fijos los ojos en jesús - Provincia Marista de América Central

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DÍA DEL EVANGELIZADOR MARISTA:
FIJOS LOS OJOS EN JESÚS
¿Qué pretende?
 Ayudar a tomar conciencia de la labor evangelizadora que se realiza en nuestro centro educativo y
que es tarea de todos
 Promover la identidad y misión de los animadores de pastoral del centro (departamento de
pastoral)
 Celebrar la memoria de hermanos o laicos que han sido ejemplo en su misión.
Para ayudar a tomar conciencia de la labor evangelizadora
1. Motivación al inicio de las clases
2. Ambientación en el centro educativo
3. Hoja de reflexión para personal docente, administrativo y de mantenimiento, padres de familia
Para promover la identidad y misión de los animadores de pastoral
4. Hoja de reflexión para los miembros del departamento de pastoral
5. Eucaristía de envío o de renovación de la misión
Para celebrar la memoria de hermanos o laicos ejemplares
6. Hoja de reflexión y actividades para estudiantes
MOTIVACIÓN PARA INICIAR LA JORNADA
Buenos días a todos, en esta jornada queremos centrar nuestra atención en las personas que
desarrollan un papel importante en la vida de nuestro centro educativo: nos referimos a todos aquellos
que directa o indirectamente contribuyen con su trabajo y su ejemplo a acercarnos a Jesús y a
recordarnos que somos comunidad cristiana en crecimiento. Algunos de ellos trabajan como docentes,
otros ofrecen gratuitamente parte de su tiempo en la catequesis, los grupos de amigos en marcha,
aventúrate, remar, fraternidades. Cada uno de ellos ha escuchado la voz de Dios que pedía ayuda para
transmitir la buena nueva y han respondido: heme aquí señor, envíame.
Que a lo largo de este día agradezcamos a Dios el don que descubrimos en ellos y que sigan siendo para
nosotros hombres y mujeres de fe, de paciencia y de compasión. En la clase de religión tendremos
también la oportunidad de conocer y dejarnos cuestionar por el testimonio de personas que hicieron de
la evangelización, el centro de sus vidas.
AMBIENTACIÓN EN EL CENTRO EDUCATIVO
Estas son algunas imágenes que podemos utilizar para ambientar. Pueden hacerse en forma de pancarta
si se ve la conveniencia.
HOJA DE REFLEXION PARA PERSONAL DOCENTE, ADMINISTRATIVO Y DE
MANTENIMIENTO, PADRES DE FAMILIA
Me llamo Andrés Gil, tengo 39 años. Nací y vivo en Bilbao, en donde
también desarrollo mi actividad profesional de arquitecto. Soy el quinto
de 8 hermanos por lo que, a pesar de estar soltero, formo parte de una
gran familia, casi una “tribu”. En ella he siempre he vivido en clave
cristiana.
“Tú me sondeas y me conoces. ¿A dónde huir de tu rostro?”.
Aunque mi primera vinculación con los maristas fue la de haber sido alumno durante
12 años del colegio “El Salvador”, de Bilbao, la experiencia realmente significativa es mi
pertenencia a la agrupación juvenil marista “Zabalik Eskuak”, grupo de vida cristiana.
Ingresé en ella con 13 años y participé de sus actividades durante los años escolares.
Posteriormente continué realizando tareas de monitor durante mis años universitarios hasta
el día de hoy, en que realizo el acompañamiento de un grupo de universitarios en su etapa
de catecumenado. También soy acompañante personal.
Gracias a Zabalik Eskuak he podido conocer a innumerables personas, -hermanos
maristas, monitores, compañeros de grupo, chicos y chicas-, que han sido mediaciones
fundamentales en mi proceso personal. Con ellos y gracias a ellos he descubierto mis
capacidades y mis limitaciones, he afianzado la confianza en mí mismo, y he experimentado
mi vida en relación con la de otros; ha sido mi espacio de búsqueda de Dios y de celebrar el
encuentro con él; he participado de un completo proceso de formación humana, social,
cristiana y marista. Así es como he conocido la persona y el proyecto de Champagnat, de
forma palpable.
Siento que he estado acompañado en cada paso que he dado, aunque no fuera
totalmente consciente de ello hasta verlo con una cierta distancia en el tiempo, y con la
perspectiva que dan los años y la reflexión de las experiencias vitales. Destaco la confianza
que otros han depositado en mí y en mis posibilidades, más allá de lo que yo mismo veía.
Sin estas experiencias, hoy no sería el que soy.
“No fuiste tú quien me escogió. Fui yo quien te llamé a ti”.
Haciendo lectura de mi historia, descubro la presencia cercana de un Dios Padre que
me quiere, me llama y me escoge personalmente a ser herramienta de su obra.
Hacia los 20 años hago una primera opción personal por el seguimiento de Jesús. En este
momento sitúo el sacramento de la Confirmación y la opción por una vivencia comunitaria
cristiana, primero en comunidad juvenil y después concretada en Fraternidad. Pertenezco al
Movimiento Champagnat de la Familia Marista desde 1990, y a la fraternidad Andra Mari de
Bilbao desde sus comienzos, en 1995.
Durante unos años estuve comprometido además con otras realidades eclesiales,
como el programa de formación para el empleo de Cáritas, o la colaboración con los planes
de dinamización y formación de agentes de pastoral juvenil de la diócesis de Bilbao.
Soy seguidor de Jesús a la manera de Champagnat porque me hace feliz. Porque me hace
sentir mejor persona y vivir más plenamente. Porque me ha convencido la vida de otros
seguidores suyos: soy marista por contagio.
En mi vida trato de ser coherente con lo que digo creer. La sencillez, el trato
cercano, la presencia, el cuidado a los detalles, son valores que intento ir haciendo míos, en
todos los aspectos de mi vida. No sólo en mis tareas pastorales, sino que trato de llevarlos
al mundo laboral, a las relaciones familiares y de amistad: estando disponible, dando
prioridad a lo realmente importante y no sólo a lo rentable, procurando adelantarme a las
necesidades, interesándome por los otros, acordándome con una llamada o un mensaje en
un momento concreto,… disfrutando en la vida de lo que me regala en cada momento. Mi
vida se abre a los que me rodean. Creo que en mi forma de ser otros descubren una forma
especial de vivir; lo veo en la comprensión, el respeto y el cariño que recibo de mis
familiares, compañeros y amigos.
“Es imposible conocerte y no amarte. Es imposible amarte y no seguirte”.
Mi opción de ser seguidor de Jesús me obliga a una continua revisión de vida.
Entiendo mi persona como proceso en continuo desarrollo, y creo que una comunidad de
referencia es una ayuda fundamental para esa continua revisión. En la Fraternidad
compartimos y celebramos nuestros proyectos personales y construimos nuestro proyecto
comunitario, desde la comunicación y el interés por el otro. Es el espacio cercano y
cotidiano que fundamenta mi seguimiento de Jesús.
En mi relación con los maristas, hermanos o seglares, me siento en casa, como un
miembro más de una gran familia. Para mí, la vocación marista no ha sido algo buscado,
decidido, o meditado: ha sido algo vivido cotidianamente. Ha sido ir descubriendo en mi
vida el privilegio de un don que se me ha concedido sin yo pedirlo, pero que ha ido
configurando mi persona. Entre los hermanos siento cercanía, que cuentan conmigo, que
soy “de los suyos”. Y algo de mí se debe trasmitir hacia el exterior: si cada vez que alguien
me cree hermano marista me dieran un euro, a estas alturas tendría un buen capital…
En hermanos concretos encuentro maestros de vida, acompañantes de mi camino y
amigos de verdad. Me ayudan a ser protagonista de mi vida. Aprovecho la mínima ocasión
que me brindan para compartir con ellos oración, trabajo, espiritualidad y vida.
Con los Hermanos como institución, la impresión en algunos momentos es la de
tener que estar “justificando” la presencia. Veo que hay más dificultad de “encajar”; no
tanto a nivel personal, en el tú a tú, sino en el sentimiento de que sea un proyecto común,
de ambas partes. La sensación a veces es la de pertenecer al mundo marista porque los
hermanos me lo han permitido, y que debo de estar agradecido por lo mucho que me han
dado. Con ser en parte cierto, me gustaría ser reconocido marista desde mi opción y porque
me siento marista y laico por vocación. Y ser corresponsable de lo que significa ser
maristas, como iguales; vivir una misma espiritualidad desde un estado de vida diferente.
No tengo claro que siempre me hayan entendido así.
“Quiero que seas sal y luz”
Sobre el futuro: aunque muchos aspectos de mi vida ya están definidos, me
preocupa que la comodidad frene mi disponibilidad. Quiero estar abierto a nuevos retos.
Continuar preguntándome en cada momento qué quiere el Padre de mí, con mayor
radicalidad.
Para poder ser referencia para los que vienen por detrás, he de transmitir que vivo
feliz y convencido de lo que soy. Creo que debo de estar ahí con el testimonio de mi vida, y
con mi presencia cercana a los jóvenes. Y ser testimonio y signo de la presencia de Dios en
el mundo actual, en mis quehaceres.
Creo que el Movimiento Champagnat puede ser un buen medio para experimentar
nuevas formas de vivir la espiritualidad marista, de establecer nuevas formas de relación
entre hermanos y seglares, y de propiciar espacios que generen nueva vida, incluso nuevas
estructuras de animación del Instituto.
Y me ilusiona este momento de definir la identidad laica marista como colectivo.
Espero que esta humilde aportación pueda ayudar en esa tarea. Un abrazo y hasta cuando
queráis.
Andrés J. Gil Crespo, Bilbao, España
Provincia Marista Ibérica
HOJA DE REFLEXIÓN PARA LOS MIEMBROS
DEL DEPARTAMENTO DE PASTORAL
EL JOVEN MARCELINO… SEGUIDOR DE JESÚS EN LA ESCUELA DE LA VIDA.
Estamos acostumbrados a mirar a Marcelino como alguien “ya hecho” lo reconocemos en su adultez
como el fundador de los Maristas. Y miramos su infancia como la de un “elegido” a quien Dios bendijo y
fue guiando.
Si bien todo eso es cierto, quisiera invitarte a que nos detengamos un momento en la etapa
“adolescente” de Marcelino. ¿Qué pasó en su vida en esos años que van de los 12 a los 17, y que en la
vida de toda persona pueden ser tan decisivos?
Te propongo que lo observemos, porque quizá, en esos años, Marcelino fue viviendo y descubriendo
todo lo que necesitaba para “armar” su proyecto de vida, en sintonía con el sueño de Dios.
 A los doce años Marcelino es un joven común. Como la mayoría de los chicos de su edad en aquellos
tiempos, comienza a hacer “su propio camino”. Y con un par de ovejas que le habían regalado
empieza una pequeña empresa, que le permitirá descubrir algunas de sus habilidades.
 A los trece años experimenta un golpe duro y cruel: la muerte de su hermano. Marcelino conoce el
dolor, sabe lo que es llorar de soledad, rabia e impotencia…
 A los catorce, un acontecimiento inesperado transforma el rumbo de su vida: un sacerdote lo invita
a pensar en la posibilidad de consagrarse a Dios. Para Marcelino este hecho lo pone de frente a su
vida y su futuro de un modo muy decisivo. Se toma un tiempo, lo piensa, explora su corazón y
descubre su sueño.
 A los quince vuelve a recibir la visita del dolor, de forma repentina muere su papá. Marcelino siente
amenazado su sueño. Por esa época él va sintiendo que Dios comienza a ser “alguien” en su vida. Se
acerca a Él de modo personal, como amigo, confiándole sus secretos, temores y sueños.
 Por esa época entre los catorce y los dieciséis años, Marcelino le pone esfuerzo y disciplina a sus
sueños. Analfabeto como era, le resultaba imposible entrar en el Seminario, por lo que durante
varios meses se aleja de su casa para estudiar en Saint Sauveur y recibir clases particulares.
 A los dieciséis Marcelino experimenta una de las mayores pruebas. El maestro que lo había
preparado le explica que “no le ve cualidades” para estudiar como Sacerdote y le recomienda volver
a su casa y abandonar su proyecto. Marcelino sufre, piensa, se pregunta… finalmente se la juega por
lo más difícil y realiza, acompañado de su mamá una peregrinación al Santuario en La Luovesk.
Marcelino de niño, había sido educado en la devoción a María. Pero aquí descubre algo más,
experimenta que María no solamente es su Madre, sino también la “cómplice” de sus mejores
sueños. A partir de allí contará con ella para siempre.
 Hacía los diecisiete años, ya en el Seminario, Marcelino descubre el don de la amistad, le costó
porque era más bien tímido y se sentía extraño entre sus compañeros. Pero pocos meses después,
su corazón hecho para estar en grupo fue encontrando un lugar del que nunca se alejaría “la
fraternidad”
 Y allí en el Seminario, junto a sus compañeros, empezó a definir su más grande sueño: el de una
familia de educadores que den cariño y educación a los niños, niñas y jóvenes del mundo.
Hno. Juan Ignacio Fuentes, Provincia Marista Cruz del Sur
EUCARISTÍA DE ENVÍO O DE RENOVACIÓN DE LA MISIÓN
CELEBRACIÓN DE ENVÍO
Nota:
Este rito está pensado para llevarse a cabo dentro de la Celebración Eucarística o en una Celebración de
la Palabra. Puede llevarse a cabo luego de la homilía. Se puede añadir si no es muy pesado, el testimonio
de algún agente de pastoral que quiera compartir con la asamblea por qué desarrolla esa misión y qué
significa para ella.
Las lecturas pueden ser las que señala el ordo litúrgico o bien: Is 53, 10-11; Sal 32; Hb 4, 14-16; Mc 10,
35- 45
Detalles previos:



Tener encendido el Cirio Pascual
Repartir una vela por cada agente evangelizador
Un lector para las moniciones
Desarrollo del rito:
a. Monición introductoria
A continuación vamos a celebrar el envío de nuestros agentes de pastoral. Todos somos responsables de
acoger y anunciar el Evangelio, pero de manera especial, confiamos a algunos de nosotros para que sean
garantes de que esta misión se realice de manera organizada y eficaz. Es una bendición de María el que
podamos tener personas que, primeramente con su testimonio de vida y con su trabajo nos ayuden a
hacer presente el cariño misericordioso de Dios Padre para cada uno de nosotros.
b. Llamamiento
El celebrante invita a los agentes a acercarse al altar
Estimados agentes de Pastoral, en nombre del Señor Jesús que nos reúne y de la Comunidad Educativa
que celebra, los invito a acercarse al Altar, junto al Cirio que representa a Cristo Resucitado.
c. Monición al rito de envío
La Provincia Marista de América Central, por medio de sus agentes de pastoral, realiza la misión
encargada por Marcelino Champagnat, de dar a conocer a Jesús y hacerlo amar. Al encender nuestras
velas del Cirio Pascual comprendemos que adquirimos el compromiso de ser guías de niños, jóvenes y
adultos iluminando su camino y ayudándoles a discernir lo que Dios quiere de ellos.
d. Envío o renovación de envío
Los agentes se van acercando por grupos de misión pastoral. Uno de ellos (el coordinador o
coordinadora) da su vela al celebrante y él la enciende del cirio y la da para que ahí pasen la luz para los
demás agentes. El celebrante puede acompañar este gesto diciendo lo que sigue:
-
Profesores de Educación en la Fe: enciendan en los niños y jóvenes la luz de la fe en Jesús.
-
Catequistas de Primera Comunión: enciendan en los niños y niñas el deseo de recibir a JesúsEucaristía.
Catequistas de Confirmación: enciendan en sus adolescentes la inquietud por confirmar la fe
que recibieron de niños.
Guías de Amigos en Marcha: enciendan en sus niños y niñas la alegría de vivir la amistad con
Jesús y con los demás.
Asesores de Aventúrate: enciendan en sus adolescentes la audacia por crecer y vivir a tope las
cualidades que Dios les ha dado.
Timoneles de Remar: enciendan en los jóvenes la sed de conocer y acoger el don de Reino de
Jesús.
Acompañantes de Comunidades Remar: enciendan en los jóvenes la esperanza de hacer una
nueva sociedad
Encargados de liturgia y semanas especiales: enciendan en la comunidad educativa el amor a
escuchar la Palabra de Dios.
Encargados de las actividades de solidaridad: enciendan en los miembros de esta comunidad el
fuego por un mundo más justo y generoso.
Acompañantes de Fraternidades Maristas: enciendan en las Fraternidades el deseo de vivir el
ideal propuesto por Marcelino Champagnat.
Encargados de Escuela de Padres: enciendan en los padres y madres de familia el ánimo por
formarse día a día en la tarea de edificar familias felices.
Colaboradores de convivencias: enciendan en los niños y jóvenes el deseo de compartir con
todos y de vivir los valores del Reino propuestos por Jesús.
Encargados de Pastoral Vocacional: acrecienten en los niños y jóvenes la llama de la vocación
que Dios ha puesto en cada persona para su felicidad y la de los demás.
(Cada dentro adapte las anteriores frases a la realidad que tienen)
Al final el celebrante dice lo siguiente:
Y Jesús llamándolos les dijo: saben que los que son tenidos por líderes de las naciones, se hacen señores
de ellas y ejercen su autoridad. Pues bien, que no sea así entre ustedes, sino que el que quiera ser el
más grande y eficiente entre ustedes, que sea primeramente servidor de todos y sepa escuchar a todos.
Porque el Hijo de hombre no vivo a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos.
HOJA DE REFLEXIÓN Y ACTIVIDADES
PARA ESTUDIANTES DE 7º EN ADELANTE
El Hno. Julio Valbuena o el encanto de ser Marista
Posiblemente no hayas conocido u oído hablar del Hno. Julio Valbuena. La mayor parte
de su vida transcurrió fuera de los colegios. Y es que al Hno. Julio se le encargó una
tarea especial: acompañar a los jóvenes que, diciendo sí a Jesús, querían ser Hermanos
Maristas. Con algunas pinceladas rápidas podemos recorrer su larga vida, desde el día 1
de octubre de 1916, fecha de su nacimiento. Fue hijo de Agustín y Julia, campesinos en
un pueblo español llamado San Pedro de Valderaduey. Entró al Seminario para ser
Hermano Marista a los 14 años. Los compañeros de su grupo decidieron pedir la
protección de María bajo la advocación de “Virgo Fidelis” (Virgen Fiel). Hizo su profesión
religiosa el 2 de agosto de 1935, y su profesión perpetua el 15 de agosto de 1940, en Cuba, donde llegó
en enero de 1936, para trabajar en el Colegio Champagnat de la Víbora, en la Habana; su primer cargo
fue el de profesor auxiliar. Dentro de la misión que los Superiores le confiaron, que siempre atendió con
prontitud, pasó por El Cerro, Santa Clara, y Camagüey, para volver de nuevo a la Habana, pero ahora
para trabajar en el seminario de Villa Marista como profesor. Posteriormente es enviado a España en
1960, donde fue sucesivamente profesor y Director del Seminario. En agosto de 1966 fue destinado a
otro Seminario para continuar su tarea. En 1975 fue destinado al Liceo Salvadoreño, para trabajar como
profesor y administrador de la comunidad de Primaria. Un gran salto cuando sus 59 años ya no le
favorecían tanto.
A finales de 1978, le piden una nueva responsabilidad, hacerse cargo de una experiencia de
Postulantado durante todo el año 1979: vivía en una casa de Mejicanos y tenía a su cargo cuatro
postulantes, tres de los cuales son hoy Hermanos: Roberto Linares, Gerardo Contreras y Salvador
Salinas. Al final de ese mismo año se traslada el Postulantado a Guatemala, y el Hno. Julio sigue siendo el
encargado del mismo, misión que fue transcurriendo hasta el año 2002, alternando responsabilidades
con nuevos Hermanos que se hicieron cargo del Postulantado. En octubre del año 2002, el Postulantado
pasó a una casa de la Zona 6, y el Hno. Julio también. Luego estuvo tres años en el Escolasticado, y volvió
nuevamente al Postulantado, en casa nuevamente distinta, siempre en la Zona 6.
En enero de 2010 decide quedarse en la Residencia Champagnat, aquejado de sus problemas cardíacos,
pero viviendo como si nada pasara. Hasta el 21 de enero de 2011. Su partida hacia la casa del padre deja
un gran vacío entre los hermanos. El título que lleva esta reflexión se debe al Hno. Jesús León, cuando
en la mañana del día de su sepelio dijo en la comunidad: “con el Hno. Julio sí se puede hablar del
encanto de ser Marista”.
Su hoja de vida es un itinerario fecundo, un camino de fidelidad. ¡Cuánta siembra! Y ya sabemos, el
grano se siembra bajo tierra, con esperanza, como él contemplaba que su papá sembraba el trigo en las
tierras de su pueblo natal. Como el grano escondido, así fue su vida. El Hno. Teódulo Hernando, que lo
conoció bien, así lo manifiesta: “fue un monumento al silencio que grita por sí sólo. Humilde, sencillo,
callado, siempre con ánimo positivo, atento. Hombre responsable, trabajador”. Más aún, sin hablar
mucho, su presencia ha dejado una gran huella. ¿Cómo no ver en esta actitud el silencio de María, que
se proclama sierva del Señor?
El Hno. Roberto Linares destaca en su persona y trayectoria de
vida su gran humanidad y la capacidad de abrirse a lo nuevo; el
hecho de ser hermano y amigo, pero un amigo noble y fiel. Se
distinguió por su cariño para los jóvenes. En esto coincide con lo
que expresa el Hno. Severiano, que tuvo también la oportunidad
de compartir años de comunidad con él: “Era una presencia viva
entre los jóvenes, adaptándose a las nuevas presencias,
compartiendo con las nuevas generaciones, abriendo su mente y
su corazón”; añade: “era un hombre de Dios”. Cuando se
preguntó al Hno. Eduardo Alburez, ¿quién era para él el Hermano Julio?, respondió con una de sus
expresiones lapidarias: “Un Marista químicamente puro”, “austero como un maragato”. El Hno. Julio
Liébana pudo observar en él al Hermano que observaba todo lo que prescribían las Constituciones, y lo
hacía con gran perfección.
Un discípulo del Hno. Julio del seminario y que llegó a ser Hermano marista, al recibir la noticia,
comunica: “La noticia de la muerte del Hno. Julio Valbuena no me ha entristecido, me ha servido para
ponerme en contacto con Dios y orar teniendo presente lo que Jesús dice en el Evangelio: dichosos los
mansos y humildes de corazón, vente, siervo bueno y fiel. Recordar su persona es comprobar las
maravillas que Dios hace cuando todo ocupa la totalidad de nuestro ser, así son los santos” (Eusebio
Cermeño, carta al Hno. Marcelino Ganzaraín).
Sin embargo, el Hno. Julio también era un ser humano, siempre delgadito, eso sí, que también sufrió
crisis, dudas, momentos buenos y otros no tanto. Pero cuantos lo hemos conocido, sabemos que
llevaba todo esto a la oración de cada día. Qué bien lo expresaba hace unos dos meses el Hno.
Marcelino Ganzaraín, al celebrar sus 75 años de vida Marista, cuando nos recordaba lo que le preguntó
en cierta ocasión: “Hno. Julio, cómo hace usted con la oración?” Y le respondió sencillamente: “Antes les
explicaba y les enseñaba a rezar a los postulantes, ahora soy yo el que hago oración con ellos”.
Ciertamente, encarnaba la espiritualidad del Padre Champagnat, salpicada muchas veces de humor y
comprensión para sus Hermanos.
El mismo Hno. Marcelino, que lo consideró hermano, amigo y padre, fue el que sugirió una lectura del
Evangelio para la Celebración de su funeral, porque la muerte del Hno. Julio es la oración continuada de
ofrenda y gratitud al Señor, y con Jesús proclama hoy ante la plena transparencia de la presencia del
Padre: “Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y
prudentes, y se las has dado a conocer a los sencillos. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me lo ha
entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y al Padre lo conoce sólo el Hijo y aquel a quien
el Hijo se lo quiera revelar…”
Y todos nosotros hoy podemos proclamar con gratitud con la comunidad de los Santos de la que ya goza
el Hno. Julio, con Champagnat y los primeros Hermanos, abrazados a la Buena Madre: “Yo te alabo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y prudentes, y se las
has dado a conocer a los sencillos…”
Hno Santiago Otero
Guatemala de la asunción, 22 de enero de 2011
Para el trabajo personal y grupal
-
Lee reposadamente el texto de la vida del hno. Julio.
Menciona tres aspectos de la personalidad del h. Julio que te llamen la atención
¿Por qué el hno. Julio puede ser un ejemplo de evangelizador marista?
HOJA DE REFLEXIÓN Y ACTIVIDADES PARA ESTUDIANTES DE 4º A 6º
José de Veuster, el futuro Padre Damián, nació en 1840 en Bélgica, en una
familia profundamente cristiana. Desde pequeño demostró un gran amor
a Dios y a los pobres.
A los 13 años tuvo que dejar la escuela para ayudar en los trabajos de la
finca. Más tarde, cuando tenía 18 años, su padre lo destinó al comercio de
granos y lo mandó, fuera de casa, a estudiar el francés. Allí descubre su
vocación. Escribe a sus padres: “- Quiero ser sacerdote.”
Sin más tardar los convence de dejarle ingresar a la Congregación de los
Sagrados Corazones. Esta Comunidad, nacida durante la Revolución
Francesa, tenía la finalidad de llevar el amor del Corazón de Cristo al
mundo y así renovarlo.
Cuatro años más tarde, en 1863, su hermano mayor, religioso de la misma Comunidad y recién
ordenado sacerdote, es designado para ir de misionero a las islas Hawai. Pero, habiendo caído enfermo
de gravedad, no puede partir. Con la entereza que lo caracteriza, Damián escribe al Superior General de
su Congregación: “- Quiero ir en lugar de mi hermano.” Aunque no ha terminado sus estudios, su
ofrecimiento es aceptado.
Ordenado sacerdote en Honolulu, a los 24 años, Damián, joven misionero, toma inmediatamente
posesión de un extenso y difícil territorio misionero en el distrito de Puna al oeste de la gran isla Hawai.
Poco después, el gobierno de Honolulu, para detener la epidemia de la lepra, decide recluir a los
enfermos, a la fuerza, en una cárcel natural de un promontorio pedregoso y azotado por los vientos, en
la isla de Molokai. En 1873, el obispo confía a sus sacerdotes su angustia respecto del infierno en que
viven los recluidos. Damián exclama: “- Heme aquí. Estoy dispuesto a sepultarme vivo con esos pobres
infortunados.”
Tiene 33 años, la edad en que Cristo murió en la cruz. La semana siguiente, sin más bienes que la ropa
que lleva puesta, desembarca en la isla, de la que solo la muerte le iba a librar 16 años más tarde.
De inmediato pone manos a la obra, armado del poder de la cruz. Sin más recursos que el amor de Dios,
un amor apasionado por la vida, por la salud y la dignidad, venciendo el asco que le causa el horrible
hedor de las carnes en putrefacción, hace prioritariamente de sacerdote; hombre vigoroso y de
inagotable energía física, hace también de enfermero y médico, de arquitecto e ingeniero; y, con más
agrado aún, de peón.
Consigue el agua potable, levanta bonitas casas pintadas de blanco, promueve el cultivo de la tierra y
organiza la vida social. Monta el orfanato para evitar que los niños fueran explotados. Funda el
cementerio pues, antes, los cadáveres de los leprosos yacían donde la muerte los encontraba; y
convierte los funerales diarios en fiesta.
Se identifica con sus pobres enfermos para devolverles el sentimiento de su dignidad: “- Nosotros, los
leprosos...” - les dice, aunque todavía no lo fuera. En sus prédicas, les habla de su grandeza de hijos de
Dios, les comunica la esperanza de una vida mejor: “- Nosotros, los leprosos, somos los amigos de Dios;
un día gozaremos de un cuerpo nuevo...”
Poco a poco, bajo su impulso de pastor, el pueblo de los leprosos va organizándose, progresa a nivel
material y moral y descubre la dimensión religiosa y espiritual.
EI secreto de esta entrega y energía inagotables era Jesús al que encontraba en la Eucaristía. “Sin la
presencia permanente de nuestro divino Maestro en el altar de nuestras pobres capillas - escribía - no
hubiera podido quedarme aquí ni un día.”
Poco a poco, gracias a su acción, la cruz de Cristo produce el más grande de los milagros: el infierno de
Molokai se convierte en paraíso, en antesala del cielo.
Once años después de su llegada a Molokai se produjo el acontecimiento que va a trastornar su vida:
aparecieron en sus piernas los primeros síntomas de la lepra.
A fines de 1884, el examen médico confirmó la presencia del terrible mal. El año siguiente, el rostro es
atacado; le quedan cuatro años de vida. Dios quiso que Damián, el buen pastor, se solidarizara del todo
con sus ovejas, participando de su misma enfermedad. Igual como Jesús se hizo uno de nosotros,
encarnándose en una humanidad pecadora, Damián se volvió un leproso más.
Cosa extraordinaria, se siente más feliz que nunca: “- Mis párpados empiezan a caer; pronto mi cara
quedará desfigurada. Me quedo tranquilo y resignado y hasta me siento más feliz en medio de mi
gente.”
En sus últimas semanas de vida, ya no puede salir a visitar a sus enfermos; pero ahora son ellos que
vienen, llenos de desesperación, a asaltar su casa para verle una última vez.
El 15 de abril de 1889, lunes de la semana santa, muere a los 49 años, en medio de los llantos de los que
lo consideraban como su padre.
La noticia se difundió por el mundo entero... Y desde aquel entonces, su ejemplo sigue siendo un
incentivo en la lucha contra todas las «lepras», y no cesa de suscitar, entre jóvenes y menos jóvenes, el
anhelo de servir con total entrega a los más necesitados.
Para el trabajo personal y grupal
-
Leer detenidamente el texto subrayando las frases que más llamen la atención.
Averigua qué es la lepra y si la medicina ha encontrado la cura definitiva.
Buscar en internet datos acerca del P. Damián, su obra y la celebración de su canonización.
Damián supo ver a Jesús en los rostros concretos de los leprosos. ¿En quiénes podrías reconocer
el rostro de Jesús hoy?
HOJA DE REFLEXIÓN Y ACTIVIDADES PARA ESTUDIANTES DE K A 3º
Llevando las Buenas Noticias
¿Has leído alguna vez el periódico? Yo lo
leo todos los días. Así es como me
mantengo al día de lo que está pasando
en el mundo. Todas las mañanas, antes
del desayuno, voy a la puerta del frente
de mi casa y recojo el periódico que ha
sido traído por una persona cuyo trabajo
es el llevar las noticias.
Cuando abro mi periódico, lo primero
que miro es la portada. Ahí es donde
escriben lo más importante. Después,
busco la página de deportes. Me agradan
los deportes y me gusta ver si mis
equipos favoritos ganaron. Algunas
veces lo hacen y otras no. Finalmente,
voy a mi parte favorita: ¡las tirillas cómicas! ¿Por qué lo hago a lo último? Bueno, en ocasiones algunas
de las noticias no son muy buenas, así que ¡me gusta terminar de leer el periódico con una sonrisa!
¿Sabes?, no conozco a la persona que me trae el periódico. Él o ella se levanta muy temprano en la
mañana cuando aún yo estoy durmiendo, enrolla los periódicos y va llevando las buenas nuevas o
buenas noticias.
La Biblia nos dice que Jesús viajó por todos los campos. Fue a muchos pueblos y villas, y dondequiera
que iba veía a muchas personas que estaban perdidas y necesitando ayuda. Esto le rompía el corazón.
Un día, se giró hacia sus seguidores y les dijo: "Hay muchos que necesitan ayuda, pero no hay suficientes
que estén prestos a ayudarlos. Oren para que el Señor envíe trabajadores para ayudarlos".
Cuando terminaron de orar, Jesús llamó a doce de sus seguidores para que lo siguieran. "Vayan", les
dijo, "sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los que tienen lepra,
expulsen a los demonios". ¿Sabes que más le dijo Jesús a sus discípulos? Les dijo: "Dondequiera que
vayan, prediquen este mensaje: El Reino de los cielos está cerca."
¡Uau! Esas son buenas nuevas (buenas noticias), ¿no es así? Piensa: "El Reino de los cielos está cerca".
No es un lugar inalcanzable que tengamos que esperar demasiado tiempo para llegar a él. De hecho,
puedes decir: "Está aquí…, ahora" (Juan 10:10) ¡Esas son unas buenas nuevas que todos deben
escuchar!
A la persona que me trae el periódico se le ha encargado el trabajo de llevar las noticias. Cuando salgo a
recoger mi periódico, espero que esté frente a la puerta. Si la persona no hace su trabajo, no recibo las
noticias. Al igual que Jesús llamó a los doce discípulos para llevar las buenas nuevas, él también nos ha
llamado a ti, a tus profesores y a mí a llevar las buenas nuevas. Si no hacemos nuestro trabajo, alguien
no recibirá las buenas nuevas de salvación hoy.
¿Qué buenas noticias puedes dar tú…
… en casa?
… en la clase?
… a tus amigos?
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