Capítulo 10 Posición natural de la cabeza César Augusto Pérez Córdova En los últimos años se ha venido haciendo énfasis en una situación muy especial que se refiere a la toma de la radiografía en una posición adecuada de la cabeza, que algunos autores o clínicos la han descrito como la posición natural de la cabeza. Sin embargo, desde mi punto de vista esta posición natural de la cabeza —en la que se toma la radiografía— no siempre coincide con la posición habitual de la cabeza, de acuerdo a su maloclusión. Mucho se ha escrito acerca de que las maloclusiones están acompañadas de una determinada posición de la cabeza. Lo anterior es cierto, como también lo es el hecho de que esa posición de la cabeza en una determinada maloclusión es habitual, pero también es natural, es decir, el paciente no puede bajar o levantar su cabeza porque la posición de ésta acompaña la maloclusión, entonces por lo tanto es natural que la cabeza tenga esa posición, lo cual la convierte en una posición habitual. Ahora bien, en la intención de obtener una buena posición de la cabeza para poder realizar un diagnóstico cefalométrico más preciso, se le pide al paciente que se coloque en el cefalostato en la posición «natural» de la cabeza que se requiere para realizar dicho diagnóstico, es decir, tomarla en una posición que tenga que ver con una «������������������������������������������������������� horizontal verdadera����������������������������������� »���������������������������������� a veces ayudándonos de una plomada (una referencia vertical), es decir, una cadena colocada en la parte anterior del chasis de la radiografía, con el fin de que dicha horizontal sea verdaderamente perpendicular a la «plomada» o referencia vertical. Sin embargo, y esto solo lo pueden visualizar o comprender mejor aquellos que han tomado radiografías de este tipo, colocar y tomar una radiografía en esa posición a veces es muy complicado, ya que el paciente se tiene que esforzar, a veces demasiado para mantener esa posición, aunque sea por unos cuantos segundos. De todos modos, aunque no se pueda tomar una radiografía de este tipo con esas consideraciones, desde mi punto de vista esto no afecta absolutamente nada en el diag- nóstico obtenido con el análisis de Pérez y en gran medida con ningún otro análisis cefalométrico, ya que si el paciente tiene cerrada la boca en su oclusión habitual, los resultados del análisis cefalom��������������������������������������� étric���������������������������������� o —es decir, todas las medidas lineales y angulares— no variarán así se haya tomado en diferentes posiciones dicha radiografía. Lo anterior lo podemos observar en las Figuras 10.1, 10.2 y 10.3, en donde la Figura 10.1 muestra la radiografía del paciente C. P. tomada en una posición adecuada de la cabeza. La Figura 10.2 muestra la radiografía del mismo paciente C. P. tomada con la cabeza levantada, y por último la Figura 10.3 muestra la radiografía del mismo paciente C. P. tomada con la cabeza dirigida hacia abajo. Ahora bien, como los aparatos radiográficos tienen filtros para tejidos blandos en la parte anterior, para que éstos se puedan ver�������������������������������������������� en una radiografía, entonces se podrá apreciar que en la Figura 10.1 se puede observar perfectamente todo el perfil blando del paciente, pero esto no sucede así en las Figuras 10.2 y 10.3 porque al salirse del margen del filtro, por ejemplo, en la Figura 10.2, en donde el paciente tiene la cabeza levantada, se aprecia mejor el tejido blando del mentón y no sucede lo mismo con el tejido blando de la nariz y de la frente, porque esta parte de los tejidos blandos se «���������������������������������������������������������� ����������������������������������������������������������� salió����������������������������������������������������� »���������������������������������������������������� del margen que abarca el filtro. Lo contrario sucede en la Figura 10.3, en donde la parte del tejido blando que se «sale» del filtro es la que corresponde a los tejidos blandos del mentón. El que no se aprecien los tejidos blandos en una radiografía puede afectar el diagnóstico cefalométrico en los casos que así se requiera. Cabe señalar también que estas tres radiografías fueron tomadas en posiciones excesivamente anormales, solo para ilustrar que los resultados cefalométricos —angulares y lineales— no varían entre ellas, pero esta situación difícilmente podría verse en una radiografía tomada en condiciones normales en donde no existiría tanta inclinación de la cabeza hacia arriba o hacia abajo. 235 236 Tratado de Cefalometría Una de las ventajas del análisis de Pérez es que utiliza el plano silla-nasion que es muy fácil de identificar, ya que esos dos puntos son muy fáciles de localizar. No sucede lo mismo con otros análisis en donde algunos puntos como el orbital, el porion y el basion pueden ser de más difícil ubicación. En esta parte cabe hacer la aclaración que en los análisis en donde se utiliza el punto porion, y éste se pueda localizar perfectamente bien, el hecho de tener la cabeza dirigida hacia arriba o hacia abajo no afectará ninguna medida. Pero habrá que tener cuidado en aquellos casos en donde se tome como referencia la oliva del aparato de rayos X porque entonces sí habrá diferencias significativas, ya que si se da cuenta, amable lector, podrá ver cómo en las tres diferentes radiografías, dicha oliva queda en una posición diferente en cada una de ellas, pudiendo obtener como consecuencia de ello, tres diferentes planos de Frankfort. Eso no sucede con el punto porion anatómico, que acompaña a todas las demás estructuras, porque es un punto fijo como todos los demás y que se mueve hacia arriba o hacia abajo como lo haría, por ejemplo, el punto Silla. Las Figuras 10.4, 10.5 y 10.6 muestran algunos trazos importantes del análisis de Pérez, y que como dijimos anteriormente, no se ven afectados en absoluto por el cambio de posición en que fueron tomadas dichas radiografías. En resumen, las diferencias radiográficas que pueden dar datos diferentes entre una radiografía tomada en una buena posición de la cabeza, con respecto a otra que se tomó con la cabeza dirigida hacia arriba o con la cabeza dirigida hacia abajo, son básicamente los siguientes: 1. El tejido cutáneo submandibular, es decir si el pacien- te levanta la cabeza, éste se verá estirado, pero si al contrario, el paciente baja la cabeza, el tejido cutáneo submandibular se abultará demasiado. En los análisis de tejidos blandos que miden estas características, por supuesto se verán reflejadas en números estas diferencias. Sin embargo, cabe hacer una aclaración al respecto: como ya mencioné anteriormente, la posición de la cabeza en una buena toma radiográfica no se ve afectada de manera importante, por lo que la mayoría de los análisis de tejidos blandos se pueden realizar sin problema alguno aun cuando el operador crea que la radiografía no se tomó en la posición natural de la cabeza. El análisis de Pérez contempla todo el diagnóstico cefalométrico desde el punto de vista óseo y dental, y aunque la recomendación es analizar los tejidos blandos con los análisis que tenemos a la mano, siempre será motivo de polémica dicha apreciación. Desde mi punto de vista creo que debemos realizar algunas adecuaciones a los análisis que utilizamos de forma rutinaria, ya que como sucede con los aspectos óseos, es lógico que existan diferencias notables entre los diferentes biotipos, cosa que hasta la fecha no se ha contemplado en ningún análisis de tejidos blandos y por lo tanto será motivo de otra entrega. 2. Las vías aéreas en un paciente que levanta la cabeza se verán más amplias en sentido sagital, y si el paciente baja la cabeza, las vías aéreas se verán muy angostas en este mismo sentido. Este ejercicio es muy fácil realizarlo si medimos sobre la misma línea del plano mandibular a nivel de las vías aéreas. 3. La distancia o separación entre las vértebras cervicales. En este caso, la diferencia entre las radiografías tomadas en las tres diferentes posiciones es mínima aunque para algunos puede ser significativa. Sin embargo, para aquellas personas que estudian los cambios que han sufrido en su curvatura las vértebras cervicales una vez corregida la maloclusión original (sobre todo después de un tratamiento de ortopedia dentofacial o de cirugía ortognática, en Clases II o Clases III esqueletales o mordidas abiertas esqueletales, por ejemplo) siempre será importante tomar las radiografías en la misma posición (la inicial y las subsecuentes) y para ello sí es necesario estandarizar la toma de la misma. De cualquier modo, las tres situaciones anteriormente descritas, en donde la posición de la cabeza puede alterar ciertas medidas, no han sido contempladas en el análisis de Pérez y por lo tanto no influyen en el diagnóstico obtenido a través de éste. Capítulo 10 Posición natural de la cabeza Figura 10.1 Figura 10.2 237 238 Tratado de Cefalometría Figura 10.3 Figura 10.4