CERRANDO LOS OJOS Ya no cuece el sol el viento de los abetos, por entre los barrotes aún me queda pero energía para observar con nostalgia y amor el dulce y picante astro. Un astro es suficiente para pensar porque florecemos y morimos, vayamos a donde vayamos, al fin del día, nos encontramos, en el lecho de noche, cerrando los ojos, con ellos se aparecen imágenes que se intercambian con la oscuridad. El día, atravesado, se ha vuelto gris, su cielo colapsado ha empezado a lloviznar agua dulce. Nos hemos entretenido con las colillas de tabaco y ahora somos eternos meditabundos. Víctor y David Campos