Sed de Mal

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Sed de Mal
(TOUCH OF EVIL)
Film Noir
Nº 225 (ABRIL 2008)
SINOPSIS
Un agente de la policía de narcóticos llega a la frontera mexicana con
su nueva esposa justo cuando explota una bomba. El policía decide
emprender la investigación con el apoyo del jefe local, el obeso Quinlan, muy reputado en la región por sus métodos, pero brutal y ávido.
Una lucha feroz se desata entre los dos hombres: cada uno de ellos
tiene pruebas contra el otro.
FICHA ARTÍSTICA
Hank Quinlan ........................................................... ORSON WELLES
Ramón Miguel “Mike” Vargas............................... CHARLTON HESTON
Susan Vargas .................................................................JANET LEIGH
Tanya ..................................................................MARLENE DIETRICH
Propietaria del Strip club ........................................... ZSA ZSA GABOR
Joe Grandi ................................................................ AKIM TAMIROFF
FICHA TÉCNICA
Duración....................... 108 min.
Nacionalidad....... Estados Unidos
Año de Producción .............. 1958
(Blanco y Negro)
Dirección ........... ORSON WELLES
Productora .................UNIVERSAL
Productor...... ALBERT ZUGSMITH
Guión ................ ORSON WELLES
.(Basado en la novela de Whit Masterson)
Fotografía ........ RUSSELL METTY
Montaje ....... A.STELL, V. COGEL
Música ............. HENRY MANCINI
D. Artística ... R. CLATHWORTHY
............. ALEXANDER GOLITZEN
EL DIRECTOR: ORSON WELLES
Nacido el 6 de mayo de1915 en Wisconsin, queda huérfano a los 13
años y viaja a Europa para iniciarse en el teatro. En 1933 debuta
como actor y director en Broadway, fundando su propia compañía
en 1937: la Mercury Theater. El escándalo originado con su versión
radiofónica de La guerra de los mundos, le permite firmar un contrato con la RKO para dirigir y protagonizar su primera película, Ciudadano Kane (1941) por la que conseguiría el Oscar al mejor guión.
El fracaso comercial del film provoca que la RKO altere el montaje
final de su segundo trabajo, El cuarto mandamiento (1942). Gracias
a su matrimonio con Rita Hayworth rueda La dama de Shangai
(1948), un nuevo fracaso que alimenta su fama de derrochador y
excéntrico, de la que intenta resarcirse rodando Macbeth (1948) en
23 días y con bajo presupuesto. Temeroso de la “Caza de Brujas”,
Welles se instala en Europa dirigiendo Otelo (1952) bajo un caótico
plan de rodaje que dura tres años. A pesar de ganar la Palma de Oro
en Cannes, la película no funciona comercialmente. En 1958 regresa
a Hollywood para rodar Sed de mal gracias a Charlton Heston, que
exige a la Universal la presencia de Welles al frente de la dirección
Su montaje final vuelve a ser alterado y suma un nuevo fracaso. El
resto de su obra está integrada por ambiciosos proyectos inacabados
que financia trabajando como actor en películas que poco o nada le
interesan. En el ocaso de su carrera, Welles alternaría sus apariciones en espacios televisivos con anuncios publicitarios hasta su
muerte, acaecida en California el 10 de octubre de1985
FILMOGRAFÍA PRINCIPAL DEL DIRECTOR
1941
1942
1946
1947
1948
1952
1955
Ciudadano Kane
(Citizen Kane)
El cuarto mandamiento
(The magnificent Ambersons)
El extraño
(The stranger)
La dama de Shanghai
(The lady froma Shanghai)
Macbeth
(Macbeth)
Otelo
(The tradegy of Othello: the moor of Venice)
Mr. Arkadin
(Mr. Arkadin)
1958
1962
1965
1973
Sed de Mal
(Touch of evil)
El Proceso
(Le Procès)
Campanadas a Medianoche
(Campanadas a Medianoche)
Fraude
(F for Fake)
COMENTARIO
Orson Welles fue, durante toda su vida, un hombre marcado por sus
brillantes comienzos en el mundo del espectáculo. El “niño prodigio”
que, con poco más de veinte años, había sido capaz de estremecer a
la ciudad de Nueva York haciendo creer a millones de personas que
se estaba produciendo un ataque extraterrestre debido a su adaptación radiofónica de La guerra de los mundos de H.G. Wells, plantó
una semilla en el mundo del celuloide cuando en 1942 estrenó Ciudadano Kane. A partir de ese momento la industria cinematográfica
nunca volvería a ser la misma. La técnica aplicada a su cine, la revolución del uso de la cámara, la luz y el sonido, así como una ingente
cantidad de recursos, marcarían la huella de un visionario que sería,
en lo sucesivo, incomprendido por la industria y el público además
de, en algunas ocasiones, prácticamente defenestrado públicamente.
Tan sólo el tiempo y la evolución del séptimo arte, una vez asumida
su madurez intelectual y estilística, han sido capaces de poner al
grandísimo cineasta, precursor del cine moderno, en el pedestal que
la historia le reservaba. En el caso que nos atañe, Sed de Mal, constituye uno de esos ejemplos de genialidad que pudiera pasar desapercibido para un ojo malacostumbrado e impaciente, ávido del
producto comercial de segunda línea y de la película taquillera de
efecto volátil. En cambio, en el momento en que el espectador se
para a disfrutar de la imagen que impregna sus ojos, de la excitación
transmitida a los sentidos primarios y de la carga intelectual subyacente al film, se distancia de la simpleza efectista de los productores
del momento que pretendieron, y en parte lograron, mutilar la obra
para intentar acercarla a la línea fundamentalista y efectista con la
que querían encandilar a la golosina de la taquilla. Así recortaron
hasta veinte minutos de metraje al que introducirían posteriormente
raccords adicionales filmados por Harry Keller. Ni aún con esta mutilación, ni con la crítica internacional despellejando a Welles por sus
atrevimientos en una película de género tan (a priori) marcado, lograron acabar con una leyenda que comenzaba a nacer, la de la que
sería considerada por muchos, como “deadline” del Film Noir. Pararnos a analizar la cinta nos llevaría, inequívocamente, a detenernos
casi plano a plano, secuencia a secuencia, comenzando por ese plano secuencia rodado desde una grúa y en la que se combina el recorrido de un vehículo con dos aspirantes fúnebres y el paseo hacia un
merecido descanso de un policía mejicano, casi héroe nacional, hacia
un breve affair con su propia esposa, y finalizando con el magistral
uso de luces en la persecución final, asfixiante y aleccionadora. En
medio, un sinfín de memorables gags, diálogos y, una vez más, recursos. Tanto el uso del gran angular, inherente a cualquier producci
ción welleriana, como el dinamismo de numerosos planos secuencias y el juego de profundidad e iluminación, fulminan a un espectador en ocasiones sobreimpresionado, anclado a su butaca admirado por una combinación tan atractiva como peligrosa. Al espectáculo
visual se le añade una cuidada y diversa banda sonora en la que se
mezclan ritmos latinos con el jazz más melancólico y el rock más
desenfadado. Al margen de toda la parafernalia técnica, la película
esconde una historia que se aleja de los cánones del cine negro más
fundamentalista. Para comenzar, el héroe principal, encarnado por
un entintado Charlton Heston, aparece sin mácula aparente, con un
perfecto expediente de caballero mejicano luchador de los derechos
de su desfavorecido pueblo. Luego, la chica, una repipi Janet Leigh,
representa la idiosincrasia de una chica bien, educada en las formas
de una señorita de buena familia que se escandaliza ante la pandilla
de gángsters que en la habitación colindante del motel en el que ha
ido a parar preparan una horrible fiesta (¡en la que hasta se podrían
divertir!). En el otro lado, un orondo sabueso, de infalible y antiguo
olfato, curtido bajo el sol y las creencias sureñas a la par que seducido por los placeres del alcohol y la corrupción. Si con esto la novedad fuera ya poco, al alcohol, a las drogas, a las viejas prostitutas y
al mal vivir se le une la traición del fiel escudero y el castigo a la
inmoralidad. Lejos quedan los tópicos del clásico detective encarnado por Bogart en películas como El Halcón Maltés o El sueño Eterno,
la contundencia de la femme fatale, misteriosa y oscura y el cruento
y merecido final del despiadado gángster de turno. Sírvase como
ejemplo la sentencia de un reconocido amante y férreo seguidor del
cine de Welles como fue François Truffaut referidos al film “El chivato y la mediocridad triunfan sobre la intuición y la justicia”. Es cierto, en Sed de Mal todo parece estar al revés. Tal vez se trate una
grotesca parodia, o tal vez de las ganas de mostrar el submundo de
la “otra vida”, la “mala vida” pero, en cualquier caso, una historia
que no puede dejar indiferente a nadie y que, si bien se ve muy
influenciada por muchos de los cortes que se introdujeron deliberadamente por la productora para darle ese dinamismo del que anteriormente hablamos, no queda exenta de un interesante debate
acerca del método policial en el que las clásicas sentencias del príncipe de Maquiavelo toman protagonismo, o incluso cuestiones más
de trasfondo psicológico del individuo y su naturaleza dentro del
conjunto social. En definitiva, una rareza que se erige en clásico,
una anomalía en el código cinematográfico que un buen cinéfilo no
debería perderse.
SOBRE EL REPARTO
ORSON WELLES
CHARLTON HESTON
Nacido el 6 de mayo de1915 en Wisconsin, queda huérfano a los 13
años y viaja a Europa para iniciarse como actor teatral en Irlanda en
1931. Tras regresar a los Estados Unidos, recorre el país con la
compañía de la actriz Katherine Cornell, debutando en 1936 como
director teatral con una adaptación Macbeth íntegramente representada por actores negros. En 1937 funda junto a John Houseman su
propia compañía: la Mercury Theatre, produciendo innovadoras
obras de teatro para la radio y la escena. Su versión radiofónica en
1938 de La guerra de los mundos, sembró el pánico entre miles de
oyentes, al hacerles creer que realmente se estaba produciendo una
invasión alienígena. Gracias a este escándalo la RKO le contrata
para protagonizar y dirigir Ciudadano Kane, por la lograría un Oscar
al Mejor Guión pese al fracaso comercial de la cinta. Tras dirigir El
cuarto mandamiento (1942) y protagonizar el film Estambul (1943),
abandona RKO para realizar El extraño (1946) y La dama de Shanghai (1947), con las que suma dos nuevos fracasos. La necesidad de
dinero le lleva a “alquilar” sus servicios como actor para otros directores en films como El tercer hombre (1949), Moby Dick (1956), El
largo y cálido verano (1958) y Un hombre para la eternidad (1966).
Su trabajo de actor le permitirá financiar proyectos personales como
Macbeth (1948), Otelo (1952) o Campanadas a media noche (1965),
además de un sinfín de obras inacabadas para cine y televisión. En
1957 regresaría a Hollywood para dirigir e interpretar Sed de Mal, su
enésimo fracaso en taquilla. En el ocaso de su carrera, trabajaría en
espacios televisivos y anuncios publicitarios hasta su muerte en
California el 10 de octubre de1985
Nacido el 4 de octubre de 1924 en Illinois, John Charles Carter
comenzó su carrera apareciendo en producciones teatrales estudiantiles, matriculándose tiempo después en la Universidad del Noroeste
para estudiar interpretación a principios de la década de los cuarenta. En 1941 debuta en el cine protagonizando una película amateur:
Peer Gynt, dirigida por David Bradley. Tras servir en la Segunda
Guerra Mundial, trabajó como modelo publicitario en Nueva York,
debutando en Broadway como actor profesional en 1947 con Antonio
y Cleopatra. En 1950 se traslada a Hollywood para participar en
Ciudad en sombras, de William Dieterle, film al que seguirían El
savaje (1952), El mayor espectáculo del mundo (1952) y Cuando
ruge la marabunta (1954). El éxito obtenido por su interpretación de
Moisés en Los diez mandamientos (1956), le permite el privilegio de
elegir sus proyectos posteriores. Sed de Mal (1958), Horizontes de
grandeza (1958) y, especialmente, Ben –Hur (1959) -por la que se
alzaría con el Oscar al Mejor Actor- convierten a Heston en una de
las estrellas más importantes de la época. Durante los años sesenta
continuaría apareciendo en títulos relevantes comos El Cid (1961),
55 días en Pekín (1963), Mayor Dundee (1965), El señor de la guerra
(1965) y El planeta de los simios (1968), pero a partir de la siguiente
década se prodiga cada vez más en proyectos de escaso interés pero
bien remunerados. De talante conservador, Heston es en la actualidad un ferviente seguidor del Partido Republicano, al tiempo que
preside la polémica Asociación Nacional del Rifle de los Estados
Unidos, en defensa de la libre comercialización y posesión de armas.
www.auladecine.ulpgc.es
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