Los depredadores marinos, los monstruos marinos

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7 June, 2016
Los depredadores marinos, los
monstruos marinos
[Read it in English herein!] [Przeczytaj to po polsku tutaj!] [archivo pdf v. 07.06.2016]
Coprolito de un depredador marino con fragmentos de conchas de bivalvos,
Cretácico Superior, Polonia (reproducido de Bajdek, 2013)
Las cadenas alimenticias marinas
Los ictiosaurios eran unos reptiles mesozoicos extraordinariamente bien adaptados para
la vida en el agua. Debido a su hidrodinámica forma del cuerpo, se cree que los
ictiosarios se alimentaban de una presa ágil y rápida. En efecto, los contenidos
estomacales de ictiosarios del Jurásico Inferior de Lyme Regis y Charmouth en
Inglaterra, así como Holzmaden en Alemania, contienen restos de los belemnites, o sea
unos cefalópodos fusiformes semejantes a los calamares de hoy.
Ciertas acumulaciones de los rostros de belemnites se interpretan como los
regurgitalitos (vómitos fosilizados) de ictiosaurios. Por ejemplo, tal acumulación del
Jurásico de Peterborough en Inglaterra fue presentada en 2001 por Peter Doyle y Jason
Wood. Puesto que parece improbable que los fuertes y filudos rostros atravesaran el
entero tracto digestivo y fueran expelidos en la forma de excrementos, el hallazgo se
interpretó como un regurgitalito del ictiosaurio. Esta interpretación las corroboran las
huellas de digestión en las superficies de los rostros, y también el hecho de que en su
mayoría pertenecían a unos individuos juveniles.
Resultó sorpresivo el contenido estomacal de un ictiosaurio del Albiense Superior
(Cretácico Inferior) de la formación Toolebuc de Queensland que describió en 2003 un
equipo de investigadores dirigido por Benjamin P. Kear. Aparte de las espinas de peces,
en el estómago se encontraron los restos de una tortuga y un ave. Los fósiles de tortugas
son abundantes en esas rocas; también parece que la tortuga era una presa fácil. El ave
fue consumida probablemente en la forma de carroña. Es posible que los hábitos
alimenticios de los ictiosaurios fueran mucho más flexibles de lo que se creía
anteriormente. El hallazgo es también interesante porque se trata de uno de los últimos
ictiosaurios – al final del Cenomaniense, unos 10 millones de años más tarde, los
ictiosaurios se extinguieron. Se especulaba que la especialización alimentaria de los
ictiosaurios fue uno de los factores contribuyentes a su extinción. Empero, esta
explicación parece incongruente con el descubrimiento de la formación Toolebuc.
¿Qué comían las tortugas cf. Notochelone, de las cuales se alimentaban los ictiosaurios?
Las tortugas cretácicas de la familia Protostegidae son un grupo extinto cuya dieta
permanecía desconocida. Sin embargo, tres años después Benjamin P. Kear describió los
contenidos estomacales y los coprolitos (excrementos fosilizados) de las tortugas de la
formación Toolebuc. Contenían unas conchas fragmentadas de bivalvos de la familia
Inoceramidae. Puesto que los bivalvos eran organismos bentónicos, es decir que vivían
en el suelo del mar, las conclusiones una vez más difirieron de las expectativas. Se
suponía que esas tortugas eran unos depredadores pelágicos que se alimentaban con los
ammonites en la columna del agua.
Tomados en conjunto, los descubrimientos de la formación australiana
Toolebuc proporcionan una oportunidad especial para echar un vistazo a las cadenas
alimenticias del pasado, las cuales abarcaron las tortugas que comían los bivalvos, así
como los ictiosaurios que se alimentaban de las tortugas, peces, e incluso de la carroña
de aves.
Las profundidades marinas
En 2013 describí un coprolito del Cretácico Superior de los montes Cárpatos de Polonia.
Así como los coprolitos de Australia, el posible coprolito de Polonia contiene conchas
fragmentadas de bivalvos de la familia Inoceramidae. Desafortunadamente, resulta
difícil especificar qué animal lo produjo: aunque no se pueda descartar un reptil, la
explicación más sencilla parece ser un pez teleósteo. Al contrario de los especímenes de
Australia, los que provienen de los sedimentos de un mar somero, el coprolito del flysch
de los Cárpatos fue hallado en rocas formadas en las profundidades marinas. Su
contexto geológico de veras es interesante. Los excrementos fueron soterrados bajo los
sedimentos de la llamada corriente turbidítica, es decir una avalancha submarina que
transporta los sedimentos a las profundidades marinas. El espécimen es interesante
también porque contiene unas numerosas conchas mientras que en las rocas de las que
proviene los macrorestos de animales son extremadamente escasos. Los excrementos
constituyen una acumulación excepcional de los restos. Los residuos alimentarios
pueden ser además transportados en el tracto digestivo del producente de las heces a
cierta distancia, inclusive a un ambiente distinto.
Las presas juveniles
En 2015 un equipo de investigadores encabezado por David R. Schwimmer describió un
interesante hallazgo del Cretácico Superior de Carolina del Sur. El bromalito espiral, es
decir los excrementos o el molde interno intestinal, contiene en parte articuladas
vértebras de una tortuga joven de agua dulce. Debido a las dimensiones pequeñas del
bromalito, los investigadores sugieren que el mismo tiburón era juvenil también. Estas
observaciones tendrían unas interesantes implicaciones ecológicas demostrando que el
tiburón se alimentaba cerca de un ambiente fluvial de agua dulce y los sitios de
reproducción de las tortugas. Inclusive, los investigadores consideran la posibilidad de
que los juveniles tiburones remontaran el río.
Los contenidos estomacales de los plesiosaurios revelan restos de los ammonites,
belemnites, bivalvos y peces. Un hallazgo inusual de Wyoming se describió en 2009. El
estómago de un plesiosaurio del Jurásico Superior contenía restos de un ictiosaurio. Para
ser precisos, ¡era un embrión de un ictiosaurio no nacido!
Piotr Bajdek
Bibliografía
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