La ejecución de Sentencia en el procedimiento colectivo de despido

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La ejecución de Sentencia en el procedimiento colectivo de despido del
artículo 124 de la Ley Reguladora de Jurisdicción Social
Rubén Doctor Sánchez–Migallón
Actualidad Laboral (La Ley), 27/01/2014
RESUMEN: El presente artículo aborda la problemática de la ejecución de la
Sentencia de despido dictada en el proceso colectivo del artículo 124 de la Ley
36/2011, de 10 de octubre, reguladora de la jurisdicción social y, en especial,
las diferentes redacciones y problemáticas que ha suscitado dicho precepto a lo
largo de las últimas reformas que se han producido en el mismo.
ABSTRACT: This article treats the problem about the execution of the judgment
in the dismissal collective procedures of the Act 124 of the Law 36/2011, of
October 10, Law on Social Jurisdiction and, specially, the several redactions and
problems of this article since the last changes in it.
PALABRAS CLAVE: jurisdicción social, procedimiento laboral, despido colectivo,
proceso colectivo, ejecución de sentencia.
KEY WORDS: social jurisdiction, employment proceedings, collective dismissal,
collective procedure, execution of judgment.
I.
Introducción.
En la vertiginosa carrera de reformas a la que nos tiene acostumbrado el
Legislador en los últimos tiempos, destacan especialmente las modificaciones
que, en una vertiente procesal, se han producido en el artículo 124 de la Ley
36/2011, de 10 de octubre, reguladora de la jurisdicción social (LRJS).
Ciertamente, se trata de un precepto sobre el cual bien podría escribirse una
obra monográfica, lo que ciertamente resulta preocupante cuando se trata de un
precepto procesal de aplicación en la práctica forense diaria.
Pues bien, a lo largo de las siguientes líneas haremos un recorrido por el
peregrinaje que, en lo que se refiere al carácter ejecutivo o no de las Sentencias
1
dictadas en el proceso colectivo, se ha producido en las diferentes modificaci ones del reiterado artículo 124 de la norma de ritos laborales, hasta llegar a la
reciente modificación mediante Real Decreto Ley 11/2013, 2 agosto, para la
protección de los trabajadores a tiempo parcial y otras medidas urgentes en el
orden económico y social en la que, abiertamente, se recoge el carácter
ejecutable de las Sentencias colectivas firmes dictadas si se declara la n ulidad
del procedimiento de despido colectivo.
A los anteriores efectos, partiremos de la redacción originaria del precepto tras
la eliminación el requisito de la autorización administrativa (Real Decreto Ley
3/2012), continuaremos con la modificación llevada a cabo mediante Ley
3/2012, para concluir con la última – por el momento- modificación que, con
clara vocación de mejora técnica, se ha querido dar a través del antedicho Real
Decreto Ley 11/2013.
II.
El punto de partida: el Real Decreto Ley 3/2012 y la Ley
3/2012.
De acuerdo con la redacción del art. 124 LRJS previa a la modificación de julio
de 2012, la Sentencia que declaraba nulo un despido colectivo era una
Sentencia meramente declarativa y, por lo tanto, exigía una reclamación
individual del trabajador para que éste pudiera tener derecho a la readmisión.
En efecto, el párrafo 3 del art. 124.9 LRJS, en su redacción dada mediante Real
Decreto Ley 3/2012, decía lo siguiente:
“(…) La sentencia declarará nula la decisión extintiva cuando no se haya
respetado lo previsto en los artículos 51.2 o 51.7 del Estatuto de los
Trabajadores, u obtenido la autorización judicial del juez del concurso en
los supuestos en que esté legalmente prevista, así como cuando la medida
empresarial
se
haya
efectuado
en
vulneración
de
derechos
fundamentales y libertades públicas o con fraude, dolo, coacción o abuso
de derecho.”
No obstante lo anterior, hay que hacer notar que el propio artículo 124.11º.b)
LRJS, tras indicar que lo resuelto mediante Sentencia firme en el proceso
colectivo causaba efecto de cosa Juzgada en los procesos individuales, hacia una
remisión hacia el artículo 160.3º del mismo texto legal que podía llegar a dar
pábulo a interpretaciones por las cuales, si se contenían los datos, características y requisitos precisos para una la individualización de los afectados
2
(trabajadores despedidos), ello pudiera conducir a una ejecución directa de la
Sentencia de orden colectivo.
Y mayor duda podía suscitar la posible ejecución de Sentencias colectivas que
declarasen la nulidad del despido y, como consecuencia, la reposición en el
puesto de trabajo que conlleva la misma. Y es que ya existió algún pronunci amiento1 que, en materia de conflicto colectivo de modificación sustancial admitió
la posibilidad de que fuera el comité de empresa quien solicitara la ejecución de
una sentencia que decidía sobre condiciones que afectaban a terceros –
trabajadores-, que no eran partes en el proceso, lo que no descartaba la
aplicación de la misma lógica a un proceso como el de despido que declarase la
nulidad de la medida, lo que, per se y aunque expresamente no se dijera en ese
momento, suponía la “reposición” de los trabajadores en la situación anterior.
No obstante lo anterior y en opinión que compartimos, rápidamente se descartó
la posible ejecución directa de estos procesos en vía judicial. Así, la SAN de 25
de junio de 20122 declaró el carácter declarativo de la Sentencia colectiva de
despido sobre la base de argumentar que “(…) se trata, por tanto, de una
sentencia declarativa, en la que solo cabe declarar la nulidad de la decisión
extintiva, sin que quepa condenar al empresario a readmitir a los trabajadores
afectados, más los salarios de tramitación, como se pretende en la demanda, ya
que dichas pretensiones deberán satisfacerse, en su caso, mediante los
procedimientos de impugnación individual de los despidos, regulada en el art.
124.11 LRJS, en los que el pronunciamiento de esta sentencia, una vez firme,
desplegará efectos de cosa juzgada, conforme dispone el art. 124.11.b LRJS”.
Y es que, efectivamente, la norma, además de recoger un contenido meramente
declarativo, no permitía ni contemplaba trámite alguno para poder ejecutar en
su vertiente colectiva este tipo de procesos, máxime cuando el propio artículo
153.1º de la norma adjetiva expulsaba del proceso allí contemplado – y que
incluye la posible ejecución del artículo 160.3º- al proceso de impugnación de
despidos colectivos y, por su parte, el artículo 247.1º del mismo texto sólo
permitía la ejecución de las Sentencia colectivas específicamente en el tan
citado artículo 160.3º no aplicable a los despido colectivos.
A lo anterior hay que añadirle un dato adicional que desaconsejaba inclinarse
hacia la admisión de la ejecución de la Sentencia colectiva: los posibles pactos o
acuerdos que, en el plano individual, pudieran alcanzarse antes de la Sentencia
del proceso colectivo. Y es que ningún precepto prohíbe que, en dicho plano
individual y con independencia del proceso de naturaleza colectiva, se alcancen
1
2
Vid. STSJ Asturias de 7 de marzo de 1997 (AS 1997/513).
LA LEY 86024/2012.
3
acuerdos transaccionales para poner fin a la controversia del derecho individual
por excelencia, esto es, de la pervivencia o no de la relación individual de
trabajo y de su extinción o no a través de transacciones 3.
En consecuencia y a pesar de los “cantos de sirena” que pudieran hacer caer en
la tentación de pensar en la posibilidad de ejecución de esta Sentencia en este
proceso
por
los
sujetos
colectivamente
demandantes,
la
misma
parecía
descartable en vía colectiva, incluyendo lógicamente la ejecución provisional.
La siguiente vuelta de tuerca la encontramos en la Ley 3/2012 dictada en el mes
de julio, esto es, poco más de 5 meses tras el primer redactado. Dicha norma
introdujo una frase en el último párrafo del art. 124.11 LRJS:
“(…) La sentencia declarará nula la decisión extintiva cuando el empresario
no
haya
realizado
el
período
de
consultas
o
entregado
la
documentación prevista en el artículo 51.2 del Estatuto de los Trabajadores o no haya respetado el procedimiento establecido en el artículo 51.7
del mismo texto legal u obtenido la autorización judicial del juez del
concurso en los supuestos en que esté legalmente prevista, así como
cuando la medida empresarial se haya efectuado en vulneración de
derechos fundamentales y libertades públicas. En este supuesto la sentencia
declarará
el
derecho
de
los
trabajadores
afectados
a
la
reincorporación a su puesto de trabajo, de conformidad con lo previsto en
los apartados 2 y 3 del artículo 123 de esta Ley.”
Lo anterior volvía a introducir el interrogante de si, con la expresión de que la
Sentencia declarará en los supuestos de nulidad el derecho a la reincorporación,
se estaba convirtiendo en ejecutiva la declaración de nulidad.
Sin embargo, tal carácter podría volver a ser descartado exactamente por los
mismos razonamientos que los expuestos en el anterior redactado. Obviamente,
cualquier duda queda despejada cuando el Legislador ha tenido que declarar
expresamente su carácter ejecutivo en la modificación a la que a continuación
nos referimos.
III.
Situación actual: el Real Decreto Ley 11/2013.
Bajo el conocido paraguas de la situación de crisis y la necesidad de adopción de
reformas, el pasado mes de agosto entró en vigor el Real Decreto Ley 11/2013
que, en lo que aquí interesa, volvía a retocar el artículo 124 LRJS y venía a dar
3
En este sentido y reconociendo la posibilidad de pactos individuales, Vide SAN de 27 de julio de
2012 (LA LEY 125612/2012).
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marchamo de realidad a la posibilidad de ejecutar por la vía colectiva las
Sentencias firmes que declaren la nulidad del despido colectivo, descartándose
así la ejecución por vía colectiva de las Sentencias que declaren el despido no
ajustado a derecho, los cuales deberán seguir su tramitación individual, sin
perjuicio del efecto de la cosa juzgada de la Sentencia o de los acuerdos de
conciliación judicial, aspecto novedoso este último de otorgarle ese efecto a los
acuerdos judiciales, aunque – dicho sea de paso- llama poderosamente la
atención que se atribuya ese efecto a los acuerdos judiciales y siga dársele
presunción de certeza a los acuerdos alcanzados en el período de consultas que
antaño admitió el Tribunal Supremo cuando los procedimientos de despido
colectivo requerían de autorización administrativa.
En relación con lo anterior, cabe destacar que el nuevo texto introduce una
modificación en el artículo 247.2º de la LRJS por el cual la modalidad de
ejecución de sentencias firmes regulada en este artículo será aplicable a “ los
supuestos de despido colectivo en los que la decisión empresarial colectiva haya
sido declarada nula”.
En consecuencia, parece innegable ahora la posible ejecución de las Sentencias
firmes de despido colectivo, siempre que la misma haya supuesto la declaración
de nulidad, excluyendo, a sensu contrario, la ejecución de las Sentencias que
declaren que la misma no es ajustada a Derecho y, expresamente, declarando el
carácter declarativo de la acción que puede interponer el empresario.
Se colman, al mismo tiempo, muchas de las dudas a las cuestiones que
planteábamos más arriba.
Así y en primer lugar, se abre la puerta al trámite de fijación de los datos y
circunstancias que, con anterioridad, no resultaba posible. En este sentido, el
propio artículo 247.1º de la LRJS fija una suerte de incidente que incluye
requerir a la parte ejecutada para que, tratándose de ejecución pecuniaria como
puede ser el relativo a los salarios de tramitación, en el plazo de un mes, que
podrá prorrogarse por otro mes cuando la complejidad del asunto lo exija, en
relación a cada uno de los trabajadores en cuya representación se inste la
ejecución, cuantifique individualizadamente la deuda y proponga, en su caso,
una fórmula de pago. De cumplir el ejecutado el requerimiento, el secretario
judicial instará a la parte ejecutante para que manifieste su conformidad o
disconformidad con los datos proporcionados, así como sobre la propuesta de
pago.
Igualmente, si la parte ejecutante acepta, en todo o en parte, los datos
suministrados de contrario sobre la cuantificación y la propuesta de pago, el
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secretario judicial documentará, en su caso, la avenencia en los extremos sobre
los
que
exista
conformidad,
incluyéndose
el
abono
de
los
intereses
si
procedieran, pero sin imposición de costas.
Si el ejecutado no cumple el requerimiento oponiéndose formalmente a la
ejecución, en todo o en parte, en el término concedido, o de no aceptarse por la
parte ejecutante, en todo o en parte, los datos proporcionados por aquél o su
propuesta de pago, se seguirá el trámite incidental previsto en el artículo 238 de
esa norma.
Este último incidente entendemos que también debería ser aplicado para la
obligación de readmisión en sí misma o para determinar si la misma ha sido
realizada correctamente que no puede hacerse simplemente con el trámite del
artículo 247 de la LRSJ.
Ahora bien, sin desconocer la utilidad de este trámite, nótese que determinados
procesos en los que las extinciones pueden ser amplias en número, la ejecución
puede resultar realmente más tediosa que el propio proceso declarativo.
Por otra parte, cabe plantearse si, tras la admisión de la ejecución de Sentencia
colectiva
que
declare
la
nulidad,
siguen
siendo
posible
los
acuerdos
o
transacciones individuales tras la extinción de los contratos. Y la respuesta nos
parece
afirmativa.
Efectivamente,
no
existe
inconveniente
en
admitir
la
posibilidad de tales acuerdos tal y como ha sostenido la doctrina judicial anterior
a la reforma, a lo que hay que añadir que el artículo 247.1º.g) de la propia
norma procesal indica que “los sujetos que, pudiendo resultar beneficiados por
el título ejecutivo, no quieran ejercitar su acción en el proceso de ejecución
colectivo, podrán, en su caso, formularla individualmente a través del proceso
declarativo que corresponda”.
En consecuencia, obviamente los sujetos individuales no son dueños de la acción
colectiva – al menos, en términos estrictamente normativos-, al igual que el
sujeto colectivo no puede ser dueño de la decisión final sobre el pacto individual
del despido ni de la situación legal de desempleo creada tras dicha extinción
transaccionada por la vía legal oportuna, ni sobre la posibilidad de que el sujeto
individual se aparte de la ejecución que le pudiera beneficiar.
Para finalizar, creemos que para evitar el vacío de saber qué ocurre si no se da
cumplimiento a la Sentencia firme de despido colectivo en su vertiente de
readmisión en sí mismo y que no colman ni los artículos 237 ni 248 de la LRJS,
no hubiera estado de más haber hecho una remisión a los artículos 283 y 284 de
la norma procesal, esto es, las consecuencias de la falta de ejecución de
6
Sentencias nulas de despido individual. Está por ver si se aplicarán de forma
analógica. Igualmente, descartamos – ni siquiera por la vía de la analogía- la
ejecución provisional, en la medida en que el Legislador habla expresamente de
Sentencias firmes.
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