CARLOS ALBERTO JIMÉNEZ V. Magister Comunicación y Educación PHD Profesor Titular Universidad Libre Seccional Pereira LOS JUEGOS TRADICIONALES EN PEREIRA RECUPERANDO NUESTRA HISTORIA LÚDICA Con relación a la historia del juego en Pereira, es necesario remontarse a las prácticas lúdicas de nuestros ancestros, los Quimbayas, en cuya organización social cabe destacar los planteamientos de Luis Duque Gómez* con respecto al carácter lúdico – guerrero, que tenían los juegos en estas comunidades, los indios se reunían para beber chicha y solazarse, después de embriagarse se formaban grupos entre mujeres, muchachos y adultos gritando "batatabati" que según los historiadores quiere decir "ea, juguemos"; arremetían unos a otros con propulsores o tiradores, varas u otras armas resultando heridos y muertos en estas prácticas de nuestros antepasados. Recordemos que para los indígenas no existe dicotomía entre juego y trabajo, sino que como en este caso el juego hacía parte de sus prácticas culturales. Para muchos historiadores y antropólogos, los juegos de los Quimbayas tienen algunos parecidos con los de las culturas indígenas mexicanas. Lo cierto es que existen pocos escritos sobre los juegos realizados por los Quimbayas, sólo quedan como imágenes imborrables los guerreros lúdicos de nuestro fallecido historiador Hugo Ángel Jaramillo1, para el que los juegos en las comunidades indias eran para agradar a los ojos del soberano, del cacique o de los nobles privilegiados que desde sus palcos contemplaban regocijados la hazaña, para luego celebrar la ofrenda sagrada a sus dioses de la otra vida. El juego en Pereira no ha estado desligado de la influencia de la religión, la magia, los mitos que de una u otra forma están ligados a lo lúdico, es decir, el juego puede servir de vehículo para recuperar nuestra memoria cultural. A través del tiempo, el juego ha venido consolidando, la memoria lúdica, de una ciudad como Pereira. Entre los juegos tradicionales, existen algunos elementos, que a pesar del tiempo siguen vigentes en las prácticas culturales, como son la piedra, la pelota, la arena y el agua, objetos manipulables de alto contenido lúdico, que siempre han tenido el mayor grado de atractivo para el hombre. La pelota por su magia y por ser impredecible, hecha con hojas, paja, trapos en el pasado, o cuero y plástico en el presente, pero siempre utilizada por el hombre no sólo para jugar sino para ciertas ceremonias religiosas debido a sus asociaciones y relaciones simbólicas con la tierra. En el Popol-Vuh (relato mítico – religioso), se describe de manera hermosa la relación entre juego y moral, entre juego y pedagogía, como una manera de * Luis Duque Gómez, Juan Friede, Jaime Jaramillo Uribe. Historia de Pereira. Club Rotario de Pereira. 1963. 1Historiador, antropólogo, humanista e investigador. Nació en Pereira en 1933. Entre sus obras se cuentan: Historia de Pereira, El Deporte indígena, Los Falsos Apóstoles de América, El deporte en la época clásica, El encubrimiento de América, El suicidio en la inteligencia, Pereira espíritu de libertad, El Tango: Del burdel al vaticano. enseñar al colectivo las diferencias entre el bien y el mal. También se muestra la relación entre el origen y el movimiento del cosmos con la pelota la cual era manipulada por los dioses en forma de alegoría: "juguemos a la pelota dijo el señor de Xibalbá. Qué están haciendo sobre la tierra? Quiénes son los que hacen temblar y hacen tanto ruido, que vayan a llamarlos, que vengan a jugar aquí a la pelota, donde los venceremos..." (Capítulo 1). Debido al gran simbolismo que tuvo el juego dentro de las sociedades pasadas, es que podemos ver cómo sus manifestaciones no sólo se reproducen a través de objetos manipulables, sino a partir de narraciones y relatos que en su oralidad y en la forma de transmitirlos contenían y aún conservan gran riqueza lúdica. Narraciones que en la cultura regional, adquirieron diferentes formas de transmisión y que quedaron plasmadas en los sainetes o danzas de los campesinos, en los que se utilizaron relatos con manifestaciones épicas, didácticas y recreativas, acompañadas por bailes y danzas como el pasodoble, el choroto, la redova, el chotis o la polka, las vueltas y las marchas. También, los mitos y las leyendas tienen la función de servir de puente a la búsqueda de la verdad, a través de ejemplos narrativos de situaciones reales, en contextos que no lo son. Los principales mitos en la región utilizados como narraciones lúdicas, para que los niños tuvieran disciplina, corresponden entre otros, a los siguientes: "La Patasola", 'La Madremonte", "El Bracamonte", "EL Patetarro", "El Mohan", "El Cura sin cabeza", "El chucho", "La mano peluda", etc. Entre la relación del juego con el deporte, cabe mencionar en un pasado la pesca, la natación y otros deportes. Se tiraban tacos de pólvora a la quebrada del Oso en donde abundaba el Bocachico o se pescaba con el anzuelo y las carnadas tradicionales en el río Otún especies como el Negro, la Sabaleta y el Capitán. También se pescaba en el río Consota, en la Dulcera o lángaras en la Arenosa. Es de aclarar que dichas prácticas fueron funestas para los ecosistemas La natación como práctica lúdica en la región fue una actividad que inicialmente fue practicada por las comunidades que moraban cerca de los ríos del Viejo Caldas, para posteriormente convertirse en una práctica lúdica hecha por todas las clases sociales existentes a comienzos de siglo. Los tradicionales baños en los ríos y en los charcos del Pilón, la Bananera, la Platanera, Otún, Consota, especialmente en una zona conocida hoy como la curva. La Dulcera y la Arenosa servían también para estos propósitos. En los ríos de Pereira todavía existen competencias de nado y clavado hechos especialmente por las clases populares dentro de una óptica de juegos de vértigo en los cuales existe un pánico voluptuoso, el cual siempre causaba un alto grado de diversión, tanto para el que participaba desde las piedras como para el observador. Las prácticas de los ríos en muchos casos eran acompañado por el famoso "paseo de olla", experiencia cultural que está desapareciendo en la actualidad y que tradicionalmente unía a la familia en un ritual lúdico familiar. Los ríos regionales en estos aspectos fueron espacios de recogimiento, de entretenimiento, de juego, de placer, de recreación que aportaron y seguirán haciéndolo, aunque sea en forma nostálgica, elementos valiosos para recuperar nuestra memoria histórica. Cabe también señalar, en esta breve historia lúdica, las prácticas tradicionales asociadas con el deporte, en las cuales cabe destacar la gran influencia que han tenido las recochas callejeras con pelotas de fútbol, el microfútbol, el juego de cabecita, el baloncesto y el fútbol reglado. Otra de las prácticas lúdicas de la comunidad es la del juego de tejo, que inicialmente se podría describir como lo hacían históricamente las poblaciones boyacenses cuyo nombre índigena original del juego era TURMEQUE en donde la práctica cotidiana transformó el vocablo original en tejo, el cual se hizo en un comienzo lanzando tejas o piedras a puntos determinados. Es quizá el juego del tejo uno de los pocos deportes que ha logrado sobrevivir a los procesos de transculturización, en los que existen muchos juegos mixtos e importados de otras culturas. Según Jorge Cárdenas el juego del tejo se hacía antes de conocerse el uso de la pólvora, fijando guaduas verticalmente a distancias acomodadas, para lanzar sobre el hueco de la punta de la guadua pequeños discos de piedras, tuercas y otros objetos. Las reformas que tiene el juego hoy en día fuera de las reglas y del uso de las papeletas explosivas es muy difundido en nuestro entorno cotidiano. Actualmente existen en Pereira canchas de tejo combinadas inclusive con el uso del juego del sapo, dos prácticas lúdicas que se envuelven en la embriaguez de la chicha en el sector campesino y de la cerveza en los sectores en vía de transición cultural (rural-urbano). En Pereira y Dosquebradas existen muchas canchas mixtas en algunos barrios como por ejemplo: Mejía Robledo, Júpiter, Galán, Divino Niño, Frailes y varias canchas situadas en Cuba y Dosquebradas, donde por las noches es donde más se juega. Los juegos tradicionales que más se han conservado en los sectores populares son los siguientes: El juego de la pelota, el juego de la cuerda, escondite, el juego de las bolas, el stop, el bombón, el trompo, el yoyo, el futbolito, la escuelita, papá y mamá, el chicle, semana, ponchao, el bobo, de pistolas, ladrón y policía, esconde correas, lleva, pico de botella, ensaladas, bandera, cachucha, paredón, bote tarro, 18 pasos, el jazz para las niñas, vuelta a Colombia, triciclo, bicicleta, billar, pico y monto, caramelos, trique, globos, corozos, carritos fabricados con balineras y timones en los cuales los niños desde el colegio de la enseñanza se impulsaban hasta llegar a la antigua estación del tren (hoy zona de la Gobernación del Risaralda). Otros juegos cotidianos han ido desapareciendo, como el "juego de los congolos o chochos"; los cuales al frotarlos se calientan y los niños juegan ligeramente quemándose ligeramente unos con otros, el "juego con luciérnagas" las cuales se echaban en frascos para ver cómo alumbraban, el "juego con cucarrones" a los que se les amarraba una piola a una pata para hacerlos volar; la rueda o el aro para hacerlo rodar, el cual utilizaba un pedazo de palo para guiarla (esta práctica existe en algunos sectores muy pobres de la ciudad). También se encuentra en extinción, de nuestra memoria lúdica, juegos con las hondas, caucheras que se hacían a partir de horquetas de guayaba con caucho y cuero, las cuales servían para disparar piedras, bolitas o higuerilla, posteriormente se convirtió en un arma para matar pájaros y pequeños roedores, el juego con los rumbadores, los cuales se hacían con tapas de gaseosas o botones; los zancos de madera que consistían en dos varas largas con cuñas para poder colocar los pies; también existía una modalidad de tarros con piolas. Muchos juegos y juguetes también se hacían con cartón y papel como la fabricación de helicópteros, aviones, pájaros, barquitos globitos. Otros juegos se hacían amarrando entre las dos manos piola para hacer infinidad de figuras. Las bodoqueras o tubos de plástico metal se utilizaban para arrojar pequeños proyectiles de papel inclusive con agujas en la punta, la ganzúa con caucho y ganchitos metálicos también fue utilizada como juego, muy peligrosa por cierto. Los juegos cotidianos en Pereira se practicaron indistintamente en todas los barrios; varía el uso y la forma de hacerlos pero en últimas logran conservar su esencia cultural, por ejemplo el juego de semana se convirtió en juego del bombón, cada región en este sentido se apropia de estos juegos y los trasforma en forma diferente. Otros juegos muy utilizados en Pereira, como son el yo yo, el trompo, las cometas, el balero a pesar de no ser autóctonos han logrado generar grandes brechas en las prácticas culturales lúdicas regionales. El trompo fue utilizado por ciertos sectores campesinos utilizando látigos o correas para hacerlos girar llamando este trompo arriador o peonsa con respecto al juego del trompo cabe reseñar en Pereira los comentarios de Euclides Jaramillo Arango2 , con respecto a lo que hacía el "Mono Agustín", uno de los grandes fabricantes de trompos en Pereira, que con sus manos laboriosas hacía los más finos y valientes trompos puchadores, bailadores finísimos ya que los fabricaba de naranja o guayabo y lo más importante eran que sus herrones no se movían de su sitio, porque eran atornillados. Los trompos eran seleccionados por las personas y valorados cuando no eran "corraletas", ni "zangarrias,"que no se enguaralaban ni oponían resistencia a los famosos miretes. Al trompo que bailaba suave se le llamaba sedita, a los trompos barrigones se les llamaba sapas. Los trompos se tiraban al piso o al revés. El balero como práctica parecida al trompo, logró permanecer en el inventario de juegos cotidianos especialmente en las comunidades campesinas y en los modelos de transición cultural. Los baleros se hacían con un solo hueco o con varios para poder jugar y concursar. Estos en la mayoría de los casos fueron fabricados por los mismos jugadores. Por otra parte las prácticas lúdicas alrededor de las cometas, han tenido muchos significados en nuestra cultura, ya que de una u otra forma proyectan en el ser humano representaciones simbólicas con el deseo lúdico de poder volar o de jugar con los sueños. Los festivales de los cometeros en el eje cafetero en el mes de agosto (Cerritos, Alto de la Cruz, Chipre, Morro de Sancancio etc.), por mencionar sólo algunos lugares de encuentro, reúnen personas de ambos géneros de todas las edades y condiciones sociales. Estos espacios posibilitan interacciones de alto valor socializador, en los cuales los 2 Escritor costumbrista pereirano, nacido en 1910. Ocupó diferentes cargos entre los que se cuentan Personero y Alcalde de Pereira. En 1960 fundó la Universidad del Quindío con un grupo de amigos. juegos con las cometas superan el juego por sí mismo y adquieren el carácter de diversión. Otra función del juego de las cometas, es que su práctica permite la construcción de mundos alternativos o mundos posibles, mediados por la fantasía. Metafóricamente, sus practicantes tienen la capacidad de pintar bricolages imaginarios en el cielo, compuestos por muchas figuras como producto del proceso creativo que allí se genera. Este inclusive comprende el diseño y la fabricación de las cometas, por parte de los niños en compañía de sus padres o de sus maestros. El carácter didáctico – ecológico de dicho proceso, permite también visualizar a través del aire y de las formas caprichosas de las nubes, la armonía del cosmos, lo mismo que la necesidad de cuidar los ecosistemas. La ausencia de vientos, junto con las variaciones climatológicas actuales del planeta, demuestran las reacciones caóticas de la madre naturaleza, producto de la destrucción del medio ambiente. La población infantil y adulta de Pereira, aficionada a las cometas, utilizan los diferentes sitios públicos no sólo para volar cometas, sino para hablar, jugar con las palabras, burlarse, parodiar, relatar viejas disputas, contar chistes, evocar aventuras reales o fantasiosas. Todo el día transcurre allí en un estado de lúdica, ficción, de divagación, de ensoñación, de convivialidad, de sueño, de fiesta, acompañado con las innumerables especulaciones de un imaginario colectivo que construye cultura a través de todas estas prácticas que los teóricos llaman intersubjetividad, que es fundamental para la construcción de tejido social, que tanto se necesita. La utilización de las cometas cómo práctica cotidiana se ha logrado consolidar y perpetuar. Inicialmente se hicieron con papel de seda, períodico o celofán en forma hexagonal, las cuales se fabricaban con flechas de cañabrava por ser livianas y resistentes. A las cometas grandes se les llamaba mesa y en vez de papel se utilizaba tela para forrarla, a éstas se les ponía un rumbador de papel en uno de sus lados y cuando se encontraban muy altas durante el juego se metían pedacitos de papel al hilo que subían hasta la cometa, a esta práctica se le llamaba "telegramas". Una práctica alternativa utilizada por niños traviesos consistía en meter cuchillas para cortar las cometas de sus rivales en sus juegos. Desafortunadamente hoy en días las cometas son fabricadas por la industria cultural y se consiguen de variedad de formas, tamaño y material de acuerdo al gusto del consumidor e inclusive importada. Cotidianamente las prácticas de las cometas han tomado mucha fuerza y especialmente en el mes de agosto en Pereira existen grandes zonas de diversión en donde las familias concurren en forma masiva a elevar las cometas, como es el caso de la zona montañosa de Cerritos, en vía Turín Dosquebradas, en el Danubio, en Cuba y en los parques recreacionales de la ciudad. En lo que se refiere a las prácticas de barriada, es necesario destacar la función de socialización que cumplen las prácticas cotidianas de las tiendas, en las cuales con aires nostálgicos cabe mencionar el juego de dominó, el parqués, el cacho, las cartas, las damas, el billar y otros juegos de tableros. El juego del dado era uno de los más populares junto con el tute, que lo jugaban tanto los hombres como las mujeres, utilizando la baraja española y no el póker, ya que este lo utilizaban ciertas clases sociales altas en un sentido ocioso. Otros juegos con cartas eran la veintiuna, la guerra, el solitario y el mamatoco. Algunos juegos de tableros como las damas o el trique también fueron utilizados. Este último utilizaba un cartón y granos de maiz y frijol, hasta colocar tres puntos en línea, lo cual originaba que podía quitarle un grano al otro. En los juegos de dado el "tapete" utilizado era una ruana que se colocaba sobre el piso o la mesa de la tienda, se echaban los dados y se ganaban con los seis. En el juego de la pinta se colocaban los fajos de billetes y cuando el montón que se colocaba era más grande que el otro, se llamaba pinta cabezona. Otros juegos con los dados eran el de los treces y el de las reglas muy utilizados por los famosos "tahures" de esas épocas que en la mayoría de los casos utilizaban los inolvidables dados cargados. En los momentos actuales estas prácticas lúdicas se han ido degenerando en muchos juegos de azar que se conocen hoy en día, los cuales empiezan a inundar los barrios populares, evolucionando y cotidianizando juegos como el billar y otra gran cantidad de sitios aparentemente lúdicos como los casinos, los bingos, los juegos de maquinitas, donde el azar irrumpe el aura lúdica del juego como experiencia cultural. Los juegos del azar al introducir el mercantilismo y el juego de las ilusiones del enriquecimiento en muchos sectores necesitados, y en otros sectores de tipo ocioso el gasto se convierte en hábito de clase de ciertos sectores sociales. Los juegos de rol, o juegos protagonizados utilizados en el entorno pereirano se focalizan especialmente en la utilización de muñecos en las primeras fases del desarrollo humano de todas las clases sociales. Estos juegos ofrecen la posibilidad de que los niños se apropien de la normatividad y de las reglas sociales. Los niños logran comprender las funciones sociales y las reglas por las que se rigen las relaciones mismas entre los mayores. Al respecto históricamente Euclides Jaramillo en una de sus crónicas costumbristas nos relata cómo empezaron a jugar los niños en Pereira con los muñecos, cuando los caucanos a comienzos de siglo a través del "callejón de Cartago" los traían a la plaza de Bolívar. Los vendedores colocaban toldos para ofrecer víveres y cacharrería, los niños visitaban estos puestos con la ilusión de comprar por un centavo una pequeña muñeca de trapo, las cuáles descansaban en callanas o sobre bateas de raíz de lembo. Estas muñecas de trapo que cotidianamente se conocen como "cartagüeñas" y que llegaron inclusive hacer parte de colecciones extranjeras, eran muñequitas de trapo unas blanquitas y otras negritas; con vestidos de colores chillones y sombreros grandísimos como los de las damas de los pintores franceses de principio de siglo. Hoy en día, es triste anotarlo, los muñecos de plástico y electrónicos perdieron todo su valor lúdico gracias a la industria cultural. El juego de muñecos en este sentido como estrategia comunicativa y a la vez cognitiva les exige a los niños a medida que crecen, introducir argumentos de tipo afectivo, actitudinal, valórico y en muchos casos cognitivos. Los juegos de papá, de mamá, de oficina, de cocina, de médico, los niños se convierten en protagonistas y al hacer dichas representaciones simbólicas observan las conductas de aquellos personajes que imitan y se apropian de ellas. Esta es la gran importancia que tiene este tipo de juegos cotidianos que todavía persisten. Los niños no aprenden a través de los procesos de transmisión, sino que son ellos mismos los que construyen y se apropian de estos conceptos a través de la lúdica. Para Valeria Mujina3 la actividad lúdica influye en la formación de los procesos síquicos desarrollando la atención y la memoria activa; mientras el niño juega se concentra mejor y recuerda más cosas. Los juegos de rol cotidiano tienen una gran importancia para el desarrollo de la imaginación y el lenguaje, el niño al jugar interpreta distintos papeles, lo que le servirá de soporte al desarrollo de la imaginación y lógicamente de la creatividad. En Pereira, es muy común que estos juegos también tuvieran una forma negativa, ya que los niños de hoy asumen roles violentos como el de policía, guerrillero, bandido, sicario, narcotraficante. Afortunadamente los niños logran aislar la fantasía de la realidad, pero a pesar de esto parece ser que este tipo de juegos genera ciertas tendencias y conductas que pueden incidir en el desarrollo humano, pero también permiten que el niño pueda entender el comportamiento, los problemas y las relaciones de una sociedad corrupta y violenta. La esencia lúdica de los juegos regionales en Pereira actualmente tienden a desaparecer debido a la gran influencia de la industria cultural y en especial aquella que se refiere a la producción y al consumo del entretenimiento. Prácticas que se han mercantilizado de tal forma que hasta la época de navidad que antes se conocía como "noche buena", implica un negocio de tal magnitud económica que es difícil plantearla en términos estadísticos. A comienzo de siglo, según Euclides Jaramillo Arango, los aguinaldos en Pereira eran una práctica lúdica que no implicaba exigencias sociales altas, ya que el costo de los regalos era desde un centavo máximo hasta dos, acompañados por una serie de juegos como hablar y no contestar, pajita en boca, palmada en la espalda, dar y no recibir; en las cuales cuando se fallaba se originaba un grito de alegría y de guerra para poder reclamar el famoso aguinaldo, el cual se pagaba con recortes de hostia comprados donde las hermanas de la caridad, con caramelos, con corozos o pañuelitos de seda.. Hoy en día se juega al "amigo secreto" con mucho tipo de exigencias a nivel de los regalos. Como costumbres cotidianas a nivel de los regalos se acostumbraba en Pereira regalar también agua de florida, polvos de flores de niza, jabones perfumados, cuando los regalos se hacían entre los novios se guardaban con mucho cuidado, para ser devueltos si se originaba una pelea amorosa. Otra práctica lúdica del pasado consistía en que los padres le colocaban debajo de las camas y de las almohadas, los regalos del niño Dios y no debajo de árboles de navidad importados o sintéticos como se hace en la actualidad. El ritual de nochebuena inclusive, para el más pobre como mínimo hacia natilla y buñuelos, acompañado por la emoción y la ingenuidad de los niños al encontrar 3 Investigadora soviética de la escuela de Vigotsky, Luria y Leontiev. Su obra didáctica gira en torno a la necesidad de rescatar el juego de rol o protagonizado, como la actividad principal en la edad escolar. en las mañanas del 25 de diciembre una bomba de caucho, un caballito de palo, un carrito de madera, una pelota o una muñeca de trapo cartagüeña y no un muñeco plástico que llora, que habla, que salta, que se orina, que parpadea, que patina etc. como los que la industria cultural hace hoy perjudicando incluso el bolsillo de muchos sectores populares que también las compran como hábito de clase . Por otra parte, un término lúdico que surge de la cotidianidad Pereirana es el de "marraniar" de Jaramillo Arango, el cual induce a mirar el juego como una experiencia cultural, en la cual muchos niños, de diferentes clases sociales se reunieron alrededor de las marranas para jugar. Estas se empujaban por turnos para dar las famosas “pichonas” que deleitaban a los niños por el mismo contacto con la naturaleza que se producían con estos artefactos metálicos y de madera en las mangas de San Jerónimo. Las marranas surgieron de la necesidad de botar tierra, para preparar la banca del ferrocarril. Estas vagonetas metálicas que rodaban sobre rieles se convirtieron en aquellos dragones o monstruos metálicos rodantes que la imaginación tejía en fantasía, en la que los niños “al mamarse” de las escuelas, para irse a marraniar llegaban a sus hogares por las noches, con sus trajes sucios de barro y callos en las manos de empujar, a recibir la típica pela o garrotera de ciertos hogares pereiranos; pero lo cierto del caso es que el placer del juego vence el dolor físico que puede producir un evento como éste. En síntesis, son muchos los juegos, eventos y espacios de la tradición lúdica pereirana, que se hace necesario rescatar o repensar, para intentar construir una identidad cultural que fortalezca nuevamente aquellos valores que se han ido perdiendo a través del tiempo, como son la solidaridad, la cooperación, la amistad, el respeto, el civismo que pueden ser nuevamente conquistadas a través de una ciudad lúdica, estética e inteligente, construida y replanteada desde la Educación, la Ética y la Política. A manera de ejemplo, la centralidad cultural, que producían los paseos dominicales a “matecaña”, que lograron reunir diferentes clases sociales, en una serie de rituales lúdicos, en los cuales los diferentes juegos y atracciones existentes invitaban a la socialización continuada que producía la interacción de padres de familia, con hijos y familiares. Muy diferente a lo que ocurre hoy en día, cuando la centralidad cultural se restringe a centros comerciales como La 14, y Pereira Plaza. La urbanística moderna, fragmentó muchos lugares de encuentro cultural, al establecer infraestructuras especializadas para la industria, el comercio, la administración, la educación e inclusive la familia concentrada en unidades residenciales. Para Juan Carlos Pérgolis (1997:29): “En este tipo de ciudades se rompe la coherencia entre la forma de la ciudad como código de orden superior y la arquitectura, la que también pierde su capacidad comunicante; el resultado será la dificultad que ofrece la ciudad actual para concretar imágenes compartidas, situación que incrementa aún más el individualismo que día a día destruye la vida urbana”. Pereira, en la actualidad es territorio de muchas individualidades y culturas, que se han adaptado a través de su historia mediante procesos migratorios y de desplazamientos forzados, en donde cada uno de los sujetos resuelve sus problemáticas. Lo anterior implica que es muy difícil hablar de “ciudad de todos”. He ahí la necesidad de hablar de “culturas ciudadanas” y no de cultura ciudadana. CARLOS ALBERTO JIMENEZ V. www.ludicacolombia.com www.ludica.com.co www.youtube.com/conexionludica www.worldtv.com/conexionludica [email protected]