superyo Sexo en aprietos Deseos desinflados De causas tanto biológicas como psicosociales, la pérdida o disminución del apetito sexual puede ser revertida con voluntad personal y una aproximación terapéutica adecuada. El tratamiento puede incluir fármacos y apoyo médico, psicológico y sexológico individual y de pareja / Lisseth Boon 82+SALUD Posibles causas • Cansancio o rutina en la pareja. • Discordia marital. • Cambios hormonales. • Menopausia. • Cáncer. • Quimioterapia. • Depresión. • Estrés y ansiedad. • Histerectomía. • Fármacos (ciertos antidepresivos, ansiolíticos, antihipertensivos, hipotensores). • Disfunciones sexuales (eyaculación precoz, anorgasmia). • Abuso de drogas o alcohol. • Traumas (violación, abuso infantil). • Educación religiosa. El deseo de mantenerse sexualmente activo es clave para encender nuevamente la “chispa” Es una de las causas de consulta sexológica más frecuentes. Y aunque no existe un “medidor” universal para calificar el nivel de deseo, una mujer y un hombre sanos deben tener un grado de apetito sexual que, de forma individual y en relación a la pareja, vivan como suficiente y gratificante. Si a ver vamos, el ser humano está preparado por naturaleza para desear y buscar placer. El deseo es entendido como una manifestación fisiológica de la necesidad de accionar y obtener una respuesta sexual completa, que comprende las fases de deseo, excitación, orgasmo y resolución. Se trata de una expresión individual que determina las veces que una persona se activa sexualmente por voluntad propia (mediante pensamientos, señales visuales o verbales) con el fin de satisfacer esa pulsión natural del organismo. La ausencia de ganas de participar en la actividad sexual se evalúa, entonces, como un trastorno, porque “no es normal que merme o se inhiba una parte de la fisiología propia del organismo”, subraya Gerardo Giménez-Ramírez, médico sexólogo y psicoterapeuta. Balance individual “Por ser la sexualidad tan biopsicosocial como el ser humano, la falta de deseo causa incomodidad en quien lo sufre y en la pareja, malogrando la autoestima. Muchas crisis maritales son producto de esa afectación de las relaciones”, subraya Giménez-Ramírez. Si bien a veces se confunde el deseo sexual inhibido o hipoactivo con la baja frecuencia, Activarse de nuevo El tratamiento para la disminución o inhibición del deseo sexual supone una aproximación integral: • Identificación de la causa a través de una entrevista médica, examen físico, análisis de laboratorio y estudios especiales (según el caso). • Manejo interdisciplinario de las condiciones orgánicas y psicológicas que puedan estar afectando la salud del individuo e influyendo en su deseo sexual. • Tratamiento farmacológico (reemplazo hormonal, uso de lubricantes íntimos, medicación para la erección). En caso de deficiencia de andrógenos, es posible administrar testosterona. • Terapia sexual para rehabilitar la sexualidad a través de la corrección de errores de concepto, sensibilización al placer sensual y genital, desensibilización a la angustia, aumento del repertorio erótico, aprendizaje de maniobras orgásmicas coitales y no coitales y tratamiento de disfunciones sexuales preexistentes. • Apoyo psicoterapéutico individual y de pareja. • Aumento en la frecuencia de actividades deportivas: mejora el flujo sanguíneo –incluso en las zonas genitales– y potencia el deseo sexual. hay diferencias. Muchas personas calificadas como “apáticas”, por tener una periodicidad de contacto íntimo menor que el promedio –lo que socioculturalmente se entiende como “normal”–, tienen una actividad plena y satisfactoria con su pareja. El problema está cuando la recurrente ausencia de ganas genera consecuencias como angustia y dificultades interpersonales. En esos casos, la inhibición debe, necesariamente, ser atendida. La pérdida de deseo puede ser de carácter permanente o circunstancial. Es fundamental, 83+SALUD superyo deseos desinflados Tipos • Circunstancial. Alude a quienes experimentan un descenso en sus ganas después de mantener durante años una sexualidad satisfactoria. ¿Las razones? Aburrimiento o infelicidad en la pareja, depresión, ciertos medicamentos (antidepresivos, antihipertensivos, ansiolíticos, hipotensores), alteración del equilibrio hormonal. • Permanente. Se refiere a quienes nunca han sentido ganas de contacto sexual. Suele asociarse a acontecimientos traumáticos durante la infancia o la adolescencia, o bien obedecer a una deficiencia hormonal. entonces, que el individuo identifique cuánto ha disminuido su frecuencia, sobre la base del número de veces que tiene ganas de “activarse” en el presente en comparación con el pasado. “Debe tener en cuenta las veces que le dice ‘no’ a la pareja, las excusas para desembarazarse de la obligación de ‘tener que responder’ y las acciones que toma para evadir los momentos de intimidad, como hacer creer que ya está dormido o llegar tarde a casa para limitar el tiempo en la cama”, precisa Giménez-Ramírez. Por igual Aunque el despertar sexual se manifiesta en la pubertad –por el estallido hormonal y el consecuente comportamiento sexual impulsivo–, la ausencia de deseo como disfunción no tiene edad definida. Sin embargo, aclara GiménezRamírez, es “más frecuente en los adultos mayores por la disminución de la producción de hormonas sexuales que suponen las ‘pausias’ (menopausia y andropausia), por las enfermedades que aparecen con el paso de los años y sus tratamientos”. Otro factor, precisa el especialista, también puede incidir: socioculturalmente los extre- 84+SALUD mos de la vida –niñez y vejez– son muy cuestionados sexualmente y se cree que la función sexual no debería manifestarse en personas de esas edades. En cuanto a la incidencia del trastorno por sexo, hasta hace poco se pensaba que las mujeres padecían de deseo hipoactivo con mayor frecuencia que los hombres, fundamentalmente por el impacto de la menopausia. Hoy se sabe que la condición no distingue entre géneros. Identificar el origen Las causas de la disminución o inhibición del deseo sexual son múltiples, tanto biológicas como psicosociales. Una de las más comunes es el descenso en la producción de hormonas sexuales. Si a esa condición orgánica se le suman enfermedades asociadas con el cambio hormonal, tratamientos con fármacos, anticonceptivos orales, discordia de pareja, castración sociocultural y psicológica, inadecuada e incompleta educación sexual, experiencias * Es importante realizar un historial detallado para que el tratamiento pueda estar dirigido a suprimir o aliviar la causa subyacente (conflicto de pareja, depresión, desequilibrio hormonal u otra disfunción sexual). sexuales traumáticas o dolorosas, trastornos psicológicos o disfunciones sexuales preexistentes, la condición se agrava o se hace más evidente. En el caso específico de las mujeres de mediana edad, la menopausia es señalada como una de las principales causas de la disminución del deseo sexual. El impacto no sólo se explica por la acción directa de las hormonas sexuales femeninas en el sistema nervioso central, sino también por síntomas característicos como la resequedad vaginal y el consecuente dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia). “En algunas pacientes el cese de la menstruación les da más libertad para disfrutar de su sexualidad, por la ausencia del temor de quedar embarazadas. Hay que aclarar, sin embargo, que esto no ocurre en todas, sino en aquellas que conciben el sexo como algo natural, lo disfrutan a plenitud y han mantenido su frecuencia durante el tiempo, incluso en la edad adulta”, aclara Giménez-Ramírez. Algunos fármacos –incluyendo ciertas drogas contra el cáncer– también provocan desequilibrios hormonales o actúan en el sistema nervioso causando estados de somnolencia o lentitud que terminan por influir en el deseo sexual. La depresión por sí sola se cuenta, igualmente, entre las causas de la inhibición del deseo. Se trata de un estado psicoemocional, explica Giménez-Ramírez, caracterizado por la pérdida de motivación para llevar adelante cualquier actividad y en el que la capacidad de sentir agrado o placer está prácticamente anulada (nada es llamativo ni satisfactorio). ¿Inapetente? Hay preguntas que se deben responder –abiertamente– para facilitar el diagnóstico y ayudar a identificar la causa de la disminución del apetito sexual: • ¿Se produjo de repente u ocurre en todas las relaciones estables? • ¿Está relacionada con ciertas circunstancias (problemas laborales o conyugales, estrés, duelo)? • ¿Padece alguna enfermedad? • ¿Ha cambiado recientemente de medicación? • ¿Tiene mayor interés sexual por otras personas diferentes a su pareja? • ¿Experimenta fantasías sexuales? • ¿Con qué frecuencia se masturba? Si bien la medicación antidepresiva mejora el estado de ánimo y puede, entonces, despertar nuevamente el deseo sexual, el tratamiento prolongado que demanda la depresión (un mínimo de seis meses) tiene efectos secundarios sobre la líbido: la elevación de los niveles de prolactina (secretada por la hipófisis) suprime la producción de hormonas sexuales y, en consecuencia, disminuye el impulso a tener contacto íntimo. En cualquier caso, insiste Giménez-Ramírez, la falta de interés en el sexo se puede revertir. Ante todo, es importante tener presente que es normal que las personas experimenten cierto desgano en algunas etapas de la vida. Eso no significa necesariamente que la pareja esté en crisis o que se haya apagado el amor. “La disminución del deseo se convierte en problema cuando se torna crónica o se malinterpreta por falta de información correcta o educación sexual adecuada”, precisa el especialista. • F u e n te c o n s u ltada º Gerardo Giménez-Ramírez, médico sexólogo y psicoterapeuta. Adjunto al Servicio de Urología del Hospital Universitario de Caracas. º www.netdoctor.es 85+SALUD