SEMINARIO “COMITÉS DE ÉTICA HOSPITALARIOS”

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SEMINARIO
“COMITÉS DE ÉTICA HOSPITALARIOS”
“Acciones desarrolladas e impacto en la comunidad”
Dra. Marta Fracapani. Comité de Ética. Hospital Pediátrico Dr.
Humberto Notti. Mendoza. (Jefa de Sala - Clínica Pediátrica).
“Origen y funciones”
Comité de Ética del Hospital de la Comunidad. Mar del Plata.
Dr. José Luis Manzini. Dr. Francisco Xynos (Jefe de Servicio de
Ginecología).
“Actividad relacionada con la investigación clínica”
Comité de Ética de protocolos de Investigación. CEPI, Hospital
Italiano de Buenos Aires.
Dr. Luis Cattogio (Jefe de Servicio de Reumatología)
“Pautas de funcionamiento”
Comité de Ética de protocolos de Investigación. CEPI. Hospital Italiano de Buenos Aires. Departamento de Docencia e Investigación.
“Impacto en el medio institucional hospitalario”
Hospital de Clínicas “José de San Martín. Facultad de Medicina.
Universidad de Buenos Aires. Dr. Miguel Angel Chaves Zambrano
(en reemplazo del Dr. Carlos Gherardi, Director del Comité Hospitalario de Ética, ausente por hallarse en el exterior).
Conclusiones de las Mesas de Trabajo
Dr. Jorge Luis Manrique. Jefe Servicio de Cirugía, Hospital Eva Perón
de San Martín, Miembro del Comité de Etica Hospitalario.
Dr. Eduardo Arribalzaga. Cirujano, Editor de la Revista Argentina de
Cirugía, Prof. de Bioética, Postgrado, Univ. del Salvador.
Dr. Amadeo Barousse. Clínico, Miembro de la C. D. y del Consejo Ejecutivo del CAEEM.
Dra. Rosa Pace. Cirujana, Miembro del Comité de Etica del Hospital
Italiano de Buenos Aires.
Dra. María Celia García Fernández. Abogada, Miembro del Comité de
Etica del Hospital de Pediatría
4 9"Patricio Garrahan".
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ACCIONES DESARROLLADAS E IMPACTO EN
LA COMUNIDAD. COMITÉ DE ÉTICA
HOSPITAL PEDIÁTRICO (MENDOZA)
Dra. Marta Fracapani
Dificultades del Comité
La introducción de un Comité de Ética en una institución, constituye un cambio importante en la misma. Como todo cambio puede ser
visto por la gente como amenaza, ésta genera temor y el temor da
lugar a la oposición.
La oposición al cambio puede manifestarse de diferentes formas:
pasiva, irracional, pseudorreal, colectiva. Será necesario transformarla
en activa, racional, real e individual.
Entre las causas podríamos encontrar al escepticismo por los resultados, la falta de información sobre el Comité, la duda sobre la capacidad propia de asumir los cambios propuestos por el comité y la
inseguridad por el propio confort en el trabajo después de los cambios
propuestos. De allí la necesidad de proporcionar información, proporcionar formación y capacitación y pactar condiciones.
Muchos profesionales pueden considerar a la Bioética como disciplina “no científica” y entender como importantes sólo los problemas
técnicos. Hay que afirmar la necesidad que no se conseguirá calidad
en la atención de la salud si en las decisiones no se consideran aspectos éticos. También en este sentido la labor formativa es de la mayor
importancia y necesita del apoyo de las autoridades institucionales.
La vida del Comité Hospitalario de Ética también dependerá entre otras cosas de que sus miembros sientan y sepan que están realizando un trabajo ordenado, científico y humano. Donde cada uno conozca cómo se está trabajando, en qué momento de la discusión se
encuentra y pueda hacer las preguntas y pedir las aclaraciones del
caso en el momento oportuno, sin temor a interrumpir la deliberación.
Esto, que podría parecer un detalle secundario, es muy importante ya
que en el Comité hay miembros de distintas extracciones culturales,
religiosas, académicas y lo obvio para unos, puede ser confuso e impreciso para otros. Se debe facilitar la comunicación para lograr que
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los integrantes puedan deliberar adecuadamente. Una de las tareas
más difíciles al principio es lograr un discurso común, compartido y
construido por todos los integrantes, (distintos profesionales y legos).
La función es ilustrar y proveer lo que unos y otros aportan generosamente.
Los médicos pueden estar preocupados al pensar que desde los
Comités se les pueden sustraer sus prerrogativas de decisión y transferirlas a grupos no médicos, que fiscalizan y limitan la libertad profesional.
Esta idea desaparecerá cuando el Comité Hospitalario de Ética
que siempre aconseja y apoya, gane con su accionar, credibilidad y
prestigio, manteniendo su excelencia y metodología. También se hace
necesario que el Comité sea capaz de transmitir el carácter racional,
plural, no religioso o civil de la Bioética.
El número creciente de consultas que llegan al Comité induce a
pensar que el equipo de salud está comenzando a aceptar que existen
problemas éticos y no solamente técnicos en la atención de la salud.
Otro elemento que ayuda mucho a la vida del Comité Hospitalario
de Ética es que, dentro de éste, nadie tenga privilegios y no existan
jerarquías profesionales. Esto no desvaloriza el trabajo de los miembros, por el contrario, los coloca en su nivel ético de libertad particular.
El hecho de que el Comité Hospitalario de Ética no sustituye, ni se
confunde con el Comité Deontológico o de Disciplina y no tiene funciones de control sobre el médico o el equipo de salud, le permite “no
juzgar”, tarea propia de los tribunales, sino “guiar”, “iluminar”, la responsabilidad de los integrantes de los equipos de salud.
El Comité puede también realizar un rol muy especial, cuando deba
afrontar problemas no ya médico-paciente, sino entre los integrantes
del equipo de salud, por ejemplo: médico-médico, o entre integrantes
de distintos servicios, porque sus características científicas y humanas ayudarán a brindar un marco de referencia para que dichos conflictos no afecten la mejor atención posible al paciente y su familia.
Otra dificultad importante que puede tener el Comité es la disponibilidad horaria de sus miembros y la falta de recursos económicos,
que dificultan la formación, sea por lo difícil de la adquisición de bibliografía o la concurrencia a eventos educativos.
El problema más relevante es la especialización de por lo menos
uno de sus miembros.
La interdisciplina está definida en el diccionario de ciencias de la
Educación como “Una de las modalidades de relación científica que
requiere relaciones de reciprocidad o complicación entre las ciencias y
disciplinas, de suerte que en todas ellas se promueven cambios, inclusión mutua de conceptos, redefiniciones, que puedan incidir desde el
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plano terminológico a la elaboración de nuevas estructuras
epistemológicas”.
Por lo tanto es un proceso en el que distintas áreas del conocimiento interaccionan en busca de una lógica del descubrimiento, de una
comunicación entre los campos del saber de una apertura mutua. La
interdisciplinariedad surge al abordar un problema o un objetivo común con la concepción de distintas disciplinas. Cada uno retorna a su
ámbito, enriquecido. El proceso involucra resignificaciones sucesivas,
un devenir conceptual, una comunicación y colaboración entre los
saberes y un examen de las consecuencias conceptuales.
El hecho de abordar el estudio del hombre desde distintos puntos,
enriquece la idea de unidad y de diversidad humana. Se posibilita la
construcción de redes progresivas, hipotéticas, fundadas en la interpretación reflexiva de la realidad.
El hombre en sí mismo es una unidad y diversidad.
Tanto más complejos sean los sistemas vivos, mayor es su posibilidad de desorden y la utilización de éste para el desarrollo. La
interdisciplina implica la construcción de redes significativas, con puntos de convergencia de lo conceptual, metodológico, axiológico y
epistemológico. No se subordina un ámbito a otro, sino que existe una
organización activa, dinámica que interacciona. Cada integrante del
Comité trae a esta experiencia su bagaje previo y se apropia de otros
aportados por las otras ciencias. Todos y cada uno comprenden que su
campo de estudio posee aspectos que no pueden ser captados sin la
ayuda de otras ciencias. En la interdisciplinariedad consideramos una
penetración a la conceptualización, a la teoría, al espíritu y a la metodología de cada disciplina.
Desde la Bioética el primer paso de interdisciplinariedad es su relación dialógica y situacional. El grupo interdisciplinario en Bioética
implica un real proceso de aprendizaje grupal e interactivo donde el
representante de cada disciplina intenta apropiarse del campo conceptual, axiológico y metodológico de los otros profesionales.
La síntesis de la reflexión bioética constituye la posibilidad de la
resignificación teórica, es el proceso de transdisciplinariedad. Esta
noción es más nueva y fascinante. Implica una trascendencia, una
nueva instancia científica, una convergencia, una perspectiva de objetivos que sobrepasa a las disciplinas particulares, que reunirá en el
saber las distintas epistemologías. Hay convergencia de todas las disciplinas sobre cada una de ellas.
La transdisciplinariedad impulsa a la convergencia de las distintas disciplinas, que surgen con sus lenguajes y métodos propios en la
investigación. La transdisciplinariedad es una instancia que posibili-
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ta la transubjetividad entre disciplinas que permite resolver las diferencias en los dilemas que plantea al hombre la tecnociencia.
Ambas, la inter y la transdisciplinariedad son espacios de construcción colectiva. Las distintas disciplinas y los profesionales,
interaccionan en forma dialógica e interpersonal y se contextúa la experiencia en forma grupal.
Se constituye un grupo que estimula y une a los integrantes, que
proyectan y realizan formas de sentir concordantes, construyendo una
unidad diferente con respecto al mundo. En esta subcultura los valores específicos tienen una particular fuerza.
El Comité entra en acción, con un objetivo común en el que se
vinculan los objetivos individuales, se instala la convergencia de los
comportamientos y los significados. Se elabora una metodología de
trabajo grupal con una organización coherente desde el interior del
grupo sobre el exterior. El Comité funciona en la medida que los integrantes aportan equilibradamente su energía y sus afectos por medio
de intercambios que mantienen constantemente con su esfuerzo.
Repercusión Institucional
Tomando como eje al paciente individual, el hospital puede organizar distintos subsistemas para lograr sus metas.
Las relaciones entre el equipo de salud resultarían ineficaces sin
la mediación de la ética. Entendemos la ética de una organización no
orientada solamente a la eficiencia sino a la Calidad Total. La calidad
de los integrantes del equipo de salud, no sólo como profesionales sino
también como personas, es la respuesta adecuada a los problemas de
la humanidad que sufre.
Es necesario poseer un gran principio de conocimiento: el principio de nuestra ignorancia, de nuestras inmadureces, de mis límites.
Esta conciencia es hija de la humildad. Es ésta una dote indispensable
para los integrantes del equipo de salud que deben enfrentar cada día
situaciones complejas y particularmente la subjetividad del paciente
y su familia.
La estructura de las decisiones éticas como modelo de argumentación ética-científica, es el resultado de una complejidad de elementos
que no son sólo empíricos, sino también trascendentales como los valores de la dignidad de la persona y la originalidad del cuerpo de cada
hombre, y por consiguiente de su nacer, su enfermar y morir.
Los valores a tener en cuenta en la relación sanitaria son de dos
tipos: abstractos (los de la ética) y concretos (los de la ciencia).
La virtud del buen médico consiste en conjugar los valores abstractos y los concretos en una estrategia única que exprese su convic54
ción técnico-científica (valor práctico) con la convicción ética de hacer
el bien a la persona.
Si consideramos el respeto a la dignidad de la persona humana
como valor que se debe absolutamente salvaguardar, establecemos un
orden en el que los valores científicos profesionales pertenecen a una
jerarquía de valores estrictamente ligada, pero no subordinada a la
primera.
En la medicina de hoy hay que agregar a la ciencia del médico, el
deseo de mejorar del paciente. Para esto se hace imprescindible la
veracidad en la relación terapéutica.
Las normas morales y profesionales que guían la conducta del
médico surgen de dos jerarquías de valores diferentes, la empírico
experimental de la ciencia y la psicosocial de la ética.
También la acción médica o de la enfermería debe estar unida a un
tipo de decisión que tenga en cuenta las dos finalidades propias de la
estrategia clínica: el fin de la obra (el resultado eficaz) y el fin del
obrar (intención de realizar una acción buena).
La acción médica debe hacer coincidir la voluntad original-intencional de ayudar al enfermo en toda su dimensión, espiritual, corporal
y social.
Cada vez se hace más necesario plantearnos el modo de actuar,
sobre todo el dónde y el cuándo actuar. La ética debe tender en el
hospital a definir el bien común, indicar principios para la distribución equitativa de los recursos disponibles, establecer mecanismos para
el control del funcionamiento de los programas, individuar modelos
para la valoración de los resultados.
Cada integrante del equipo de salud responsable, consciente de
formar parte de un sistema se hace cargo del funcionamiento de la
organización hospitalaria, empeñándose para que sea capaz de producir salud, según su misión.
La ética de la organización impone que el hospital sea considerado
como un bien común donde cada integrante del equipo de salud asume
humildemente su parte de responsabilidad.
Los cuatro componentes fundamentales del hospital: los recursos
humanos, los recursos físicos, los recursos financieros y los técnicos,
constituyen un sistema cuya reglamentación y funcionamiento dependen de las leyes de la economía, pero asumen un sentido ético político
en cuanto “servicio global” que debe funcionar para la salud de los
ciudadanos conforme a la orientación del Estado.
Hay que superar la misma teoría sistemática: “un sistema es más
que la suma de sus partes”, porque el compromiso ético de producir
salud no pertenece a una estructura (planta física, técnica, económica
clínica), sino que es de todo el hospital en su conjunto.
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El compromiso ético que es extrínseco al funcionamiento, se basa
en el principio de la reciprocidad. De ahí que podamos afirmar que
ninguno de los actos realizados por un integrante del equipo de salud
permanece aislado, sino que produce efectos que se pueden cuantificar y medir en todo el sistema.
Por lo tanto la ética de la organización consiste en:
z
Diseñar instrumentos analíticos y estrategias coherentes para
medir los efectos de cada acción efectuada.
z
Responsabilizar y motivar a todos los componentes a asumir el
mismo modelo funcional.
z
Calcular equitativamente las inversiones con relación a los fines de la Sociedad-Estado y a los recursos disponibles.
z
Evaluar los resultados para adecuar periódicamente (o mejor
continuamente) los medios a los fines.
La empresa es difícil, pero sin estas metas y la formación coherente del personal no podremos conseguir salud para todos.
Desde esta concepción, a diferencia de lo comunicado por la mayoría de los autores no creemos que un Comité de Ética Pediátrico tenga
características diferenciales importantes.
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