¿Es pecado tatuarse

Anuncio
Publicado en 'Desde la Fe', Semanario de la Arquidiócesis de México, dom 27 julio 08, año XII, no.596, p.3
¿Es pecado tatuarse?
Alejandra María Sosa Elízaga
Hasta hace pocos años se consideraba que sólo los marineros y los delincuentes se tatuaban, pero hoy
en día tatuarse se ha convertido en una moda cada vez más generalizada. Debido a ello muchos
católicos se preguntan qué opina la Iglesia respecto a los tatuajes, y específicamente si es o no
pecado tatuarse.
Para empezar cabe decir que no se puede dar una respuesta generalizada. ¿Qué hacer entonces?
Recurrir a una fórmula infalible que sirve para determinar si una acción es o no moralmente lícita:
examinar intención, medios y frutos. Así pues, analicemos estos tres aspectos con respecto a este
tema:
1. La intención.
Quien desea tatuarse debe preguntarse qué lo mueve a ello. ¿La vanidad?, ¿el culto excesivo a la
propia persona? o tal vez ¿desea presumir una imagen demoníaca, pornográfica, racista, violenta,
que promueva la discriminación o el odio, que infunda miedo, que exprese o promueva valores
contrarios al Evangelio, que indique pertenencia a un grupo anticatólico o que se dedica a la
delincuencia? Entonces desde luego sí sería pecado. Pero si su intención es simplemente exhibir una
imagen bella o que tiene un significado sentimental o agradable y no busca herir los sentimientos de
nadie ni portar un símbolo de algo negativo ni expresar en modo alguno idolatría, es decir, que se
sirve o se pertenece a alguien o a algo por encima de Dios, desde luego no comete pecado. Conviene,
pues que el católico que desea tatuarse se pregunte: esta imagen que elegí ¿es compatible con mi
amor y respeto a Dios y al prójimo y con mi condición de bautizado? También se debe considerar
que la imagen elegida compromete a quien la porta, por lo que cuidado con tatuarse un símbolo
religioso si la propia vida no da un testimonio de coherencia con éste. En suma: hay que tener
presente lo que dice San Pablo: que no somos dueños de nosotros mismos, sino templos del Espíritu
Santo por lo que debemos siempre procurar glorificar a Dios con nuestro cuerpo (ver 1Cor 6, 19-20).
2. Los medios.
El procedimiento del tatuaje conlleva necesariamente sangrar la piel, y si los instrumentos que se
emplean para ello no cumplen con estrictas medidas de higiene, pueden transmitir enfermedades
incurables como Sida y Hepatitis C. Además quien se tatúa debe estar consciente de que no será
aceptado como donador de sangre o de órganos durante un largo período de tiempo, por lo que si
algún ser querido o conocido necesitara una donación no podría ayudarle. Y también debe aceptar
someterse a algún examen médico posterior para comprobar que no contrajo ningún padecimiento
contagioso. En este sentido tatuarse puede convertirse en un atentado contra la propia salud y la de
otros por lo que hay que tener claro que como creyentes tenemos la responsabilidad de cuidar el
cuerpo que Dios nos prestó. Quizá razones de salud, entre otras, fueron las que inspiraron la
prohibición a tatuarse que aparece en la Biblia (ver Lev 19, 28).
Algo más que también hay que tomar en cuenta con respecto a los medios es el costo del tatuaje. ¿Se
hará un desembolso excesivo?, ¿se destinará para este gasto superfluo un dinero que hace falta para
resolver necesidades más importantes, propias o de otros miembros de la familia o comunidad?
3. Los frutos o consecuencias.
Los tatuajes suelen ser permanentes, por lo que quien quiera realizarse uno debe considerar con
mucho cuidado la imagen que se tatuará porque la llevará grabada en su piel el resto de su vida y
puede ser que un tatuaje que en un momento de 'relajo' o rebeldía durante su adolescencia o juventud
le parezca muy divertido o adecuado no lo sea en absoluto diez, veinte o cuarenta años después. Hará
bien en pensar a futuro y plantearse que puede suceder que cuando haya madurado y quiera
emprender una vida distinta quizá lamente llevar en su cuerpo una imagen que resulte totalmente
ridícula o inconveniente (por ejemplo el nombre o rostro de una antigua pareja con la que ya
terminó, cuando quiera casarse con otra; o una caricatura infantil o grotesca, cuando aspire a obtener
un empleo serio en una empresa, o un dibujo vulgar que un día le dé pena mostrar a sus nietos). Que
procure tener prudencia y reconocer que la moda del momento y lo que 'todos hacen' no son criterios
confiables, así que no ha de dejarse influir por ellos al momento de decidir si se realiza o no un
tatuaje.
Tomar en cuenta estos tres aspectos puede ayudar a un católico que esté contemplando la posibilidad
de tatuarse, a tomar una decisión acorde con su fe y de la que ojalá no tenga después que
arrepentirse.
Documentos relacionados
Descargar