texto del autor de Los detectives salvajes quitándole el sueño. No lo reveló entonces, pero hace poco menos de un mes, mientras el Festival Santiago a Mil se tomaba teatros y calles de la ciudad, el español ensayaba en el Centro Cultural de España Nocturno de Chile, de 1999, junto a ocho actores. Hace dos semanas, en el GAM, Rígola mostró un adelanto de lo que será el primer montaje confirmado para el mismo certamen, en enero de 2017. “Es extraño lo que me pasa con Bolaño. Hay algo de intriga y adicción inmanejables. Cuando llamé al casting y elegí a este elenco, les pregunté cuántos lo habían leído, y no debieron ser más que dos. Les dije: ‘¿Estáis locos? No podéis estar perdiendo la posibilidad de leer al único autor contemporáneo que pudo darles un tercer Premio Nobel’. De seguir vivo, Bolaño tendría muchas posibilidades de traer otro Nobel a Chile”, opina Rígola. La historia del sacerdote Sebastián Urrutia Lacroix, un clérigo derechista del Opus Dei que durante sus últimos años relata cuatro episodios de su vida: la visita a la hacienda Là Bas de Farewell, un destacado crítico literario de los años 50; su viaje por Europa para estudiar técnicas de conservación de iglesias en los 60; las clases de ideología marxista que dictó para Augusto Pinochet y sus colaboradores de la Junta Militar de Chile en los años 70, y las tertulias literarias a las que asistió en casa de la escritora María Canales, donde además se torturaba a opositores al régimen, aún no confirma su elenco definitivo. “El texto ya está, y eso es lo principal -dice Rígola-. No será un montaje largo como los anteriores, pero sí igual de intenso y más polémico, creo: no es casual que Bolaño viniera a lanzar esta novela a Chile cuando justamente quería volver a escribir sobre el lugar donde nació”. b